Proximidad y cercanía total a clero y fieles

La llave que le ha abierto a Carlos Osoro la Iglesia valenciana

El Arzobispo revisa su trayectoria en Valencia cuando se cumplen dos años de su llegada a la Diócesis

Redacción, 19 de abril de 2011 a las 09:23
 

Llegó el 18 de abril de 2009 para convertirse en Arzobispo de Valencia. Y desde el primer momento don Carlos Osoro imprimió su particular estilo a la Iglesia valenciana. Ya en su primera celebración mostró una inequívoca vocación de aproximación a los fieles. No han dejado de sucederse actitudes conducentes a pensar que en la maleta que se trajo a Valencia viajaba la llave que ha abierto las puertas de la Iglesia a la sociedad. Lo cuenta Laura Garcés en Las Provincias.

Solo dos días después de que Osoro recibiera el báculo que dejó el cardenal García-Gasco, llegó la festividad de San Vicente Ferrer. Al finalizar la misa en honor al patrón de los valencianos monseñor Osoro, con una actitud inédita en la ciudad, sorprendió a la opinión pública. Tras la celebración, con mitra y báculo cruzó el umbral de la puerta de los Hierros y en la calle saludó a los fieles que se acercaron. Su actitud no pudo ser más aplaudida.

Ahora se cumplen dos años de su presencia en Valencia. Y el pasado domingo ofreció otra elocuente muestra de que no lleva intención de permitir que la cerradura se oxide. Con motivo de la celebración del Domingo de Ramos la bendición de las palmas tuvo lugar en la calle. Dejó el interior de la Seo y se celebró como desde hace años se venía haciendo en distintas parroquias de la ciudad.

Fue otra 'pequeña' novedad interpretada como «gesto» de apertura, de proximidad. Y basta escuchar las declaraciones que ayer Osoro ofreció a LAS PROVINCIAS para saber que las interpretaciones en ese sentido son certeras: «Entiendo que la Iglesia, por el mismo misterio de la Encarnación tiene que estar abierta al mundo. Cristo vino para entregar la salvación, y la Iglesia tiene que mostrar que sigue el mismo camino».

«Mi manera de ser»

El arzobispo profundiza sobre el significado de todos esos «gestos» con palabras que certifican que el acercamiento a la sociedad, a los fieles, forman parte de la hoja de ruta no porque él u otro las han incluido en la misma, sino porque conforman la propia esencia del prelado. «No son gestos que quiera provocar, salen de mi corazón, de mi manera de ser. No tengo que realizar un esfuerzo para hacerlos. Forman parte de una manera de ser y también de entender mi ministerio episcopal», afirmó el prelado mientras revisaba el correo del día.

Si ha habido un «gesto» que la Diócesis ha agradecido es que el Arzobispo siempre que ha sido posible se ha dirigido a los fieles en valenciano. Ha hecho un esfuerzo por aprender la lengua. Es consciente de que a todos «nos gusta que nos hablen en la lengua con la que hemos crecido». No olvida que también «dentro de Valencia hay gente que no habla valenciano, pero yo debo responder a todos».

La presencia en las fiestas de los pueblos o en el balcón del Ayuntamiento de Valencia para disfrutar de la 'mascletà' se añaden a las muestras de acercamiento al que desde hace dos años es su pueblo. Pero la revisión de la labor episcopal del prelado no puede reducirse a un conjunto de «gestos» evidentes. Los cambios que ha impreso muchas veces son más sutiles, hay que buscarlos entre las iniciativas con las que ha ido abriendo puertas pastorales.

Ahí está el esfuerzo por conseguir el acercamiento de los jóvenes a la Iglesia y su preocupación por el Seminario. Cada mes preside una vigilia de oración juvenil para las que él mismo ha compuesto una colección de canciones recogidas en un disco. A estos encuentros acude un buen número de chicos y chicas dispuestos a escucharle. El modelo que sigue «nos lo muestra también Cristo con la mirada hacia Juan, con quien tuvo una confianza especial».

La reestructuración de la Diócesis es otra puerta que ha cruzado el prelado con fin renovador: conceder más dinamismo al funcionamiento eclesiástico con tal de alcanzar la mayor adecuación posible a las actuales circunstancias sociales. Solo 14 meses después de su llegada a Valencia modificó una estructura que llevaba 50 años sin sufrir cambios.

El arzobispo marcó otro ritmo para, según dijo entonces, «fomentar en la acción de la Iglesia un nuevo dinamismo misionero», destino que lleva impreso el sello de alguien interesado en que las cosas se muevan, o quizás la reflexión de que quedarse quieto puede llevar a perder el paso.

En ese marco ha constituido una vicaría Caritativa y Social como acercamiento de la Iglesia a las circunstancias sociales y las necesidades que de ellas se derivan. En este campo Osoro incluso se ha reunido con empresarios para implicarles en su labor social.

Son acciones que han marcado dos años ya pasados. Ahora la mirada apunta hacia el futuro. Y en el campo de visión la imagen protagonista es el Itinerario Diocesano de Renovación, acción evangelizadora que en su propio nombre incluye el deseo renovador, constante en el episcopado de Carlos Osoro.

Si el nombre y el concepto no bastan para ilustrar el futuro 'nuevo' que el arzobispo ha pensado para la Iglesia valenciana, quizás basten las palabras que ayer ofreció a LAS PROVINCIAS al describir los planes de futuro: «Entrar con todas las fuerzas en esa misión que la Iglesia propone para la evangelización. Acometerla con nuevo ardor, nuevo método y con nueva expresión».