11.05.11
El polémico tranvía de la ciudad de Jaén
La ciudad de Jaén y la provincia del mismo nombre sale en los medios de comunicación social por motivos espectaculares: una de las provincias con más parados de Andalucía; una de las tierras andaluzas donde más desertores de la enseñanza existe, el llamado absentismo escolar; o donde ocurre lo más llamativo para estar en la primera página de los informativos.
Ahora un concejal socialista amenaza de muerte al candidato a la alcaldía por el partido popular, dentro de un calentón de boca en el curso de un mitin de barrio. La noticia ha dado la vuelta al mundo. Quien desee leerla puede pulsar aquí.Todo esto ocurre, en una ciudad, que acaba de estrenar un sistema tranviario desde el centro comercial hasta el norte de la localidad. El domingo pasado firmé y publiqué en el Diario Ideal, edición de Jaén, página 36, un artículo titulado: Jaén en su tranvía, que coloco a continuación:
“Durante estos días Jaén camina gratis en el nuevo tranvía. He tomado la línea de subida y bajada. El alborozo ciudadano es general. Mientras viajaba he observado que la gente cuando algo es regalado se apunta de cabeza. Un jubilado me indicaba que cada mañana y tarde las pasa para arriba y para abajo como si fuera una persiana ventanera.
Mis reflexiones me llevaron al tiempo en que la gratuidad se acabe. El sueño del estreno se terminará y el pueblo volverá a la realidad de tener que pagar un servicio como hacemos con todos los demás que nos presta la administración.
Según la Doctrina social de la Iglesia a los ciudadanos se les debe decir siempre la verdad por parte de los administradores de la función pública. Por lo tanto, mantener la gratuidad más allá del tiempo prudencial es engañar a un pueblo tan sabio como somos los vecinos de la ciudad de Jaén.
La misma Doctrina social de la Iglesia nos aporta una verdad indiscutible: los ciudadanos, debemos, desde la libertad individual, saber y disponer pronto de toda la información sobre el funcionamiento de un servicio público como es el tranvía, porque solamente así, con la información en la mano, podremos calcular la economía personal y familiar, así como los enlaces que tendrá con el resto del transporte publico que cruza la ciudad de una parte a otra, algo que no hace el tranvía.Con la misma Doctrina social de la Iglesia, sabemos que todo bien público que se ponga en funcionamiento debe buscar el bien común de toda la sociedad de esa localidad concreta. Cuando pase el sueño de la gratuidad, los vecinos de este pueblo tenemos el derecho a que veamos cómo se conjuga el bien individual de los viven cerca de las vías tranviarias con los que vivan más lejos de ellas.
Ahora mismo, el norte y el centro están conectados, pero, ¿que ocurre con los vecinos ubicados en el este y oeste, y en el sur, de la misma ciudad, que pagan los mismos impuestos, que votan en las mismas elecciones y que desearían que otras vías pasaran cerca de sus domicilios.?.
En este caso, el bien común de los ciudadanos del que nos habla la Doctrina social de la Iglesia salta por los aires cada día que pasa y no se invierta un solo euro en llevar el mismo servicio a todos los vecinos de esta milenaria ciudad, por mucho que se les quiera. Obras son amores, y no buenas razones, nos dice el refrán castellano.
La misma Doctrina social de la Iglesia invita a que los ciudadanos reflexionen y decidan, en caso de no ser tratados en igualdad de condiciones que el resto de los vecinos, las acciones democráticas correspondientes para denunciar tal situación y optar por los medios lícitos a exigir una igualdad de trato que hoy no existe en el servicio tranviario.”
La candidatura del partido popular ha presentado una demanda formal en la Junta Electoral Local avisando de que el tranvía está sirviendo de reclamo electoral a favor del partido socialista. La respuesta ha sido negativa. Es decir, el tranvía puede circular gratis que no es ilegal, según la Junta Electoral.
No será ilegal, pero es inmoral con la Doctrina social de la Iglesia en la mano. Por los motivos presentados más arriba.
Todavía está a tiempo la Junta Electoral de rectificar. No se puede mantener el engaño a toda la ciudad de Jaén.
Tomás de la Torre Lendínez
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