"Lo que está ocurriendo no es una simple revuelta política"

Si protestan ¿qué podemos y debemos hacer?

"Hay motivos para apostar por una regeneración ética de nuestra sociedad"

Alejandro Córdoba, 18 de mayo de 2011 a las 09:42

 

(Alejandro Córdoba).- En los últimos días miles de personas se han movilizado en muchas ciudades españolas. ¿A qué responden estas protestas? ¿cómo debemos interpretarlas? ¿qué podemos y debemos hacer?

En torno a la movilización ha habido incidentes y violencia. Pero aun no siendo justificables debemos ir más allá de descalificarlas por los medios utilizados y analizar lo ocurrido.

Veamos lo que dice en el manifiesto firmado por el denominado "movimiento 15-M":

"Unos nos consideramos más progresistas, otros más conservadores. Unos creyentes, otros no. Unos tenemos ideologías bien definidas, otros nos consideramos apolíticos. Pero todos estamos preocupados e indignados por el panorama político, económico y social que vemos a nuestro alrededor".

Probablemente en el movimiento haya impulsos y aspiraciones muy diversas; algunas interesadas, demagógicas, destructivas. Pero otras son limpias en su denuncia.

¿Qué pasará? Puede ser que el movimiento se apague, en cuanto pase la campaña electoral y los medios de comunicación convencionales lo silencien. Pero puede ser un fenómeno emergente de largo recorrido.

Los que aspiramos a crear una sociedad más justa y solidaria, aun desde principios diferentes, debemos converger en analizar lo que está ocurriendo. Y buscar alternativas que hagan que el resultado no sea destructivo sino constructivo.

El cabreo de quienes padecen la crisis sin haberla causado es comprensible. Y cuestiona temas relevantes. Está por ver si, aparte de mostrar indignación, el movimiento es capaz de generar propuestas alternativas.
Los mensajes transmitidos a través de las redes sociales acostumbran a ser muy simplificadores y maniqueos, lo cual puede dar lugar a propuestas demagógicas de consecuencias difíciles de calibrar.

Estos movimientos que protestan son un mecanismo de expresión y hacen visible un malestar real. Pero al no dar alternativas suelen tener un recorrido corto porque les falta, para mantenerse, un objetivo realizable.

En la medida que sus protestas no pueden lograr que los presupuestos estatales se incrementen o que el paro se reduzca su objetivo es irrealizable. Como irrealizable es querer otorgar al Estado español más poder del que realmente detenta.

Si es verdad que faltan controles al sistema de partidos políticos imperante no podemos quedarnos dormidos mientras "otros" manejan la sociedad. Y debemos apelar a la reforma del sistema de partidos, de sus fuentes de financiación, de la transparencia de su gestión. Pero no es suficiente.

Ignorar lo que está pasando en la calle y en las redes sociales puede ser irresponsable. En España hay una distancia creciente entre buena parte de la sociedad y sus representantes. Y el resultado se traduce en desesperanza y desencanto.

Haríamos mal en descalificar lo ocurrido basándonos en los actos violentos que les han rodeado. Porque hay un trasfondo ante el cual no podemos permanecer indiferentes.

Hay gente con inquietudes e ideales que no están conformes con el mundo que estamos construyendo. ¿Pasamos de ellos?

En conciencia: ¿podemos hacerlo?

Yo creo que no. Como creyente que se siente interpelado a evangelizar, a través de su testimonio, creo que lo que está ocurriendo no es una simple revuelta política. Hay motivos para apostar por una regeneración ética de nuestra sociedad. Y, si esos motivos existen, los valores que emanan del evangelio son una alternativa creíble y factible para implicarnos en esa regeneración ética.