Madrid, 18 de agosto de 2011.- Benedicto XVI ha pedido
a los jóvenes tras aterrizar en Madrid “que no se avergüencen del
Señor” y “den un testimonio valiente y lleno de amor al hombre, sin
ocultar su propia identidad cristiana, en un clima de respetuosa
convivencia con otras legítimas opciones y exigiendo al mismo tiempo
el debido respeto a las propias”. Estas han sido sus primeras
palabras en tierra española, durante este viaje para participar en
la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid, que comenzó el pasado
16 de agosto.
En su discurso de bienvenida, el Papa ha señalado que, ante las
dificultades y amenazas que les acechan, “es urgente animar a los
jóvenes a permanecer firmes en la fe”. “Se les acosa queriendo
apartarlos de Él, privándolos de los signos de su presencia en la
vida pública, y silenciando hasta su santo nombre. Pero yo vuelvo a
decir a los jóvenes, con todas las fuerzas de mi corazón: que nada
ni nadie os quite la paz; no os avergoncéis del Señor”, palabras que
fueron recibidas con una gran ovación del público.
Tras agradecer al Rey sus palabras de bienvenida, Benedicto XVI,
interrumpido en varias ocasiones por los lemas y cantos de saludo de
los jóvenes, recordó las “inolvidables muestras de simpatía” que
siempre ha recibido en anteriores visitas apostólicas a España y
saludó a todos los que han contribuido con su esfuerzo y trabajo en
la Jornada Mundial de la Juventud, convocatoria que “trae un mensaje
de esperanza, que nos llena de confianza ante el mañana de la
Iglesia y del mundo”, dijo.
Poco antes de las 12 de mediodía el avión papal ha tomado tierra en
el aeropuerto de Barajas. Con una gran sonrisa, Benedicto XVI ha
saludado desde lo alto de la escalerilla, acompañado por el nuncio
en España, Renzo Frantini, y el introductor de embajadores, José
María Rodríguez Coso, que subieron rápidamente para dar el primer
recibimiento al Papa.
Al pie del avión se encontraban los Reyes de España, don Juan Carlos
y doña Sofía, y el cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco
Varela. Tras un cordial recibimiento, al que se añadió la presencia
de un grupo de niños ataviados con el uniforme de la Guardia Suiza,
la banda de música de la compañía de honores interpretó los himnos
pontificios y nacional.
En su discurso de bienvenida el Rey ha agradecido al Romano
Pontífice su nueva visita a España, “un país abierto al mundo”, en
el que “la aportación artística, religiosa y cultural del
Cristianismo resultan clave para comprender su identidad”.
“Confiamos en vuestro aliento, Santo Padre, no solo para animar a
los jóvenes de España y del mundo entero a seguir creciendo en
valores, sino para sensibilizar a nuestras sociedades sobre la
necesidad de respaldarles en sus proyectos e ilusiones”.
Finalizados los discursos, Benedicto XVI pasó a saludar a las
autoridades principales: el presidente del Gobierno, José Luis
Rodríguez Zapatero, los ministros Ramón Jáuregui, Antonio Camacho y
Trinidad Jiménez; la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza
Aguirre, y el alcalde de la ciudad, Alberto Ruiz-Gallardón, además
de otros representantes de los poderes del Estado, así como
numerosos cardenales y obispos llegados a la capital. Entre ellos,
el presidente del Consejo Pontificio para los Laicos, cardenal
Stanislaw Rylko, y César Franco, coordinador general de la JMJ y
obispo auxiliar de Madrid.
Calurosa acogida
Al otro lado de las vallas, unas dos mil personas se habían
congregado desde las diez de la mañana. Entre el público se
encontraban numerosos jóvenes y familiares de los componentes de la
“Joven Guardia Suiza”, que ya se ha hecho
tradicional en los recibimientos españoles al Papa. Los niños han
ensayado durante meses un cordón de honor a Benedicto XVI a
imitación de la Guardia Papal del Vaticano y han tenido que
acostumbrarse a verse ataviados con unos uniformes diseñados en los
vivos colores de los Medicis.
La gran mayoría de los participantes en este recibimiento son
estudiantes de colegios de Madrid, que recibieron la invitación de
los organizadores meses atrás. En las dos horas de espera se
escucharon canciones y lemas. Los congregados portaban pancartas
que recogían palabras de bienvenida al Papa; otros cantaban y
agitaban banderitas con los colores vaticanos. “Hemos tenido una
suerte tremenda”, afirmaba una de las chicas, “es emocionante poder
seguir tan de cerca la llegada del Papa; queremos que el Santo Padre
note el calor de nuestra cercanía, así que la espera se nos ha hecho
corta”.