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Servicio diario - 15 de julio de 2011

Santa Sede

La Iglesia sufre junto al pueblo somalí, asegura portavoz vaticano

Cor Unum” destina 50.000 euros a la emergencia en Somalia

Benedicto XVI nombra nuevos obispos para Colombia

Observador ante la ONU transmite la bienvenida del Papa a Sudán del Sur

Mundo

El cardenal Arinze critica los eufemismos en el debate sobre el aborto

Vacaciones de verano: “El paraíso no es propiedad de unos pocos”

Actualidad

Once millones de personas en peligro por la sequía en el cuerno de África

Análisis

El Consejo Pontificio “Cor Unum” cumplió hoy 40 años

Foro

La Iglesia se encuentra con el arte; talentos estropeados

Espiritualidad

Necesitamos iconos del Evangelio


Santa Sede


La Iglesia sufre junto al pueblo somalí, asegura portavoz vaticano
Editorial de Federico Lombardi para “Octava Dies”
CIUDAD DEL VATICANO, viernes 15 de julio de 2011 (ZENIT.org).- La Iglesia no olvida a Somalia, sino que está presente junto a ella y sufre con ella, afirma hoy el padre Federico Lombardi, director de la Sala de Prensa de la Santa Sede, en su editorial para el semanario “Octava Dies” del Centro Televisivo Vaticana.

“La sequía que ha afectado a la región del Cuerno de África ha creado una situación dramática de emergencia humanitaria del que la población somalí es la principal víctima”, afirma el padre Lombardi.

El hambre y la sed, añade, “empujan a innumerables personas a una búsqueda desesperada de ayuda, huyendo también a los países vecinos, a cuyos campos de refugiados llegan casi dos mil personas al día”.

“Se habla de extenuantes marchas a pie bajo la amenaza y los ataques de bandidos, y de niños atacados incluso por manadas de hienas”.

La Iglesia no es ajena al sufrimiento del pueblo de Somalia, afirma el padre Lombardi, recordando el asesinato en 1989 de monseñor Salvatore Colombo, obispo de Mogaciscio, así como los asesinatos de dos mujeres italianas, la enfermera Annalena (2003) y la hermana Leonella Sgorbati (2007).

“Son solo tres nombres, para decir que la Iglesia católica está presente y sufre con el pueblo somalí, pero las víctimas inocentes son ya incalculables, también entre las demás confesiones cristianas, por el odio integrista, y entre la población inerme por la lucha armada entre las facciones políticas y étnicas”.

“Desde hace veinte años, el país está sin control, ante sus costas actúa la piratería, muchos agentes humanitarios han debido abandonar su tarea por las violencias y las amenazas de que son objeto”.

A pesar de que el Papa recuerda a Somalia cada año en su discurso al Cuerpo Diplomático, “se ha difundido la sensación de que la opinión pública mundial y la comunidad internacional se han resignado y han abandonado a este desgraciado país a su destino”.

“¿También nosotros intentamos olvidarlo, o las imágenes horribles y los llamamientos angustiados de estos días conseguirán despertar nuestro sentido de la responsabilidad y la solidaridad?”, se pregunta Lombardi.

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Cor Unum” destina 50.000 euros a la emergencia en Somalia
El “brazo caritativo” del Papa acude en ayuda del país
ROMA, viernes 15 de julio de 2011 (ZENIT.org).- El Consejo Pontificio Cor Unum, haciéndose intérprete de la preocupación y de los sentimientos de solidaridad con los que Benedicto XVI está siguiendo la grave situación de Somalia, ha cursado el envío, en nombre del Papa, de 50.000 euros.

La suma – según informó hoy Radio Vaticano – ha sido confiada por este dicasterio vaticano, que precisamente hoy celebra los 40 años de su fundación por obra de Pablo VI, al obispo de Yibuti y administrador apostólico de Mogadiscio, monseñor Giorgio Bertin.

La población somalí es en estos momentos la más afectada por la sequía que está diezmando la región del Cuerno de África, también a causa de la interminable guerra civil.

Según informó ayer UNICEF, la situación es dramática sobre todo en las zonas meridionales de Somalia, en gran parte controladas por las milicias radicales islámicas de al-Shabaab, rebeldes contra el gobierno del presidente Sharif Ahmed.

En estos momentos, más de 10 millones de personas necesitan ayuda humanitaria urgente. Según UNICEF, más de medio millón de niños sufren malnutrición aguda y necesitan urgentemente asistencia humanitaria.

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Benedicto XVI nombra nuevos obispos para Colombia
Designado también nuevos nuncios para Chile y Bielorrusia
CIUDAD DEL VATICANO, viernes 15 de julio de 2011 (ZENIT.org).- La Santa Sede ha comunicado hoy el nombramiento, por parte del Papa Benedicto XVI, de dos nuevos obispo para Colombia, así como de dos nuevos nuncios, para Chile y Bielorrusia.

El Papa nombró hoy a monseñor Rigoberto Corredor Bermúdez, hasta ahora obispo de Garzón, como nuevo obispo de Pereira, tras aceptar la renuncia del actual, monseñor Tulio Duque Gutiérrez, por motivos de edad.

Monseñor Rigoberto Corredor Bermúdez tiene casi 63 años, y es original de Arabia (Pereira). Es licenciado en Misionología por la Pontificia Universidad Urbaniana de Roma.

Después de varios años como profesor del Seminario de Pereira, fue nombrado obispo auxiliar de esta diócesis. Posteriormente ha sido titular de las diócesis de Buenaventura y Garzón.

Por otro lado, siempre en Colombia, el Papa nombró hoy también como nuevo obispo de Santa Rosa de Osos a monseñor Jorge Alberto Ossa Soto, hasta ahora obispo de Florencia.

Monseñor Ossa tiene 55 años y es original de la diócesis de Rionegro. Es licenciado en Teología Dogmática por la Universidad Católica de Innsbruck.

Desempeñó como párroco y como vicario de su diócesis, antes de ser consagrado en 2003 como obispo de Florencia.

Por otro lado, el Papa ha nombrado a dos nuevos nuncios para Chile y para Bielorrusia. A Chile será destinado monseñor Ivo Scapolo, que era hasta ahora nuncio en Ruanda. A Bielorrusia irá monseñor Claudio Gugerotti, hasta ahora nuncio en Georgia, Armenia y Azerbayán.

Guatemala

Ayer, Benedicto XVI nombró arzobispo metropolitano de Los Altos, Quetzaltenango-Totonicapán (Guatemala) a monseñor Mario Alberto Molina Palma, OAR, hasta ahora obispo de Quiché.

El obispo electo nació en Panamá el 13 de octubre de 1948. Tras estudiar en el Colegio de San Agustín, realizó el noviciado y los cursos de filosofía en el Rockhurst College de Kansas City, y los de teología en la Facultad de Teología de San Vicente Ferrer de Valencia, en España.

Recibió el diaconado en Pamplona y la ordenación sacerdotal en 1975 en la ciudad de Panamá. En 1977 emitió la profesión religiosa solemne en la Orden de los Agustinos Recoletos y en 1986 llegó a Guatemala.

En 1978 se licenció en Sagrada Escritura en el Instituto Bíblico Pontificio, en Roma, y en 1998 obtuvo el doctorado en la misma disciplina.

Fue profesor de Sagrada Escritura, párroco y secretario general adjunto de la conferencia episcopal. En 2004 fue nombrado obispo de Quiché.

Entre 2005 y 2010, monseñor Molina fue presidente de la Comisión Episcopal para la Pastoral Indígena y el Diálogo Interreligioso y desde el año pasado preside la Comisión Episcopal para la Educación.

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Observador ante la ONU transmite la bienvenida del Papa a Sudán del Sur
El recién nacido Estado fue acogido como miembro por las Naciones Unidas
NUEVA YORK, viernes 15 de julio de 2011 (ZENIT.org).- El Papa Benedicto XVI envía sus abundantes bendiciones para el nuevo país africano, Sudán del Sur, y le desea un futuro de paz y de libertad, afirmó ayer en un comunicado el observador de la Santa Sede en las Naciones Unidas, monseñor Francis Chullikatt.

El nuevo país, nacido el pasado 9 de julio, fue acogido esta semana por aclamación por la Asamblea General de la ONU.

Monseñor Chullikatt quiso expresar el apoyo de la Santa Sede al nuevo Estado, y recordó que hubo una delegación vaticana en la ceremonia de inauguración, encabezada por el cardenal John Njue, arzobispo de Nairobi y presidente de la Conferencia Episcopal de Kenia, por el arzobispo Leo Boccardi, nuncio en Sudán, y por monseñor Javier Herrera.

“Con ocasión de la inauguración del nuevo Estado de Sudán del Sur, el Papa Benedicto XVI invocó las abundantes bendiciones del Todopoderoso sobre el pueblo y sobre el gobierno de la nueva nación, y les deseó que pueda avanzar en el camino de la paz, la libertad y el desarrollo”, afirmó monseñor Chullikatt.

Además, subrayó el compromiso de los católicos en el nacimiento del nuevo país africano: “en Sudán del Sur, con una considerable presencia de católicos, la Iglesia ha sido muy activa en el proceso de reconciliación nacional así como en las actividades para el desarrollo”.

La necesidad más urgente del nuevo Estado, subrayó el observador vaticano ante la ONU, es encontrar un lugar para los refugiados y desplazados, cuyo número se estima en unos 300.000.

Organizaciones eclesiales como Misereor y Caritas, afirmó, “están activamente comprometidas en suministrar asistencia humanitaria a la población”, así como “la jerarquía local y la conferencia episcopal de la región (AMECEA), junto con numerosas congregaciones religiosas”.

Contribución a la paz

Desde el comienzo, afirmó el prelado, los líderes eclesiales “han sido activos en el proceso de paz y, durante su visita de 1993, el beato Juan Pablo II condenó la violencia en el país y abogó por una solución constitucional al conflicto. En la firma del Acuerdo de Paz Global (CPA), los representantes de la Iglesia Católica, junto con otros líderes religiosos desempeñaron un papel vital”.

Entre los retos que afronta el nuevo país, destacó el de la “seguridad para las vidas y propiedades de los ciudadanos, las buenas relaciones con los países vecinos, mejorar los estándares sanitarios – especialmente en el caso de los enfermos de Sida – reforzar las instituciones educativas y planificar la reconstrucción y el desarrollo del país”.

“El camino desde la guerra civil hasta la paz necesita ordenarse y basarse en la justicia y la verdad. El largo viaje que ha costado la vida a las personas, largos sufrimientos, pobreza y humillaciones, puede convertirse en un camino de paz, libertad y desarrollo”, subrayó.

En este sentido, concluyó destacando el compromiso de la Iglesia en “subrayar la importancia del perdón y la reconciliación, que es esencial para una paz duradera, importante no sólo para el nuevo país sino también para toda la región”.

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Mundo


El cardenal Arinze critica los eufemismos en el debate sobre el aborto
Los animales se protegen, las personas no
FRONT ROYAL, viernes 15 de julio de 2011 (ZENIT.org).- El presidente emérito de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos sostiene que en el debate sobre el aborto es necesario hablar claro.

El cardenal Francis Arinze lo afirmó el sábado pasado durante una conferencia sobre la bioética, celebrada en el Christendom College de Front Royal, en la que han participado, además del purpurado, monseñor Robert Morlino de Madison (Wisconsin), la autora Janet Smith y el padre Tadeusz Pacholczyk.

El cardenal Arinze observó que los derechos humanos son inviolables porque se reciben de Dios y son inherentes a toda persona humana.

“Si una persona es asesinada, ¿para qué le sirven todos los demás derechos?”, preguntó. “Algunos dicen: 'Personalmente estoy contra el aborto pero no impongo mi opinión a los demás'. Es como decir: 'Alguien quiere dispararos en el Senado y en la Cámara de Representantes, pero yo no impondré a nadie mi punto de vista'”.

“¿No es altamente ilógico para algunas personas hablar de ballenas, chimpancés y árboles como 'especies en peligro' que deben ser preservadas -y si se tortura a un perro en algunos países se es llevado a los tribunales por crueldad hacia los animales- mientras que el asesinato de niños no nacidos se define 'pro choice' antes que lo que es, un homicidio? Es necesario llamar al pan, pan y al vino, vino”.

La autora Janet Smith afrontó, por su parte, la cuestión de la anticoncepción. Usando la filosofía del personalismo contenida en la teología del cuerpo del beato Juan Pablo II, explicó los efectos dañinos de la anticoncepción en la relación esponsal.

“Tener relaciones maritales con una persona y no estar abierto a tener un hijo con esa persona, niega la realidad por la que la relación sexual lleva a relaciones que duran toda la vida”, dijo. “Debería ser cualquier cosa por la que alegrarse, no una cosa vista como un castigo por el hecho de tener relaciones sexuales”.

El padre Tadeusz Pacholczyk, del National Catholic Bioethics Center, habló sobre la investigación con células madre.

La publicidad de Hollywood, la curiosidad científica y la búsqueda de lucro son los elementos que hacen que la destrucción de embriones para obtener células madre se financie y sea activa, afirmó.

El sacerdote destacó la ironía de una ley estadounidense de 1940 que defiende no sólo el águila de mar de cabeza blanca, también su huevo.

“Si consideramos que destruir un huevo de águila es un mal igual a destruir un águila, ¿por qué no conseguimos pensar lo mismo cuando se trata de una vida humana?”, preguntó.

Monseñor Morlino prosiguió, después el debate con una presentación sobre el derecho natural y el debate sobre el fin de la vida.

“Cada caso de enfermedad terminal o de una persona moribunda es único”, declaró.

“Las valoraciones no son difíciles de hacer, es la comunicación pastoral la que es difícil. Si la persona no se siente un peso para los demás y no lo es, el enfoque pastoral de la comunicación de la verdad es mucho más sencilla”.

Lorna Cvetkovich, del Tepeyac Family Center, habló de los retos que deben afrontar los católicos que practican la medicina.

“En nuestra sociedad, el 80% de las mujeres han usado las píldoras anticonceptivas. Si tienen más de 35 años y se tiene un hijo, hay una posibilidad del 50%-60% de que se hayan quedado estériles, y el porcentaje de embarazos con fecundación in vitro aumenta cada año”, destacó. “Debemos afrontar muchas cuestiones”.

Los profesionales médicos católicos, indicó, deben preocuparse no sólo de las cuestiones relativas a la salud reproductiva, sino también de las prácticas de la investigación. Un reto para la profesión médica es entender y reconocer cuanto ha influido la ideología en el ideal científico.

“Muchos datos y varias investigaciones han mostrado que el aborto aumenta el riesgo de cáncer de pecho” comentó. “¿Por qué se esconde? En el pasado podíamos confiar en el hecho de que la gente tuviese la voluntad de realizar investigaciones positivas”.

Concluyendo, Cvetkovich confesó temer por el futuro de la medicina católica: “Deberemos elegir entre practicar la medicina anti-hipocrática y pro-choice y practicar una hipocrática, católica, pro-vida y perder nuestro trabajo”.

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Vacaciones de verano: “El paraíso no es propiedad de unos pocos”
Carta del obispo de Alicante-Orihuela a turistas y visitantes
ALICANTE, viernes 15 de julio de 2011 (ZENIT.org).- El obispo de Orihuela-Alicante, España, ha escrito un mensaje de bienvenida a turistas y visitantes de este destino de vacaciones para muchos españoles y extranjeros. En el mismo recuerda que el paraíso no es propiedad de unos pocos y no se construye sólo con el esfuerzo humano.

“Quizá soñáis con encontrar ‘el paraíso’ escondido durante el año”, afirma monseñor Rafael Palmero, cuya diócesis constituye uno de los destinos turísticos más conocidos de España.

“Este legítimo deseo coincide, al menos en buena parte, con el deseo de Dios, que nos mueve y ayuda a buscar la felicidad –añade--. Prueba de ello es que ésta se tocaba con las manos en el estado original del ser humano. Según la Biblia, el dolor vino después por la ingenua pretensión del hombre de querer ser como Dios, desobedeciendo al Creador”.

“Dios colocó a nuestros primeros padres en un paraíso y fuimos nosotros los que hicimos de él un lugar de sufrimiento –explica--. En el mismo libro sagrado leemos que Dios plantó ‘un jardín en la región de Edén’ (Gén 2,8ss). La felicidad que en él se vivía, brotaba de su familiaridad con Dios, de la libertad y dominio sobre animales y frutos, de la unidad armónica del hombre con su pareja, de la inocencia moral y la ausencia de la muerte”.

Estos son, según el pastor de Alicante los pilares fundamentales de todo paraíso humano, también del escatológico y del que en ocasiones, al menos, soñamos en recuperar de algún modo”.

“Es verdad –puntualiza- que la realización del hombre en cuanto a ‘ser feliz y pasarlo bien’ está en el cielo, pero no es menos cierto que también aquí, en la tierra, podemos atisbar destellos de ese paraíso, siempre perdido y siempre ansiado”.

Las vacaciones, recuerda, “son tiempo propicio y oportunidad buena para conseguir lo que necesitamos”. Hacen posible “este logro vivir como hijos de Dios, sintiéndonos queridos por él; disfrutando de su creación, respetándola y agradeciéndola. Teniendo paz interior y queriendo a los demás; acercándonos en los días de descanso al sacramento de la reconciliación. En una palabra: tratando de ‘ser felices, pasándolo bien’ confiando en Cristo Resucitado y sabiendo que sólo la amistad con Él nos ofrece y garantiza gozo y alegría”.

Exhorta a que el merecido descanso de estas vacaciones “estimule a todos a buscar el Paraíso prometido al buen ladrón en su cruz”. En este sentido, explica que “El Paraíso de los justos” “no es un lugar, y sí un estado en el que Dios lo será todo en todos. Sólo entonces estaremos contentos, seremos felices”.

Cita a Benedicto XVI, que recordaba hace algún tiempo: “El periodo de vacaciones, constituye, ciertamente, un tiempo útil para repasar la biografía y los escritos de algunos santos o santas en particular, pero cada día del año nos ofrece la oportunidad de familiarizarnos con nuestros patronos celestiales”.

La experiencia humana y espiritual de los santos, añade, “muestra que la santidad no es un lujo, no es un privilegio de unos pocos, una meta imposible para un hombre normal; en realidad, es el destino común de todos los hombres llamados a ser hijos de Dios, la vocación universal de todos los bautizados”.

“La santidad se ofrece a todos; naturalmente no todos los santos son iguales: de hecho, como he dicho, son el espectro de la luz divina. Y no es necesariamente un gran santo el que posee carismas extraordinarios. En efecto, hay muchísimos cuyo nombre sólo Dios conoce, porque en la tierra han llevado una vida aparentemente muy normal”, cita el obispo alicantino.

Recuerda que el Edén “contrasta con nuestras miserias, que el pecado está ligado al paraíso perdido, y que los pecados del pueblo producen desolación en la tierra (Jr. 4,23)”.

Y pide no olvidar “que nuestro paraíso no está ligado a un determinado lugar, ni a un tiempo concreto. No se ciñe a las vacaciones, ni consiste en tener al alcance de la mano muchas cosas, ni se logra dando rienda suelta a la pasiones. No es propiedad de unos pocos, ni se consigue con sólo el esfuerzo humano. El Nuevo Testamento nos revela el último secreto de este designio divino de felicidad del hombre: Cristo Jesús es nuestra felicidad, es nuestro Paraíso”.

Concluye afirmando que la Iglesia de Orihuela-Alicante, con su obispo, sus sacerdotes, sus religiosos y seglares, les desean “una feliz estancia entre nosotros” y las personas y parroquias se ponen a su disposición.

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Actualidad


Once millones de personas en peligro por la sequía en el cuerno de África
Denuncian Entreculturas y Servicio Jesuita a Refugiados
MADRID, viernes 15 de julio de 2011 (ZENIT.org).- Las ONG Entreculturas y Servicio Jesuita a Refugiados (SRJ) denuncian la catástrofe humanitaria que se cierne por hambruna sobre el Cuerno de África.

La sequía que sufre el Cuerno de África está gestando un desastre humanitario de espectaculares dimensiones –afirman estas organizaciones en una nota enviada a ZENIT--. Los campos de refugiados están saturados y exceden con creces su capacidad de acogida, mientras nuevos miles de damnificados llegan cada día solicitando ayuda. Más de 400 personas en Somalia han muerto ya, víctimas de la desnutrición.

"Más de once millones de personas necesitan asistencia urgente para sobrevivir a la peor sequía en décadas. El coste humano de esta crisis es catastrófico".

Así daba la voz de alarma hace apenas unos días el secretario general de la organización de Naciones Unidas (ONU), Ban ki-Moon ante la terrible situación de emergencia que está sufriendo en la actualidad el Cuerno de África.

Laa zona lleva sufriendo una sequía desde hace dos años que muchos estiman como la peor desde 1951.

Los países más afectados por sus devastadoras consecuencias son, por el momento, Somalia, Kenia, Djibuti y Etiopía.

Dentro de sus fronteras, sus habitantes están sufriendo unos niveles de desnutrición, sobre todo en Somalia, hasta seis veces lo que la ONU considera ya una emergencia. De hecho, hasta la fecha más de 400 somalíes han perdido la vida por enfermedades relacionadas con la malnutrición en los últimos meses.

Ante esta situación de alarma, el secretario general de la ONU hizo un llamamiento a la comunidad internacional e instó a los Estados miembros a apoyar el llamamiento de 1.600 millones de dólares realizado por las distintas agencias de la ONU. De momento se ha recibido sólo la mitad de ese presupuesto.

De los más de once millones de personas que se encuentran en serio riesgo de muerte por este motivo, más de dos millones son niños. Menores de cinco años que se encuentran gravemente desnutridos y muchos de los cuales requieren, según ha alertado el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), una atención urgente por riesgo serio de fallecimiento.

Ante este aterrador panorama, son miles las familias que están huyendo de sus casas en busca de esperanza.

El número de refugiados, sobre todo procedentes de Somalia, no para de aumentar. En este sentido, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) advirtió que “los esfuerzos para brindar ayuda a los refugiados de Somalia que día tras día llegan a los países vecinos corren el riesgo de no dar abasto sin una respuesta internacional más rápida y sólida para hacer frente a esta crisis humanitaria causada por la sequía y el desplazamiento en el Cuerno de África”; y ha lanzado un llamamiento de emergencia por valor 136,3 millones de dólares para prevenir una catástrofe humanitaria en la región.

Mientras tanto, los campos de refugiados no paran de acoger a nuevas personas que llegan cada día en condiciones alarmantes de desnutrición. La capacidad de la mayor parte de ellos hace meses que sobrepasó los límites para los que fueron construidos. Uno de los principales, el de Dabaab (situado en Kenia y que es uno de los más grandes del mundo) acoge cada día alrededor de 2.000 nuevas personas. Preparado para 90.000, en la actualidad rebasa los 380.000 habitantes.

El Servicio Jesuita a Refugiados tiene activos en la actualidad hasta trece proyectos en Etiopía, Kenia, Sudán, y Uganda, llegando a atender a unos 105.000 refugiados, desplazados internos y retornados de los más de 9 millones que se calculan en toda la región (incluyendo Somalia).

El SJR de África del Este ofrece educación, apoyo psicosocial, educación para la paz, servicios de subsistencia y ayuda de emergencia y está involucrado en la protección de los derechos humanos y en actividades de advocacy a diferentes niveles.

Esta realidad abrumadora que vive Somalia, en la que la cifras seguirán incrementándose cada semana, hace urgente el refuerzo de la atención y el acompañamiento que realiza el Servicio Jesuita a Refugiados con el apoyo de Entreculturas.

El SJR lleva trabajando en África más de tres décadas. Uno de sus primeros compromisos, allá por los años 80, fue en Etiopía, suministrando alimentos, refugio y ayuda médica a miles de desplazados dentro del propio país a consecuencia de la guerra y la hambruna. A penas unos años más tarde, a principios de los 90, se creó la región del SJR de África del Este, cuya oficina central se ubicó en Nairobi, Kenia.

Dos años más tarde comenzaría a funcionar ya uno de los proyectos del SJR más grandes y de mayor duración en Adjumani, norte de Uganda, creado para ayudar a los refugiados sudaneses mediante la educación y la atención pastoral. Un proyecto que culminó en 2008, después de entregar al gobierno las 75 escuelas creadas y de que la mayoría de los refugiados se repatriaran a Sudán del Sur, quienes en la actualidad ayudan en la reconstrucción de su país con la formación recibida durante su exilio en Adjumani. 

En África del Este, el SJR está trabajando desde hace años con refugiados somalíes en varios proyectos.

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Análisis


El Consejo Pontificio “Cor Unum” cumplió hoy 40 años
El cardenal Sarah ilustra los objetivos para el futuro
CIUDAD DEL VATICANO, viernes 15 de julio de 2011 (ZENIT.org).- Hoy viernes, el Consejo Pontificio “Cor Unum”, celebró su institución, hace cuarenta años, por parte del Papa Pablo VI.

En un artículo publicado publicado en L'Osservatore Romano”, el cardenal Robert Sarah, actual presidente del dicasterio vaticano, comenta el aniversario recordando que Pablo VI quiso la existencia de este Consejo Pontificio “en una fase de grandes cambios en la Iglesia y en el mundo”, cuando a nivel eclesial se percibía “una atención cada vez mayor a las cuestiones sociales”.

En este contexto, “Cor Unum” “debería favorecer el testimonio de la caridad en la Iglesia, creando, ante la Sede Apostólica, un lugar de encuentro, de diálogo y de coordinación entre los muchos organismos de caridad de la Iglesia”.

“La elección del nombre no fue casual – subraya el purpurado –: el concepto estaba tomado del pasaje de los Hechos de los Apóstoles que describe la primera comunidad cristiana, decididamente comprometida en el anuncio de la Palabra de Dios, en la oración y en el ejercicio de la caridad”.

Esta observación “contiene diversas indicaciones: es la comunión de la Iglesia la que está en la base del testimonio de la caridad; ésta, antes que un hacer, es un ser; es en la comunión de la Iglesia donde se nutre la atención hacia los diversos miembros del mismo cuerpo, en el cuidado mutuo; es gracias a la comunión de la Iglesia que se extiende la intención de una presencia en el mundo más unitaria, más incisiva, más universal”.

Juan Pablo II, durante su largo pontificado, reforzó las competencias de “Cor Unum”, “que ya llevaba a cabo donaciones en casos de catástrofes naturales en nombre del Papa, confiándole dos fundaciones que el Pontífice quiso para atestiguar la preocupación de la Santa Sede por las muchas poblaciones del mundo afligidas por la pobreza, la miseria y los desastres naturales”.

La primera, llamada “Juan Pablo II para el Sahel”, nació durante el primer viaje apostólico del papa polaco a África, en 1980, que “le puso en contacto con el dramático problema de la sequía, que causa empobrecimiento y hambre en los países del Sahel, amenazados por el avance del desierto”. La segunda, la Populorum Progressio, “se dedica a la promoción en particular de los indios y de los campesinos de América central y meridional”.

Para el cardenal Sarah “ha sido ciertamente un acto de gran significado el hecho de que Benedicto XVI haya querido dedicar a la caridad su primera encíclica Deus caritas est.

“El Papa, que ha señalado en la ausencia de Dios el problema más dramñatico que perturba y debilita a la cultura moderna, nos ha indicado al mismo tiempo el camino para volver a encontrar un camino hacia Él: Dios es caridad, y la caridad de la Iglesia es un testimonio irrenunciable para ayudar al hombre de hoy a conocer y a encontrar y amar a Dios, que es amor”.

“No se trata sólo de manifestar con gestos concretos o con iniciativas específicas la compasión y la proximidad de la Sede Apostólica a las necesidades humanas: se trata de imprimir a toda la pastoral de la caridad de la Iglesia este aliento evangelizador. La caridad es el camino mediante el cual el hombre puede conocer quien es Dios”.

Hablando de los retos que afronta el dicasterio, el purpurado destacó en primer lugar que “se trata de permanecer fieles a la intención primaria manifestada por Benedicto XVI en su primera encíclia”. “Si Dios es caridad, entonces toda la pastoral de caridad de la Iglesia debe volver a inspirarse en esta fuente”.

Esta especificidad, observa, recuerda “un segundo y gran desafío: unir Evangelio y caridad”.

“El Evangelio inspira la caridad y la caridad da testimonio del Evangelio; el Evangelio motiva la caridad y la caridad confirma la verdad del Evangelio”.

Un tercer reto lo constituye la dimensión eclesial de la caridad. “Benedicto XVI ha enseñado que es la Iglesia el sujeto de la actividad caritativa, y por tanto Cor Unum debe ayudar a mantener la comunión en el gran testimonio de la caridad de la Iglesia: favorecer el vínculo de los organismos caritativos con los obispos y con la Sede Apostólica”.

“Un cuarto y determinante desafío” resulta de la “preocupación por una formación humana y cristiana, una 'formación del corazón' cada vez más adecuada a los tiempos de quienes trabajan por la caridad en la Iglesia”. Por ello, añadió, es importante “proseguir la experiencia de los ejercicios espirituales continentales, ya realizados en América, Asia y Europa”.

“Es precisamente esta inspiración cristiana la que nos ayuda a ver cada vez más profundamente las necesidades de los pobres. Reafirmar la dimensión divina de la caridad, y por tanto su vínculo con la evangelización, no significa cerrar los ojos ante la pobreza humana, sino, al contrario, llevar la mirada hasta lo profundo de la necesidad del hombre”.

“Significa mirar al corazón de su sufrimiento, de su soledad y de su abandono, para anunciarle, allí, la presencia de Cristo que lo ama”.

El cardenal concluye recordando que para el próximo 11 de noviembre Cor Unum ha promovido un encuentro de obispos delegados y responsables de los organismos del voluntariado católico europeo con Benedicto XVI.

“Será una ocasión para reafirmar, junto con nuestra adhesión al magisterio del Papa, la voluntad de ser testigos del Evangelio de Cristo en el vasto mundo de la caridad”.

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Foro


La Iglesia se encuentra con el arte; talentos estropeados
“Esplendor de la Caridad; Belleza de la Verdad” honra a Benedicto XVI
Por Elizabeth Lev

ROMA, viernes 15 de julio de 2011 (ZENIT.org).- ¿Qué ofrecerle al Papa que lo tiene todo?

Para el 60º aniversario de la ordenación de Benedicto XVI, el cardenal Gianfranco Ravasi, cabeza del Consejo Pontificio para la Cultura, fue más allá y organizó una exposición de 60 artistas contemporáneos en honor al Papa.

La exposición, que se realizó en el Aula Pablo VI (en sí misma una pieza de arquitectura contemporánea de Pier Luigi Nervi, 1971), cuenta con 18 pintores, 12 escultores, seis orfebres, seis músicos, seis arquitectos, siete fotógrafos y cinco poetas del siglo XX, y recibe el título de “Lo Splendore della Carità; La Bellezza della Verità” (El esplendor de la caridad; la belleza de la verdad).

Se ha abierto al público de forma gratuita hasta el 4 de septiembre. La muestra reúne a artistas provenientes de todo el mundo -desde Japón, Kengiro Azuma a Rusia, Natalia Tsarkova, a Escocia con James McMillan, quien trajo el manuscrito de su obra “Tu es Petrus”, dedicado a Benedicto XVI para su visita a la Abadía de Westminster del 18 de septiembre de 2010.

La intención de la exposición es continuar el diálogo entre la Iglesia y el arte iniciado por el Papa durante su encuentro con los artistas del 21 de noviembre de 2009, en la Capilla Sixtina. Hay una impresionante variedad de obras, desde un tapiz hecho con material reciclado en homenaje al “Papa verde” hasta la obra escrita por Ennio Morricone en forma de cruz, “una reunión de la música y de la iconografía” como la describe el artista.

A unos pocos parecía que se habían escapado del ático de alguien -una obra, llamada “Azul” de Agostino Bonalumi de 1996, presenta una lona azul extendida sobre lo que parecen dos columnas con un cojín acolchado en el centro. Creo que en este caso la intención es lo que cuenta.

La fotografía conquista la exposición. Jack Nickerson presentó dos fotografías de la vida católica en su Irlanda natal. La primera, “Altar”, muestra el santuario de una iglesia en la oscuridad con el resplandor de la luz al cruzar el vacío. La Iglesia está preparada, Cristo espera. La segunda, situada debajo, titulada “Refectorio II”, muestra unas sencillas mesas de madera en las que están los restos de un frugal desayuno. La confusión humilde contrasta con la supervisión de un crucifijo: Ambos en el gran rito de la Misa y en el sencillo servicio de nuestras vidas diarias, Cristo es omnipresente.

“La Cruz solidaria”, fotografías de la austriaca Claudia Henzler, me pareció profundamente conmovedora. Tomada en Haití durante la semana de Pascua de 2010, tres mese después del devastador terremoto, las cinco imágenes están dispuestas en forma de cruz. En el centro dos manos juntas, una negra y otra blanca, el dibujo de la energía en el corazón de la cruz. A la izquierda y a la derecha dos personas están en contemplación: en una un hombre tiene la Biblia en las manos, y en la otra una mujer abraza a su hija. La meditación, la oración, el silencia y el amor están bellamente expresadas. Al pie de la cruz un niño se sienta vuelto de espaldas con la cabeza entre las manos, símbolo del dolor terrenal; pero la parte superior de la cruz, un niño mira hacia el espectador, sus grandes ojos en busca de esperanza. La habilidad de Henzler para reunir los eventos recientes y las técnicas modernas con ,la eterna iconografía cristiana, dieron una gran esperanza a esta historiadora del arte.

Las maravillas arquitectónicas obtuvieron la mayor parte de la atención. El español Santiago Calatrava presentó su proyecto para el crucero de la iglesia de San Juan el Divino de Nueva York con sus chapiteles de acero blanco. Parece una evolución extrema del estilo gótico del edificio, familiar, aunque incongruente. Reflexionando sobre los siglos en que los artesano que trabajaron en las catedrales góticas trataban de combinar su trabajo con la generación anterior, el trabajo de Calatrava evoca nuestra nueva época, donde la marca personal ensombrece el esfuerzo colectivo. El planificado bio-jardín invernadero de la azotea exalta la nueva religión de la ecología, que proyecta su sombra sobre los altares.

El arquitecto brasileño de 103 años de edad Oscar Niemeyer, aportó su proyecto para la catedral de Belo Horizonte. La Iglesia parece una cometa que está en la tierra pero cuya larga cola todavía se mantiene en el cielo unos 104 metros. Ciertamente capta la atención del espectador, pero la forma en la que proclama que es el espacio para adora a Dios hecho hombre, se me escapa.

Un proyecto atrae la atención más que los demás. Historiador del arte barroco y famoso arquitecto, Paolo Portoghesi (que también diseñó la mezquita más importante de Roma), presentó un modelo para una iglesia a Benedicto XVI, dedicada a San Benito de Nursia. Inspirado por el “Espíritu de Liturgia”, escrito por el entonces cardenal Joseph Ratzinger, Portoghesi (quien afirma haber leído todas las obras de Benedicto XVI) diseñó un curvo y dinámico espacio, no muy diferente del arquitecto barroco Francesco Borromini, su campo de especialización.

Aunque el edificio tiene ocho lados con la tradicional imaginería cristiana del octavo día de la redención, mantiene un eje hacia el altar donde está el tabernáculo de acuerdo a los escritos de san Carlos Borromeo. Los confesionarios están localizados en la entrada de la iglesia al igual que el Yo Confieso abre la misa. Las áreas especiales se abren a la Lectura de la Palabra de Dios, siguiendo los intereses propios de Benedicto XVI en el uso de los ambones. Es una iglesia muy barroca, destinada a causar controversia por sus espirales y complejos diseños geométricos, pero sobre todo centrada en la liturgia y atrayendo a la gente a Cristo.

Muchas de las obras no tienen nada que ver con la Iglesia, pero la muestra pretende llamar a los artistas a comprometerse con las grandes verdades en vez de con trivialidades subjetivas. El hecho de que los artistas intentan reconocer las verdades universales, en la humanidad o la creatividad individual parece ser un paso en la correcta dirección.

El Papa Benedicto hizo un discurso a los artistas en la muestra del 4 de julio, diciéndoles que el mundo moderno “necesita que la Verdad brille y que no sea oscurecida por mentiras o banalidades; necesita inflamarse con la caridad y no estar sobrepasada por el orgullo o el egoísmo”.

Mientras que la Iglesia y el arte están lejos todavía de la relación que compartieron en los días de Rafael o Bernini, un diálogo continuo e intenso parece ser el mejor modo de atraer estos dos mundos.

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Gaga sobre Gaga

Cualquier reparo que pueda surgir sobre la forma y el significado que el arte contemporáneo pueda plantear, al menos Calatrava y Arnaldo Pomodoro pueden ostentar el duramente ganado título de artista. Esta semana me enfrenté a otro uso del título, el de pop star.

Mientras llevaba a dos niñas, de 11 y 13 años de edad, el otro día a través del Vaticano, apenas dejamos la Capilla Sixtina, la más mayor me preguntó: “¿Quién fue Judas?”. No me hacía ilusiones de que estas chicas pidieran una catequesis sobre la Pasión de Cristo, pero no puedes culpar a un historiador de arte por intentarlo. Contesté que fue el amigo de Jesús que le traicionó al venderle a sus enemigos por dinero y entonces, incapaz de creer que pudiera ser perdonado, se suicidó en su desesperación.

De repente, las chicas dijeron, “Lady Gaga hizo una canción sobre él: ¡es mi artista favorita!”. (La “artista en cuestión acaba de hacer un concierto en Roma para celebrar el Día del Orgullo Gay). Después de una tarde con Miguel Ángel, Rafael y las esculturas griegas clásicas, debo admitir que encontré la referencia cultural de las jóvenes señoritas un poco chocante.

Artistas de la talla de Miguel Ángel, que, 500 años después de su muerte, todavía atrae a 5 millones de visitantes al año, a las calurosas y abarrotadas salas del Vaticano para maravillarse con sus logros extraordinarios y la declaración gloriosa del valor de la persona humana, tiene poco en común con Lady Gaga (Stefani Germanotta), cuyo “mensaje” es marcadamente trivial en comparación.

Defendiendo calurosamente a su heroína, las chicas dijeron que el mensaje de la señorita Germanotta es que la gente “nace del modo en que son y deberían ser libres para que pudiesen vivir como quisiesen”. Así que pregunté: ¿pirómanos y cleptómanos, adúlteros en serie que reclaman haber nacido con esta tendencia, a estos se les debería permitir vivir “como quieren”? El mantra de Germanotta de “nací así” es la excusa más frívola para el mal comportamiento desde aquello de “el diablo me obligó a hacerlo”.

Mi consternación ante este mensaje atrajo la inevitable acusación de la niña de 13 años: “Entonces ¿a ti no te gustan los bisexuales?”.

De alguna manera, a los ojos de estas niñas, el rechazo a la increíblemente irritante música de la señorita Germanotta y a su absurda representación de arte me convirtió automáticamente en “homófoba”. No caminar hombro con hombro con la cultura secular debe ser el único acto intolerable en esta sociedad tolerante con estilo propio. En la Antigua Roma, dudar de la divinidad del emperador constituía alta traición, como muchos cristianos descubrieron en el circo. Enseñar a los niños a juzgar a sus mayores de esta forma tampoco era inusual en el Tercer Reich. La señorita Germanotta gritará un mensaje de tolerancia, pero sólo para ella misma y sus seguidores.

En el umbral de la Basílica de San Pedro, me giré a ellas y les dije: “No creo que en la definición de ti mismo importe mucho con quien mantienes relaciones sexuales para decir quien eres realmente”. Las chicas se rieron y cuchichearon entre ellas.

Esta conversación se me quedó grabada durante los siguientes días, algunos momentos de la misma me preocuparon profundamente.

Como acto de penitencia, vi varios vídeos de Lady Gaga durante los siguientes días (la mayoría con el sonido desactivado, que al fin y al cabo tampoco estamos en Cuaresma), y me llamó la atención el hecho de que los enormes grupos de modelos organizados para las superproducciones de 4 minutos, la única cara que se ve es la de la señorita Germanotta. Los magníficos cuerpos que giran y se ondulan están siempre privados de caras. Parecen máquinas para proveer placer (y beneficios) a sólo una persona: la señorita Germanotta. Su mundo es decididamente Gaga-céntrico, todos los demás son sus satélites en las sombras.

Miguel Ángel se rodeó de un número similar de cuerpos (incluso menos vestidos) para su Juicio Final. Estos cuerpos rodean la figura de Cristo el Juez, al igual que los bailarines rodean a la señorita Germanotta. Los desnudos de Miguel Ángel, sin embargo, tiene caras, y lo más importante, almas. El espectáculo del remolino de cuerpos rodeando a una joven de 25 años que proclama que no hay nada como el pecado (excepto no adoptar su estilo de vida), es como una parodia de Mad Magazine del Cristo triunfante de Miguel Ángel que atrae las almas hacia él después de sufrir y morir para redimir los pecados de la humanidad.

Lo que me lleva al punto más chocante de las extravagancias de Lady Gaga. Parece que después de tantos años, no hay imagen más poderosa que el amor, el sufrimiento y el compromiso total que la producida por el Cristianismo. Me temo que muchos de sus seguidores no saben lo que es una religiosa (de hecho, las niñas estaban fascinadas por las religiosas), pero el hábito religioso todavía proclama la castidad y el compromiso con algo y Alguien más grande que uno mismo. Mantiene su poder, razón por la que una estrella del pop haya intentado explotarlo. En videolandia donde menos (ropa) es más y la novedad lo es todo, la tradición todavía puede cautivar y desestabilizar. La señorita Germanotta puede intentar exorcizar sus raíces católicas con chistes sobre monjas de látex, pero la sencillez que ella ridiculiza será siempre más simbólica que sus extravagantes bufonerías.

Nadie ha sido capaz de superar la imagen del sufrimiento por amor ejemplificada por la pasión de Jesucristo. La corona de espinas, los brazos extendidos, las heridas y la humillación han alimentado a muchos más que una estrella del pop buscando atención. Ninguna estrella pop fantasea sobre la extracción azteca de corazones o la decapitación de la Revolución Francesa, pero sin embargo sí erotizan con el sufrimiento de Cristo, porque admiten sus efectos duraderos. Jesús sufrió, no por una excitación física vana como la señorita Germanotta, y lo que queremos conocer es la profundidad de su amor, un amor que está disponible para todos. Y de nuevo, la señorita Gemanotta no entiende que la sexualidad omnívora no es lo mismo que el amor universal.

Stefani Germanotta creció en una familia católica romana. Recibió los sacramentos y fue a una escuela católica, al contrario que los fans que la adoran que ignoran el Cristianismo. La señorita Germanotta cogió sus “talentos”, y los vendió por una cantidad más considerable de plata que su predecesor, Judas. Una todavía puede esperar y rezar para que ella no siga el camino de la desesperación, llevando a sus discípulos con ella.

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Elizabeth Lev enseña Arte y arquitectura cristianos en el campus italiano de la Universidad de Duquesne y en el programa de estudios católicos de la Universidad de St. Thomas. Se le puede contactar en: lizlev@zenit.org

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Espiritualidad


Necesitamos iconos del Evangelio
Por monseñor Carlos Osoro, arzobispo de Valencia
VALENCIA, viernes, 15 de julio de 2011 (ZENIT.org).-Publicamos el comentario que ha redactado monseñor Carlos Osoro, arzobispo de Valencia (España), a partir de los pasajes evangélicos que en estos domingos propone la liturgia (el Sembrador y la cizaña).

* * *

Cuántas veces has escuchado que el Evangelio es Buena Noticia. Pero, quizá, has oído menos veces decir que la santidad es una buena noticia. Y, como puedes comprender, la buena y la mala noticia contrastan profundamente. La buena noticia nos lleva siempre a la esperanza, a la alegría, a vivir valientemente y con coraje en medio de las dificultades de este mundo. La mala noticia nos lleva a la desesperanza, a la tristeza, a la angustia y las dificultades que tenemos en la vida se agudizan aún más. ¿Por qué te digo esto? Simple y llanamente para hablar de los santos.

La presencia de un santo en medio de nosotros nos trae presencia de la buena noticia, son buena noticia. El santo siempre es el hombre o la mujer de las bienaventuranzas, de la felicidad y la alegría sobre esta tierra, a pesar de las dificultades o de las persecuciones. Estos días atrás, cuando meditaba la parábola del sembrador, pensaba en los santos. Porque ellos son hombres y mujeres que son tierra buena. Y, ciertamente, pensaba en ti también. Porque es verdad que el sembrador tira la semilla sobre esta tierra y una parte cae en la orilla del camino, otra en terreno pedregoso, otra entre zarzas y otra en tierra buena. Sobre tu vida ha caído la semilla de la vida de Dios y ha fructificado, pues el Señor te regaló su vida por el Bautismo. Eres, pues, tierra buena. ¿Y dejas que crezca la semilla que el Señor puso en tu vida? Mira que esta tierra en la que habitamos tiene hambre de Evangelio. Y por eso tiene necesidad de santos, de hombres y mujeres que den el oxígeno del Evangelio para vivir y hacer habitable este mundo. Tú y yo podemos ser una página viva del Evangelio de Jesucristo.

Recuerdo que, cuando leía y meditaba la parábola del sembrador, pensaba en lo fácil que el Señor se presenta en la historia personal de cada uno de nosotros. Me ha dado su misma vida por el Bautismo. Me ha hecho partícipe de la vida eterna. Hace falta solamente mi respuesta positiva, desde esa tierra buena que el Señor se ha procurado que sea nuestra vida, para que fructifique la semilla que con tanto mimo puso en ella. Me imagino a un santo, totalmente impregnado por la Palabra de Dios, una impregnación que comunica con su vida, con sus gestos y acciones. ¡Qué hondura tiene la vida de un santo cuando convierte su existencia en manifestación y proximidad de Nuestro Señor Jesucristo! Un santo siempre es un icono del Evangelio.

Hoy utilizamos en infinidad de ocasiones la palabra icono. Esta palabra viene de la tradición oriental, sobre todo de la bizantina, que lo considera un elemento esencial de la liturgia y de la piedad. El icono es el Evangelio pintado, es la Palabra de Dios comunicada a través de la representación y del color. El icono nos sumerge en el mundo de la santidad de Dios. Es como una ventana sobre la Jerusalén celeste que nos abre a la contemplación y a la oración. Si esto son los iconos, ¿qué será un santo? Me atrevo a decir que es un icono del Evangelio, es decir, un hombre o una mujer que reflejan la gloria del Señor y van transformándose en su imagen con resplandor creciente, por la acción del Espíritu Santo (cf. 2 Cor 3, 18). Y es que el bautizado, que es tierra buena, está llamado a la semejanza divina. Al fin y al cabo, esto es lo que quiere decir despojarse del hombre viejo y revestirse del hombre nuevo, “que sin cesar se renueva para lograr el pleno conocimiento, a imagen de Aquel que lo ha creado” (Col 3, 10). ¡Qué maravillas hace el Señor! Un bautizado recobra en Cristo la semejanza con Dios y la manifiesta allí donde vive y en todo lo que hace.

¿Por qué te invito a que seas santo? Para que seas un icono del Evangelio. Porque creo que hoy hay unas primacías en nuestro quehacer pastoral que son fundamentales y que solamente pueden hacerse realidad a través de los santos. Te voy a indicar algunas:

1. El testimonio en medio de las generaciones jóvenes: están viviendo situaciones que no son nada fáciles en este momento histórico y, precisamente por ello, se necesitan iconos del Evangelio. ¡Cuánto bien han realizado en el corazón de los jóvenes en estos últimos tiempos la Beata Madre Teresa de Calcuta y el Beato Juan Pablo II! Esta mujer y este hombre de Dios supieron captar lo que necesitaba el corazón de los jóvenes ante el aburrimiento por la falta de ideales que colmasen sus vidas. Hoy precisamos hombres y mujeres así, capaces de llegar al corazón de los jóvenes cuando están viviendo circunstancias que les llevan a abismos de una soledad muy grande, de falta de entusiasmo, con la desesperanza, además, por un futuro incierto y sin trabajo. En estos momentos, tenemos el deber de trabajar con y por la juventud, pero no de cualquier manera, sino siendo testigos fuertes del Evangelio para que marquen direcciones y sentido en sus vidas. Pidamos al Señor que nos dé vocaciones de iconos del Evangelio con capacidad de liderazgo, convivencia y comunicación con estas generaciones que tanto nos tienen que decir.

2. El testimonio de hombres y mujeres en las diversas fases de la vida: niños jóvenes, adultos, ancianos, que vayan a las regiones más marginadas de la vida humana, que no son solamente las económicas aunque tengan una vigencia muy especial en estos momentos. Ir a todos los hombres y mujeres en todas las fases de la vida para hablarles al corazón sobre la verdad de su existencia, la que Jesucristo nos ha comunicado. Ir a aquellos que están sin protagonismo, sin medios de información y de comunicación. Las marginaciones pueden venir por razones de edad, de condición étnica, de saberes, de falta de respeto a la vida desde el inicio de la misma hasta su final, de enfermedad, de vejez, de no reconocimiento de la dignidad de la persona, del matrimonio, de la familia. El Evangelio tiene que presentarse en este mundo como potencia de Dios, haciendo presente su misericordia por medio de manos fraternas y de corazón también misericordioso. Son necesarios iconos del Evangelio.

3. El testimonio de hombres y mujeres en el mundo de la inteligencia para hablar del hombre como realidad suprema y para hablar de Dios como Dios, con razón y sabiduría: necesitamos iconos del Evangelio en el mundo de la inteligencia. Hay que mostrar con valor que creer no es la alternativa a pensar, sino que, justamente, la fe es la expresión suprema de una pasión por la verdad, de la búsqueda de la raíz de todo lo que existe, de no contentarnos con la superficie de las cosas. Creer también, entre otras cosas, nos lleva siempre a pensar. Tenemos que creer en la potencia esclarecedora de la verdad que es Jesucristo. Y esto quienes mejor lo han manifestado han sido los santos.

¿Te atreves a ser santo, es decir icono del Evangelio?

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