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Servicio diario - 2 de mayo de 2011

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La Verdad Sobre La Creación Del Hombre - Gratis

"Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó, macho y hembra los creó". Génesis 1: 27

"SI ALGUNO DIJERE QUE, SEGÚN EL PROGRESO DE LA CIENCIA, HAYA QUE ATRIBUIR ALGUNA VEZ A LOS DOGMAS PROPUESTOS POR LA IGLESIA UN SENTIDO DISTINTO DEL QUE ENTENDIÓ Y ENTIENDE LA MISMA IGLESIA, SEA ANATEMA". (Denz. 1818)

"...y conoceréis la Verdad y la Verdad os hará libres" Juan 8: 32

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Beatificación de Juan Pablo II

Juan Pablo II reposa ya en la capilla de san Sebastián

Juan Pablo II, un hombre que “vivía de Dios”

Santa Sede

La beatificación, nueva frontera comunicativa de la Santa Sede

Que la muerte de Bin Laden “haga crecer la paz, no el odio”

El Papa envía sus condolencias por la muerte del cardenal García-Gasco

La Santa Sede firma un acuerdo con Azerbayán

Observatorio jurídico

Voces en la Plaza de San Pedro

Mundo

“Hay que proteger a los cristianos tras la muerte de Bin Laden”

14.000 personas peregrinan al santuario de la Santa Duda en su jubileo

Obispos temen represalias por la muerte de Bin Laden

La ética civil no puede dar la espalda a la ética cristiana

Los católicos pueden “dar al mundo nuevas semillas de esperanza”

Entrevistas

El Patriarca de Jerusalén analiza la “Primavera árabe”

Documentación

Homilía del cardenal Tarcisio Bertone en la Plaza de San Pedro


Beatificación de Juan Pablo II


Juan Pablo II reposa ya en la capilla de san Sebastián
Hoy se colocó el féretro en una ceremonia privada
CIUDAD DEL VATICANO, lunes 2 de mayo de 2011 (ZENIT.org).- Los restos mortales del beato Juan Pablo II descansan ya bajo el altar de la capilla de san Sebastián, en la Basílica de San Pedro, según consta en una declaración hecha pública por el director de la Sala de Prensa, Federico Lombardi.

Desde ahora, por tanto, los fieles podrán venerar al papa beato en la capilla de la Basílica, y no en las Grutas Vaticanas, como hasta ahora.

El féretro con los restos del nuevo beato fueron trasladados hoy, tras el cierre de la basílica, desde el altar de la Confesión, donde habían sido venerados por cientos de miles de fieles desde la mañana de ayer, tras la ceremonia de la beatificación.

Después, comenzó una procesión presidida por el cardenal Angelo Comastri, arcipreste de la Basílica, y formada por el Colegio de Penitenciarios, por el Capítulo de la Basílica, y por nueve cardenales y varios obispos y arzobispos.

Entre ellos estaban los cardenales Sodano, Decano del Colegio, Bertone, secretario de Estado, Amato, Coppa, Lajolo, Re, Sandri, Macharski y Dziwisz, los arzobispos Filoni, Mamberti y Mokrzycki, el postulador, monseñor Oder, y sor Tobiana, junto con otras monjas del apartamento pontificio en vida de Juan Pablo II.

Tras una primera parada de oración ante el altar de la Confesión, la procesión, cantando las letanías de los santos pontífices, llegó al altar de la Capilla, donde permanecía el féretro, ya colocado pero aún visible.

Después de las letanías, y la invocación repetida tres veces Beate Ioanne Paule, se recitó la oración del nuevo beato, y se procedió a incensar el féretro, tras lo cual los trabajadores de la Fábrica de San Pedro colocaron una gran lápida de mármol blanco, con las palabras Beatus Ioannes Paulus PP. II.

Según informa el comunicado vaticano, varios de los presentes realizaron el gesto de devoción de besar la lápida, mientras que la asamblea “se disolvía con gozosa conmoción”.


 

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Juan Pablo II, un hombre que “vivía de Dios”
El cardenal Bertone presidió la Misa de Acción de Gracias por la beatificación
CIUDAD DEL VATICANO, lunes 2 de mayo de 2011 (ZENIT.org).- Juan Pablo II era “un hombre de fe, un hombre de Dios, que vivía de Dios”.

Estas son las palabras con las que el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado vaticano, definió al nuevo beato de la Iglesia católica hoy lunes, al presidir en el atrio de la Basílica de San Pedro la celebración eucarística en acción de gracias por la beatificación del papa Juan Pablo II, ayer domingo.

En su homilía, el purpurado subrayó que la vida de Karol Wojtyła de distinguió por un “diálogo de amor entre Cristo y el hombre”, que le condujo “no sólo al fiel servicio a la Iglesia, sino también a su personal y total dedicación a Dios y a los hombres que ha caracterizado su camino de santidad”.

“Todos recordamos como el día de los funerales, durante la ceremonia, en un cierto momento el viento cerró dulcemente el Evangelio colocado sobre el féretro”, evocó.

“Desde este Libro, descubrió los planes de Dios para la humanidad, para sí mismo, pero sobre todo conoció a Cristo, su rostro, su amor, que para Karol fue siempre una llamada a la responsabilidad. A la luz del Evangelio leyó la historia de la humanidad y la de cada hombre y cada mujer que el Señor puso en su camino”.

“De aquí, del encuentro con Cristo en el Evangelio, brotaba su fe”, agregó.

Vida de oración

La vida de Juan Pablo II, explicó el cardenal Bertone, “era una oración continua, constante, una oración que abrazaba con amor a cada uno de los habitantes del planeta Tierra, creado a la imagen y semejanza de Dios, y por esto digno de todo respeto”.

“Gracias a la fe que expresaba sobre todo en su oración, Juan Pablo II era un auténtico defensor de la dignidad de todo ser humano y no un mero luchador por ideologías político-sociales”, añadió.

“Su relación con cada persona se sintetiza con la estupenda frase que él escribió: 'El otro me pertenece'”.

Su oración, prosiguió, “ una constante intercesión por toda la familia humana, por la Iglesia, por toda la comunidad de los creyentes, en toda la tierra -tanto más eficaz, cuanto más señalada por el sufrimiento que marcó varias fases de su existencia”.

“¿No es quizás de aquí – de la oración vinculada a sus muchos acontecimientos dolorosos y los de los demás – de donde nacía su preocupación por la paz en el mundo, por la pacífica convivencia entre los pueblos y de las naciones?”, se preguntó.

Reconocimiento

“Hoy damos las gracias al Señor por habernos dado un Pastor como él. Un Pastor que sabía leer los signos de la presencia de Dios en la historia humana y que anunciaba después Sus grandes obras en todo el mundo y en todas las lenguas. Un Pastor que había enraizado en sí mismo el sentido de la misión, del compromiso de evangelizar, de anunciar la Palabra de Dios por todas partes”, declarço el secretario de Estado.

También destacó del beato que fue “ un Testigo tan creíble, tan transparente, que nos ha enseñado como se debe vivir la fe y defender los valores cristianos, a comenzar la vida, sin complejos, sin miedos; como se debe testimoniar la fe con valentía y coherencia”.

“Le damos gracias al Señor por habernos dado un Papa que ha sabido dar a la Iglesia Católica no sólo una proyección universal y una autoridad moral a nivel mundial”, pero también “una visión más espiritual, más bíblica, más centrada en la Palabra de Dios”.

Gracias a él, subrayó, la Iglesia “ha sabido renovarse, lanzando “una nueva evangelización”, intensificando los lazos ecuménicos e interreligiosos, y encontrar los caminos para un diálogo fructífero con las nuevas generaciones”.

Juan Pablo II, añadió, “era un hombre verdadero porque estaba inseparablemente ligado a Aquel que es la Verdad. Siguiendo a Aquel que es el Camino, era un hombre siempre en camino, siempre esforzándose el en bien para todas las personas, para la Iglesia, para el mundo. Era un hombre vivo, porque estaba lleno de la Vida que es Cristo”.

“Todos hemos visto como se le fue quitando todo lo que humanamente podía impresionar; la fuerza física, la expresión del cuerpo, la posibilidad de moverse y hasta la palabra. Y entonces, más que nunca, él le confío su vida y su misión a Cristo, porque sólo Cristo puede salvar al mundo”.

“Sabía que su debilidad corporal hacía presente todavía más claramente a Cristo que obra en la historia – concluyó –. Y ofreciéndole sus sufrimientos a Él y a su Iglesia, nos dio a todos nosotros una última gran lección de humanidad y de abandono en los brazos de Dios”.


 

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Santa Sede


La beatificación, nueva frontera comunicativa de la Santa Sede
Nuevas iniciativas del Vaticano en la red
CIUDAD DEL VATICANO, lunes 2 de mayo de 2011 (ZENIT.org).- La beatificación de Juan Pablo II ha servido para abrir nuevas fronteras a la comunicación de la Santa Sede, especialmente en Internet.

Una de las grandes novedades ha sido los servicios en directo y diferido que el Centro Televisivo Vaticano ha emitido en streaming por Internet durante los tres últimos días, de manera prácticamente ininterrumpida, convirtiéndose en una auténtica televisión mundial.

Ha sido un nuevo paso para la comunicación de la Santa Sede, pues esta plataforma servirá para emitir los eventos en directo de la Santa Sede, comenzando por las audiencias generales del miércoles o el Ángelus del domingo.

Estas transmisiones han sido distribuidas gracias al servicio técnico de Radio Vaticano (www.vaticanradio.org) y a partir de ahora permitirá a las páginas web de todo el mundo la transmisión en directo de los eventos del Papa, en nueve idiomas, descargando un "player" (web TV) a través de la agencia multimedia www.h2onews.org

La página web de la Santa Sede ha logrado sintetizar el pontificado de Juan Pablo II en la página web homenaje http://www.juanpabloii.va, que constituye un paso adelante para la página católica más visitada del mundo (www.vatican.va) en el uso de nuevos formatos.

Ha sido también un nuevo paso para el Vaticano en Facebook a través de una página dedicada a Juan Pablo II (http://www.facebook.com/vatican.johnpaul2), que pocas semanas después de estar en línea ya contaba con 51.960 personas a las que "les gusta".

En YouTube, con motivo de la beatificación, el Vaticano ha creado un nuevo canal dedicado al acontecimiento en la dirección: http://www.youtube.com/giovannipaoloii con casi 600 mil videos visualizados.

La Santa Sede se ha dirigido en particular a los jóvenes con la plataforma lanzada por el Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales, pensada para las redes sociales y Iphone, www.Pope2You.net

Esta plataforma ha lanzado además un canal en Twitter para los jóvenes en la dirección: http://twitter.com/#!/Pope2YouVatican

La beatificación abre además nuevas fronteras para el futuro de la comunicación católica, pues el Centro Televisivo Vaticano, gracias a la colaboración con SONY, ha grabado por primera vez de manera experimental un evento de estas dimensiones planetarias en 3D.

La beatificación se ha convertido, además, en el contexto del lanzamiento de la página web de L'Osservatore Romano, el diario de la Santa Sede, que a causa del éxito de visitas ha sufrido en estos días bloqueos de línea (www.osservatoreromano.va).

Han sido pasos decisivos para la comunicación de la Santa Sede, en espera del gran evento mundial que tendrá lugar con la Jornada Mundial de la Juventud. La cita, por el momento, es en http://www.madrid11.com

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Que la muerte de Bin Laden “haga crecer la paz, no el odio”
Declaración del padre Lombardi sobre la muerte del líder de Al-Qaeda
CIUDAD DEL VATICANO, lunes 2 de mayo de 2011 (ZENIT.org).- Ante la muerte de un hombre “un cristiano no se alegra nunca”, afirma hoy en una nota el director de la Sala de Prensa de la Santa Sede, Federico Lombardi, tras conocerse la noticia de la muerte de Osama Bin Laden a manos de un comando del ejército norteamericano.

El portavoz de la Santa Sede augura que este acontecimiento “no sea una ocasión para un ulterior crecimiento del odio sino de la paz”, y recordó la “gravísima responsabilidad” del líder de Al-Qaeda de difundir el “odio” entre los pueblos.

“Frente a la muerte de un hombre, un cristiano no se alegra nunca, sino que reflexiona sobre las graves responsabilidades de cada uno ante Dios y los hombres, y espera y se compromete para que cada acontecimiento no sea ocasión para un crecimiento ulterior del odio, sino de la paz”.

Osama Bin Laden, añade la declaración, “tuvo la gravísima responsabilidad de difundir división y odio entre los pueblos, causando la muerte de innumerables personas, y de instrumentalizar las religiones con este fin”.

La muerte de Bin Laden fue anunciada al mundo por el presidente de EE.UU., Barack Obama, en una alocución desde la Casa Blanca a las 23,30 hora local de Washington.

Un comando de las fuerzas especiales del ejército de EE.UU. asaltó la mansión donde Bin Laden se escondía, en la localidad paquistaní de Abottabad, cerca de la capital, Islamabad. El cuerpo de Bin Laden, según las informaciones oficiales, ha sido arrojado al mar.


 

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El Papa envía sus condolencias por la muerte del cardenal García-Gasco
Recuerda su viaje a Valencia (España) en julio de 2006
CIUDAD DEL VATICANO, lunes 2 de mayo de 2011 (ZENIT.org).- El Papa Benedicto XVI quiso expresar personalmente sus condolencias por el fallecimiento ayer en Roma del cardenal español Agustín García-Gasco, arzobispo emérito de Valencia.

En un telegrama hecho público hoy por la Santa Sede, dirigido al actual arzobispo de Valencia, monseñor Carlos Osoro, el Papa dedica un recuerdo especial al Encuentro Mundial de las Familias de 2006, que organizó el difunto cardenal.

El Papa subrayó la “diligente solicitud apostólica” del purpurado, “primero como obispo auxiliar de Madrid y secretario de la Conferencia Episcopal Española”, y después “al frente de esa querida archidiócesis de Valencia”.

De su labor destacó su “entrega constante al quehacer evangelizador” así como sus “numerosas iniciativas pastorales, sobre todo en el campo de la docencia y de la pastoral familiar”.

Por último, evoca el “recuerdo entrañable” de propia presencia en Valencia “para el V Encuentro Mundial de las Familias”, y muestra sus condolencias a todos los diocesanos y a los familiares del cardenal García-Gasco.

El purpurado español falleció ayer por la mañana de un infarto en la residencia de las Obreras de la Cruz de Roma, donde se encontraba para participar en la ceremonia de beatificación de Juan Pablo II (ver www.zenit.org/article-39114?l=spanish).

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La Santa Sede firma un acuerdo con Azerbayán
Regula las relaciones jurídicas entre la Iglesia Católica y el Estado
CIUDAD DEL VATICANO, lunes 2 de mayo de 2011 (ZENIT.org).- el pasado viernes por la tarde, la santa Sede y la República de Azerbayán han firmado un acuerdo que regula las relaciones jurídicas entre la Iglesia Católica y el Estado.

Así declara un comunicado difundido por la Santa Sede el pasado sábado, que explica que el acuerdo fue firmado en la sede del Comité estatal para las Actividades con las Estructuras Religiosas en Baku, capital del estado azerí.

De la Santa Sede firmó, como Plenipotenciario, monseñor Claudio Gugerottti, arzobispo titula de Ravello, Nuncio Apostólico en Azerbayán. Por parte de la República de Azerbayán firmó Hidayat Orujov, firmó el presidente del Comité Estatal para las Actividades con las Estructuras Religiosas.

El Acuerdo, en ocho artículos, “regula la situación jurídica de la Iglesia Católica en Azerbayán”, indica el comunicado vaticano.

Entre otras cosas, “garantiza la libertad de profesar y de practicar públicamente la religión católica” y “el derecho de la Iglesia Católica de organizarse y de ejercitar su propia misión de conformidad a la legislación eclesiástica”.

Del mismo modo, “reconoce y registra la personalidad jurídica de la Iglesia Católica y de todas sus instituciones y asegura la libre comunicación entre las comunidades católicas locales y la Santa Sede, además del acceso a los medios de comunicación social y de libre elección, por parte de la Santa Sede, de un Ordinario, que es responsable de la circunscripción eclesiástica”.

Regula finalmente “la concesión de los permisos de residencia y de trabajo para el personal eclesiástico”.

Estaban presentes en la ceremonia también el padre Vladimír Fekete, S.D.B., Superior Eclesiástico de la Missio sui iuris de Baku, y el reverendo Filippo Ciampanelli, Secretario de la Nunciatura. 

Por parte estatal, estaban Gunduz Ismailov, Vicepresidente del Comité Estatal para las Actividades con las Estructuras Religiosas, Elchin Jabarov, Director de la Oficina para las Relaciones Exteriores del mismo Comité, y Rashad Aslanov, Director de la División para el Derecho y los Tratados Internacionales del Ministerio de los Asuntos Exteriores.


 

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Observatorio jurídico


Voces en la Plaza de San Pedro
La grandeza de Juan Pablo II fue la santidad de su vida

Por Rafael Navarro-Valls  

MADRID, lunes 2 de mayo de 2011 (ZENIT.org).- Ofrecemos una nueva contribución en nuestra sección Observatorio Jurídico, sobre libertad, cuestiones relacionadas con los derechos humanos y su relación con la antropología y la fe cristianas, que dirige el español Rafael Navarro – Valls, catedrático de la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid, y secretario general de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España, autor del libro “Entre la Casa Blanca y el Vaticano”.

El presente artículo ha sido publicado también en el diario español El Mundo, edición de hoy.

* * * * *

En un siglo, la Historia queda marcada por “acontecimientos”; en una década, son las personas y sus acciones –también las pequeñas - quienes la determinan. Si esto es así, permítanme sintetizar la historia de la  vida de Juan Pablo II –tal y como yo la veo- en una pequeña anécdota. En  una de sus visitas en  Polonia se dio cuenta de que había un pedazo de pan en el suelo; se arrodilló, lo besó y lo puso sobre el césped para que lo comieran los pájaros.  Solo una persona con los pies muy en la tierra y con la cabeza en el cielo puede captar el pequeño milagro de la vida  en medio del gran alboroto de las cosas. Hoy se diría que es el gesto de un ecologista; un teólogo precisaría que es el gesto de quien ama a Dios a través de la creación.  La clave de lo que la Iglesia llama “santidad” radica, precisamente,  en vivir de modo extraordinario las cosas ordinarias.

La misma plaza de San Pedro que  fue testigo, el 13 de  mayo de 1981, del atentado contra la vida del papa polaco por la acción de un asesino profesional,  ha sido ayer , treinta años después, el marco imponente de su beatificación. ¿Qué ha pasado entre esas dos fechas?

Muchas cosas han sucedido en los 26 años de pontificado del papa número 264 de la historia de la Iglesia.  De todos sus antecesores, ha sido el que más ha viajado (un centenar de veces a 145 países y 150 desplazamientos dentro de Italia), el que más documentos ha publicado y el que más discursos ha pronunciado (se calcula que unos  180 millones de palabras),  el primero  que ha publicado libros de memorias o de pensamiento, encaramándolos cada uno de ellos a la lista de libros más vendidos…. Sin embargo, a los efectos de lo que ayer ocurrió  en Roma,  no ha sido eso lo más importante. Muy poco después de su elección, dirigiéndose a un santuario de la Virgen con algunos de sus colaboradores,  les preguntó: "¿Qué es lo  más importante para el Papa en su vida, en su trabajo?". Le sugirieron: "¿Tal vez la unidad de los cristianos, la paz en Oriente Medio, la destrucción del  telón de acero..? " Replicó sonriendo: "Para el Papa, lo más importante es la oración".

Desde luego Juan Pablo II merece el calificativo  de “grande” por el conjunto de su pontificado. Pero su verdadera grandeza está en su santidad, no en su actividad. Acabo de leer una entrevista con Arturo Mari, el fotógrafo oficial del Papa. De entre los cientos de miles de fotografías tomadas  en viajes, con todo tipo de personalidades y con  multitudes gigantescas,  le preguntan por su favorita. Mari contesta: “la que le hice unos días antes de morir,  en su capilla privada,  el viernes santo de 2005. Estaba muy enfermo, pero quiso estar presente de algún modo en el tradicional Vía Crucis del Coliseo”. En la foto se le ve abrazado con fuerza a un gran crucifijo apoyado sobre su rostro. Toda una síntesis de su pontificado, centrado en la oración y el  sufrimiento. A su través, logró vivir en grado heroico las virtudes cristianas.

Entiéndaseme bien. No quiero decir con esto que Karol Wojtyla no tuviera defectos. Tampoco que su largo pontificado estuviera exento de errores. Los que conocen los procesos canónicos de canonización saben bien que su minuciosidad equivale a la acción de una potente lupa sobre una piel aparentemente tersa. Enseguida aparecen las pequeñas arrugas y la acción erosionadora del tiempo. Y los versados en Historia de la Iglesia, son conscientes de que se necesitan años para evaluar definitivamente los pontificados de los grandes papas. Lo que quiero decir es que, lo que se ha concluido en el proceso, ha sido que combatió tenazmente contra sus defectos, aumentó con lucha sus virtudes, y procuró enderezar hacia Dios las acciones de un  pontificado pleno de realizaciones.

Mi impresión es que pronto  comprendió con especial claridad que la Iglesia está más en sus bases que en su cúpula, y que las naciones no son tanto los políticos como sus gentes. Sus continuos viajes  por  todo el mundo tenían como  objetivo señalar que la clave está en  el hombre y la mujer corrientes. Al proclamar insistentemente que  “ los derechos del hombre son también derechos de Dios",  hacía algo más  que una bella frase. La acompañaba con una concreta denuncia de  los escándalos del siglo XX: los genocidios y los crímenes contra la humanidad;  el apartheid, la tortura y el hambre; las agresiones contra las libertades cívicas, los derechos políticos o los derechos económico-sociales; las guerras y los ataques contra el derecho a la vida;  la autodeterminación de los pueblos o la discriminación contra las minorías.  Tal vez por eso,  animaba continuamente a luchar por "una sociedad en la que  nadie sea tan pobre que no tenga nada para dar a los demás, y nadie tan rico que no pueda recibir nada de los demás".

De Juan Pablo II se han hecho bastantes estudios acerca de su dominio de los medios. Es cierto que,  en el mundo de la imagen, fue un protagonista indiscutible, probablemente porque se encontraba a gusto cuando comunicaba. No por el narcisismo de quien sabe que “da bien” en la televisión, sino  porque disfrutaba transmitiendo la verdad. Quizás el análisis  más certero lo hizo  un periodista del New York Times en septiembre de 1987. En ese año, el papa viajó a Estados Unidos y el analista  se interrogó acerca del éxito de Juan Pablo II en los medio. El propio periodista se respondía: “El Papa domina la televisión simplemente ignorándola”.  Esta respuesta  pondría los pelos de punta a los expertos en  imagen. Pero era un buen diagnóstico. Ignoraba las cámaras, porque miraba por encima de los focos. No dependía de ellos, sino de las necesidades de sus interlocutores. El español Joaquin Navarro- Valls, su antiguo portavoz, comentaba: “mostró   a toda  una generación que el tema de Dios era inevitable. Estaba convencido de que no se puede entender al ser humano si se prescinde de Dios.  Instintivamente comprendía  que sin Dios,  el hombre solamente es  un triste animal ingenioso”.

Gorbachov lo llamó “la primera autoridad moral de la Tierra”. Esta autoridad moral la proyectó en muchas direcciones. Tal vez la más contundente fue su papel en la caída de los regímenes comunistas del Este europeo. Desde luego, la presión de Reagan con su “guerra de las galaxias” y las débiles bases económicas y políticas en que descansaba el entramado  soviético fueron decisivas para el hundimiento final. Sin embargo, cuando Juan Pablo II comenzó  a hablar del  socialismo real como “un paréntesis en la historia de Europa”,  los pueblos eslavos abandonaron su penumbra histórica para golpear la conciencia de Occidente.  Este fue el comienzo del fin. Cuando vencieron  el miedo, comenzó la oposición sistemática y los muros se agrietaron hasta caer.  De Budapest a Berlín, de Praga a Sofía y Bucarest,  la ola iniciada en Varsovia por Juan Pablo II arrojó el totalitarismo de millones de corazones.

Tal vez lo más sorprendente de Juan Pablo II haya  sido su excepcional capacidad para movilizar a los más jóvenes.  Las mayores concentraciones que se han producido en Oriente y Occidente, lo han tenido por protagonista: tres millones en Roma (agosto 2000), más de cuatro millones en Manila (enero 1995). ¿Razón? Su mezcla de carisma y exigencia moral.  Nunca les ocultó las exigencias de la vida cristiana. Débil y frágil, viendo ya cercana  la hora de su muerte, al tener noticia de que una multitud de jóvenes  se habían congregado en la Plaza San Pedro para acompañar al “Papa  amigo”, Juan Pablo II  susurró  sus últimas palabras: «Os he buscado. Ahora vosotros habéis venido a verme. Os  doy las gracias». Ayer volvieron de nuevo. La plaza vaticana era  una fiesta de jóvenes.

Los expertos en procesos de canonización suelen condensar  en  tres voces latinas las claves  de la santidad de una persona. Son: vox populi, fama de santidad entre gentes muy distintas; vox Ecclesiae, reconocimiento por la Iglesia de sus virtudes; vox Dei, un hecho extraordinario , sin explicación científica , realizado a través de su intercesión, es decir, un milagro. Estas tres “voces” han resonado  ayer con especial vigor en la milenaria plaza de San Pedro. El “santo subito” (¡Santo, ya !), acuñado espontáneamente la tarde del 8 de abril de 2005,  ha tenido tonalidades inéditas esta mañana romana.


 

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Mundo


“Hay que proteger a los cristianos tras la muerte de Bin Laden”
Declaraciones de Massimo Introvigne, representante de la OSCE
VIENA, lunes 2 de mayo de 2011 (ZENIT.org).- Tras la muerte de Bin Laden hay que extremar la protección de las minorías cristianas amenazadas por el fundamentalismo islámico, especialmente por los gobiernos de los países afectados.

Así lo afirmó hoy en una nota Massimo Introvigne, representante de la OSCE (Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa) para la lucha contra el racismo y la discriminación de los cristianos.

“Es un grave y preciso deber de los gobiernos de Paquistán y de los demás países donde las minorías cristianas son amenazadas por el ultra-fundamentalismo islámico es proteger en seguida a los cristianos contra las represalias anunciadas por Al Qaeda y sus aliados”, afirma Introvigne.

“Estos gobiernos – precisa Introvigne – no podrán decir que esto les coge por sorpresa: hay sitios yihadistas que en estas horas piden ya que se asalten las iglesias y se mate a los cristianos”.

Massimo Introvigne, que precisamente es autor de una biografía de bin Laden, considera que su muerte “es fundamental desde el punto de vista simbólico, pero no conseguirá destruir a Al Qaeda, que ya opera más como red que como movimiento, desde el punto de vista operativo”.

Al contrario, advirtió, “existe el riesgo de que en breve la fragmentación de los centros de toma de decisiones produzca una multiplicación de los atentados”.

El próximo miércoles 4 de mayo, Introvigne tiene previsto visitar, junto con una delegación de la OSCE, Italia y la Santa Sede.

“Coordinaremos los esfuerzos – afirma la nota – para ejercer una presión al mismo tiempo cortés y exigente sobre los gobiernos de las zonas en riesgo: un compromiso en el cual Italia y la Santa Sede ya están en primera línea, pero existe cierta dificultad en convencer a otros países de la gravedad del problema”.


 

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14.000 personas peregrinan al santuario de la Santa Duda en su jubileo
Revitalización de Ivorra y de la devoción eucarística durante el año jubilar
IVORRA, lunes 2 de mayo de 2011 (ZENIT.org).- Unas 14.000 personas han peregrinado al Santuario de la Santa Duda, situado a las afueras del pueblecito español de Ivorra, durante el año jubilar, concedido con motivo del milenario del milagro eucarístico producido en ese lugar, que se clausuró ayer domingo 1 de mayo.

Los peregrinos procedían principalmente de Cataluña y de otras zonas de España, pero también han llegado desde otros países como Francia, Italia y Estados Unidos, informó a ZENIT el párroco de Ivorra, Fermín Manteca.

“No esperábamos que viniera tanta gente a este lugar, situado en una zona rural en medio de Cataluña sin comunicaciones de transporte público”, confesó.

Manteca realizó un “balance muy positivo” del año jubilar y destacó que “la actividad más importante en estos meses ha sido acoger a la gente que ha venido”, ofreciendo un “testimonio del amor gratuito de Dios a todos”.

“Hemos ofrecido una pastoral de la amabilidad, del acogimiento, haciendo a los peregrinos partícipes de la historia del milagro eucarístico y de toda la historia que se ha ido desarrollando en torno a él durante mil años”.

Oratorio y retablo actuales

Entre las iniciativas que se han llevado a cabo con motivo del milenario de la Santa Duda, destaca el estreno de un oratorio sobre la Santa Duda titulado Noces de Sang [Bodas de sangre, n.d.r] del compositor Valentín Miserachs Grau.

Músicos y corales de la zona ofrecerán tres conciertos de esta obra los próximos 6, 7 y 8 de mayo en la iglesia de Santa María de Cervera, en la catedral de Solsona y en la iglesia parroquial de Ivorra, respectivamente.

También se ha realizado una serie de fotografías de gran formato sobre el milagro de la Santa Duda que se han colocado en los seis altares laterales del santuario a modo de retablo moderno.

En las imágenes, aparecen personas del pueblo de Ivorra caracterizadas como los personajes que intervinieron en la historia del milagro y representando dramáticamente un momento de aquel acontecimiento.

“Hemos querido hacer una especie de retablo del siglo XXI -explicó el párroco- y cuando vienen visitantes nos sirve, igual que un retablo gótico o barroco, como un medio pedagógico para explicar el milagro”.

Revitalización

El sacerdote destacó que no sólo se ha celebrado el milenario del milagro eucarístico que sucedió en Ivorra en 1010, sino que “estamos cumpliendo mil años ininterrumpidos de devoción, de tradición y de conservación de las reliquias y de todos los documentos medievales”.

Además, según el sacerdote, el jubileo ha servido para dar a conocer más el milagro de la Santa Duda y revitalizar el lugar.

De hecho, diversos grupos de parroquias han comunicado ya que peregrinarán a Ivorra a venerar las reliquias y a rezar una vez acabado el jubileo.

Durante el año jubilar, un grupo de voluntarios ha mantenido abierto el Santuario de la Santa Duda por las mañanas y por las tardes y ha acogido a los peregrinos explicándoles la historia, celebrando la Eucaristía, acompañando a venerar las reliquias, etcétera.

También se han señalizado tres rutas para llegar caminando hasta el santuario desde localidades cercanas, y se ha creado el grupo de Amigos de la Santa Duda, al que se han apuntado numerosas personas que recibirán información sobre las actividades del santuario.

Historia

De entre los diversos milagros eucarísticos producidos en España, el de Ivorra es el primero documentado.

Sucedió en la entonces iglesia parroquial del pueblo de Ivorra, perteneciente a la diócesis de Solsona, en la actual provincia española de Lérida, que en aquel momento formaba parte de la Marca Hispánica, en la frontera con Al-Andalus.

Según una bula pontificia firmada por el papa Sergio IV, conservada en el archivo diocesano de Solsona, el vino consagrado se convirtió en sangre, que se derramó del cáliz, manchó los corporales y cayó hasta el suelo.

El sacerdote que estaba celebrando la Misa, el párroco Bernat Oliver, había dudado de la presencia eucarística de Jesucristo en las especies del pan y el vino, lo cual provocó el milagro.

El extraordinario acontecimiento se sitúa en plena reconquista y en un momento histórico marcado por la herejía de Berengario, que negaba la presencia real de Cristo en la Eucaristía.

El obispo de Urgel san Ermengol, que se encontraba en la cercana localidad de Guissona, reconoció el hecho como milagroso y llevó a Roma el cáliz y una muestra de los corporales manchados de sangre.

El papa Sergio IV escuchó el relato del obispo, envió un comisionado a Ivorra y certificó el milagro.

Además, regaló al pueblo una serie de reliquias de santos que todavía se conservan en el relicario de la reciente restaurada iglesia de Sant Cugat, de Ivorra.

Por Patricia Navas

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Obispos temen represalias por la muerte de Bin Laden
Por grupos terroristas islamistas contra cristianos de Pakistán y Filipinas
LAHORE, lunes 2 de mayo de 2011 (ZENIT.org).- Cristianos paquistaníes y filipinos podrían sufrir una reacción tras la muerte de Osama Bin Laden, autor intelectual de los atentados contra las torres gemelas de Nueva York, el 11 de septiembre de 2001.

Tanto el arzobispo emérito de Lahore Lawrence Saldanha, como el obispo de Isabela, en Filipinas, hicieron manifestaciones en este sentido a la agencia católica de noticias UCA News.

"Nosotros somos un objetivo fácil, dado que no pueden atacar a Estados Unidos. Pedimos seguridad; el gobierno debería controlar que no se produzcan actos de venganza", afirmó monseñor Saldanha.

Pero a pesar del riesgo de represalias a corto plazo contra los cristianos, la muerte de Bin Laden podría producir un equilibrio en la sociedad de Pakistán devastada por la guerra, comentó.

El obispo expresó su esperanza de que la muerte del terrorista más buscado del mundo reduzca el radicalismo militante que ha envuelto a Pakistán en los últimos años. "Al menos esperamos que las cosas puedan mejorar gradualmente", dijo.

"Muchos miraban a Bin Laden como un héroe de la revolución islámica. Pero era un modelo de extremismo y una amenaza para la paz mundial. Su muerte cambiará el perfil del extremismo, así como lo descentralizará y desmitificará", subrayó el arzobispo.

Las fuerzas militares de Estados Unidos mataron a Osama bin Laden, fundador de Al Qaeda, en Abbottabad, ciudad de la provincia norteña de Khyber Pakhtunkhwa, después de un breve tiroteo.

El presidente estadounidense Barak Obama dijo que las fuerzas de los servicios de inteligencia estuvieron trabajando sobre pistas recibidas a primeros de agosto, y actuaron en cooperación con las autoridades de seguridad paquistaníes.

Monseñor Saldahna fue ordenado arzobispo precisamente el día de los atentados del 11 de septiembre.

"Los acontecimientos que siguieron a los atentados del 11 de septiembre afectaron a toda mi trayectoria episcopal y a mi vida", afirmó el prelado, añadiendo que aquellos hechos repercutieron mucho en los cristianos de este país, que se vieron muy afectados por la violencia y en ocasiones masacrados. Pude ver cómo la violencia iba a peor cada día", dijo.

Mientras tanto, en India, otro líder eclesial pidió que la muerte del líder de Al Qaeda no derive en atentados de represalia. El padre Babu Joseph, portavoz de la Conferencia Episcopal de India, lamentó que Bin Laden haya tenido una muerte violenta.

"Podría haberse reformado abandonando el camino de la violencia y el terrorismo y empezar una nueva vida de reconciliación y de paz", dijo a UCA News el sacerdote del Verbo Divino. El padre Joseph también pidió que esta muerte no se traduzca en una escalada de violencia o lleve a actos de represalia como se teme.

“La Iglesia nunca apoya la violencia o se asocia con la violencia. La violencia perpetrada por motivos religiosos nunca es aceptable en ninguna sociedad civilizada”, añadió.

Algunos musulmanes indios reaccionaron a la muerte de Bin Laden echando la culpa a Estados Unidos de la radicalización del terrorista abatido por las fuerzas estadounidenses.

Sin embargo, para un obispo filipino, “la muerte de Bin Laden es un “triunfo del bien sobre el mal”. Lo afirmó el obispo de la prelatura de Isabela en Filipinas Martin Jumoad.

Su prelatura se encuentra en la provincia de Basilan, donde tienen campos de entrenamiento los militantes islámicos de Abu Sayyaf, inspirados en Al Qaeda, que han atacado con frecuencia a comunidades cristianas de esta zona.

Monseñor Jumoad dijo que espera que la muerte de Bin Laden “debilite al grupo Abu Sayyaf en Basilan, dado que sus líderes proclamaron que estaban recibiendo ayuda de Al Qaeda, a través de la Jemaah Islamiyah [congregación islámica, incluida por la ONU en la lista de organizaciones terroristas]”.

Pidiendo oraciones incesantes por la paz, el obispo Jumoad concluyó: “Espero que las cohortes de Bin Laden que actúan aquí disminuyan y que Basilan finalmente goce de paz y seguridad”.

Sin embargo, reconoció que se podrían producir atentados de represalia contra los cristianos cuando se extendiera la noticia de la muerte de Bin Laden.


 

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La ética civil no puede dar la espalda a la ética cristiana
Es la “lucha misionera” de la Iglesia Católica, afirma arzobispo brasileño
BELO HORIZONTE, lunes 2 de mayo de 2011 (ZENIT.org) - “La permeabilidad de la ética civil, que sostiene los flujos y las dinámicas de la sociedad, puede explicar los retrasos, desviaciones escenarios y conductas absurdas, y hasta hechos crueles como la masacre de niños y adolescentes en la escuela de Realengo”, en Río de Janeiro (ver www.zenit.org/article-38880?l=spanish).

El arzobispo de Belo Horizonte (Brasil), monseñor Walmor Oliveira de Azevedo, afirmó esto en un artículo en el que defiende la contribución de la ética cristiana para el desarrollo de la ética civil.

Hechos como el de Realengo “exigen una revisión de la conciencia” para dar “una dirección distinta a esta sociedad enferma”. Al contrario, observó “se va contra el tiempo, en un intento de limitarse a minimizar los prejuicios, muchos de los cuales son fatales e irreversibles en la vida de los individuos, familias y comunidades”.

El arzobispo reconoce que en la sociedad contemporánea hay un pluralismo moral, pero que “no dispensa de la construcción de convergencias también para garantizar la insustituible dinámica democrática como cuestiones de civilización”.

“Lo que caracteriza a la ética civil no puede prescindir de los que deriva de la moral cristiana, que es una contribución indispensable, sea por la solidez de sus principios que por la misión de los que creen en Cristo, en el sentido de contribuir y participar en la creación y mantenimiento del tejido determinante en la vida de la sociedad”.

“Por un lado se considera la diversidad que modela la actitud moral en la sociedad plural”, indicó; “por el otro, la respuesta a la pregunta en la configuración de la ética civil no puede volver la espalda a la realidad inagotable representada por la ética cristiana”.

Para el prelado, se trata de la lucha misionera de la Iglesia católica, considerando la gravedad del reto. No nos podemos quedar de brazos cruzados frente “al proceso de configuración, a veces de deterioro, de la ética civil, indispensable en el sustentamiento de la sociedad contemporánea”, añadió.

“La vida social no está dirigida por una determinada profesión de fe, y por tanto nos conduce al tema de la laicidad, entendida como racionalidad y no como confesionalidad”.

El arzobispo observó que la ética civil no se confunde con el civismo, que es “la expresión de la convivencia ciudadana ajustada a los usos convencionales, mientras que la ética civil se refiere al universo de la responsabilidad y de los valores morales”.

“El término 'civil' no puede ser entendido como contraposición a los que es militar, o eclesiástico, o también en el aspecto social y profesional, aun cuando se incide consistentemente en ellos”, indicó.

“La ética civil es, por tanto, la referencia a la instancia moral de la ciudadanía y de la civilización”, que no se puede diluir sin provocar “serios daños, como se constata en la dimensión moral de la vida humana, con repercusiones en la convivencia social y ciudadana en general”.

“La amplitud de este campo -con sus peculiaridades- merece, entre otros puntos de reflexión constante, la preocupación por la vulnerabilidad de los límites humanos”, prosiguió.

Estos últimos “tienen nombres como el interés exagerado por el dinero, que hace de este el punto determinante de las negociaciones, obstaculizando a menudo proyectos de gran importancia para la sociedad”.

“No es inferior la vulnerabilidad que se constata por la falta de estatura adquirida en la competencia profesional y humana, impidiendo a muchos soportar los retos, hacer sacrificios y permanecer en 'las trincheras' por altruismo”.

“Es un reto enorme influido por la carencia de entendimiento en el ámbito de la ética civil”, subrayó el arzobispo.


 

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Los católicos pueden “dar al mundo nuevas semillas de esperanza”
El rector del Santuario de Fátima ha sido nombrado Obispo de Coimbra
ROMA, lunes 2 de mayo de 2011 (ZENIT.org).- Ha sido nombrado este jueves obispo de Coimbra (Portugal) por el Papa Benedicto XVI, el actual rector del Santuario de Fátima, Virgílio Antunes, quien considera que los católicos pueden “dar al mundo nuevas semillas de esperanza”.

“Cuando pienso en la invitación que la Iglesia me acaba de dirigir y la aceptación que he manifestado, vuelvo siempre a las convicciones que me han hecho avanzar en el camino de la vida cristiana y de la vocación sacerdotal”, escribió el padre Antunes de 49 años de edad, en un mensaje enviado a la diócesis de Coimbra.

“Recuerdo que en los años de mi juventud me dejé seducir por Cristo, considerando que Él era “todo” en mi vida y que tenía en mí el primer lugar. Desde entonces he deseado estar disponible para servir donde la Iglesia me necesite”.

“Mirando a la Iglesia a la que estoy llamado a servir, a partir de la fe en la presencia operante del Espíritu Santo, querría decir que entreveo en ella una inmensa potencialidad”, confesó el prelado.

“Tenemos la gracia de vivir en un tiempo de grandes retos a la fe cristiana y al testimonio vivo de todos los miembros de la Iglesia. Veo delante de nosotros los retos de la nueva evangelización, que nos piden un nuevo entusiasmo y una nueva fascinación por la persona de Jesucristo, el Evangelio que acogemos y anunciamos”.

“Confío en el vigor de vuestra fe, en vuestro amor por Cristo y por su Iglesia; en comunión los unos con los otros y con Dios, podemos dar al mundo nuevas semillas de esperanza”, escribió, esperando que su presencia represente “un servicio a la fuerza de la fe, un incentivo a los lazos de la comunión eclesial”.

“Aquí, en la Capilla de las Apariciones, en el Santuario de Fátima, confío a Nuestra Señor la vida y el ministerio, en esta nueva etapa de mi dedicación a la Iglesia”, concluye el mensaje. “Le pido que interceda por mí y por vosotros ante Dios, Santísima Trinidad, que adoramos”.

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Entrevistas


El Patriarca de Jerusalén analiza la “Primavera árabe”
Entrevista a Su Beatitud Fouad Twal
Por Christophe Lafontaine*

JERUSALÉN, lunes 2 de mayo de 2011 (ZENIT.org).- La “primavera árabe”, el papel de los cristianos orientales y de Tierra santa y que se espera de los cristianos de Occidente son las preguntas más importantes realizadas en esta entrevista concedida por el Patriarca Latino de Jerusalén, Su Beatitud Fouad Twal.

- ¿Qué opina sobre la “primavera árabe”?

Su Beatitud Twal: Por una parte estamos muy contentos de que la juventud tome conciencia, que comience a tomar en sus manos su propio destino. Es un movimiento sin ningún color político y sin particulares prejuicios religiosos. Viene de la toma de conciencia de la juventud árabe de su propia fuerza y vitalidad. Esta ha superado el elemento del “miedo”: miedo de la policía, de los servicios secretos, de la cárcel. Hoy podemos afirmar que el miedo ha cambiado de lado. Los Gobiernos temen a esta multitud de jóvenes, esta diversidad de opiniones y creencias que se están despertando. La Iglesia siempre ha predicado más democracia, más libertad y más dignidad para nuestro pueblo. En mi primer mensaje como Patriarca, declaré que había hecho lo posible para evitar decisiones unilaterales, sea en el plano político que en el religioso.

Por otra parte, tenemos que reconocer que hay siempre una incógnita respecto a este tipo de movimientos. Nadie sabe que sucederá a continuación. Esperemos que sea lo mejor para el bien común.

- ¿Cuál es el papel de los cristianos orientales y los de Tierra Santa?

Su Beatitud Twal: Los cristianos de Oriente Medio no deberían quedarse al margen de estos movimientos. Como dijimos en el Sínodo del pasado octubre, los cristianos deben sentirse al 100% ciudadanos, como sus compatriotas musulmanes. Deben participar en la vida de sus países, si estos movimientos son para el bien colectivo. No me gusta ver a los cristianos fuera de estos movimientos, porque este también es su país. No deben sentirse en un gueto aparte.

En cuanto a los cristianos de Tierra Santa, tenemos que recordar que aquí la situación política es extremadamente delicada y muy distinta de la presente en otros países. No existe una receta milagrosa. La situación de cada país es única. La Iglesia de Jerusalén tiene una misión particular y debe cooperar en la promoción de una paz justa y duradera a través de sus intervenciones, sus instituciones y sus escuelas. Actualmente está claro que Israel y los países vecinos debían entender el valor de las protestas generalizadas. Si las protestas de las multitudes de jóvenes han provocado tales movimientos en el interior de sus regímenes, todos los países, incluido Israel, deberían estar vigilantes. Nosotros mismos, la Iglesia Católica y los líderes religiosos, somo interpelados sobre el modo de guiarlos correctamente.

- ¿Qué se espera de los cristianos de Occidente?

Su Beatitud Twal: Durante el Sínodo, tratamos ampliamente la cuestión de que la Iglesia Occidental no debe considerar a la Iglesia de Oriente como tal. Es la misma Iglesia, frente a los mismos retos que surgen de los jóvenes, de las familias, de las vocaciones...


Los cristianos que provienen de Occidente no deben simplemente ayudar a nuestra Iglesia. Sino que deben considerarse parte interesada de esta Iglesia, que es su Madre Iglesia. Mejor, deberían sentirse responsables del futuro de los cristianos que viven en Tierra Santa. Sólo viniendo a vivir aquí, a Jerusalén, podrían dar “vitaminas” a sus raíces cristianas. Se trata de una ventaja recíproca sea en ámbito local que mundial. Jerusalén es la dimensión mundial que será suficiente para Tierra Santa.



 

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* Christophe Lafontaine es redactor de la web del Patriarcado Latino de Jerusalén, www.lpj.org


[Traducción del italiano por Carmen Álvarez]

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Documentación


Homilía del cardenal Tarcisio Bertone en la Plaza de San Pedro
En la Misa de Acción de Gracias por la Beatificación de Juan Pablo II
CIUDAD DEL VATICANO, lunes 2 de mayo de 2011 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación la homilía que pronunció hoy el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado vaticano, durante la Misa de Acción de Gracias por la beatificación de Juan Pablo II, celebrada por la mañana en la Plaza de San Pedro.

* * * * *

“Simón, hijo de Juan, ¿me quieres? (…) Señor, tú lo sabes todo; sabes que te quiero” (Jn 21,17). Este es el diálogo entre Jesús Resucitado y Pedro. Es el diálogo precede al mandamiento: “Apacienta mis ovejas” (Jn 21,17), pero es un diálogo que primero escruta la vida del hombre. ¿No son estas, quizás, la pregunta y la repuesta que marcaron la vida y la misión del Beato Juan Pablo II? El mismo lo dijo en Cracovia, en 1999, afirmando: “Hoy me siento llamado en un modo particular a dar gracias a esta comunidad milenaria de pastores de Cristo, clérigos y laicos, porque gracias al testimonio de su santidad, gracias a este ambiente de fe, que durante diez siglos formaron y forman en Cracovia, ha sido posible que al final de este milenio, en las mismas orillas del Vístula, a los pies de la catedral de Wawel, llegue la exhortación de Cristo: 'Pedro, apacienta mis ovejas' (Jn 21,17). Ha sido posible que la debilidad del hombre se apoye sobre el poder de la eterna fe, esperanza y caridad de esta tierra y diese la respuesta: 'En la obediencia de la fe ante Cristo mi Señor, confiándome a la Madre de Cristo y de la Iglesia -consciente de las grandes dificultades- acepto'”.

Sí, es este diálogo de amor entre Cristo y el hombre que ha marcado toda la vida de Karol Wojtyla y lo ha conducido no sólo al fiel servicio a la Iglesia, sino también a su personal y total dedicación a Dios y a los hombres que ha caracterizado su camino de santidad.

Todos recordamos como el día de los funerales, durante la ceremonia, en un cierto momento el viento cerró dulcemente el Evangelio colocado sobre el féretro. Era como si el viento del Espíritu hubiese querido señalar el fin de la aventura humana y espiritual de Karol Wojtyla, toda iluminada por el Evangelio de Cristo. Desde este Libro, descubrió los planes de Dios para la humanidad, para sí mismo, pero sobre todo conoció a Cristo, su rostro, su amor, que para Karol fue siempre una llamada a la responsabilidad. A la luz del Evangelio leyó la historia de la humanidad y la de cada hombre y cada mujer que el Señor puso en su camino. De aquí, del encuentro con Cristo en el Evangelio, brotaba su fe.

Era un hombre de fe, un hombre de Dios, que vivía de Dios. Su vida era una oración continua, constante, una oración que abrazaba con amor a cada uno de los habitantes del planeta Tierra, creado a la imagen y semejanza de Dios, y por esto digno de todo respeto; redimido con la muerte y resurrección de Cristo, y por esto convertido verdaderamente en gloria viva de Dios (Gloria Dei Vivens Homo- San Ireneo). Gracias a la fe que expresaba sobre todo en su oración, Juan Pablo II era un auténtico defensor de la dignidad de todo ser humano y no un mero luchador por ideologías político-sociales. Para él, toda mujer, todo hombre, era una hija, un hijo de Dios, independientemente de la raza, del color de la piel, de la proveniencia geográfica y cultural, y finalmente del credo religioso. Su relación con cada persona se sintetiza con la estupenda frase que él escribió: “El otro me pertenece”.

Pero su oración era también una constante intercesión por toda la familia humana, por la Iglesia, por toda la comunidad de los creyentes, en toda la tierra -tanto más eficaz, cuanto más señalada por el sufrimiento que marcó varias fases de su existencia. ¿No es quizás de aquí -de la oración vinculada a sus muchos acontecimiento dolorosos y de los demás- de donde nacía su preocupación por la paz en el mundo, por la pacífica convivencia entre los pueblos y de las naciones? Hemos oído en la primera lectura del profeta Isaías: “¡Qué hermosos son sobre las montañas los pasos del que trae la buena noticia, del que proclama la paz” (Is 52, 7).

Hoy damos las gracias al Señor por habernos dado un Pastor como él. Un Pastor que sabía leer los signos de la presencia de Dios en la historia humana y que anunciaba después Sus grandes obras en todo el mundo y en todas las lenguas. Un Pastor que había enraizado en sí mismo el sentido de la misión, del compromiso de evangelizar, de anunciar la Palabra de Dios por todas partes, gritarla desde los tejados... “¡Qué hermosos son sobre las montañas los pasos (...) del que anuncia la felicidad, del que proclama la salvación, y dice a Sión: '¡Tu Dios reina!'”(ibid).

Hoy le damos gracias a Dios por habernos dado un Testigo como él, tan creíble, tan transparente, que nos ha enseñado como se debe vivir la fe y defender los valores cristianos, a comenzar la vida, sin complejos, sin miedos; como se debe testimoniar la fe con valentía y coherencia, adaptando las Bienaventuranzas a la experiencia cotidiana. La vida, el sufrimiento, la muerte y la santidad de Juan Pablo II son un testimonio de ello y una confirmación tangible y cierta.

Le damos gracias al Señor por habernos dado un Papa que ha sabido dar a la Iglesia Católica no sólo una proyección universal y una autoridad moral a nivel mundial que antes no se había dado, pero también, especialmente con la celebración del Gran Jubileo del 2000, una visión más espiritual, más bíblica, más centrada en la Palabra de Dios. Una Iglesia que ha sabido renovarse, lanzando “una nueva evangelización”, intensificando los lazos ecuménicos e interreligiosos, y encontrar los caminos para un diálogo fructífero con las nuevas generaciones.

Y finalmente damos las gracias al Señor por habernos dado un Santo como él. Todos hemos tenido el modo – algunos de cerca, otros de lejos – de comprobar como eran de coherentes, su humanidad, sus palabras y su vida. Era un hombre verdadero porque estaba inseparablemente ligado a Aquel que es la Verdad. Siguiendo a Aquel que es el Camino, era un hombre siempre en camino, siempre esforzándose el en bien para todas las personas, para la Iglesia, para el mundo y hacia la meta que para todo creyente es la gloria de Dios Padre. Era un hombre vivo, porque estaba lleno de la Vida que es Cristo, siempre abierto a su gracia y a todos los dones del Espíritu Santo.

Cómo se han verificado en su vida las palabras que hemos oído en el Evangelio de hoy: “Te aseguro que cuando eras joven tú mismo te vestías e ibas a donde querías. Pero cuando seas viejo, extenderás tus brazos, y otro te atará y te llevará a donde no quieras” (Jn 21, 18). Todos hemos visto como se le fue quitando todo lo que humanamente podía impresionar; la fuerza física, la expresión del cuerpo, la posibilidad de moverse y hasta la palabra. Y entonces, más que nunca, él le confío su vida y su misión a Cristo, porque sólo Cristo puede salvar al mundo. Sabía que su debilidad corporal hacía presente todavía más claramente a Cristo que obra en la historia. Y ofreciéndole sus sufrimientos a Él y a su Iglesia, nos dio a todos nosotros una última gran lección de humanidad y de abandono en los brazos de Dios.

“Cantad al Señor un cántico nuevo,

cantad al Señor, hombres de toda la tierra.

Cantad al Señor, bendecid su nombre”.

Cantamos al Señor un canto de gloria, por el don de este gran Papa: hombre de fe y de oración, Pastor y Testigo, Guía en el cambio entre los dos milenios. Este canto ilumina nuestra vida, para que no sólo veneremos al nuevo Beato, sino que, con la ayuda de la Gracia de Dios, sigamos sus enseñanzas y su ejemplo.

Mientras dirigimos un pensamiento de gratitud al Papa Benedicto XVI, que ha querido elevar a su gran Predecesor a la gloria de los altares, me complace concluir con las palabras que el mismo, nuestro querido Papa Benedicto XVI, pronunció en el primer aniversario de la desaparición del nuevo Beato. Dijo: “Queridos hermanos y hermanas, (…) nuestro pensamiento vuelve con emoción al momento de la muerte de nuestro amado Pontífice, pero al mismo tiempo nuestro corazón es empujado a mirar hacia delante. Oímos resonar en el ánimo sus invitaciones repetidas a avanzar sin miedo sobre el camino de la fidelidad al Evangelio para ser heraldos y testigos de Cristo en el tercer milenio. Nos vuelven a la mente sus incesantes exhortaciones a cooperar generosamente en la creación de una humanidad más justa y solidaria, a ser constructores paz y de esperanza. Quede siempre fija nuestra mirada en Cristo 'Jesucristo es el mismo ayer y hoy, y lo será para siempre” (Heb 13, 8), que guía firmemente a su Iglesia. Nosotros hemos creído en su amor y es el encuentro con Él 'que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva' (cfr Deus caritas est, 1).

Que la fuerza del Espíritu de Jesús sea para todos, queridos hermanos y hermanas, como lo fue para el Papa Juan Pablo II, fuente de paz y de alegría. Y la Virgen María, Madre de la Iglesia, nos ayude a ser en toda circunstancia, como él, apóstoles incansables de su Divino Hijo y profetas de su amor misericordioso”. ¡Amén!”

[Traducción del italiano por Carmen Álvarez

©Libreria Editrice Vaticana]

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