1.08.11

Cuando El Vaticano financia a Latinoamérica

A las 9:34 PM, por Andrés Beltramo
Categorías : Iglesia en América, El Vaticano
 

“El Vaticano posee enormes riquezas y se olvida de los pobres”: es una de las críticas más recurrentes contra la Santa Sede en las redes sociales. Una opinión generalizada, de pocos argumentos objetivos, que parece ser desmentida por la fundación “Populorum Progressio”, dependiente del Pontificio Consejo Cor Unum, que acaba de aprobar un financiamiento por más de dos millones de dólares destinados a campesinos y poblaciones desfavorecidas de América Latina.

En la última asamblea del consejo de administración de ese organismo, que tuvo lugar del 19 al 22 de julio en la localidad de Belen do Pará (Brasil), se autorizó apoyar económicamente a 189 proyectos de desarrollo en diversos países: realización de pozos de agua, cooperativas de trabajadores, escuelas, enfermerías o salas de reunión comunitarias.

Obispos latinoamericanos analizaron cada uno de los 216 proyectos que buscaban financiamiento y decidieron a cuáles concederlos, 27 quedaron fuera. Como todos los años la fundación decide otorgar un promedio de 10 mil dólares a cada proyecto, ya que su política es dar apoyos concretos pero contenidos a muchas personas antes que ofrecer grandes sumas a pocos beneficiados. Las naciones con más solicitudes fueron Colombia, Brasil, Perú, Ecuador y El Salvador.

Según explicó Segundo Tejado, subsecretario del Pontificio Consejo Cor Unum, los protagonistas de este proceso de apoyo económico son los obispos, quienes tienen el pulso de la situación en cada una de sus áreas de influencia. Por eso la reunión anual de la Populorum Progressio sirve también para realizar un análisis sobre cómo marchan las cosas en Latinoamérica.

“Ante todo hemos visto que la crisis, con sus repercusiones en los países de América Latina y el Caribe no son solo imputables a fenómenos como la expansión monetaria o el aumento incontrolado del crédito, sino también a la imposición, a estas poblaciones, de modelos occidentales”, explicó a la Radio Vaticana.

Denunció que la región sufre el embate de ideologías contrarias a la familia y la vida que son promovidas por los mismos gobiernos locales con gran fuerza y agresividad. Además advirtió sobre la grave situación de los campesinos, los indígenas y afroamericanos que se ven obligados a abandonar sus tierras por falta de desarrollo o la excesiva urbanización.

“El desplazamiento de ingentes masas de campesinos que buscan en las grandes ciudades una calidad de vida, para ellos y sus hijos, que el ambiente rural no puede ofrecer o garantizar, ha contribuido a crear grandes y monstruosas periferias donde reina la delincuencia y la miseria, y donde estas minorías, sobre todo indígenas, se hacen cada vez más vulnerables”, ponderó.

Según Tejado, en la asamblea de Brasil, la fundación analizó el impacto de las sectas, cuya presencia se ha multiplicado entre las poblaciones más débiles y marginadas, situación que los mismos obispos pudieron constatar durante una visita a zonas periféricas de Belén do Pará.

Por ello instó a revitalizar la nueva evangelización, para dar a los latinoamericanos no sólo un apoyo material sino también espiritual, un fuerte contenido evangélico que sepa dar respuestas a las verdaderas y más profundas aspiraciones de su religiosidad, un aspecto que se ha descuidado, y que es aprovechado por la oferta del “supermercado de las sectas”.

La fundación “Populorum Progressio” fue instituida por el Papa Juan Pablo II en 1992 con motivo del V centenario del inicio de la evangelización de América. Su finalidad es promover el desarrollo integral de las comunidades de campesinos más pobres de Latinoamérica, además de ser signo y testimonio del anhelo cristiano de auténtica solidaridad.

En sus casi 20 años de historia esa organización ha financiado más de tres mil 500 proyectos, los cuales han sido sufragados con más de 30 millones de dólares. La mayor parte de estos recursos ha sido aportada por el Fondo para el Tercer Mundo de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI).

En ese tiempo los países más beneficiados han sido Colombia, Perú, Brasil, Ecuador, Bolivia, México, Nicaragua, Chile, Haití, República Dominicana, El Salvador y Guatemala.