23.05.11

Eutanasia sí o sí

A las 1:01 AM, por Eleuterio
Categorías : General, Derechos Humanos
 

“Lo llaman dignidad. A morir de una forma no prevista por el moribundo le quieren dar un nombre que ampare las aberraciones mundanas; técnicamente eutanasia o mal llamada, por el lenguaje políticamente correcto, muerte dulce. Y también muerta digna pervirtiendo tanto a una, dignidad como a la otra, muerte.

Y preparan las normas que legitimen, bajo la fuerza supuestamente moral del voto, lo que tanto ansían y que en determinadas clínicas favorecieron algunos profetas de la muerte provocada al prójimo.

De paso, preparan la amnistía de los que se sienten diosecillos y que, hasta ahora, han contado con el despiste de quien cree en Dios pero fija en el hombre unas esperanzas que no tienen fundamento. Demasiada humanidad venida a menos por la falta de considerar al Espíritu Santo como rector de la misma.

Según se cuenta, Ulises no podía sucumbir a los cantos de las sirenas que podían llevarlo a la perdición. Y se ató a los mástiles de su embarcación y prohibió fuese escuchada la música que venía desde su particular Mal. No quería, por eso, ser despedazado por tan gozoso canto pero, en el fondo, tan oscuro y alejado del Bien.

Algo así pasa con aquellos que no quieren, en el más recóndito lugar donde su corazón podría amar, lo bueno para el otro sino satisfacer su ideología malsana. Son, así, herederos de aquellos que masacraban en bien de un Estado que avanzaba, implacable por aquellas calzadas que llevaron cultura y, también, muerte.

Pero nosotros, los que nos sabemos hijos de Dios recordamos aquella significativa expresión que dice que el cristiano no vive para morir sino que muere para vivir. Por lo tanto, el hecho mismo de afrontar el fin de esta vida pasajera, nuestro paso por este valle que, gracias a la providencia, no es sólo uno de lágrimas sino más bien de gozo, ha de hacerse de una forma particular y muy nuestra, como nuestro es el espíritu que nos mora y que nos conforta ante la visión de tal momento.

Por eso, descartamos de plano que se puede matar insistiendo en lo bueno de tal muerte si la misma es buscada con ahínco por determinadas formas de ciencia.

Morimos, entonces para vivir… cuando Dios quiere y cuando Dios quiera.

Sin embargo, ante estos embates, cada vez más frecuentes, de esa forma de ver las cosas que facilita, ante el dolor y la enfermedad, digamos, ‘una muerte suave y llevadera’ sin tener en cuenta la inmoralidad intrínsecamente perversa que conlleva esto, podemos oponer, con más facilidad de la que se piensa, la parte de espíritu que conforma nuestra persona. Y esto es porque de la enfermedad, del dolor, los cristianos no valoramos esa enfermedad y ese dolor por lo que son pues, efectivamente, son un mal físico, sino por el bien que se puede obtener de ellos, aunque esto sea, es verdad, difícil de entender y, mucho más, de seguir.

Ante esto, yo creo que una hermosa forma de morir es hacerlo reconociendo que cualquier sufrimiento que hayamos pasado, y éste es, sin quizá, el más misterioso, se ilumina por la fuerza de la fe y nos permite, a los que sabemos que es así, ver, en este final, un mejor principio.

Y la eutanasia, llámese como quieren llamarla sus partidarios, queda lejana, muy lejana, en el corazón de los hijos de Dios que, como poco, nos sabemos dentro de un corazón grande que perdona, siempre, a los que buscan el fin de su semejantes queriendo ser lo que nunca podrán ser.”

Esto lo escribía el que esto escribe a finales del año pasado, 2010. Sin embargo, ahora mismo todo esto ha llegado al fin que tenía que llegar cuando nos gobiernan personas que están, abiertamente, en contra de la vida (el aborto está ahí, como muestra de eso) y que hacen lo único que saben hacer y que no es otra cosa que obligarnos a morir cuando a ellos les parezca: antes de venir al mundo a los que así se encuentren o cuando molestemos, por ejemplo, por enfermedad.

Al respecto del proyecto de presentar y aprobar, por parte del Ejecutivo español, una ley denominada de “muerte digna”, el Presidente del Foro de la Familia, Benigno Blanco, señala que “si el Gobierno de verdad pretende que esta Ley goce de consenso social suficiente y no cree una nueva fractura en la sociedad española debe renunciar a usar en la misma la expresión “muerte digna” para centrarse en lo que cuenta con el apoyo unánime de toda la sociedad española que es la promoción de los cuidados paliativos”.

¿Qué se dice, entonces, de parte de quien pretende hacer tal cosa?

Pues se dice lo que es de esperar: mantra “muerte digna” repetido sin cesar. Y esto, conociendo el percal o la forma de proceder de los que nos (des)gobiernan (el aborto está, también, como ejemplo de esto) sabemos, antes de tiempo, lo que va a pasar.

¿Y ante esto que hacer?

Ya lo dijo Jesús y lo recoge, por ejemplo, el evangelio de san Marcos (9, 29): “Esta clase con nada puede ser arrojada sino con la oración”.

Y se refería a un mal espíritu que atormentaba a un joven.

Pues eso, todo está dicho y bien dicho.

Eleuterio Fernández Guzmán