"No se puede tratar a los inocentes como a los culpables"

Benedicto XVI: "El Señor no quiere la muerte del malvado, sino que se convierta y viva"

"Dentro de la realidad enferma debe haber aquel germen del bien que puede sanar y generar la vida"

Redacción, 18 de mayo de 2011 a las 13:13

 

Benedicto XVI dijo hoy que "el Señor no quiere la muerte del malvado, sino que se convierta y viva, su deseo es siempre el de perdonar, salvar, dar vida y transformar el mal en bien".

Benedicto XVI abordó hoy en la tradicional audiencia de los miércoles la intercesión del patriarca Abraham ante Dios por las ciudades de Sodoma y Gomorra donde, según el Libro del Génesis, "la maldad de sus habitantes había alcanzado el culmen".

Dios reveló a Abraham que estaba por destruir las ciudades pecadoras "haciéndole saber la gravedad del mal y sus terribles consecuencias", dijo el papa.

Abraham ofreció el primer ejemplo de oración al interceder ante Dios, agregó el Obispo de Roma.

El patriarca -refirió el papa- medió ante Dios y le dijo que era necesario evitar una justicia sumaria con este argumento: "si la ciudad es culpable, es justo condenar su delito e infligir la pena, pero sería injusto castigar de modo indiscriminado a todos los habitantes".

Pero Abraham no se limitó a pedir la salvación de los inocentes y pidió el perdón para toda Sodoma y Gomorra apelando a la justicia de Dios, una justicia divina.

Para Abraham, según Ratzinger, "no se puede tratar a los inocentes como a los culpables, eso sería injusto, es necesario en cambio tratar a los culpables como a los inocentes, poniendo una justicia superior, ofreciéndoles una posibilidad de salvación porque si aceptan el perdón de Dios y confiesan la culpa se convertirán también ellos en justos, sin necesidad de ser castigados".

Con este pensamiento -continuó el papa-, "Abraham expone una nueva idea de justicia, no la que se limita a castigar a los culpables, como hacen los hombres, sino una justicia distinta, divina, que busca el bien y lo crea a través del perdón que transforma al pecador, lo convierte y lo salva".

La insistencia de Abraham de que había inocentes en las ciudades bíblicas, significa para el papa que "dentro de la realidad enferma debe haber aquel germen del bien que puede sanar y generar la vida".

(Rd/Efe)