1.06.11

 

Decía San Francisco Javier, respecto a la evangelización, que «no hay entre los infieles ningún pueblo más bien dotado que el japonés». Experiencia tenía y no es que lo agasajasen precisamente.

Las virtudes humanas sobreabundan. Es una pena que parte de sus pastores actuales les consideren unos tarados intelectuales, incapaces de recibir con plenitud el evangelio y les den sucedáneos insulsos, adaptaciones cursis y edulcoradas de la Buena Nueva. No se lo merecen.

Ayer leí en la BBC, la iniciativa de un grupo de 200 ingenieros y técnicos japoneses retirados, que se han ofrecido al gobierno para ser ellos, y no los jóvenes, los que procuren terminar de solucionar el problema de la central nuclear de Fukusima. Porque aunque ya no salga en los telediarios, aquella desgracia continúa.

Como aclara Yasuteru Yamada, promotor de la idea:

Tengo 72 años y la probabilidad de vivir entre 13 y 15 años más. En el caso de que la radiación me afecte, el cáncer tardaría entre 20 y 30 años en aparecer

A primera vista da la sensación de una frialdad estremecedora, digna de Hugh Laurie en la serie ‘House‘. Pero que a Yamada se le hayan unido más de 200 personas altamente cualificadas, y todas mayores de 60 años, me parece asombroso y fuera de toda lógica; hay algo más.

Por si a alguno le quedan dudas de que sea un tema cultural, descartan que se les consideren ‘kamikaze‘:

No somos ‘kamikaze’. Los ‘kamikaze’ fueron algo extraño, no hacían ninguna evaluación del riesgo. Iban a morir. Pero nosotros vamos a volver. Tenemos que trabajar pero morir nunca.

Saben que sus vidas corren peligro y las ofrecen por sus hermanos.

Creo que es fácil imaginarse a San Francisco Javier consumido por las ganas de hablarles del Señor; del mismo modo que es incomprensible que hoy en día sea el único país de misión en el que disminuyen los católicos.

Y, sin cambiar de tema, hago extensible esta pequeñita laudatio a todos esos ‘abuelos’ que renuncian a su merecido descanso y cargan sobre sí a los nietos para ayudar a sus hijos. Es menos espectacular, y probablemente no les dediquen un reportaje de la BBC, pero son igualmente heroicos, aunque no sean ingenieros. No exagero si digo que el modo de vida moderno no se puede entender sin ellos, y tampoco la transmisión de la fe. San Joaquín y Santa Ana, interceded por ellos.