1.08.11

José Luis Rodriguez Zapatero

 

La convocatoria de elecciones el 20-N dejará algunos estrambotes. El más pintoresco será sin lugar a dudas que ‘cara-cartón‘ Gabilondo será el único periodista orgánico que cantará el final de sus dos regímenes y además en las mismas fechas. Supongo que el ‘presidente en funciones‘ nos alegrará la vida con un sonoro: «¡Españoles!, ZP ha muerto» [políticamente, of course].

Quienes más lo llorarán serán los del lobby homosexualista, a quien tan bien ha tratado pero que ya le están reprochando que no rematase la jugada con la Ley de Igualdad de Trato. La blogosfera gay está que trina, buena señal. Podremos respirar porque tampoco dará tiempo para la aprobación de la «Ley de muerte digna» o la muerte indigna que le iban a dar a la justicia con la de Enjuiciamiento Criminal.

De mantenerse la tendencia de las encuestas, uno de los mayores proyectos liberticidas no verá la luz. Confirmación de que le han forzado la fecha. El zapaterismo queda inconcluso, no mucho pero sí algo, no ha podido culminar el proyecto de ingeniería social de uniformidad ideológica y corrección política. Un proyecto totalitario fiel a la historia del Partido Socialista.

Tampoco es para echar las campanas al vuelo. Recuerdo que gracias a un ejercicio de filibusterismo, Federico Trillo consiguió que no se pudiese aprobar la ampliación de la ley del aborto en la última legislatura socialista de Felipe González, también se les acabó el tiempo. Aquello prometía. Luego vino la nada, o mejor que hubiese venido.

Quizá en estos momentos estén conduciéndose por el «primum vivere», nombramientos a tutiplén, que hay que asegurar los garbanzos a mucho desgarramantas que de otro modo no podrá.

Aun así, aunque sólo sea por estas leyes, los españoles de bien estamos hoy de enhorabuena.