Aboga por la caridad y la esperanza

El Papa advierte que la codicia y el egoísmo son la raíz de todos los males

"En nosotros debe morir el deseo insaciable de los bienes materiales"

Redacción, 27 de abril de 2011 a las 17:58
 

Benedicto XVI afirmó hoy que el egoísmo es la raíz de todo pecado y que el hombre nuevo y los cristianos deben evitar la impureza, la inmoralidad, las pasiones, los malos deseos y la codicia de la idolatría. El Pontífice hizo estas afirmaciones ante unas 40.000 personas que asistieron en la plaza de San Pedro del Vaticano a la audiencia pública de los miércoles, que dedicó a la Pascua, a la resurrección de Cristo, que es el fundamento -dijo- de la fe cristiana.

"La resurrección de Jesús es la plenitud de la vida no sometida ya a la caducidad del tiempo, sino inmersa en la eternidad de Dios. Inicia una nueva condición del ser hombres, que ilumina y transforma el camino de cada día y abre un futuro diverso y nuevo para toda la humanidad", manifestó el obispo de Roma.

El papa, echando mano de la Carta a los Colosenses, de san Pablo, agregó que el "hombre nuevo" no debe "despreciar la realidad terrena" donde vive, pero sí debe "hacer morir, como señalaba el apóstol, la impureza, la inmoralidad, las pasiones, los malos deseos y la codicia de la idolatría".

"En nosotros debe morir el deseo insaciable de los bienes materiales y el egoísmo, la raíz de todo pecado", agregó Benedicto XVI.

El "hombre nuevo", añadió, debe favorecer el desarrollo del ser humano y de la sociedad según la lógica de la solidaridad, la bondad y el profundo respeto por la dignidad de cada uno.
Las virtudes que deben acompañar a la vida cristiana, subrayó el pontífice, son "la caridad, la primera entre todas, y la esperanza, que representa la gran regla de vida del cristiano".

Benedicto XVI señaló que la Pascua es el paso de una vida sujeta a la esclavitud del pecado a una vida de libertad, animada por el amor, "fuerza que abate todas las barreras y construye una nueva armonía en el corazón y en las relaciones con los otros".

"Cristo verdaderamente ha resucitado. La vida y la alegría que nos ha dado con su Pascua debemos darla a quienes están cerca. Tenemos como tarea y misión hacer resurgir la esperanza donde hay desesperanza, la alegría donde hay tristeza, la vida donde hay muerte", aseguró el papa Ratzinger.

A la audiencia asistieron sacerdotes y alumnos del Seminario Conciliar de Barcelona, así como otros grupos procedentes de España, Guinea Ecuatorial, Perú, México y Argentina, a los que animó, hablando en español, a "irradiar la luz de la resurrección de Cristo, que penetra el mundo, y se hace mensaje de verdad y amor para todos los hombres".

Al saludar a los fieles procedentes de la isla italiana de Lampedusa, adonde están llegando en los últimos meses miles de inmigrantes del norte de África, el papa les animó a proseguir el compromiso de solidaridad con los "hermanos inmigrantes".

Benedicto XVI se trasladó al Vaticano para el encuentro de los miércoles desde la residencia de Castel Gandolfo, a unos 33 kilómetros al sur de Roma, donde pasa unos días de descanso, tras haber oficiado todos los ritos de la Semana Santa.
Concluida la audiencia, el Pontífice regresó a la Villa Pontificia que se levanta sobre el lago Albano. (RD/Efe)