29.04.11

Juan Pablo II y la fe de Enrique Peña Nieto

A las 3:09 AM, por Andrés Beltramo
Categorías : Iglesia en América
 

El gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, no quiso dejar pasar una oportunidad de oro: aprovechar todos sus contactos para asistir, en primera fila, a la beatificación de Juan Pablo II en la Plaza de San Pedro del Vaticano. Por ello puso a trabajar a su enlace con el mundo católico: Roberto Herrera Mena, coordinador de Asuntos Religiosos de su administración. Gracias a una ayudita de Televisa logró su cometido.

Ante el interés de su jefe Herrera apeló entonces a su vínculo clave: Antonio Berumen, famoso por ser representante de artistas como Menudo y Magneto pero que, en sus ratos libres, cultiva pacientemente sus relaciones con altos dignatarios de la Iglesia. Miembro del prestigioso grupo de los Caballeros de Colón, Toño ha destacado en las coberturas que Televisa ha hecho a las diversas visitas de Juan Pablo II a México.

En el año 2007 sirvió de apoyo estratégico al entonces embajador mexicano ante la Santa Sede, Luis Felipe Bravo Mena (hoy aspirante a suceder a Peña) para organizar los festejos por el 15 aniversario del establecimiento de las relaciones diplomáticas entre la Republica Mexicana y el Estado Vaticano. La idea fue de Bravo, el apoyo logístico de Berumen, el dinero del gobierno de Jalisco. Así nació la ya famosa manifestación “Navidad Mexicana en El Vaticano”.

El proyecto incluyó artesanías navideñas tapatías para regalar al Papa Benedicto XVI y, de paso, hacer publicidad a quien ponía los recursos: en este caso el gobernador Emilio González Márquez. Tan exitosa resultó la iniciativa que bien pensó Berumen en aprovecharla y la convirtió en una “franquicia” a vender a los gobernadores mexicanos. Al primero que convenció fue a Enrique Peña Nieto, quien vio la oportunidad y la aprovechó. Por eso en diciembre de 2009 viajó a Roma con su entonces novia, Angélica Rivera “La Gaviota” y una numerosa comitiva (familiares incluidos).

No contaba el gobernador con que el Centro Televisivo Vaticano dejaría abierto el micrófono de la cámara que registró su encuentro con el pontífice y que la frase: “Santidad, le presento a mi novia, pronto nos vamos a casar” se escuchase a viva voz en los parlantes de la sala de prensa de la Sede Apostólica. Instintivamente el Papa dio una bendición y así, en un instante, se armó un revuelo nacional.

Más allá de la nota rosa lo cierto es que el viaje de Peña Nieto a Roma en aquella ocasión poco tuvo de religioso y sí mucho de político. Uno de los principales impulsores de la iniciativa fue el actual presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano y arzobispo de Tlalnepantla, Carlos Aguiar Retes. Gracias a sus buenos oficios el gobernador no sólo fue acogido con cortesía sino que recibió un trato de deferencia extraordinaria. Entre otras cosas sostuvo una audiencia privada con el número dos del Vaticano, el secretario de Estado Tarcisio Bertone.

Para rematar, en aquel frío diciembre, acompañaron a Peña en Roma unos 10 obispos de diócesis del Estado de México, entre los cuales el polémico Onésimo Cepeda (Ecatepec) y Carlos Garfias Merlos, entonces prelado de Ciudad Nezahualcóyotl, hoy arzobispo de Acapulco.

Desde hace rato que Peña Nieto coquetea con la Iglesia. Por eso nombró a Roberto Herrera como su coordinador de Asuntos Religiosos, un puesto que no es muy común en los gobiernos estatales. Una muestra de su interés por mantener buenas relaciones tuvo lugar el 29 de junio de 2010 cuando en la Basílica de San Pedro del Vaticano recibieron la indumentaria litúrgica del Palio dos nuevos arzobispos mexicanos: el mencionado Garfias Merlos y Constancio Miranda Weckmann, arzobispo de Chihuahua.

Cada año, en la festividad de San Pedro y San Pablo, el Papa en turno entrega el Palio (faja de lana símbolo de autoridad y fidelidad a Roma) a los arzobispos que nombró en sus puestos en los últimos 12 meses. En primera fila de aquella ceremonia estuvieron el multicitado Roberto Herrera Mena y el sacerdote Manuel Corral Martín, secretario de Relaciones Publicas de la CEM, enviado personal del presidente Aguiar Retes.

Esta semana Peña Nieto echó mano de sus contactos y mandó a Roma a Herrera quien, acompañado por Toño Berumen, se movió como loco para lograr un espacio en la beatificación del domingo. Todavía la mañana de este viernes se vio a ambos en la Plaza de San Pedro que, sin certezas, se dirigían a hacer gestiones en las oficinas vaticanas. Por la tarde llegó la confirmación oficial: el gobernador fue aceptado.

Obviamente en público se manejó, como en el caso del presidente Felipe Calderón Hinojosa, que su asistencia a la ceremonia del 1 de mayo responderá a una “invitación personal”, pero las cosas son muy distintas. Ni el Papa ni El Vaticano extienden invitaciones particulares en estos casos y menos si el personaje no es parte de una delegación oficial. En realidad quienes se arriman a la foto son los directos interesados, ávidos de aparecer en el histórico acontecimiento y, quizás, ganar simpatía entre el voto católico para la elección presidencial mexicana de 2012. ¿Será?

Nota Bene.- Unas horas después de la publicación de este post el gobierno del Estado de México anunció la cancelación de la visita “de carácter privado” que iba a realizar Enrique Peña Nieto al Vaticano, en un breve comunicado (completo aquí) que no explico los motivos. De todas maneras eso no cambia lo escrito aquí. ¿Qué hizo desistir al gobernador de su viaje? Las opciones no son muchas: o lo decidió de “motu propio” (justificable solo por causa de fuerza mayor) o, de plano, las gestiones de Berumen y Herrera Mena no fueron a dar a buen puerto. Misterio…