"Espero que esto no se acabe el domingo"

Del no nos moverán…al no os dejaremos dormir

"No, no nos arrepintamos de lo que les hemos inculcado un día y otro"

Escuelas Católicas, 19 de mayo de 2011 a las 12:59

 

(José Antonio Solórzano, Escuelas Católicas).- No se lo esperaban ni por asomo. Estaban muy seguros de su sillón, sus palabras grandilocuentes, sus diatribas y descalificaciones mutuas, sus soflamas sin propuestas claras. La verdad es que tampoco saben por dónde tirar. Se les nota en su falta de convicción en lo que dicen. Gritan creyendo que así van a convencer más. Se han olvidado del "venceréis, pero no convenceréis" unamuniano, unos y otros. ¡Qué tonos tan absurdos, qué finales de frase tan estudiados esperando el aplauso fácil, qué poca consistencia en lo que dicen y proponen, suponiendo que propongan algo!

Les ha estallado entre las manos o entre su palabrería hueca ese movimiento ya más que juvenil de "Democracia real ¡ya!". Y ahora no saben qué hacer en plena campaña a dos días de arrancar un voto.

Cuando el mayo francés yo tenía la misma edad de muchos de los que estaban ayer en la Puerta del Sol. Seguía entonces por la radio y por la prensa lo poco que nos dejaban seguir con un interés propio de los años y de los inicios de filosofía. 40 años después, había que estar con jóvenes y no tan jóvenes cansados de esta pamema democrática, de esta espiral en que nos han o les hemos metido. Una generación perdida dicen los analistas del FMI, ¡qué también están buenos ellos para dar consejitos a nadie! Y allí estuve ayer y lo estaré mañana.

Desde el ¡Indignaos! de Stépahn Hessel y su invitación a no dilapidar una herencia recibida, la palabra, el gesto y la actitud de muchos han ido tomando forma y ha corrido sin pólvora (de momento, salvo en los países árabes) un grito de cansancio y hartura, un ¡basta ya! de mentiras, escándalos, robos, intereses malhadados, mercados exprimidores, tentáculos de unos cuantos pulpos interesados en… ¿en qué?, ¿acaso piensan que van a ser eternos? La gente es buena, a veces ingenua, pero se cansa, llega un momento en el que ya no tiene (mos) nada que perder y puede estar horas, días, noches acampados compartiendo su falta de trabajo, sus angustias y esperanza en plazas y parques, diciéndoles a los políticos, a los empresarios, a los banqueros y especuladores que ya está bien, que no se puede seguir así. Era previsible, ese capitalismo feroz no podía crear otra cosa que los monstruos de la sinrazón social, económica, desvalorativa de todo.

En la Puerta del Sol me encontré con algunos alumnos/as que habían estudiado en un centro nuestro, estaban con su pancarta de fabricación “hand made”. Habían sido catequistas, monitores, estudiantes responsables durante el colegio y ahora a punto de terminar no sé si en la Universidad o con la Universidad, porque está buena también la Universidad…; dos habían hecho FP; y sin esperanzas de trabajo ni unos ni otros. Vuelve la generación, la “lost generation” que se estudiaba en literatura y filosofía, a hacer realidad aquellas pintadas.“Vivamos de nuestros padres hasta que podamos vivir de nuestros hijos”. Ellos ni hijos podrán tener y saben cómo no tenerlos.

Ayer la pancarta me encantó, “made in ellos” también: “Si no nos dejáís soñar, no os dejaremos dormir”. Bien. Nosotros, los maduritos instalados de turno, podremos pensar ¡ya se cansarán! Yo no lo pienso, de verdad. Y espero que esto no se acabe el domingo y después nada, flor de un día. Sí, ya sé que algunos de estos dirigentes, algún día, dentro de otros 20-30 años, estarán sentados en las mismas poltronas, en los mismos escaños y tendrán que soportar la indignación de los jóvenes que por entonces haya… pero mientras, ni podemos dormir, ni podemos impedirles soñar (quite de su rostro esa mueca de sonrisa burlona, que le estoy viendo), ni…

Nosotros, en nuestros centros les hemos educado para la solidaridad, para la ciudadanía activa, para el compartir con quienes más lo necesitan; les hemos hablado de honradez, de responsabilidad en el trabajo y las tareas, de ser veraces y sinceros, les hemos animado a ser creativos, les hemos… y ahí están, en las plazas de casi todas las ciudades y pueblos, pacíficos, esperando el santo advenimiento de un futuro incierto. No, no nos arrepintamos de lo que les hemos inculcado un día y otro. ¿O era mentira todo? Con ellos, también nuestra indignación.

Como una ola… que cantaba… ¿será tsunami? Al tiempo.

José Antonio Solórzano
Director del Dpto. de Pastoral