16.06.11

Este cura se ha pasado más de la cuenta

A las 12:40 AM, por Eleuterio
Categorías : General
 

AVISO: En este blog de InfoCatólica aparecerá, cada vez que se traten temas de intolerancia o ataques a la fe católica, el símbolo aquí traído del lazo verde con la cruz que representa la demanda de respeto a la fe cristiana y que se ha iniciado, como campaña, desde Custodios de San Pedro.

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Respeta mi fe

Conviene, en materia de fe, ser lo más claro posible porque Dios, que ve en lo secreto, lo sabe todo y no podemos hacer, disimulando, como si la cosa no fuera con nosotros.

El 21 de diciembre de 1999 el diario El Mundo publicaba un artículo titulado “Un cura como Dios manda” y venía referido a Enrique de Castro, presbítero de la Parroquia de San Carlos Borromeo (Madrid), muy conocido, entonces, pero también luego después, ahora mismo, por sus actividades parroquiales, digamos, alternativas.

Parecería que, según lo leído en tal artículo, Enrique de Castro, más conocido como el “cura rojo”, tendría que ser un adalid de la fe católica, dar muestras de una acendrada doctrina y, más que nada, dar ejemplo de que con el suyo, la Iglesia católica alcanzaría niveles de conocimiento y estima muy importantes.

En una entrevista dijo cosas como las que siguen:

“De la Iglesia oficial vaticanista lo que hay que hacer es olvidarse. No ofrece nada, condena todo, y silencia a quienes se mueven”

Es decir, que se supone que el Vaticano ha de aceptar cualquier cosa que venga de dentro de la Iglesia católica aunque pueda suponer una tergiversación de la liturgia, por ejemplo o cualquier tipo de teología tenga el cariz que tenga, etc.

“El Vaticano debe desaparecer como Iglesia de poder y de lujo, yo quiero un papa que se vaya a vivir con la gente”.

Es decir, que lo mejor es que Iglesia católica no tenga bienes con los que afrontar la labor que, desde hace cientos de años, miles, tiene encomendada, por cierto, por Jesucristo.

Por otra parte, a la pregunta ¿Cómo sería su Iglesia?, responde lo que sigue que, por cierto, lo define a la perfección:

Yo haría referencia a la Teología la Liberación y a grupos muy identificados con una Iglesia de base. Sería una Iglesia donde podamos estar juntos los ocupas, los inmigrantes, los de la droga, los de la calle, y también esa otra gente de otras clases sociales que se sienten más identificadas con esta manera de vivir“”.

En fin… Todo lo hasta aquí dicho, a excepción del primer párrafo, lo escribí en dos artículos en los que trataba de decir que Enrique de Castro es un cura poco recomendable. Yo diría que ni siquiera es cura.

Pero ahora, como todo lo malo puede ir a peor a rizado el rizo en otra entrevista. Se ve que le va la marcha o que sabe que nada le van a decir ni se le va a llamar la atención ni nada de nada. Tiene, al parecer, patente de corso intraeclesial.

Ahí va la cosa.

A la indicación acerca de que Jesús es el germen de la religión católica dice que “Jesús no inventó la religión. Lo hizo un listo que vio unas fuerzas inexplicables y dijo: yo hago unos ritos que nos liberen de estos fantasmas. Luego se unió al jefe de la tribu, que era el más fuerte, y entre los dos controlaron al resto”.

¡Qué explicación tan atinada de lo que es la religión! Y eso que es cura el gachó. A freír espárragos la creencia de miles de millones de personas a lo largo de la historia; a hacer gárgaras lo que sostiene la vida de muchas personas y que las libera, muchísimas veces, de la opresión del mundo. Para Enrique de Castro la religión la inventó un listo que, a lo mejor, es Dios mismo cuando estableció aquella especial relación con Abrahám. ¡Y qué listo que fue Dios! aunque para de Castro sea, más bien, un listillo que quería tener acogotado a su pueblo, acobardado por el miedo o vete a saber por qué.

A la pregunta “¿Qué ha aprendido en la calle?” responde que “Lo mismo que en la Biblia. En nuestra parroquia comulgan cristianos, pero también agnósticos y musulmanes. Un día uno me dijo: “Enrique, sabe usted que yo soy musulmán”. Le dije que sí y me respondió, “vengo porque esta es mi iglesia”.

Lo que han leído es bien cierto. Este señor, ya no soy capaz de llamarlo cura, dice que en su parroquia da la comunión, él o los otros curas que allí hay, a agnósticos y a musulmanes. No está mal para ser una persona a la que le fue entregada una misión que cumplir dentro de una Iglesia, la católica, que, evidentemente no es la suya. Y, por cierto, sería mejor que no dijera nunca qué musulmán le dijo eso porque ya sabe lo que le esperaría en su pacífica religión donde, a lo mejor, no son tan “comprensivos” como lo es Enrique de Castro, tan acogedor y tan guay.

Y así podríamos estar un buen rato porque la clase de desafueros y manifestaciones fuera de lugar a las que da lugar Enrique de Castro sería difícil de relatar. Pero, como ejemplo, no está nada mal lo aquí traído.

Para este particular caso y en otros similares al mismo yo me pregunto si no se podría reducir al estado laical a tal persona o, simplemente, excomulgarlo de una vez por todas. Seguro que encuentra acogida en otro espacio religioso de los que tanto admira.

Eleuterio Fernández Guzmán