9.05.11

 

El diario colombiano El Universal ha publicado un artículo de Andrés Pinzón Sinuco, titulado “Papi”, un delirio colectivo. Una vez más, la secta Creciendo en Gracia vuelve a estar de actualidad. Reproducimos la información del rotativo a continuación.

Mesianismo y lujos

Mientras el mundo católico contempla la beatificación del Papa Juan Pablo II, a quien se le atribuyen 251 milagros, en Cartagena un séquito de “Jesucristo hombre” le grita: “encubridor de padres pederastas”. Jesucristo Hombre (JH) es “Papi”, de 65 años, quien es a su vez “la reencarnación del Dios de los cristianos”, esto pese a que haya sido concebido bajo el nombre de José Luis de Jesús Miranda, o al menos eso es lo que creen sus millones de fanáticos que lo siguen en países tan disímiles como Brasil, Estados Unidos, Perú y Alemania, entre otros.

El centro de esta secta religiosa que arropa con poderes mesiánicos a este hombre nacido en Ponce, Puerto Rico, del que se conoce lleva una vida ostentosa de lujos excéntricos, queda en la Calle La Factoría del Centro Histórico. Abre sus puertas todos los miércoles a las 7 de la noche, momento en el que los “bendecidos”, como se les llama a los discípulos de “Papi”, como a su vez lo nombran a él, tienen la oportunidad de escuchar sus “enseñanzas” y verlo en una transmisión que éste realiza en simultáneo desde Miami (EE.UU.), hacia más de 25 países de los continentes americano y europeo.

Los domingos, a las 10 de la mañana, se retransmite el video de los miércoles, y según Mauricio Chinome [se han alterado los nombres], administrador y encargado de la iglesia “Creciendo en gracia” en La Heroica, es el día que menos se llena pues sus asistentes superan los 200 y 300 entre semana.

En lugar de paredes blancas tiene varias fotografías del “nuevo Mesías”, incluso un retrato suyo en carboncillo, y da a un pasillo que termina en un gran salón con 4 parlantes y dos biombos en los que se proyectan todo tipo de videos alusivos al culto y especialmente las prédicas que realiza el “obispo” Luis Martín Guido en Bogotá, que generalmente precede la presentación de “Papi”.

De este “Jesucristo Hombre” se conoce que fuma públicamente y le encanta el whisky, así como los casinos y demás sitios nocturnos. Asimismo, en su historial carga con dos divorcios, además de denuncias de continuo adulterio de su parte, hechas por sus ex-cónyugues. Vive en amor libre con Lizbeth, una joven 40 años menor que él.

En Cartagena, cuando se ingresa al sitio dos aspectos llaman la atención de inmediato. El primero es un pequeño cuarto extra, adecuado como salón de clases para los hijos de los “Bendecidos”, en el que tres mujeres que dicen ser docentes les imparten a los menores de edad la “verdadera palabra”, proveniente de “directrices que vienen directamente de Bogotá”, según Yurlenis Palacios, quien hace las veces de maestra para los pequeños.

El segundo es el rótulo que identifica los géneros masculino y femenino de las puertas azules de los baños: dioses, y diosas. Ambas condiciones crean un ambiente perturbador.

Anticatolicismo y predicción de catástrofes

En la sesión del domingo pasado 1 de mayo, los espectadores, sentados en sillas de plástico blancas, contemplaban emotivamente audiovisuales referentes a los tornados que han sacudido a Estados Unidos, y videos que hacían referencia a la beatificación del Papa Juan Pablo II, contrastada con frases que insinuaban a “los miles de niños que siempre recordarán que fueron violados por curas católicos pederastas”.

Por su parte, las noticias de estos desastres naturales eran guiadas por el “obispo” Guido de Creciendo en Gracias, explicando que estas devastaciones son inevitables, pues hacen parte, aseveró, de los planes de su “Padre”. “Eso es poquito para lo que viene”, admitía el predicador bogotano.

Lo anterior, por extraño que parezca, tiene asidero en la creencia de que José Luis de Jesús Miranda sufrirá una transformación en 2012 que lo “revestirá” para reinar sobre la tierra “en un gobierno de justicia y divinidad”, y a su vez su transfiguración volverá dioses a los “Bendecidos”.

Por esta razón, a los fanáticos de esta secta se les incita a “someterse” a “Papi”, y a tatuar en sus cuerpos el número “666” junto con las letras “SSS”, que, de acuerdo con las explicaciones del “obispo”, los hace propiedad de “Jesucristo Hombre”.

La siguiente parte del video emitido el 1 de mayo explicaría el inusual tatuaje de boca del Jefe de Creciendo en Gracia en Bogotá. Pronto las pantallas mostraron una sección con fotografías de seguidores que en los múltiples países, sobre todo en los centroamericanos, se han tatuado el “666”, el cual es el número de la “bestia” en las nociones del cristianismo.

Las imágenes bajo un nuevo fondo musical de letras alusivas al “Mesías puertorriqueño”, mostraban a hombres y mujeres desde los 8 años hasta los 50 exhibiéndolo en sus antebrazos, hombros, o espaldas. Una vez terminada la sección de tatuajes, el “pastor” explicaba: “sirven para indicar que son propiedad de ‘Papá’. El primer seis significa ‘sin pecado eterno’, el segundo que ‘el diablo fue destruido’, y el tercero representa la ‘sabiduría”.

Los cartageneros y bogotanos, desde sus sillas, interrumpían la proyección con aplausos, y con la frase “Abba Padre”. Los más jóvenes en este centro gritaban emocionados un alarido inentendible. Todos los actos, que podrían parecer ridículos, profanos, o intimidantes, son reafirmados por pasajes bíblicos que también se proyectan, y que otros saben de memoria. “¿Cuántos se sienten orgullosos de ser portadores del sello de papi?”, preguntaba el líder bogotano con fingida sonrisa.

Recaudación económica: el diezmo

Antes de que dos mujeres con muchos sobres en las manos se pusieran de pie a ofrecerlos a los cartageneros, el conferencista que transmite su “verdad” a 28 Departamentos del país, cita un versículo de la Biblia que los exhorta a dar sus billetes, reafirmando el delirio a mantener el culto a “Papi”. “Diga: ‘papi gracias porque tu me has dado el conocimiento de nuestra belleza, que mi competencia proviene de ti, recibo las vestiduras de la transformación”, incitaba Guido con convencimiento insoslayable.

Pronto se forman dos filas de “Bendecidos” generosos que depositan sus sobres llenos de diezmos y “amor” a “JH”, que de acuerdo con una de las mujeres del barrio El Cabrero, que asiste con su esposo, hija, nieto y yerno, sirve para el mantenimiento de las instalaciones del Centro Creciendo en Gracia en Cartagena, y además “él te lo devuelve en abundancia”, asentía la mujer de unos 50 años y rostro expresivo.

“Es lo que salga de tu corazón. Aún tú no has entendido pero no te preocupes por eso… aquí no hay un máximo de dinero”, volvía a sostener. Esta iglesia en Cartagena ha funcionado “de manera oculta”, indica Pedro Barco, segundo al mando del Centro, en principio en reuniones en el Hotel Cartagena Plaza en Bocagrande, y en el Hotel San Nicolás en el Centro.

El regreso de Cristo a la tierra

Entre tanto en las dos pantallas el “obispo” resumía con asombroso ingenio una de las máximas ideas sobre la que gira la “Iglesia del 666”, aludiendo ahora a un conteo regresivo para el gran suceso que los va a transformar en dioses.

El representante en la capital del país, de esta religión que existe en la ciudad hace 16 años, y que cada vez captura más adeptos, explica que la existencia de “Papi” se da por un fin mucho mayor al de cualquier mortal en el sentido de que se trata del “regreso de Jesucristo a la tierra”.

“Cuando el primer Abraham pecó, dice ‘papi’, nos privó de unas vestiduras maravillosas y en el pecado fuimos destituidos de la gloria de adán pero para eso Jesús pagó el precio con su muerte, y destruyó al diablo, quitando el pecado, y adquiriendo la posesión de esas vestiduras”, infiere el “apóstol” luego del desquiciado estudio de la Biblia que hace “Jesucristo Hombre”.

Por fin llega el momento de ver a “Papi” en las pantallas. Aparece en medio de estentóreos aplausos y júbilo de su púlpito en la “Heroica”, que es integrado por un grupo de amas de casa, abogados, tinteros, fotógrafos, entre otros. Está sentado. Viste pulcramente con un traje azul, camisa blanca y corbata roja. Tiene un lujoso anillo de oro en su dedo anular izquierdo, reposa sus manos sobre dos grandes Biblias y empieza dando las gracias por los “regalos” recibidos el pasado 22 de abril, fecha de su nacimiento.

Los asistentes a este “ministerio” no dejan de ovacionarlo en una especie de culto esquizofrénico hacia su persona. Empieza la prédica afirmando que sus fieles deben aprender de satanás, y vuelve a hacer referencia a la teoría de los “vestidos” que les dará en 2012 a sus “Bendecidos”. Casi todas sus declaraciones las hace en un tono recio, con la cara dura, ninguna sonrisa se escapa de su rostro.

Los espectadores callan y escuchan atentamente. Al final de su intervención que dura aproximadamente 20 minutos el público vuelve a estallar en aplausos, algunos se marchan de inmediato, otros se quedan para escuchar otra canción, esta vez a una mujer brasileña con un ritmo mucho más movido, que provoca incluso que algunos coreen el portugués.

Para Miranda el pecado no existe. Por eso no se limita en cuanto a lujos, y por eso también ataca a todas las demás religiones acusándolas de ocultar su “verdad”. En cambio la falta que sí es grave es abandonar su religión, que le confiere todos los beneficios de un “Jesucristo renacido”, que se destapó ante sus discípulos en 2004 cuando advirtió su “divinidad”.

De su “naturaleza divina” nacen productos musicales, libros, y programas de televisión que derivan en dinero que es enviado también cada semana a su cuenta personal.