"No se puede generalizar la afirmación de 'Iglesias vacías de jóvenes'"

Rouco: «Madrid será el espacio pastoral para la conversión de muchos jóvenes»

"En el fondo de sus almas se percibe como una nostalgia de Cristo"

Redacción, 18 de julio de 2011 a las 07:26
 

El presidente de la Conferencia Episcopal Española, Antonio María Rouco Varela, desvela los entresijos del acto y habla de sus preocupaciones ante la próxima Jornada de la Juventud durante una entrevista centrada en este acontecimiento. Al encuentro, que se celebrará en Madrid el 21 de agosto, se espera acudan miles de jóvenes provenientes de diferentes lugares. El cardenal no oculta su preocupación por la secularización que registra la sociedad española pero también se muestra convencido de que actos como éste ayudan, y mucho, a una toma de conciencia religiosa. Lo entrevista El Diario Montañés.

- Dentro de un mes se celebra la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ). ¿Cómo ve a los jóvenes españoles? ¿Qué diagnóstico hace de la juventud de hoy?

- Sí, la JMJ está a la vuelta de la esquina. Será la segunda vez que se celebra en España un evento similar. La primera vez fue en Santiago de Compostela, igualmente en una tercera semana de agosto, y desde entonces han pasado ya 22 años. Los jóvenes españoles de aquel año (1989), que iba a resultar tan decisivo para la historia de la humanidad -el 9 de noviembre caería el Muro de Berlín de forma pacífica-, eran hijos de la generación del 68, el año de la Revolución Cultural, protagonizada por la juventud universitaria del llamado 'Mundo Libre'. La juventud española del año 2011 es hija -son hijos-, a su vez, de los que vivieron con mayor o menor interés y protagonismo el derrumbamiento del sistema político y cultural que había regido la mitad Oriental de Europa: el sistema del comunismo soviético.

- Los muchachos que ahora tienen de 15 a 30 años son hijos de la generación que sufrió un fuerte proceso de secularización. ¿Cree que eso les lleva a vivir la religión o la experiencia religiosa de otra manera? ¿Hay una forma de sentirse católico hoy distinta a la que había en la generación de los padres o la de los abuelos de estos muchachos?

- El proceso de secularización viene de más lejos. Las formas 'secularizadas' que parecen predominar en las sociedades y en las culturas europeas de los años setenta y ochenta del pasado siglo reproducen muchas veces las ideas políticas del laicismo decimonónico, que creíamos superado después de la terrible experiencia de lo que fue y significó la II Guerra Mundial. Naturalmente el impacto de una concepción 'secularista' de la vida, sin Dios en su horizonte, vivido por los padres, llegó también al mundo interior de sus hijos. Es llamativo el hecho que se produce en las Diócesis muy populosas, como es el caso de Madrid, de los jóvenes que piden el bautismo a los 18 y más años, porque sus padres habían acordado dejar la decisión al hijo para cuando alcanzara la edad suficiente para tomarla. Es evidente que 'el sí' a Jesucristo ¡el sí de la fe cristiana vivida en la Iglesia! les exige a los jóvenes de hoy un compromiso fuertemente personal en la elección y el seguimiento de Jesucristo, al configurar y realizar los proyectos de sus vidas.

- ¿Cree que es precisa una nueva evangelización y que encuentros como la JMJ son la mejor oportunidad para ello?

- El cambio histórico-espiritual que ha tenido lugar en 'el sitio en la vida' de los jóvenes del 2000 y de comienzos del Tercer Milenio reclama una evangelización nueva en estilos, en ardor y en propuestas consecuentes con las exigencias de la vocación y del ser del cristiano. Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre; la Iglesia es como el sacramento de su presencia en medio del mundo. Las condiciones históricas en las que cada nueva generación de jóvenes recibe y escucha el anuncio de Jesucristo son distintas. La de la JMJ del 2011 son diferentes de las del momento en que Juan Pablo II toma la iniciativa de convocarlas en el ya lejano 1985.

- Nadie duda de que al encuentro asistirán centenares de miles de jóvenes, en su mayoría españoles. Pero luego se echa en falta a esos jóvenes en las iglesias, donde cada domingo la media de edad de los asistentes a misa es elevadísima. ¿Por qué esa presencia en actos multitudinarios y en cambio esa otra 'invisibilidad' en la vida diaria de las parroquias?

- No se puede generalizar la afirmación de 'Iglesias vacías de jóvenes'. También las hay que se llenan de juventud los domingos y los fines de semana. Y son ya no pocas en las que un creciente número de grupos y realidades eclesiales marcados por una vivísima espiritualidad, en cuyo centro está la experiencia de la adoración y de la oración contemplativa, atraen y aglutinan a muchos jóvenes. Y tampoco se puede olvidar la estructura demográfica de la sociedad española y europea en general al emitir un juicio escéptico sobre la práctica religiosa de las jóvenes generaciones. Son sociedades avejentadas en las que el descenso de la natalidad ha alcanzado cotas desconocidas en tiempos de paz. En los últimos veinte años, el segmento de la población española, comprendida entre 0 y 21 años ha descendido mucho: en torno a un tercio.

- Hay un número elevado de jóvenes que por decisión de sus padres o propia son ajenos a la Iglesia (no han sido bautizados, se han alejado de la práctica religiosa a edad muy temprana.). ¿La Iglesia debe hacer algo para atraer a esos jóvenes o de modo general considera que las posibilidades de que su mensaje cale en ellos son pequeñas?

- Sin duda. La Iglesia tiene que, y lo quiere ardientemente, salir al encuentro de ese gran número de jóvenes, alejados no sólo de ella en el sentido institucional de la expresión, sino de la fe. En la juventud actual se constata muy frecuentemente como una necesidad profunda de vida interior: de respuestas verdaderas y plenas para poder dar sentido último a sus deseos y nostalgias más íntimas y duraderas. En el fondo de sus almas se percibe como una nostalgia de Cristo. Las JMJ se han constituido como uno de los momentos y espacios pastorales más propicios para las experiencias de conversión en la vida de muchos jóvenes. Estoy seguro de que lo mismo ocurrirá en Madrid, incluso con mayor intensidad.

- Muchos jóvenes asistentes a la JMJ están en edad de formar una familia. En España, en los dos últimos años ha caído bruscamente el número de matrimonios y sobre todo el de matrimonios por la Iglesia. ¿A qué cree que se debe?

- Ha disminuido ciertamente el número de matrimonios en su conjunto. En los últimos cinco años, de forma muy llamativa. Los matrimonios contraídos en la Iglesia, los matrimonios canónicos, han descendido proporcionalmente menos, si se tiene en cuenta el hecho de que el matrimonio por la Iglesia es indisoluble y no accesible a divorciados que quieran volver a casarse. Pero es en este punto en donde el proceso de secularización de los aspectos de la vida social más decisivos para el destino de las personas y de las sociedades causa sus efectos más negativos. El problema de la familia es uno de los más graves de la sociedad española y de la europea en general. Por ello, uno de los objetivos pastorales de la JMJ es el de suscitar y acoger la vocación para el matrimonio cristiano.

- ¿Está satisfecho de la colaboración de las distintas administraciones con la organización de la JMJ?

- Sí. La ayuda prestada tanto por la Administración del Estado, como por la de la Comunidad de Madrid y por el Ayuntamiento se ha articulado en un clima de colaboración y generosidad excelentes. Ese buen ambiente preside también estas últimas semanas, tan cruciales para el buen éxito organizativo y pastoral de esta convocatoria.

- El Papa visitará España por tercera vez con motivo de la JMJ. Es el único país en el que ha estado tantas veces durante su Pontificado. ¿Qué significado debemos dar a este dato?

- Tiene mucho de providencial. Su primera visita venía unida al Encuentro Mundial de las Familias de Valencia, pensado y convocado por su antecesor, el Beato Juan Pablo II. La tercera, inminente ya y que será en Madrid, la hará para presidir la XXVI Jornada Mundial de la Juventud que él mismo convocó desde Sydney en 2008. Con todo, la estima que el Santo Padre siente por la Iglesia y el catolicismo de España es muy grande. Basta recordar su opinión al respecto en la rueda de prensa que tuvo lugar en el vuelo de Roma a Santiago de Compostela el mes de noviembre del año pasado y la mantenida en su libro-entrevista 'Luz del Mundo', aparecida también a finales del año 2010.

- ¿Y qué mensaje central espera usted que Benedicto XVI envíe a los jóvenes de todo el mundo durante su visita?

- Su mensaje se centrará en el lema que él mismo eligió para la Jornada de Madrid: 'Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe'; sin apartarse de las líneas teológicas y pastorales de la explicación que nos ofreció en su mensaje de agosto del pasado año, como guía para la preparación espiritual y apostólica de la JMJ de Madrid en toda la Iglesia. Si se recuerda uno de sus más bellos textos dirigidos a los jóvenes de hoy, donde les dice que Cristo no les quita nada de lo noble y bello en la vida, sino que, por el contrario, les posibilita y ofrece la forma de vivirla en plenitud, entonces podremos ya adivinar por donde van a ir las palabras, la predicación y el mensaje del Papa a los jóvenes reunidos en Madrid con él y, a través de ellos, a sus compañeros y amigos de todo el mundo: por el anuncio y celebración litúrgica de la presencia de Jesucristo Redentor del hombre.