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El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 7 de mayo de 2011

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La fe de Pedro
Por Giovanni Maria Vian
CIUDAD DEL VATICANO, sábado, 7 de mayo de 2011 (ZENIT.org) - Publicamos el artículo escrito por Giovanni Maria Vian, director de L'Osservatore Romano, tras la beatificación de Juan Pablo II.


 


 

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En los últimos sesenta años han sido tres las ceremonias para la beatificación de un Romano Pontífice. Han sido elevados a los altares Pío X en 1951 (canonizado sólo tres años después), Inocencio XI en 1956 y, en 2000, Pío IX y Juan XXIII a la vez. Una novedad histórica a causa de una intensificación hagiográfica como nunca antes se había verificado en la Iglesia de Roma y respecto a la cual eventuales precedentes -por lo demás muy distintos- hay que buscarlos en la época tardo-antigua y después en la Edad Media, no por casualidad relativos a Papas reformadores como León IX y Gregorio VII.
Y precisamente hay que remontarse a la segunda mitad del siglo XI para hallar el reconocimiento de la santidad de un Pontífice por parte de su inmediato predecesor. Como ha sucedido con la solemne beatificación de Juan Pablo II, un acontecimiento único, en un escenario global. A sólo los seis años de su muerte, aquella muerte que aún persiste en el corazón de millones y millones de personas, creyentes y no creyentes, como ocurrió con la agonía de Juan XXIII.

Sin embargo, lo que explica la unicidad de esta beatificación y el interés que ha suscitado en el mundo no son sólo la excepcionalidad de la decisión papal -"con el debido respeto" de las normas, pero a la vez "con discreta celeridad", explicó Benedicto XVI- y la proximidad temporal al larguísimo pontificado de Karol Wojtyla. Ciertamente, todo ello ayuda a explicar la afluencia a Roma de un millón y medio de personas y, en parte, el consenso casi general con el que ha sido acogida la beatificación. En la superación madurada y convencida, o en un olvido sólo superficial y aparente, de las críticas durísimas a las que Juan Pablo II fue sometido durante su pontificado, tiempos dramáticos y apasionantes que ya están encomendados a la historia. Años y obras cuya repercusión y relevancia -a las que aludió Benedicto XVI- ya se empiezan a valorar y reconocer históricamente. En efecto, el Papa dijo que Juan Pablo II, heredero del concilio Vaticano II y de Pablo VI, invirtió "con la fuerza de un gigante -fuerza que le venía de Dios- una tendencia que podía parecer irreversible": la cerrazón respecto a Cristo, único Señor y salvador del mundo. Dando a la Iglesia una orientación renovada: "Aquella carga de esperanza que en cierta manera se le dio al marxismo y a la ideología del progreso, él la reivindicó legítimamente para el cristianismo, restituyéndole la fisonomía auténtica"; que la dirige hacia el futuro de Cristo, el único capaz de responder a las expectativas del corazón humano y punto final de la historia.

Pero más allá de la grandeza de un Papa -y de la humildad aún mayor de su sucesor, quien, con visible emoción, recordó a Juan Pablo II-, lo que explica la unicidad de su beatificación ha sido sobre todo la dimensión de la fe: la fe de Pedro, como la describió Benedicto XVI. Entre el flameo de banderas y la repetición de aplausos, entre lágrimas de alegría irreprimibles y generalizadas, con un entusiasmo que, tras la proclamación, dio lugar a un silencio impresionante. En la oración a Dios ante el nuevo beato. Beato porque, como María y como Pedro, creyó y confió en el Señor.

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Juan Pablo II y los indígnenas
Monseñor Felipe Arizmendi Esquivel
SAN CRISTOBAL DE LAS CASAS, sábado, 7 de mayo de 2011 (ZENIT.org) - Publicamos el artículo escrito por monseñor Felipe Arizmendi Esquivel, obispo de San Cristóbal de Las Casas, con el título "Juan Pablo II y los indigenas".

 


 

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VER

No faltan quienes, carcomidos por el negativismo, la envidia, el resentimiento, e incapaces de apreciar lo santo y hermoso que hay en nuestra Iglesia, se solazan en sobredimensionar posibles deficiencias, para opacar sus méritos. Es la reacción de unos pocos ante la beatificación de Juan Pablo II. Le recriminan, entre otras cosas, haber enfrentado a ciertos teólogos de la liberación, como si con esto hubiera abandonado a los pobres. ¡Qué poco lo conocen! Habrían de sopesar más a fondo sus posturas. Como dice Jesús, quien tiene los ojos sucios, todo lo ve manchado.

Resalto sólo algunas de sus muchísimas intervenciones por los indígenas, pobres entre los pobres. Un gran signo fue su empeño en que se demostrara la historicidad de Juan Diego, y luego reconocer oficialmente su santidad, o la beatitud de los Mártires de Cajonos, Oaxaca.

JUZGAR

En Oaxaca, el 29 de enero de 1979, dijo: "Mi presencia entre vosotros quiere ser un signo vivo y fehaciente de esta preocupación universal de la Iglesia. El Papa y la Iglesia están con vosotros y os aman: aman vuestras personas, vuestra cultura, vuestras tradiciones; admiran vuestro maravilloso pasado, os alientan en el presente y esperan tanto para en adelante. El Papa quiere ser vuestra voz, la voz de quien no puede hablar o de quien es silenciado, para ser conciencia de las conciencias, invitación a la acción, para recuperar el tiempo perdido, que es frecuentemente tiempo de sufrimientos prolongados y de esperanzas no satisfechas".

Y clamó con voz profética: "Responsables de los pueblos, clases poderosas que tenéis a veces improductivas las tierras que esconden al pan que a tantas familias falta: la conciencia humana, la conciencia de los pueblos, el grito del desvalido, y sobre todo la voz de Dios, la voz de la Iglesia os repite conmigo: no es justo, no es humano, no es cristiano continuar con ciertas situaciones claramente injustas. Hay que poner en práctica medidas reales, eficaces, a nivel local, nacional e internacional. Y es claro que quien más debe colaborar en ello, es quien más puede".

En Canadá, el 15 de septiembre de 1984: "No sólo el cristianismo es importante para los pueblos indígenas, sino que Cristo mismo es indígena en los miembros de su Cuerpo".

En Tuxtla Gutiérrez, el 11 de mayo de 1990: "Ante tanta injusticia, ante tanto dolor, ante tantos problemas, un hombre puede llegar a sentirse olvidado por Dios. Vosotros mismos, habréis podido experimentar tal vez parecidos sentimientos: la dureza de la vida, la escasez de medios, la falta de oportunidades para mejorar vuestra formación y la de vuestros hijos, el acoso continuo a vuestras culturas tradicionales, y tantos otros motivos que podrían invitar al desaliento. Más aún, podrían sentirse olvidados quienes han tenido que dejar sus casas, sus lugares de origen, en una afanosa búsqueda del mínimo imprescindible para seguir viviendo. No caigáis en la seducción de los vicios, como el abuso del alcohol, que tantos estragos causa; ni prestéis vuestra colaboración al narcotráfico, causa de la destrucción de tantas personas en el mundo"
 

A los representantes de los pueblos amerindios, en Santo Domingo, República Dominicana, el 12 de octubre de 1992: "Elemento central en las culturas indígenas es el apego y cercanía a la madre tierra. Amáis la tierra y queréis permanecer en contacto con la naturaleza. Uno mi voz a la de cuantos demandan la puesta en acto de estrategias y medios eficaces para proteger y conservar la naturaleza creada por Dios. El respeto debido al medio ambiente ha de ser siempre tutelado por encima de intereses exclusivamente económicos o de la abusiva explotación de recursos en tierras y mares. Entre los problemas que aquejan a muchas de las comunidades indígenas están los relacionados con la tenencia de la tierra".

ACTUAR

En Izamal, Yucatán, el 11 de agosto de 1993: "Conozco las dificultades de vuestra situación actual y quiero aseguraros que la Iglesia, como Madre solícita, os acompaña y apoya en vuestras legítimas aspiraciones y justas reivindicaciones. Como cristianos, no podemos permanecer indiferentes ante la situación actual de tantos hermanos privados del derecho a un trabajo honesto, de tantas familias sumidas en la miseria".

En Santo Domingo agregó: "Se trata de conseguir que los católicos indígenas se conviertan en los protagonistas de su propia promoción y evangelización. Y ello, en todos los terrenos, incluidos los diversos ministerios. ¡Qué inmenso gozo el día en que vuestras comunidades puedan estar servidas por misioneros y misioneras, por sacerdotes y obispos que hayan salido de vuestras propias familias y os guíen en la adoración a Dios en espíritu y en verdad!"

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Carta abierta al fallecido cardenal García-Gascó
Por monseñor Carlos Osoro
VALENCIA, sábado, 7 de mayo de 2011 (ZENIT.org)-. Publicamos la carta que ha escrito monseñor Carlos Osoro, arzobispo de Valencia, con motivo del fallecimiento del cardenal Agustín García-Gasco, su predecesor en el cargo.



 

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Hace una semana que estábamos hablando de cuestiones importantes. Pensaba que, quizá, en mi estancia en Roma podría haber continuado aquella conversación. Pero lo que Nuestro Señor Jesucristo tenía previsto para ti era entrar en la definitiva conversación, esa que es la más rica, a la que los seres humanos estamos destinados y en la que tú, me vas a permitir llamarte como siempre lo hacía, querido Agustín, creías con todas las consecuencias.

Cuando parecía que todo iba discurrir por otros caminos diferentes, según las previsiones de los hombres en la mañana del día 1 de mayo, cuando todos te estábamos esperando en la Plaza de San Pedro para celebrar en el Domingo II de Pascua la fiesta de la Divina Misericordia y, en ella, la beatificación del Papa Juan Pablo II, resulta que el Señor te llamó a la vida eterna de la que tú ya participabas por el Bautismo, pero te llamó definitivamente. Lo hizo con un gran amor hacia tu persona, querido Agustín, en la fiesta en la que los hombres podemos experimentar como el amor del Señor es más grande que todas las cosas que nosotros podamos imaginar, un amor que es capaz de extraer de cualquier situación un bien, un amor que te llamó a participar de la beatificación del Papa Juan Pablo II no como nosotros desde la Plaza de San Pedro, sino junto a él mismo, al lado del Papa. ¡Qué maravillas hace el Señor con los hombres! Y ¡qué momento de máxima belleza te ha hecho vivir a ti, Agustín, para siempre! Nada más ni nada menos que cuando comenzamos el mes dedicado a la Virgen María, cuando celebramos la Divina Misericordia, cuando celebramos la beatificación del Papa Juan Pablo II, Jesucristo te llama y te dice: vas a verlo desde la ladera en lo que todo se ve de una manera plena, tal y como lo ve Dios mismo.

Creo que ha sido algo maravilloso lo que nos has regalado el día 1 de Mayo, querido Agustín. Bien sabes tú que en el origen de todas las actitudes que pueden engendrar la felicidad y el gozo de vivir, están dos palabras que, a mi modo de ver, son esenciales para una comprehensión cristiana de la existencia: consentimiento y querencia. Palabras que están enfrente de esas otras dos que son resentimiento y sospecha. Tú siempre has sido un hombre de fe. Y es que, como buen creyente que eres, asientes y consientes a tu ser, al mundo, a Dios. Es más, te alegras de una manera singular de ello. Tu vida siempre ha sido vivida con una alegría fundamental de que Dios existiese, de que Dios sea Dios, de su inmensa gloria.

¡Qué fuerza adquieren tus palabras, querido Agustín! Me decías, no sé cómo, pero fundamentalmente esto: siempre hay que superar un deseo del ser finito que somos, entre otros tú y yo: el de que Dios no exista para que el ser finito, es decir, tú y yo u otros como nosotros, no tengamos límites y podamos hacer lo que nos apetezca. ¡Qué diferente ha sido tu vida en este mundo, Agustín, y quizá por eso tu salida del mismo! Aceptabas ser una criatura en las manos de Dios, gozabas de tu origen en Dios, de la inserción en las circunstancias en las que Dios te había puesto, precisamente por eso, mirabas con sencillez y con confianza. Y es que encontraste en tu relación con Dios la fuerza necesaria para soportar todos los avatares de tu historia personal, para llevar a cabo una misión de testimonio y de adoración de Dios. Yo tengo que darte las gracias por fiarte de mí y por haberme hecho partícipe de tu bienaventuranza.

¡Qué música de fondo tuve el día 1 de mayo desde que supe que el Señor te había llamado definitivamente a la plenitud de la vida! Y es que pensé rápidamente en lo que tantas veces tú, querido Agustín, me habías hablado: el creyente siempre tiene el valor, no sólo de creer en esta historia universal de salvación, sino en su personal historia particular, sin orgullo frente al prójimo y con gozo frente a sí mismo. Es más, el creyente puede adentrarse por una misión histórica sabiendo que es la suya, que Dios le ha enviado, que Dios le sostiene, que tiene una forma de gracia y de experiencia de la vida que son propias para él y que se convertirán en fuente de sencilla pero de profunda felicidad. Esto ha sido lo que tú has vivido siempre. Cuando has pensado en la Iglesia y lo has realizado muchas veces y la has amado entrañablemente, la entendías como un cuerpo en el que cada miembro tiene una función y donde todos son necesarios, ya que sólo mediante la interacción de todas y cada una de las funciones es posible la visibilización de la plenitud de Jesús.

¡Qué preciosa tu vida, Agustín! te decía la última vez que estuviste en casa, como el creyente sabe que lleva a cabo su misión delante de Dios (coram Deo), en su presencia, teniéndole a El como espectador primordial, esperando de El la palabra de reconocimiento, contando con sus designios que son eternos y que, por tanto, van más allá de un instante. Una persona que se hace delante de Dios mide todo con otros criterios. Tú, Agustín, ya lo estás haciendo. Intercede por nosotros para que tengamos esos criterios. Y esto vale para las personas y para la cultura, pues una cultura que se lleva a cabo delante de Dios, mide cada una de sus acciones con otros criterios, de tal manera que la grandeza le viene dada no por lo inmediato, sino por la verdad del que obra, por su fidelidad a quien sostiene todo. Gracias por tu vida, querido Agustín.




 

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El mes de María
Por monseñor Rodrigo Aguilar Martínez
TEHUACÁN, sábado 7 de mayo de 2011 (ZENIT.org-El Observador) - Coincidiendo con el inicio del mes de mayo, llamado en muchos países el mes de María, proponemos a la lectura la reflexión que hace sobre este acontecimiento el obispo de Tehuacán y responsable de la Dimensión de Familia de la Conferencia del Episcopado Mexicano, monseñor Rodrigo Aguilar Martínez.

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EL MES DE MARÍA

 

            En la piedad popular está muy arraigado considerar mayo como el "mes de María"; sin embargo también tenemos otro mes "mariano", que es octubre, por la fiesta de la Virgen del Rosario y que da lugar a llamarle "mes del rosario".

            Por otro lado, es bueno saber que diversos ritos celebran el mes mariano en meses diferentes, por ejemplo el rito bizantino lo celebra en agosto, en torno a la fiesta de la Asunción; en cambio los coptos lo celebran en torno a la Navidad.

            ¿Qué ha llevado a definir mayo como nuestro mes mariano? Los orígenes vienen de hace siglos y de tradiciones profanas: Algunos países europeos desde hace siglos celebran fiestas florales en mayo, con la alegría de ver nuevamente la naturaleza vestida de flores, realizando fiestas propiciatorias en honor de "Flora Mater", diosa de la vegetación, y coronando a una joven como reina de la primavera o esposa de mayo. Tal vez el primero que asoció el mes de mayo con la Virgen María haya sido Alfonso X el Sabio, rey de Castilla y León (1221-1284), quien así lo menciona en una de sus "Cantigas". La abundancia de bienes que ofrece el mes de mayo motiva a invocar a María para recibir bendiciones materiales y espirituales. San Felipe Neri, en Roma y ya en el siglo XVI, enseñaba a los jóvenes a invocar a María en el mes de mayo, adornando con flores sus imágenes, cantándole alabanzas y realizando en su honor actos de virtud y de mortificación.

            Entre nosotros, hace algunas décadas eran muy festivas y fervorosas las celebraciones del mes de mayo a la virgen María; pero han estado muy marcadas por lo sentimental, lo cual sin ser necesariamente algo malo, es parcial, además de desvincularse del año litúrgico y, con ello, de su sentido cristológico.

            Cuando el Papa Pablo VI, en "Marialis Cultus", nos da bellas y profundas indicaciones para celebrar a la Virgen María, sin llegar a sugerir que se elimine la piedad popular en los meses "marianos" de mayo y octubre, nos invita a revalorar el espíritu mariano del Adviento. Efectivamente, la Virgen María es la que más y mejor espera el Nacimiento de Cristo Jesús y a ella nos unimos con ese espíritu en dicho tiempo litúrgico.

            Al celebrar a la Virgen María en el mes de mayo, vinculemos nuestra devoción a ella centrándonos en Cristo Jesús y con el gozo de la Pascua.

            Los Evangelios -y los evangelistas- guardan un enorme silencio acerca de la Virgen María tras la muerte de Jesucristo. No se la nombra en ninguna de las apariciones de Jesús resucitado. Sólo san Lucas la vuelve a mencionar en los Hechos de los Apóstoles, cuando dice que, tras la Ascensión de Jesús a los cielos,  sus discípulos "solían reunirse de común acuerdo para orar en compañía de algunas mujeres, de María la madre de Jesús y de los hermanos de éste." (Hch 1, 14). Sin esta referencia de la Virgen María, habría sucedido algo muy semejante que con san José, quien desaparece silenciosamente en la vida de Jesús, tras la escena en que éste, a los doce años, se les pierde y lo encuentran a los tres días en medio de los doctores. De modo que esa referencia valiosa que san Lucas hace de la Virgen María, primeramente indica que ella seguía viva y además que era una persona importante en medio de la comunidad de los discípulos de Jesús. Esa sobria evocación de la Virgen María nos habla de que, si "avanzó... en la peregrinación de la fe y mantuvo fielmente su unión con el Hijo hasta la cruz" (Lumen Gentium 58), ahora aparece serenamente luminosa en medio de la comunidad cristiana, dando testimonio de Jesús como el Viviente.

            La devoción a la Virgen María en el mes de mayo nos motiva a tener en cuenta de manera íntegra el Misterio Pascual de Cristo Jesús. En efecto, celebrar la Pascua de resurrección de Cristo Jesús, no significa que él haya superado -eliminando- la experiencia dolorosa de la pasión y la crucifixión, sino que así tenía que suceder, como lo dice repetidas veces a los discípulos (cf. Lucas 24, 26. 44). Por un lado la cruz no es el final de todo, pues nos lleva a la resurrección; por otro lado, la resurrección -Jesús vivo y con las marcas de la pasión y crucifixión en el costado, las manos y los pies- ha requerido pasar por la vivencia de la cruz. De esta manera, la celebración de la Pascua es un gozo no fugaz ni explosivo, sino madurado por la cruz. De este gozo -madurado por la cruz- y unidos a la Virgen María, necesitamos para alegrarnos en medio de las tribulaciones que no faltan en la vida diaria y en el contexto de nuestro país y del mundo entero.

           

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Radiografía social del Cono Sur latinoamericano
Conclusiones de un encuentro del Observatorio Pastoral del CELAM
BUENOS AIRES, sábado, 7 de mayo de 2011 (ZENIT.org) -Publicamos el documento final publicado por el Observatorio Pastoral del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) tras convocar a veinte delegados de las conferencias episcopales y de universidades católicas del Cono Sur.

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Convocados por los directivos del Observatorio Pastoral del CELAM, 20 delegados de la Conferencias Episcopales y de diversas Universidades Católicas de Argentina, Bolivia, Chile, Paraguay, Perú. Uruguay y Venezuela, entre laicos, sacerdotes y obispos, hemos celebrado el Tercer Encuentro de Observatorios Pastorales del Cono Sur, en la Pontificia Universidad Católica Argentina, el 14 y 15 de abril. Estamos agradecidos con la presencia y acogida de Monseñor Enrique Eguía Seguí, Secretario de la Conferencia Episcopal Argentina y del Rector de la Pontificia Universidad Católica Argentina.


Hemos estudiado y asumido el documento de Bogotá, que presenta las Conclusiones del Primer Encuentro Latinoamericano de Observatorios Pastorales, titulado "Hacia una Iglesia más transparente y creíble", celebrado del 6 al 9 de mayo de 2010 y el documento de El Salvador, que presenta las Conclusiones del Encuentro de Observatorios Pastorales de Centro América y México, titulado "Una decidida opción por la cultura de la vida y la dignidad humana" celebrado del 9 y el 12 de diciembre de 2010; donde se deja constancia del creciente interés de las Iglesias locales del continente por implementar sus propios Observatorios Pastorales, definen su identidad y misión, y establecen criterios para su funcionamiento. Consideramos que dichos documentos serán un referente ineludible para organizar observatorios pastorales en nuestra región. 


1. Situación social y eclesial de cada país. Desafíos que le presentan a un Observatorio Pastoral


Durante estos días, en un clima cordial y fraterno de trabajo, compartimos las experiencias de algunos de los países presentes, hemos evidenciado búsquedas, crecimientos, problemáticas, elementos emergentes y temáticas aún para trabajar. Asimismo advertimos la necesidad de reconocer y evidenciar los emergentes positivos de nuestros países, para no focalizarnos sólo en los aspectos negativos.


1.1. En lo sociopolítico:

1.1.2. Economía

Si bien se ha producido en diversos países un crecimiento económico y un mejoramiento en las políticas sociales, todavía hay grandes brechas e inequidad en lo que respecta a economía, educación, salud, vivienda, etc. También se comprueba un crecimiento de la agricultura, aunque en ocasiones en desmedro de la ecología, el patrimonio natural, la salud de las poblaciones y la tierra.  Existen asimismo elementos estructurales que implican que el crecimiento no se traduzca en desarrollo, o que no se produzca una correcta distribución del capital humano o de recursos.


1.1.2. Pobreza:

Los niveles de pobreza y pobreza extrema afectan a amplios sectores de la población de nuestras naciones, a pesar del importante crecimiento de la macroeconomía, lo que refleja la inexistencia de políticas públicas de redistribución de la riqueza a través de mecanismos estructurales. Sólo con una política de redistribución de la riqueza que genera el crecimiento económico, se podrá alcanzar un desarrollo humano integral. Está visto que la política del "derrame" o del goteo" es insuficiente, si no se cambian las estructuras que mantienen la inequidad.


1.1.3. Migración:

Hay una creciente migración del campo a la ciudad debido a múltiples causas -trabajo, educación, ecología, violencia-, pero sobre todo a causa del modelo de producción intensivo y extensivo que expulsa a las poblaciones campesinas de sus pueblos y hogares. Estos vienen a engrosar el cinturón de pobreza de las grandes ciudades y carecen de acceso a empleo digno, vivienda y servicios básicos.El movimiento migratorio hacia países vecinos, a Estados Unidos y Europa, sigue siendo importante, con sus consecuencias en la dispersión de la familia y el cambio de hábitos culturales, favoreciendo el consumismo y la desestimulación de la búsqueda de empleos en los miembros de la familia que están en el país de origen.


1.1.4. Empleo:

En nuestros países, las transformaciones en el mundo del trabajo tienen que ver con las nuevas tecnologías. Se exige especialización que las personas no tienen, en los puestos laborales. De esta manera, se da la paradoja entre el hecho de que existe gente que busca trabajo y no lo encuentra, y empresas que buscan empleados calificados y no los hallan.Los niveles de desempleo, subempleo y empleos de baja calidad son la constante. Dato de la realidad que en varios países del continente se trata de ocultar manipulando las informaciones estadísticas.Resta vincular lo macroeconómico con lo microeconómico, generar formas de vinculación, articulación con los mercados informales con los formales. 


1.1.5. Educación:

La inseguridad alimentaria lleva a la desnutrición y esta incide en los niveles de rendimiento escolar y en el desarrollo de capacidades futuras para el ámbito laboral y profesional.La deserción o el abandono escolar adquieren niveles importantes, afectando principalmente a los niveles socioeconómicos bajos.Precisamente, el área de la educación pasa por una crisis profunda. Hay resistencia al cambio, sobre todo si los gremios docentes están implicados en las instancias de decisión.


1.1.6. Democracia:

Valoramos la democracia, sin embargo pareciera haber ciertas dualidades que se manifiestan a través de ciertos liderazgos populistas y algunos dirigentes políticos irresponsables. La participación ciudadana es débil. La ciudadanía exige sus derechos, pero no siempre asume sus responsabilidades.En muchos casos, los políticos se aprovechan de las necesidades de los pobres con el objeto de manipularlos en tiempos de elecciones.La vigencia de la corrupción en los estamentos públicos es una constante.La falta de coordinación y equilibrio entre los Poderes del Estado es una constante en varios países. En algunos casos, esto produce ingobernabilidad.


1.1.7. Conflictividad social:

En varios países se produce una escisión, entre diversos grupos, sobre todo caracterizados por zonas geográficas, nivel socioeconómico y nivel de instrucción. Pareciera que hay más de un país, pues perciben y viven la realidad nacional de manera distinta. Hay zonas de barrios cerrados, mientras que en toda la población hay un sentimiento de inseguridad, de falta de confianza en el otro, al que se percibe como amenaza. En este contexto, crece la violencia social.Los medios de comunicación no contribuyen plenamente a una cultura de la paz. Si bien en los últimos tiempos han considerado en su agenda temas como pobreza e inseguridad, en ocasiones manipulan la información en función de sus intereses.


1.1.8. Pueblos originarios y minorías:

Hay una deuda con los pueblos originarios y otras minorías, que emergen como actores que piden su espacio y reclaman sus derechos. Desafían el respeto a la diversidad y a la multiculturalidad.


1.1.9. Medio ambiente:

En el tema del medio ambiente hay vacíos legales. Priman los intereses económicos sobre el medio ambiente y la salud. Se da un crecimiento económico en desmedro de la sostenibilidad ambiental.


1.2. La situación eclesial:

1.2.1. Desafíos:

Se da una situación de cambios en la  relación gobierno/Iglesia. En varios países se esgrime el argumento de que el Estado es aconfesional, laico. Pero las actitudes adoptadas demuestran un laicismo militante, traducido en muchas ocasiones en anticlericalismo.Se observa una pasividad de los laicos.  La Iglesia también vive procesos de cambio. La Iglesia es muy respetada. La opinión de la Iglesia es todavía considerada. Sin embargo, ha habido una baja en la credibilidad de la Iglesia a partir de los abusos a menores.Se reconoce la necesidad de trabajo interdisciplinar e interinstitucional para el análisis de la realidad.  Asimismo, la necesidad de encontrar referentes tanto ad intra como de personas influyentes en la sociedad para escuchar sus valoraciones y análisis.  (Tal como sucedió con Tabaré Vázquez como médico y su postura contra el aborto).En el ámbito pastoral, se percibe que cada país está realizando una adecuación local a la propuesta de Aparecida, sobre todo en el contexto de la Misión Continental permanente.Existen aún varios aspectos a trabajar que desafían la pastoral de la Iglesia, tales como: la disminución del valor de la vida, la percepción del otro como amenaza y no como prójimo.


1.2.2. Oportunidades:

En muchas ocasiones, la Iglesia se constituye en espacio de mediación en los conflictos sociales.Las cartas pastorales de las Conferencias Episcopales sobre el bicentenario son un elemento común: Argentina, Uruguay, Paraguay, Chile.La integración de los países de la región. UNASUR, Banco del Sur, entre otros. Resta pensar cuál será la participación de la Iglesia.

2. Presentación de Experiencias de Observatorios y Centros de Investigación


En el espacio asignado a las presentaciones de observatorios, centros de investigación, líneas de Investigación y servicios informativos o de opinión que se está realizando en Argentina, Bolivia, Chile, Perú, Uruguay, Paraguay y Venezuela se presentaron las siguientes experiencias:


2.1. Por Argentina se presentaron dos experiencias de observatorios: el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA y el Observatorio de la Pastoral Argentina. 


2.1.1. El Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA fue una iniciativa de la Conferencia Episcopal y la Pontificia Universidad Católica Argentina como servicio a  la Iglesia y a la sociedad en general. Se inicio en el año 2001 con un enfoque interdisciplinario que procura tener un sentido académico, social y ético, fundado en la Doctrina Social de la Iglesia, las teorías del desarrollo humano y los derechos sociales. Actualmente es un  Centro de Investigación científica, extensión y formación de recursos humanos de la UCA, apoyado en un plan de investigación metodológicamente riguroso e innovador que tiene impacto y amplio reconocimiento por parte de la comunidad académica y de la sociedad en general.Ofrece una mirada comprensiva y a la vez analítica de la cuestión social en término de dos dimensiones: "Integración humana y social", que comprende como subdimensiones confianza y participación ciudadana y el estudio de las capacidades y competencias psicosociales; y las "Condiciones materiales de vida", que incluye trabajo, la autonomía y seguridad social, el hábitat,  la salud y la capacidad de subsistencia. A lo largo de su desarrollo ha realizado 8 mediciones nacionales, firmado 11 Convenios de colaboración, publicado  6 informes del Barómetro de la Deuda Social y 4 Informes del Barómetro de la Deuda Social de la Infancia y 40 boletines temáticos  y publicaciones académicas. Ha tenido gran alcance en los medios de comunicación nacionales: más de 2000 notas gráficas (2008-2010) y visitas a la web. 


2.1.2. El Observatorio de la Pastoral en Argentina. Funciona en el Centro de Estudios Salesianos de Buenos Aires. Su objetivo es crear un espacio interdisciplinar de recopilación de las experiencias pastorales argentina del período postconciliar con impronta en la juventud.  Los destinatarios son  actores implicados en la pastoral. Analiza las producciones colectivas de otras disciplinas, interpreta y observa experiencias pastorales emergentes, propone hipótesis de lectura y realiza publicaciones individuales. Actualmente trabaja en tres proyectos, destacándose el mapeo de la diversidad religiosa de la Ciudad de Buenos Aires.


2.2. Por Bolivia se presentó la Fundación Jubileo de Bolivia, con 6 años de vida. La experiencia previa fue su trabajo con Pastoral Social Cáritas para lograr la condonación de la deuda en Bolivia. Actualmente sus ejes de acción son el diagnóstico, evaluación y monitoreo de la deuda pública que pretende avanzar en procesos de sostenibilidad, el análisis de los presupuestos públicos evaluando que sean distribuidos equitativamente, y el desarrollo productivo con equidad e igualdad de los recursos naturales.  


2.3. Por Chile se presentó la Oficina de Estadística para la Pastoral que existe desde el año 2003. Se dedica a la recopilación sistemática de datos secundarios acerca de la vida eclesial y pastoral de la Iglesia. En este momento están definiendo una estrategia para crear un Observatorio Social Pastoral. Las cuestiones a resolver son el diseño operacional, la viabilidad económica, el diseño institucional y necesidades de personal.  La relación con universidades como la PUC será  determinante para lograrlo 


2.4. Por Perú la Universidad Antonio Ruiz de Montoya ha desarrollado en los últimos años nuevas carreras que emergen en el marco de la visión actual de la institución. Procura armonizar la formación de las carreras con la investigación interdisciplinaria de la Universidad que se articulan a través de la Dirección de Investigación e Incidencia  en miras a la transformación social. Intervienen institutos como el de Ética y desarrollo, de Fe y cultura, de Políticas educativas y el de Estudios de la Ciudad. Algunos desarrollan programas de investigación y su posible transferencia en el área de  compromiso social. Las más reciente son el Mirador Empresarial, el Infobarómetro de la primera infancia (UARM) y el Observatorio de Buenas Prácticas. Ellos también están interesados en el desarrollo de un Observatorio Social, desde lo académico, aunque encuentran dificultades culturales y geográficas.  

2.5. Por Uruguay el Observatorio Sur (OBSUR) de Uruguay tiene 24 años de historia. Nació como un centro de documentación, investigación e información pastoral que permita recuperar la memoria de los grupos y comunidades populares y eclesiales de la sociedad uruguaya. Las áreas de trabajo son la formación para el voluntariado laico en acción social y pastoral, la formación de animadores comunitarios, la generación de información y análisis, el Centro de Documentación y acervo de OBSUR, las publicaciones orientadas a la recuperación de la memoria. Otras áreas son las de Comunicación Social, los Cabildos y la nueva iniciativa del Coloquio Anual.


2.5.1. La Oficina de Prensa de la Conferencia Episcopal de Uruguay hace un monitoreo de la presencia de la Iglesia Uruguaya en los medios. Hay áreas que convocan expertos en temas de interés para la CEU. Sin embargo, no hay una articulación con la Universidad Católica que podría hacer un aporte interesante en investigación y en otras iniciativas de la CEU.


2.6. Paraguay no cuenta con observatorios pastorales pero la Conferencia Episcopal está interesada en desarrollar algún mecanismo que les permita contar con datos fidedignos de la realidad que orienten su accionar, los documentos  y la opinión de la Iglesia. 


2.7. Por Venezuela, la Universidad Táchira de Venezuela comenzó en el 2007 a trabajar institucionalmente con la línea de investigación  "cultura de paz" de cuyo desarrollo surgen resultados que se canalizan en la idea de un Observatorio Social del Estado Táchira dividido en capítulos. Encaran temas de violencia y pobreza orientada a la cultura de paz. Las dimensiones relevadas son: condición socio demográfica, ingresos, empleo, desempleo, educación, salud y percepción subjetiva de la pobreza.  La violencia interfamiliar de pareja es otro tema central, que a futuro buscaría ampliarse a la violencia familiar en la población de adultos mayores y de niños y adolescente aprovechando actividades ordinarias de las parroquias. También a futuro se desea llevar este estudio a otras regiones a través de las universidades correspondientes.



 

3.Constantes más significativas de las experiencias presentadas


3.1. Es  una constante el interés de las diversas Conferencias Episcopales o Diócesis en conocer la realidad social, aún cuando hoy en día muchos carecen de observatorios sociales.

3.2. Las Universidades que tienen observatorios responden a esta necesidad y representan la vinculación con laicos competentes que le posibilita trabajar con rigurosidad en temas que interesan a las distintas comisiones de las Conferencia Episcopales.

3.3. Hay interés de parte de la Iglesia de motivar a las universidades para que haya observatorios articuladas con las conferencias episcopales e iniciar los pasos necesarios en el desarrollo de programas de investigación que den respuesta a esa necesidad de conocer la realidad social en cada uno de los países. También hay interés de algunas de las universidades en profundizar en su compromiso social, respondiendo al compromiso con la Iglesia y la sociedad en general. Lo cual no necesariamente deriva en una acción social.


3.4. Se reconoce que no existe un único modelo de observatorio, sino diferentes propuestas que responden a las características históricas, locales y particulares de cada centro. Sin embargo, todos los observatorios de inspiración católica comparten las siguientes dimensiones: interdisciplinaria, académica, social y ética. 


3.5. Entre los observatorios universitarios y episcopales existe una diferencia de "intensidad". Si bien ambos mantienen una línea o un criterio pastoral, un observatorio episcopal tiene una comunión mucho más estrecha con la diócesis. Podríamos decir que la universidad y episcopado tienen roles diferentes y complementarios en la creación y sostenibilidad de un observatorio pastoral. 


3.6. El observatorio es parte de una comunidad, tiene un acervo histórico y tiene diversos impactos y contactos con la comunidad: sea a nivel regional, departamental, distrital. Esto hace que, teniendo aspectos en común, cada observatorio puede tener sus líneas de investigación o énfasis.  


3.7. Un observatorio busca desarrollar una adecuada estrategia comunicacional de los resultados. No es suficiente con producir buenos datos, es necesario comunicarlos de manera clara y precisa. Es necesario mejorar la visibilidad de la producción, de los hallazgos de la información.


4. Propuestas


4.1. Una propuesta sería la necesidad de coordinación entre los servicios que ofrecen las conferencias episcopales y los centros de estudio e investigación de las universidades, especialmente de las universidades católicas y de inspiración cristiana, a fin de contar con un sólido apoyo científico en el conocimiento de la realidad para que los planes pastorales nacionales y diocesanos respondan con mayor eficacia a los desafíos del mundo de hoy.

4.2. A la luz de Aparecida y del Magisterio reciente, la identidad de la Universidad Católica debe tener una incidencia pública en diferentes áreas porque es parte de la identidad cristiana el hacerlo.

4.3 Propuesta de hacer un mapa pastoral de distintos países con proyección académica interdisciplinaria, social y ética. Elementos comunes: estar en comunión, pensar en temas de formación, reunión anual.

4.4. Contar con expertos que son los que también podrían colaborar con los observatorios a fin de asumir la corresponsabilidad de orientar el estudio de la realidad.

5. Líneas de acción:


5.1. Mantener la  comunicación y coordinación entre centros, observatorios pastorales universitarios y de las conferencias, sobre todo los que se encuentran más próximos. 


5.2. Crear un espacio virtual donde se compartan los avances e iniciativas de cada centro. Incorporar hipervínculos en los sitios web de los observatorios.


5.3. Mantener y fortalecer este espacio de encuentro, diálogo y reflexión entre las Conferencias Episcopales y observatorios. Esto permitirá pensar en los porqués más profundos.


5.4. Tomar como ejemplo las experiencias de los Observatorios exitosos como el de la Deuda Social Argentina (UCA), para fortalecer los procesos locales. 


5.5. Si se trabaja para desarrollar observatorios pastorales en cada país, los resultados y hallazgos podría colaborar en el mapa pastorales que elabore el CELAM de los países de la región.  


5.6. Se propone continuar con el trabajo empezado en este encuentro. Una propuesta para ello podría ser incluir un trabajo de formación. No solo intercambiar experiencias, sino empezar a capacitarnos en cualquiera de los siguientes ámbitos: social, científico, ético.  


5.7. Esto es un proceso de construcción conjunta en la que es muy importante escuchar con humildad al otro. 


5.8. El OBSEPAL ha mostrado ser un ámbito para el logro de estos objetivos de integración  de experiencias y formación de agentes que lleven a cabo el desarrollo de observatorios latinoamericanos interconectados entre sí. 




 

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