7.08.11

 

Hoy asistí a Misa en una parroquia de la diócesis de Huesca. No voy a decir ni la localidad, ni el nombre de la parroquia, ni la hora de la Misa, ni quién era el sacerdote que la celebraba. Mi intención no es denunciar a nadie en concreto, sino una situación que se repite aquí y allá.

El evangelio relataba el pasaje de Jesús andando sobre el agua e invitando a Pedro a hacer lo mismo. Como es conocido, no hace falta que lo reproduzca. Al final de la homilía, el sacerdote va y dice: “No vamos a decir que eso es historia…“. Gracias a Dios, yo estaba en la parte de atrás de la iglesia. Pero dos veces he dicho bien alto: “Por supuesto que es historia“. Obviamente los que estaban cerca de mí se han vuelto a ver quién tenía el “valor” de contradecir al cura, que no se ha enterado de lo que yo dije. Si llego a estar más adelante, seguro que se entera.

He estado en un tris de salirme de la Misa pero, ¿qué culpa tendrá el Señor de nada de esto? ¿y por qué voy a castigarme a mí mismo sin Misa porque a un cura se le ocurra decir que no es histórico que Cristo y Pedro anduvieran sobre las aguas?

Ahora bien, empiezo a estar harto de que en esta Iglesia nuestra, se utilicen los púlpitos para soltar frases lapidarias que van contra la historicidad de los relatos evangélicos. Porque, vamos a ver, ¿a qué viene decir que eso no es histórico? ¿estuvo el cura allí para verlo? Y si eso no es historia, ¿por qué lo va a ser la resurrección de Cristo? ¿por qué el resto de sus milagros? ¿Qué es más difícil creer? ¿que los muertos resucitan o que Cristo y el príncipe de los apóstoles anduvieron sobre las aguas?

Se me dirá que no es dogma de fe que todo lo que aparece en los evangelios es historia pura y dura. Pero quien abre la puerta a que un milagro no tuvo lugar tal y como lo cuentan los evangelistas, abre la puerta a la duda sobre todos los milagros y todo lo que sabemos de Cristo por parte de aquellos que:

Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que contemplamos y tocaron nuestras manos acerca de la Palabra de vida -pues la Vida se manifestó, y nosotros la hemos visto y damos testimonio y os anunciamos la Vida eterna, que estaba vuelta hacia el Padre y que se nos manifestó-, lo que hemos visto y oído, os lo anunciamos, para que también vosotros estéis en comunión con nosotros. Y nosotros estamos en comunión con el Padre y con su Hijo Jesucristo.
1ª Juan 1,1-3

Yo creo que, efectivamente, nos contaron por escrito lo que oyeron, vieron y tocaron. Otros, que crean lo que diga el último exegeta liberal-basuriento de moda. Pero que lo crean para sí. Que dejen de contaminar al pueblo de Dios.

Luis Fernando Pérez Bustamante