9.07.11

JMJ: Los jóvenes son evangelizados

A las 11:33 AM, por Joan Antoni
Categorías : General
 

JMJ: LOS JÓVENES SON EVANGELIZADOS
Breves reflexiones sobre pastoral juvenil

A las puertas de la inminente JMJ que se celebrará en Madrid me gustaría compartir con los lectores del blog algunas reflexiones sobre la evangelización de los jóvenes que es, sin duda, el objetivo fundamental de la pastoral juvenil.

Recuerdo que en las conferencias de Puebla y Medellín se habló de dos opciones preferenciales (que no exclusivas) en la acción pastoral: los pobres y los jóvenes. Parece que pocos se tomaron en serio, durante muchos años, la opción preferencial por los jóvenes.

A nivel de Iglesia Universal, el Beato Juan Pablo II, se tomó muy en serio la opción por los jóvenes y articuló este extraordinario instrumento de pastoral juvenil que es la JMJ. Con razón se ha dicho que estas jornadas han configurado toda una generación de jóvenes en la Iglesia y los frutos son extraordinarios. Puedo comprender muy bien la desazón del enemigo ante el inminente evento y su afán por sembrar cizaña. Me cuesta más comprender la miopía de algunos católicos ante esta espléndida realidad.

Veo la JMJ como una gran misión juvenil donde los protagonistas, instrumentos de la Gracia, son los mismos jóvenes. Los jóvenes que evangelizan y los jóvenes que son evangelizados. JMJ podría muy bien significar “Jóvenes Misioneros de Jesucristo”.

Es un espectáculo conmovedor ver un millón de jóvenes reunidos en torno del sucesor de Pedro, con sus Pastores, rezando, celebrando la Santa Misa, adorando a Cristo Eucaristía, confesándose, compartiendo amistad y experiencias. Se trata de todo un ambiente, es decir, un ámbito vital necesario, para que los jóvenes puedan madurar en su experiencia de fe. Cuando estos chicos y chicas regresan a sus casas, a sus comunidades, muchos se convierten en fermento evangelizador, en auténticos apóstoles para sus jóvenes hermanos. La gracia que Dios concede a la Iglesia y al mundo en estas Jornadas Mundiales de la Juventud es extraordinaria. Un motivo de alegría y esperanza para toda la Iglesia.

Es aleccionador para una pastoral juvenil realista y eficaz constatar algunas realidades que se experimentan en las JMJ: El Papa habla claro y directo, proponiendo toda la grandeza, belleza y exigencia del Evangelio. No se hacen concesiones a la galería y la fe cristiana es expuesta con toda nitidez. Las celebraciones de la Misa y los sacramentos se realizan con todos sus requisitos, sin extravagancias ni arbitrariedades. ¡Cómo contrasta esto con algunas experiencias de pseudopastoral juvenil con doctrina cristiana, moral y celebraciones “a la carta”, según los gustos y conveniencias de los animadores!

No hay duda que en estas JMJ, un elemento decisivo es el grupo de jóvenes que “están preparados”. Normalmente proceden de movimientos y grupos que realizan habitualmente una pastoral juvenil seria y eficaz. Estos jóvenes se reúnen periódicamente para recibir formación católica integral, para celebrar la Santa Misa y los sacramentos y reciben una atención espiritual personalizada. Se les nota. Y su testimonio impacta a otros jóvenes. Recuerdo el testimonio de un grupo de chicos que se acercaron a una JMJ un poco por curiosidad, por ver lo que pasaba, y quedaron asombrados al ver una multitud de jóvenes como ellos rezando en silencio y acudiendo a la confesión. Su estancia en la JMJ marcó un antes y un después en su vida.

Esta reflexión nos hace ver la necesidad de poner unos sólidos fundamentos en la acción pastoral con los jóvenes. Hace poco, un joven obispo, decía que nos tocaría hacer mucha pastoral “sanitaria”, recogiendo tantos jóvenes tirados en la cuneta de la vida, y mirando de hacerles revivir la esperanza de Cristo. Esto es cierto, si bien, muchas veces, lo que se halla tirado en la cuneta es bastante irrecuperable. Sin negar esto, mejor sería apostar por una pastoral “preventiva”, al estilo de Don Bosco. Mejor prevenir que curar. Y para ello tenemos en la vida de la Iglesia y en su experiencia pastoral unos instrumentos que, renovados y puestos a punto, podrían ser la base de una pastoral juvenil digna de este nombre.

Leía hace un par de años en un informe que los chicos y chicas españoles pierden la fe a los trece años como promedio. Habría que matizar esta afirmación. Tal vez nunca han tenido en realidad esta fe y lo que sucede es que se distancian de una vivencia cristiana que no es significativa en sus vidas. Otras veces, es el ambiente que los devora, como aquellos tiernos brotes que son ahogados por las espinas, según la parábola del Señor. Lo cierto es que en muchos ambientes, cuando chicos y chicas empiezan la enseñanza secundaria, desaparecen de la celebración de la Eucaristía y éste es un indicador importante. También sucede que en otros ambientes, estos mismos chicos y chicas perseveran en la fe, en la formación y celebración. Y todo esto no sucede por casualidad.

Allí donde hay una familia cristiana en la que los padres viven con gozo y testimonian con naturalidad su pertenencia a Cristo, con muchas probabilidades se realizará la transmisión de la fe que es la suprema misión de unos padres cristianos: pasar la antorcha de la fe a los hijos. Esto nos hace ver la importancia capital de poder organizar una verdadera pastoral familiar para que las familias reciban la ayuda necesaria para su difícil y apasionante misión. Juan Pablo II dijo en una ocasión: “La pastoral familiar es la quintaesencia de toda pastoral”.
Esta pastoral familiar puede muy bien articularse en torno a los momentos decisivos para la construcción de una familia y la iniciación cristiana de los hijos. La preparación seria al matrimonio, el acompañamiento pastoral del mismo y unos sacramentos de iniciación cristiana que realmente inicien a la vida cristiana son elementos imprescindibles en lo que podemos llamar “pastoral juvenil remota”.

La catequesis y la clase de religión en todos sus niveles pueden ser elementos determinantes para construir una personalidad cristiana o para dejar el campo sembrado de sal. Todo depende cómo se haga. Algunos Obispos españoles han reclamado últimamente la atención sobre la clase de religión en la escuela recordando elementos tan importantes como la competencia e idoneidad del profesorado y la clara identidad católica de sus contenidos. Este es un campo en que nos jugamos mucho y sabemos que el enemigo no cesa de hacer su siembra siniestra y eficaz en los corazones más jóvenes ante la alarmante pasividad de muchos padres y educadores.

Hay mucho por hacer y hay que hacerlo lo mejor posible. La JMJ que se celebrará en nuestro país va a ser, sin duda, para la Iglesia en España y en el mundo entero, un momento de gracia para la acción pastoral con los jóvenes. El Papa nos va a dejar una hoja de ruta segura para el trabajo pastoral. ¡Qué sepamos aprovecharlo!