Ettore Gotti Tedeschi, presidente de la banca vaticana

"El mundo ya no tolera la concentración enorme de la riqueza y del poder"

"Los católicos somos los únicos que tenemos algo que decir y nunca nos han escuchado"

Redacción, 13 de mayo de 2011 a las 10:51

 

Ettore Gotti Tedeschi, presidente del Instituto para las Obras de Religión (IOR) -la banca vaticana-, es un hombre con notable influencia en el pensamiento económico y social de Benedicto XVI. De ahí que sus reflexiones, hechas ayer en un curso universitario para periodistas que cubren la Santa Sede, puedan ofrecer claves interesantes sobre las actitudes del propio Papa y cómo interpretar sus palabras y gestos. Lo cuenta Eusebio Val en La Vanguardia.

El banquero vaticano, quien también ejerce de articulista en L'Osservatore Romano, disertó en la Universidad de la Santa Cruz -del Opus Dei- sobre la influencia del catolicismo en la economía a lo largo de la historia. Pero su vehemencia argumental le llevó al análisis de actualidad sobre las revueltas en el ámbito árabe y sobre el impacto que tendrá el auge cada vez mayor de China e India.

Respecto a África, el presidente del IOR auguró que "dentro de 20 años, la mitad de sus 2.000 millones de habitantes tendrá un poder adquisitivo equivalente a la media europea". Entre los países africanos, aquellos ricos en materias primas "harán un desarrollo aceleradísimo después de que hayan creado la democracia". Según Gotti Tedeschi, lo que ocurre hoy con las revueltas en el norte de África "es el típico efecto del mundo global que necesita materias primas; y donde no hay democracia, donde hay cuatro familias que controlan, habrá revoluciones y guerras sin fin, porque el mundo ya no tolera la concentración enorme de la riqueza y del poder".

El responsable de las finanzas vaticanas expresó su inquietud por los valores de potencias emergentes como China e India, donde las raíces cristianas son débiles o casi inexistentes. A pesar de todos los errores e injusticias, Gotti Tedeschi constató que la economía mundial ha estado dominada hasta ahora por dos áreas, Norteamérica y Europa, de tradición cristiana -en las que las personas sienten que deben dar un sentido a sus acciones, igual que Dios dio un sentido a la Creación-, mientras advierte de los riesgos de ser liderados por colosos económicos donde se profesan "religiones sin Dios", muy laxas, como el taoísmo, el confucianismo y el budismo, "por no hablar del fatalismo hindú".

"Cuando China e India tengan un papel importante geopolítico, podrán cambiar el modelo cultural a nivel universal -alertó Gotti Tedeschi-. El mundo estará dominado por quienes tienen una cultura económica, social, de respeto del hombre, que no es la nuestra, es una cultura sin Dios". Puso como ejemplo a China, "que vive hoy un modelo de pragmatismo que para nosotros es casi incomprensible". "Este es el verdadero problema que debemos afrontar en los próximos años, y es lo que creo que preocupa más a Benedicto XVI", agregó el presidente del IOR.

El banquero vaticano reivindicó el papel histórico del catolicismo en el discurso económico, desde el rechazo a la esclavitud a la labor de los monasterios benedictinos o las encíclicas sobre la doctrina social de la Iglesia y la última del actual Papa, 'Caritas in veritate'. Por el contrario, destacó que el protestantismo exacerbó los elementos más individualistas y egoístas del capitalismo, lo que ha llevado, en parte, a la actual crisis financiera. Su síntesis, provocadora, fue la siguiente: "Los católicos somos los únicos que tenemos algo que decir y nunca nos han escuchado".

Ettore Gotti Tedeschi está todavía siendo investigado por la fiscalía de Roma por su presunta responsabilidad, al frente del IOR, en operaciones sospechosas de lavado de dinero vinculadas a un escándalo de corrupción política en el Gobierno de Berlusconi. El alto ejecutivo bancario lo ha negado de manera tajante desde el primer momento, alegando, por el contrario, que, desde que llegó al cargo, en septiembre del 2009, se ha dedicado precisamente a adaptar el IOR a las estrictas normas internacionales para evitar el lavado de dinero. El problema es que la banca vaticana arrastra una leyenda negra que resulta difícil de superar. En los años ochenta del siglo pasado, bajo el pontificado de Juan Pablo II y siendo presidente del IOR el arzobispo estadounidense Paul Marcinkus, fue protagonista de un gran escándalo financiero por la quiebra del Banco Ambrosiano. Afloraron entonces conexiones de la banca vaticana con la mafia y con la logia masónica P-2.