24.07.11

Día de fiesta en la diócesis de Huesca

A las 12:24 PM, por Luis Fernando
Categorías : Actualidad

 

Ayer fue un día de gracia y alegría para la Iglesia en Huesca. John Kahuthu Mwaura y Manuel Alonso Martín recibieron la ordenación sacerdotal en la Catedral de nuestra diócesis, en una ceremonia presidida por nuestro obispo, Mons. Julián Ruiz. Ambos son un regalo de Dios para una iglesia local que sufre, como tantas otras, una crisis de vocaciones que se prolonga demasiado en el tiempo. El P. John Kahutu nos llega de Kenia, mientras que el P. Manuel Alonso es madrileño -vallecano, para más señas-. Es decir, ante la falta de vocaciones nativas, nuestro anterior obispo, Mons. Jesús Sanz Montes, decidió que tanto Huesca como Jaca debían abrir sus puertas a la llegada de seminaristas de fuera. La mayor parte vienen de Hispanoamérica, aunque también tenemos algunos de África. El caso del P. Alonso, que pertenece a Comunión y Liberación, es diferente. Él concluyó hace años sus estudios eclesiásticos en Madrid, concretamente en San Dámaso, pero decidió tomarse un tiempo de reflexión antes de recibir la ordenación. Don Jesús le ofreció venir a Huesca como profesor de religión y desde entonces se ha convertido en un oscense más.

La ceremonia fue litúrgicamente impecable. Don Julián empezó la homilía hablando en la lengua natal del P. Kahutu para alegría y jolgorio de sus muchos compatriotas allá presentes. Ya en castellano, sus primeras palabras fueron de recuerdo y agradecimiento hacia su predecesor en la sede oscense. No en vano, si hoy tenemos seminaristas en Huesca, si todavía podemos ordenar nuevos sacerdotes, es gracias a don Jesús. Tras una predicación llena de alusiones al magisterio de Benedicto XVI sobre el sacerdocio, Mons. Ruiz Martorell hizo una llamado final a los jóvenes para que estén dispuestos a decir sí a Dios si les llama al sacerdocio. Quién sabe si entre los monaguillos que sirvieron durante la Misa estarán algunos de los futuros curas de Huesca.

Entre los asistentes figuraba el P. Javier María Prades López, decano de la Universidad Eclesiástica de San Dámaso. De Madrid, según me confirmó el P. Alonso, vinieron cerca de cien personas. Y de Kenia había también una representación nutrida.

Si algo no acabó de gustarme de la ceremonia de ayer es el hecho de que no estuvieran presentes todos los sacerdotes de la diócesis. Me preguntó qué otra cosa mejor tenían que hacer los ausentes en un sábado a las once de la mañana. Tampoco me hizo mucha gracia que la asistencia de los católicos oscenses no llenara la catedral. De hecho, si no llegan a asistir los madrileñós y los keniatas, el panorama habría sido bastante desolador. Que en una diócesis tan necesitada de nuevos sacerdotes se vean huecos en los bancos en una ceremonia de ordenación, debe de hacernos reflexionar. Aunque tengo mi propia opinión al respecto, la reflexión se la dejo a los responsables de mi iglesia local.

Mucho queda por hacer para cambiar el rumbo vocacional en Huesca y Jaca. Si atendemos a la respuesta de la juventud oscense a la JMJ de Madrid, es como para echarse a llorar. Dudo que haya habido alguna otra diócesis en España donde la recepción de la Cruz de la Jornada tuviera tan poca respuesta entre los jóvenes. Aquel a quien don Julián encargue la pastoral juvenil tiene por delante una tarea titánica, aunque poco puede hacer una sola persona si no conseguimos que toda la diócesis se tome en serio la tarea de evangelizar a nuestros muchachos. Está por ver si sabemos hacerlo, pero una cosa sí es segura: Dios sabe cómo. Y quiere que lo hagamos. O somos pescadores de hombres o no somos nada.

Luis Fernando Pérez Bustamante