"Dios parece desaparecido del horizonte de las personas"

Benedicto XVI dice que el hombre busca a Dios a pesar del secularismo

El Pontífice reflexionó sobre el poder de la oración

Redacción, 11 de mayo de 2011 a las 16:07

 

Benedicto XVI dijo hoy que aunque ésta es una época marcada por el secularismo y parece que Dios ha desaparecido, el hombre por naturaleza es religioso y ese hombre actual "busca en la experiencia religiosa la vía para superar su limitación y asegurar su precaria aventura terrenal".

Ante unas 20.000 personas que asistieron en la plaza de San Pedro del Vaticano a la audiencia pública de los miércoles, el Pontífice reflexionó sobre la oración, como algo intrínseco -aseguró- al hombre.

"Vivimos en una época en la que son evidentes los signos del secularismo. Dios parece desaparecido del horizonte de las personas o se ha convertido en una realidad hacia la que se permanece indiferente, pero al mismo tiempo se ve un despertar del sentido religioso, la importancia de Dios para la vida del hombre", afirmó el papa.

El papa alemán añadió que la experiencia del pasado siglo, con las dos trágicas guerras mundiales, han puesto "en crisis ese progreso que la razón autónoma, el hombre sin Dios", parecía poder garantizar.

Benedicto XVI aseguró que el hombre por naturaleza es religioso y que el deseo de Dios está escrito en el corazón del hombre, ya que el hombre -señaló- ha sido creado "por Dios y para Dios".

"El hombre digital, como el de las cavernas, busca en la experiencia religiosa los caminos para superar sus limitaciones y para asegurar su precaria aventura terrenal. La vida sin un horizonte trascendente no tendría un sentido completo y la felicidad a la que tendemos está proyectada hacia el futuro, en un mañana aún por cumplirse", subrayó el papa.

El Pontífice destacó la importancia de la oración, de la que dijo es la "expresión del deseo que el hombre tiene de Dios".

La oración, precisó, "no es una mera fórmula, sino una actitud, un estar delante de Dios".

"Es un desafío, pues en ella el hombre toma conciencia de sí mismo y de su situación ante Dios, se pone de rodillas, incluso físicamente, pero no a la fuerza, como el esclavo, sino espontáneamente" y se reconoce "débil y pecador, y dirige su mirada hacía el Misterio con esperanza", manifestó.

(Rd/Efe)