23.07.11

La caridad de Zakaria Botros

A las 7:10 PM, por Milenko
Categorías : Sin categorías
 

La propuesta cristiana al debate iniciado con el post de ayer sobre Wafa Sultán.
Un post ideal para la festividad de Santa Brígida, nórdica, patrona de Europa.

Zakaria Botros, el sacerdote copto de Egipto, ahora en el exilio, ha vuelto a la escena, cuenta Raymond Ibrahim en FrontPageMagazine (08-07-11). Ha vuelto la plaga del Islam, ha vuelto su enemigo nº 1. ¿A qué se debe ese título? Se debe al éxito de su evangelización, ni más ni menos. Un éxito que confirmó al-Jazeera llamando la televisión del Padre Zakaria como “un ataque evangélico sin precedentes” al Mundo musulmán; lo confirmó nada menos que Sheikh Ahmad al-Qatani lamentando que al menos seis millones de musulmanes anualmente apostatan y se hacen cristianos, de forma pública o clandestina.

Espérate, que hay más: al-Qaeda lo proclama como uno de los más buscados infieles en el mundo ofreciendo 60 millones de dólares por su cabeza. Se exilia, la mies es mucha y pocos son obreros, todavía hay trabajo que hacer, hay que huir a Efraín porque todavía no ha llegado su hora; sigue evangelizando ahora con su propia televisión Fady TV (Redentor TV)
Pero, ¿cuál es su clave de éxito? Habla de corazón a corazón, habla amando, sin pelos en la lengua, habla porque ama, habla porque no se hace el transplante de cerebro, habla porque cree en el Evangelio y en el Enviado del Padre. Aquí enseguida abordaremos el estilo del Padre Zakaria:

“Así como amo a los musulmanes, odio al Islam”.

Lógico. Si quiero amar el bien, no puedo amar el mal, no se puede servir a dos señores. Si amo el bien, luego odio el mal. La negación de la negación, es afirmación. ¿Hay mayor mal que separar de amor de Cristo? Si Jesús es Dios, Mahoma no es profeta. Si yo a un musulmán no aclaro que Mahoma no es un profeta, más todavía, el Profeta, él puede perfectamente no tener jamás el deseo de ser salvado, de ser cristiano.

La diferencia radical en el trato que hacen a los musulmanes los críticos seculares del Islam, y el Padre Zakaria, es evidente. La crítica secular, también necesaria, a la que todas las personas tienen el derecho dentro del recto uso de la razón, es insuficiente. Para Zakaria es insuficiente. Él enfrente fuego contra fuego, como dice Raymond Ibrahim. Él habla sobre la religión en conceptos de fe y religión, habla desde la perspectiva de Dios. Él a sus oyentes habla con la Biblia en una mano, y el Corán en la otra. Lo conoce al dedillo, conoce toda la tradición islámica, él es de su gente, él habla árabe, él es árabe. Habla para que lo entiendan, pero les habla mirando a Jesús en la Cruz. La cruz siempre le acompaña, no la esconde, él habla desde la verdad, quiere que sus queridos musulmanes abandonen el engaño y vengan a la Verdad, a la Vid sin la cual no hay vida.

Él les comenta por ejemplo, que es imposible que Dios quiera que un hombre venda a otro, él les dice que el hombre está hecho a la imagen de Dios y luego les interpela: ¿es que puedes creer que un hombre puede vender a otro, tomarlo como esclavo, esclava? ¡Piensa, la cabeza es para pensar! ¡Tu alma está en juego!

Él les recuerda que Mahoma es un hombre, habla en un programa televisivo, con sus queridos musulmanes y ex musulmanes, en directo, sobre los perversos hábitos sexuales del Profeta o hace pensar sobre si Mahoma fue el Mensajero de Dios o de Satán.

¿Y por qué no? ¿Se evangeliza no pensando? ¿Es una falta de respeto analizar un hecho tan trascendental como lo es la figura central del Islam?
Él les demuestra a base de su propia tradición (Kitab Ahkam Al-Koran, sobre la tradición coránica) que en el Islam, Mahoma está en un lugar más alto que Allah. El que apostata por ejemplo, según ese manual, tiene varias ocasiones para enmendar, sin embargo, él que ofende el nombre del profeta (Mahoma) tiene que ser ejecutado en el acto.
Se lo pone y explica con total claridad: Jesús vino al mundo a sacrificarse para salvar a los hombres, Mahoma sacrifica a los hombres para construir el Imperio que esté a su servicio.

Zakaria dice: la palabra miedo no existe en mi diccionario.
Realmente, ¿para qué miedo? Debemos todos temer a Dios en primer lugar, y no a los hombres. Lo que nos debe importar es no traicionar el mandato de Jesús: “Id al mundo entero y predicad el Evangelio a toda criatura. El que crea y sea bautizado se salvará; pero el que no crea se condenará. A los que crean acompañarán estos milagros: en mi nombre expulsarán demonios…”

Esto también es amar:

Varios vídeos sobre el Padre Zakaria:

Un canal: http://www.youtube.com/user/ramzoozi

P.D, No he escrito este post para criticar la anécdota relacionada con el Beato Juan Pablo II. Juan Pablo II anunciaba a Cristo en las reuniones con los musulmanes. Es una invitación a la reflexión sobre nuestro proceder en este asunto. Que cunda el ejemplo evangelizador de Zakaria.