24.05.11

Elecciones: ¿todo cambia para que nada esencial cambie?

A las 12:40 PM, por Luis Fernando
Categorías : Actualidad

 

Aunque soy de los que confieso que sólo Dios es Rey de reyes y auténtico Soberano, dado nuestro actual sistema político concedo que el domingo habló en España el pueblo soberano. La mayor parte de los españoles hizo uso de su derecho a votar, que es el instrumento más eficaz -aunque no el único- para expresar su voluntad sobre la dirección política que ha de llevar el país. Al ser elecciones municipales y autonómicas, los resultados de la votación no suponen un cambio del máximo órgano de gobierno de la nación, pero sí que se van a producir variaciones muy importantes en las autonomías y los ayuntamientos.

El castañazo que se ha pegado el PSOE es histórico
. Fruto sin duda de que muchos españoles son conscientes de que Zapatero es el peor presidente que ha tenido este país desde la llegada de la democracia. A pesar de ello, más de 6 millones de ciudadanos han seguido votando PSOE, lo cual demuestra que muchísima gente no cambiará jamás su voto a ese partido. Habiendo otras opciones de izquierda y centro izquierda (IU y UPyD), el suelo electoral del PSOE sigue siendo muy alto. A la derecha ocurre lo mismo pero con la particularidad de que a nivel estatal no hay una opción política conocida -las existentes son mediáticamente invisibles- a la que se pueda ir el voto desencantado con el PP.

La victoria del PP, ciertamente espectacular, viene más dada por la caída del PSOE que por un gran avance del voto pepero. Rajoy no es precisamente la alegría de la huerta pero hay tanto hartazgo respecto al zapaterismo que aunque el PP pusiera a Cantinflas como cabeza de lista, ganaría.

Ahora bien, lo que cabe preguntarse es si el triunfo del PP va a significar un cambio sustancial en aquellos temas que deben de preocupar a los cristianos. Que no es sólo la economía, aunque la crisis es algo que conviene atajar para que este país no tenga que asistir a la vuelta del hambre a niveles socialmente insostenibles. Que los populares saben gestionar las cuentas públicas mejor que los socialistas es algo que parece evidente aunque hay ejemplos -p.e, el ayuntamiento de Madrid- que apuntan en otra dirección. La mejor política social es la que favorece el aumento del empleo. Y en ese ámbito el PP ya demostró que hace las cosas más o menos bien.

Pero no sólo de pan vive el hombre. La ingeniería social del zapaterismo sigue en pie y está por ver que desde el Partido Popular se haga algo, por poco que sea, para echarla abajo. Si hemos de atender a lo que ocurrió en el pasado, más bien parece que no harán nada. Es decir, seguiremos con abortos a tutiplén, con matrimonios homosexuales y con la llegada de más sedaciones terminales modelo “doctor Montes". Si acaso puede cambiar algo el tema educativo.

Desde las comunidades autónomas se pueden marcar líneas en algunos de esos temas. Por ejemplo, la verdadera libertad de elección de centro educativo por parte de los padres no puede estar sujeta a patrones territoriales. Si yo vivo cerca de un colegio religioso tengo más posibilidades de que mis hijos vayan al mismo que unos padres que vivan en un pueblo a diez kilómetros de mi ciudad. Y esos padres tendrán que “soportar” que sus hijos vayan a una escuela pública donde no se les transmita una educación en los valores que se supone -en demasiadas ocasiones no es así- están presentes en los colegios de curas y monjas. Esperanza Aguirre quiere cambiar eso. Veremos si finalmente lo hace y si otras comunidades autónomas gobernadas por el PP le hacen caso. En relación a la EpC, me temo que tendremos que esperar a que Rajoy llegue al poder -si es que llega-, aunque los populares podrían tener la deferencia de no poner palos en la rueda de los objetores de conciencia.

Respecto al aborto, hace unos días pregunté precisamente a Esperanza Aguirre si tenía la intención de seguir financiando con dinero público los abortos en las clínicas abortistas. Su respuesta fue que la ley le obliga. No sé si tiene razón o simplemente se quiso quitar de encima ese marrón. Lo que está claro es que una comunidad autónoma tiene en sus manos la posibilidad de fomentar la natalidad y de ayudar a aquellas mujeres embarazadas que están ante la duda de si abortar o no. Tanto desde las comunidades como desde los ayuntamientos se pueden dar órdenes a los servicios sociales para que eliminen la opción “aborto” de las propuestas que se hacen a quienes acuden a dichos servicios para pedir ayuda. ¿Hará tal cosa el PP? En Valencia han tomado iniciativas interesantes en los últimos meses. Esperemos que cunda el ejemplo.

Es igualmente muy importante que los nuevos dirigentes autonómicos y municipales fortalezcan la institución familiar. Las familias numerosas son un tesoro para un país donde la natalidad está desplomada. Todo lo que se haga para apoyarlas es poco. Pero no pensemos que todo se soluciona con dinero. Se hace mucho por la familia promoviendo valores como la responsabilidad educativa de los padres, la autoridad paterna, la persecución de todo tipo de violencia y maltrato, etc. El discurso político no puede por sí solo cambiar la deriva de una sociedad, pero sin duda puede ayudar a inclinar la balanza al lado correcto.

En resumidas cuentas, si los nuevos dirigentes sirven al bien común, algo puede empezar a cambiar en este país. Si se limitan a ser buenos gestores, quizás se palíen temporalmente los efectos de la crisis económica, pero las raíces morales de la misma seguirán presentes, dispuestas a dar su fruto de muerte en cuanto las circunstancias nacionales e internacionales lo permitan.

No quiero dejar pasar la ocasión sin manifestar mi honda preocupación por lo que ha ocurrido en el País Vasco y Navarra. Que los pro-etarras hayan obtenido un resultado electoral tan bueno para ellos es un problema espantoso tanto para España en general como para las sociedades vasca y navarra en particular. Cuando un tercio de la población apoya a quienes matan a los que no piensan como ellos, el germen del enfrentamiento civil está más vivo que nunca. Y aunque las leyes puedan servir para acallar políticamente esas voces pro-etarras -cosa que no sucederá mientras ZP y el PSOE sigan en el poder central- la realidad social seguirá siendo más o menos la misma. No se me pida que dé una solución mágica para acabar con ese problema. No existe.

Luis Fernando Pérez Bustamante