Flaminia Giovanelli, subsecretaria del Consejo Pontificio Justicia y Paz

"Los jóvenes son flojos: se hunden fácilmente"

"Jamás me he sentido discriminada por ser mujer"

Redacción, 11 de abril de 2011 a las 08:53
 

La señora Giovanelli tiene plena confianza del Papa: es la mano derecha del cardenal Peter Kodwo Appiah Turkson, al frente del Consejo Pontificio Justicia y Paz. Trabaja por la paz en el mundo, removiendo los obstáculos de la desigualdad, el subdesarrollo y la injusticia. Y promueve el diálogo entre religiones: confiesa que es dificultoso en el caso del islam, por falta de un líder islámico global que sea interlocutor del Papa. Por eso en octubre se convoca en Asís una cumbre de líderes religiosos en favor de la paz. Entre tanto, Giovanelli ha hablado de "La paz, clamor y exigencia de nuestro tiempo" en las Jornades d'Ètica i Món Contemporani de la Facultat de Teologia de Catalunya. Lo entrevista Víctor M. Amela en La Vanguardia.

¿Qué tal anda el Santo Padre?

Bien. Ahora le veo menos.

¿Por qué?

Como cardenal veía a Ratzinger por la calle tomando su café, caminando, sencillo como él es... Ahora es más difícil.

¿Cuánto tiempo lleva en el Vaticano?

Ya son 36 años...

¿Y cómo llega una mujer al Vaticano?

La providencia... Estudié Ciencias Políticas, encontré trabajo en la Biblioteca Vaticana... y ya no he salido del Vaticano.

¿Qué le interesó más de ese lugar?

Su apertura al mundo: llegan estudiantes de todas partes, un gran foro de información.

¿Es verdad que el Vaticano es el lugar mejor informado del planeta?

Sin duda. La información fluye constantemente mediante un sistema capilar.

¿Cómo ha llegado usted a viceministra del Vaticano?

Me especialicé en políticas de desarrollo y trabajo, justicia y paz... Y Su Santidad ha confiado en mí.

No hay muchas mujeres en el Vaticano.

No, es verdad que soy la única subsecretaria..., pero jamás me he sentido discriminada por ser mujer. Y la mujer tiene un papel fundamental en la Iglesia. A veces oigo a obispos decir: "¡Estas monjas hacen lo que quieren...!", porque ellas llevan con plena autonomía hospitales, escuelas, monasterios...

¿Veremos el sacerdocio femenino?

Aunque no haya nada teológicamente en contra..., ¡la tradición pesa! No soy profeta, pero no creo que haya sacerdocio femenino.

De una papisa, ni hablamos.

No.

¿Tuvo vocación religiosa siendo joven?

No. Fui una niña de familia cristiana que planeaba casarse, tener hijos... Lo normal. No ha sido así, y está bien.

¿No le pesa no haber tenido hijos?

No pienso en eso, y ¡tengo ocho ahijados!: es una maternidad espiritual. Me tienen mucha confianza, vienen a verme...

¿Ha modificado la Iglesia su doctrina sobre anticonceptivos, preservativos...?

No: la doctrina es contraria a su uso. Claro que hay casos particulares que... Imagino que... Hay que encontrar en la situación...

De aborto, ni hablamos.

No.

Pero la mayoría de los católicos usa anticonceptivos, preservativos...

En cuestión de moral no mandan mayorías: no es el número el que hace la verdad. El deber de la Iglesia es enseñar el valor de una persona con su dignidad.

La moral no es democrática.

Hoy nos falta fortaleza. Los jóvenes son flojos: se hunden ante una mala nota, aumentan las depresiones... ¡Qué poca resistencia! Y se dejan arrastrar por un placer sexual inmediato, pasajero, superficial, irresponsable, un gozar mal entendido...

¿Qué gozo es benéfico y cuál lesivo?

Si fundas tu felicidad en mera diversión, en placer pasajero, este goce desequilibra. Sí hay una felicidad bienaventurada: la basada en la seguridad de tu ser, en tu identidad.

¿Qué hace la Iglesia católica por la felicidad de la humanidad?

El Papa se compromete en la defensa de los derechos humanos, la Iglesia educa para resolver pacíficamente conflictos, los nuncios llevan el mensaje del Papa a los gobiernos y denuncian abusos...

Por ejemplo...

Se enfrentaron a gobiernos autoritarios de Latinoamérica...

Y va el Papa y riñe en público a Ernesto Cardenal...

Juan Pablo II conocía el engaño, sabía que el marxismo engendra tiranías: ¡por eso le reñía! Porque la paz se funda en la verdad, y no en engañar a gentes necesitadas...

Muchos sacerdotes dieron su vida en Latinoamérica por los pobres...

Por eso Juan Pablo II insistió en visitar la tumba de monseñor Romero...

Hablando de tiranías: ¿por qué la Iglesia española cobijó al dictador Franco?

Me hace preguntas difíciles... Juzgar desde el presente el pasado... Muchos obispos murieron asesinados en la guerra... Nada hay peor que un conflicto civil...

¿Es posible una humanidad sin guerras, sin conflictos?

Es una utopía: ¡el pecado es una realidad! Pero seguiremos trabajando por la paz...

¿Qué es la paz para el catolicismo?

"Yo soy la paz -dijo Jesús-: mi paz os dejo, mi paz os doy"... Pero la paz verdadera está en la otra vida...

Entre tanto, aquí... ¿qué?

Aquí, la paz es la tranquilidad en el orden. El hombre es un ser desordenado: conviene echarle orden a la convivencia...

¿Cómo?

Con respeto a los derechos y los deberes del hombre, y con justicia. Las desigualdades provocan conflictos, amenazan la paz. Por eso justicia y paz son inseparables. Y, como dijo Pablo VI, "el desarrollo es el nuevo nombre de la paz". A lo que Juan Pablo II añadió la solidaridad...

¿Cómo combatir las desigualdades?

Como dice Benedicto XVI: Caritas in veritate, caridad en la verdad. Y caridad no es limosna, sino... ¡amor, entrega! Se trata de dar a cada uno lo que por justicia le toca.

¿Fraternidad?

Algo más: amor. Es lo cristiano: ¡amor en todas las empresas humanas, económicas, personales, sociales...! Se trata de ser dignos de Dios, de estar hechos a su imagen.