12.05.11

Nuestra Señora de Fátima

A las 10:50 PM, por Guillermo Juan Morado
Categorías : General

 

La conmemoración de Nuestra Señora de Fátima supone para nosotros una invitación, una llamada, a la penitencia; es decir, a la fe y a la conversión.

Solo así – respondiendo a esa llamada - podremos vivir la verdadera devoción a María, que hizo siempre la voluntad de Dios, pues la devoción a la Virgen consiste fundamentalmente en la imitación de sus virtudes.

La conversión y la obediencia a la voluntad divina son una fuerza poderosa que neutraliza el mal en el mundo. María ejemplifica de modo singular la lucha contra el mal. La Virgen, escribe el beato Juan Pablo II, es “más fuerte que toda experiencia del mal y del pecado” y por eso se convierte en “señal de esperanza segura” (“Redemptoris Mater” 11).

La fuerza del mal se desató el 13 de mayo de 1981 – hace ahora treinta años – contra “un obispo vestido de blanco” – como decía la tercera parte del secreto de Fátima, redactada por sor Lucía en Tui el 3 de enero de 1944 -, contra el papa Juan Pablo II. La intervención de María desvió las balas que eran ciertamente mortales.

Al camino de los pecadores, que desemboca en la condenación eterna, María contrapone el camino de la salvación. También nosotros podemos avanzar por este segundo camino con la ayuda de la oración (el Rosario), con la consagración a su Corazón Inmaculado y con la Comunión eucarística reparadora.

Como comentaba el cardenal Ratzinger evocando el atentado contra el papa Juan Pablo II: “Que una «mano materna» haya desviado la bala mortal muestra sólo una vez más que no existe un destino inmutable, que la fe y la oración son poderosas, que pueden influir en la historia y, que al final, la oración es más fuerte que las balas, la fe más potente que las divisiones”.

El Corazón Inmaculado de María triunfará; es decir, sigue comentando el cardenal, “el corazón abierto a Dios, purificado por la contemplación de Dios, es más fuerte que los fusiles y que cualquier tipo de arma. El fiat de María, la palabra de su corazón, ha cambiado la historia del mundo, porque ella ha introducido en el mundo al Salvador, porque gracias a este «sí» Dios pudo hacerse hombre en nuestro mundo y así permanece ahora y para siempre".

Se abre para nosotros un horizonte de esperanza: “El maligno tiene poder en este mundo, lo vemos y lo experimentamos continuamente; él tiene poder porque nuestra libertad se deja alejar continuamente de Dios. Pero desde que Dios mismo tiene un corazón humano y de ese modo ha dirigido la libertad del hombre hacia el bien, hacia Dios, la libertad hacia el mal ya no tiene la última palabra”.

Guillermo Juan Morado.