Jóvenes que ni estudian ni trabajan

La Archidiócesis de México cree que la Iglesia es corresponsable en la aparición de siete millones de «ninis»

 

La Ar­chidió­ce­sis de Mé­xi­co re­co­no­ció en su semanario «Desde la fe» la co­rres­pon­sa­bi­li­dad de la Igle­sia Ca­tó­li­ca en la ge­ne­ra­ción de los sie­te mi­llo­nes de «ni­nis» en el país, al no en­con­trar la fór­mu­la pa­ra acer­car a los jó­ve­nes a los am­bien­tes de la fe y los va­lo­res cris­tia­nos; además denunció que sal­vo los go­bier­nos de seis es­ta­dos de la Re­pú­bli­ca, el res­to in­clu­yen­do al fe­de­ral, no tie­nen ca­pa­ci­dad en sus sis­te­mas edu­ca­ti­vos y eco­nó­mi­cos pa­ra aten­der esa si­tua­ción.

25/07/11 7:59 AM


 

(La Prensa) Desde la sede primada de México se afir­ma que an­te la fal­ta de opor­tu­ni­da­des de em­pleo bien re­mu­ne­ra­do, el cri­men or­ga­ni­za­do ha per­fec­cio­na­do sus re­des pa­ra cap­tar el po­ten­cial de esos mi­llones de jó­ve­nes a pe­sar que con ello po­nen en ries­go su vi­da, mien­tras las po­lí­ti­cas pú­bli­cas "duer­men el sue­ño de los jus­tos" en lu­gar de res­ca­tar­los y pro­mo­ver­los, co­mo afir­man sus in­con­ce­bi­bles dis­cur­sos.

En el edi­to­rial "Des­de la fe", su ór­ga­no ofi­cial de di­fu­sión, la Ar­chi­dió­ce­sis de Mé­xi­co ase­gu­ra que es la  incapaci­dad de los tres ni­ve­les de go­bier­no lo que pro­vo­ca ese sis­te­ma de ocio en que es­tán su­mi­dos los jóvenes y que es fá­cil en­tra­da al mun­do de los vi­cios y la de­lin­cuen­cia "que ofre­ce di­ne­ro a ma­nos lle­nas".

Se­gún el medio católico, las ci­fras son alar­man­tes, pues "el 80 por cien­to de las cár­ce­les es­tán ocu­pa­das por jó­ve­nes en­tre los 20 y los 35 años, y en­tre las víc­ti­mas de de­li­tos vio­len­tos, nue­ve de ca­da diez son jó­ve­nes".

Re­co­no­ce que al­gu­nos go­bier­nos ofre­cen be­cas a los jó­ve­nes que es­tu­dian, sin em­bar­go, no hay pro­gra­mas de apo­yo pa­ra quie­nes no tie­nen ca­bi­da en las pre­pa­ra­to­rias y es­cue­las pro­fe­sio­na­les y que tam­po­co tie­nen opor­tu­ni­dad de in­gre­sar al mun­do la­bo­ral.

"Las po­lí­ti­cas pú­bli­cas no es­tán orien­ta­das a so­lu­cio­nar es­te pro­ble­ma so­cial", la­men­ta aun­que re­co­no­ce es­fuer­zos en ese sen­ti­do en los es­ta­dos de Chi­hua­hua, Ba­ja Ca­li­for­nia, Tlax­ca­la, Gue­rre­ro e Hi­dal­go, le­jos de lo que adu­cen los go­bier­nos "ca­rac­te­ri­za­dos por su po­pu­lis­mo ram­pan­te" y que na­da ha­cen.

Al con­tra­rio, "preo­cu­pa que con sus ac­cio­nes po­lí­ti­cas pro­mue­ven la irres­pon­sa­bi­li­dad de los ado­les­cen­tes, la fal­ta de res­pe­to a la vi­da y las le­yes que aten­tan con­tra la fa­mi­lia; só­lo pro­pi­cian un ma­yor de­te­rio­ro del te­ji­do so­cial", ase­gu­ró en su es­cri­to en que con­si­de­ra que los jó­ve­nes son las pri­me­ras víc­ti­mas de esa for­ma de go­bier­no.

Sin em­bar­go, la je­rar­quía ca­tó­li­ca re­co­no­ce que no to­da la cul­pa es de los go­bier­nos, pues tam­bién la Igle­sia Ca­tó­li­ca ha si­do in­ca­paz de acer­car a los jó­ve­nes a la fe y adap­tar­se a la di­fí­cil ac­ti­vi­dad de evan­ge­li­zar­los.