XXXI Jornadas Nacionales de Delegados y Agentes Diocesanos de Migraciones en Ciempozuelos

"Los inmigrantes son víctimas de la crisis"

“La inmigración no es un peligro, sino una punta de lanza hacia la modernidad”

Jesús Bastante, 24 de mayo de 2011 a las 11:36

 

(Jesús Bastante).- Integración, y no asimilación. Respeto a los valores culturales del otro y ofrecimiento de los de la sociedad que acoge. "En camino hacia una Iglesia de comunión: propuestas operativas", es el lema de las XXXI Jornadas Nacionales de Delegados y Agentes Diocesanos de Migraciones, que esta semana se está celebrando en Ciempozuelos. "De una pastoral de acogida a una pastoral de integración", es uno de los objetivos del simposio, que este mediodía presentó en Getafe el obispo de Albacete y presidente de la Comisión Episcopal de Migraciones, Ciriaco Benavente. "La inmigración no es un peligro, sino una punta de lanza hacia la modernidad".

En su intervención, el obispo destacó que "hay un número muy importante de delegados diocesanos que proceden de la inmigración", tanto sacerdotes como religiosos o laicos. "Es una alegría encontrarte con personas que proceden de Senegal, Corea, Vietnam o Guinea".

La acogida de los que llegan, y el trabajo que los nuevos ciudadanos pueden llevar a cabo en sus "iglesias de destino" son algunos de los temas que se abordarán en el encuentro. Entre los ponentes se encuentra el arzobispo de Tánger, Santiago Agrelo, así como representantes de las iglesias africana, latinoamericana y de Europa del Este. El congreso también servirá para rendir un homenaje al que durante varios trienios fue presidente de la misma, José Sánchez. "Don José trabajó cerca de 30 años en Alemania. Ha sido para muchos de nosotros un maestro, y queremos reconocerle nuestro agradecimiento", añadió el obispo.

El secretario de la comisión, José Luis Pinilla, destacó que la emigración en España "ha sufrido una evolución muy importante en los últimos años", y se ha caracterizado por su rapidez, pluralidad y diversidad. "A la sociedad, y también a la Iglesia, se le respondió con una actitud de puertas abiertas que todos los emigrantes reconocen". Y es que gracias a parroquias y movimientos eclesiales, los hombres y mujeres que llegan a nuestro país, lo tienen menos difícil a la hora de integrarse.

Aun así, Pinilla reclamó que, ahora, el trabajo "ya no es sólo de acogida y de hospitalidad, sino que debemos esforzarnos en la integración cultural, social y religiosa de nuestros hermanos inmigrantes". Con la crisis, la llegada de inmigrantes se ha detenido, pero no se ha producido el retorno. "El deseo de la Iglesia es responder adecuadamente, desde una teología basada en el Evangelio de la solidaridad, para estar lo suficientemente atentos a la comunión y la integración".

Las jornadas de esta semana buscan propuestas de actuación explícitas, "propuestas operativas", de modo que la futura Jornada Mundial del Emigrante, que se celebra el 16 de enero y que hablaba de "una sola familia humana". "El reto es cómo seguir acentuando cómo todos los hombres, de cualquier raza o religión, son hermanos nuestros, porque todos somos hijos del mismo padre", insistió Pinilla. La intención es que "acertemos en nuestra oferta de comunión e integración".

El tercer eje de las jornadas, añadió el secretario de la Comisión, es "compartir las experiencias de las distintas diócesis", de tal modo que se pueda compartir el fenómeno de la inmigración, abriéndose a otras realidades (Rumanía, Milán...), y teniendo cada vez más en cuenta a los laicos.

En cuanto a la situación de los inmigrantes que están padeciendo la crisis, Pinilla se remitió a las última declaración de la CEE sobre la crisis, en la que se afirmaba "con rotundidad, que los inmigrantes son víctimas de la crisis, no generadores de la misma". En este sentido, "la respuesta que ha de dar la Iglesia es la misma que la que se da a otras personas que viven en riesgo de exclusión o en aquello que afecte a su dignidad o integridad". El secretario de la comisión recalcó la importancia de la familia, algo que en ocasiones falta en el caso de los inmigrantes.

¿Por qué no se produce el retorno de los inmigrantes? "La mayoría aguantan todo lo que pueden -dijo Pinilla-. En segundo lugar, en las situaciones de movilidad, la inmigración volverá a estar en un momento de reflujo. Van a volver a necesitarse inmigrantes, pero debemos evitar que la necesidad venga únicamente motivada por el carácter económico. No podemos abordar la inmigración desde un punto de vista puramente mercantilista. Por eso, hay que estar al tanto de que estos reflujos, previsibles, no suponga la descapitalización de los países de origen". Por ello, la Iglesia apuesta por fomentar el desarrollo y la formación en los países de origen. En suma: el derecho de la persona tanto a emigrar, como a no tener que hacerlo.

"La clave familiar es importante", indicó, anunciando que, en los próximos meses, se van a convocar unas jornadas para demostrar "cómo la familia es un sostén fundamental para la migración social, económica y religiosa. Aquellas familias inmigrantes que tienen una identidad fuerte tienen una capacidad de integración mayor". La familia, pues, como una apuesta para luchar contra la crisis. "La Iglesia se ha pronunciado muchas veces contra la ausencia de reagrupación familiar", culminó Pinilla. "Es un problema tremendo -añadió Ciriaco Benavente-. Es una tragedia no estar acompañado por la familia. Nacemos en una familia y crecemos en una familia. Esperemos que en esta situación de crisis no se pongan más impedimentos a la reagrupación familiar".

Respecto a la integración de los colectivos musulmanes, Ciriaco Benavente abundó en el cambio que se está produciendo en el mundo musulmán cuando toma contacto con Occidente. "Hay una evolución muy interesante dentro de una cultura muy diferente. Nosotros queremos dialogar con todos, ofrecer lo mejor que tenemos, y a enriquecernos con lo mejor que tengan los demás. Y aceptar a los demás como son". El prelado reconoció la dificultad, pero mostró su esperanza por continuar trabajando en la línea de la integración sin absorción. En suma: de la convivencia. Pues "la convivencia del día a día sigue siendo el mejor caldo de cultivo para un diálogo siempre necesario", como recordaban recientemente los obispos del Magreb y de Europa.