4.05.11

Juanpablistas, Ruínes y Progresaurios

A las 12:24 PM, por Cavernicola
Categorías : Paca Bezota Creyente
 

Antes de que llegue el señor Director a poner orden, no se pierdan ustedes unas muestras de cómo desde La Caverna observamos a los observadores del Vaticano.

P. Fortea y la Iglesia reunida en torno al Cordero y al Pastor de pastores: ¿Juanpablistas?

Llegó el gran día tan esperado en Roma. De todos los confines la Santa Iglesia, han afluido al lugar donde está la roca de la que Jesucristo dijo: Tú eres la piedra. Y han venido para mostrar su cariño por un pastor, por un pastor de pastores, por un Sumo Sacerdote que fue un auténtico padre de las ovejas.

Lo de esta mañana ha sido maravilloso. Cuando uno ve esas masas de centenares de miles de fieles llenando plazas, avenidas, puentes, arremolinándose en cualquier lugar donde a lo lejos se pudiera divisar una pantalla gigante, aunque fuera al otro lado del Tíber, uno se da cuenta de que la Iglesia no es una fe más. Aunque los políticos de tantos países nos llevan repitiendo la cantinela de que la Iglesia es una fe más, una de tantas. Lo cierto es que la Iglesia es el Reino de Dios en la tierra. Sí, hay muchas fes en el orbe. Pero sólo una es el Gran Rebaño de Cristo bajo sus legítimos pastores. Sólo una.

Nosotros no somos una confesión religiosa más, somos la religión fundada por Jesucristo el Hijo de Dios. Nos sometemos a las leyes de cada nación y aguantamos a sus impertinentes políticos (en casi todas partes suelen ser impertinentes y petulantes), pero aunque hagamos ese ejercicio de paciencia cuando escuchamos sus sermones secularistas, en nuestro interior sabemos que sólo hay una religión verdadera, y que si pudieran darse una vuelta por el más allá, regresarían con la firme idea de convocar a los obispos de su país y preguntarles: ¿en qué puedo ayudarles en su misión?

Tomado de Beatus Ioanni Paulus II PP
(ah, ¡no os perdáis el post de los pastelillos del blogger-meeting!).

 

P. ExOrbe y la amargura por la beatificación excesiva de Juan Pablo II: ¿Ruínes?

Del largo pontificado de Juan Pablo II, visto a la distancia de estos cinco años, digo que fue un gran exceso, que casi todo fue excesivo. Como el gasto de una casa que se arruina mientras dilapida en lujos o excentricidades lo que debería emplear en consolidar su economía doméstica. Si nunca me explicaré suficientemente el entusiasmo quasi delirante del Vaticano II y sus participantes, el del pontificado de Juan Pablo II tampoco consigo explicármelo.

Parece evidente que la exaltación del nuevo beato lleva como un cometa la cola de todos sus actos, inseparablemente. Todo. Y no todo fue beatificable; muchos de sus actos fueron discutibles; algunas cosas ni siquiera aceptables.

Ahí estará el nuevo beato, para sus devotos y entusiastas. Pero vuelvo al principio: Me parece un exceso. No sé si el proceso de canonización también correrá express. A ver en qué queda todo, porque a los Santos también los perfila el tiempo. Dios dirá.

Tomado de Un entusiasmo excesivo 
(Leer sin acritud a ser posible) 

 

Ex-P. José Manuel Vidal y como servir a dos señores sin que se note tanto: ¿Progresaurios?

Ya está en los altares. Tras la apoteosis de ayer (aquí se habla de millón y medio de personas en la beatificación), hoy el cardenal Bertone celebra una eucaristía de acción de gracias. La resaca del beato. La Iglesia ha empeñado su palabra y asegura que el Papa Juan Pablo II está en el paraíso. Es beato y, por lo tanto, se le puede rendir culto. El Papa Wojtyla está salvado y a salvo de cualquier sospecha o de cualquier responsabilidad pasada, presente o futura.

Hacia el interior de la Iglesia, las cuentas no le salieron tan claras. Fiel a su manera de ser y de pensar, impulsó un modelo eclesial de reafirmación doctrinal, con subrayados fuertes en lo moral y con cerrazón absoluta a las cuestiones disputadas. Tareas pendientes para su sucesor o para el sucesor del sucesor, como el celibato opcional, la moral sexual o el acceso de la mujer al sacerdocio. O la corresponsabilidad efectiva de los laicos en la Iglesia, pueblo de Dios.

El Papa Wojtyla se echó, con armas y bagajes, en manos de los movimientos neoconservadores, relegó a las clásicas órdenes religiosas, y potenció un tipo de clero funcionarial, sacramentalista, replegado en lo espiritual y alejado de la opción preferencial por los pobres de la Iglesia samaritana del Concilio. Llevó el péndulo de la Iglesia tan a la derecha que ya solo puede girar hacia el centro. Y quizás, ahora, desde el cielo también el beato Karol Wojtyla eche una mano para promover esa nueva “primavera” de la Iglesia.

Tomado de Wojtyla, salvado y a salvo
(Escribiendo para Público, El Mundo y Religión Digital, un chico como él en un sitio como ese…)