2.05.11

El beato Juan Pablo II y las sectas

A las 11:00 AM, por Luis Santamaría
Categorías : General

 

Con motivo de la beatificación del papa Juan Pablo II que tuvo lugar ayer, 1 de mayo de 2011, en la Plaza de San Pedro del Vaticano, la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES), nacida ya en el pontificado de Benedicto XVI, ha querido rendirle un sencillo homenaje al nuevo beato con la publicación del nº 200 de su boletín electrónico Info-RIES, que reciben periódicamente miles de suscriptores de forma gratuita.

Hemos querido dedicar este número monográfico al papa Juan Pablo II por el interés que prestó en su magisterio al fenómeno de las sectas. En el boletín recogemos sus principales intervenciones, gracias sobre todo al trabajo del también fallecido José María Baamonde, psicólogo argentino y uno de los fundadores de la RIES que realizó sus principales investigaciones y publicaciones sobre el tema de las sectas en la época del Papa polaco, con los addenda realizados por Luis Santamaría con su búsqueda en los archivos informáticos de la Santa Sede.

El boletín Info-RIES recoge 33 alusiones del pontífice polaco al fenómeno de las sectas, realizadas entre 1985 y 2004. Destaca, por su amplitud, el mensaje de la Jornada Mundial de las Migraciones de 1990, y las reflexiones recogidas en varias exhortaciones apostólicas postsinodales, además de las múltiples referencias que contienen los discursos a los obispos en sus visitas ad limina, recogiendo la preocupación de los pastores de las Iglesias locales en torno a este tema.

Tampoco puede olvidarse que fue bajo el pontificado de Juan Pablo II cuando se publicó un importante documento, fruto del trabajo de varios dicasterios, sobre las sectas, en 1986.

De José María Baamonde es, precisamente, la reflexión que sigue, tomada de uno de los cursos que impartía en la Fundación SPES, de Buenos Aires, que él mismo fundó y dirigió.

El Papa que habló sobre sectas

No ha existido ningún otro Pontífice que haya hablado, con tanta valentía sobre un tema que, a raíz de lo complejo y urticante, no pocos prefieren callar. En razón de la imposibilidad de incluir todas las manifestaciones, hemos seleccionado los textos y párrafos más relevantes, razón por la que sugerimos en una segunda instancia, la lectura de los documentos en su integridad.
Especial importancia tiene el mensaje dirigido al tercer grupo de obispos norteamericanos, en su visita ‘ad limina’ el 18 de mayo de 1993, donde S.S. Juan Pablo II hace alusión a un tema de grave consideración, como lo es el de la penetración de ideas y conceptos de la New Age o Nueva Era “en la predicación, la catequesis, los congresos y retiros”, llegando “a influir incluso en los católicos practicantes”.

También es digno de resaltar por la riqueza del contenido y orientaciones, el mensaje que el Papa con motivo de la Jornada Mundial del Emigrante, diera el 25 de julio de 1990. En el mismo, el Pontífice se refiere exclusivamente al fenómeno de las sectas y Nuevos Movimientos Religiosos, y menciona las diversas realidades por las que atraviesan los emigrantes, realidades estas, que muchas veces facilitan la adhesión a no pocos movimientos de características sectarias.

El nuestro [Argentina] es un país donde los emigrantes están a la orden del día: personas que emigran a nuestras tierras, provenientes de variados países; personas que emigran del interior a las grandes ciudades; y personas nativas de las grandes ciudades que no emigran, pero por las características alienantes de las megalópolis, viven como tales en sus propias ciudades.

Si bien las palabras del Papa, con que iniciamos esta entrega fueron dirigidas a los obispos, consideramos que no sólo a ellos los alcanza, sino a todo el Pueblo de Dios. Sus palabras deben ser también una inquietud pastoral para todos nosotros frente a este nuevo desafío, ya que no son pocos los católicos que por desconocimiento, están experimentando un fenómeno de doble pertenencia. Es decir, practican la fe católica y al mismo tiempo, participan de movimientos o prácticas nuevaeristas.

No sólo los obispos sino todos los bautizados debemos asumir una responsabilidad, un testimonio y un compromiso. Responsabilidad frente a la propia formación en la fe, su profundización constante y obediencia al Magisterio; testimonio de vida frente a lo que implica dicha formación, sin temerle a llegar a ser signo de contradicción ante una sociedad que propugna supuestos valores, concepciones y disciplinas que se contradicen con la fe; y compromiso ante la problemática, aunque ello implique perder algún dinero, por no vender ciertos libros o alquilar una dependencia católica para que se promocionen grupos nuevaeristas, o no caer simpáticos, por orientar y esclarecer en la Verdad.