ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 18 de agosto de 2011

Santa Sede

Los santuarios, espacios fecundos contra la secularización

Jornadas Mundiales de la Juventud

Benedicto XVI: jóvenes, sed “interlocutores responsables” de Dios

JMJ// El Papa Benedicto XVI entra por la “puerta grande” de Madrid

En las catequesis de la JMJ, los jóvenes descubren a Cristo

Benedicto XVI aclara que “la verdad como tal es dialogante”

La lección de la crisis económica, según el Papa: responsabilidad

El Papa quiere que las JMJ sean un encuentro de los jóvenes con Dios

Benedicto XVI a los jóvenes: no os avergoncéis de Cristo

Mundo

Italia: Una nueva escuela formará dirigentes deportivos

Burundi: Jubileo en el aniversario de la consagración del país a la Virgen

Documentación

Discurso del Papa en la fiesta de acogida de los jóvenes

Saludo de Benedicto XVI en la fiesta de acogida de los jóvenes

Respuestas de Benedicto XVI a los periodistas en el vuelo a Madrid

JMJ// Discurso del Papa a su llegada al aeropuerto de Barajas


Santa Sede


Los santuarios, espacios fecundos contra la secularización
Carta de la Congregación para el clero a los rectores de los Santuarios de todo el mundo
ROMA, jueves 18 de agosto 2011 (ZENIT.org).- Los santuarios todavía pueden contribuir eficazmente a frenar la secularización y a incrementar la práctica religiosa, convirtiéndose, cada vez más, en lugares de nueva evangelización.

Es lo que se lee en una Carta circular, firmada por el cardenal Mauro Piacenza y por el arzobispo Celso Morga Iruzubieta, presidente y secretario de la Congregación para el Clerorespectivamente, que ha sido dirigida, a través de los obispos, a los rectores de los santuarios de todo el mundo.

“En un clima de secularización difundida- se lee en el texto-, el santuario continúa representando, hoy en día, un lugar privilegiado en el que el hombre, peregrino en esta tierra, experimenta la presencia amorosa y salvífica de Dios”.

En el santuario, escribe la Congregación para el Clero, se “encuentra un espacio fecundo, lejano de los asuntos cotidianos, donde poderse recoger y recibir vigor espiritual para retomar el camino de fe con mayor ardor y buscar, encontrar y amar a Cristo en la vida ordinaria, en medio del mundo”.

Además, se lee, “la piedad popular es de gran importancia para la fe, la cultura y la identidad cristiana de muchos pueblos".

"Esta es la expresión de la fe de un pueblo, verdadero tesoro del pueblo de Dios en la Iglesia y por la Iglesia: para entenderlo, basta imaginar la pobreza que resultaría para la historia de la espiritualidad cristiana de Occidente la ausencia del Rosario o del Vía Crucis, o de las procesiones. Son sólo ejemplos, pero suficientemente evidentes para destacar su condición imprescindible”.

Esta es la razón por la que se afirma que los responsables de la pastoral en los santuarios tienen el deber de “instruir a los peregrinos sobre el carácter absolutamente preeminente que la celebración litúrgica debe asumir en la vida de todo creyente".

"La práctica personal de formas de piedad popular no es obstaculizada o rechazada, sino que es favorecida, pero no puede sustituir la participación en el culto litúrgico”.

En la carta se insiste, además, en la confesión, porque “el santuario es también el lugar de la permanente actualización de la misericordia de Dios”.

Para este propósito es necesario “favorecer, y donde sea posible, intensificar la presencia constante de sacerdotes que, con ánimo humilde y acogedor, se dediquen generosamente a la escucha de las confesiones sacramentales”.

La carta destaca “el vínculo estrecho que liga la confesión sacramental a una existencia nueva, orientada a una decidida conversión”.

Y señala como oportuno que estén “en lugares adecuados (por ejemplo, la capilla de la Reconciliación) que tengan confesionarios provistos de un red fija”.

En la carta se destaca la necesidad de potenciar “la formación de los confesores para el cuidado pastoral de quien no ha respetado la vida humana desde la concepción hasta su término natural”.

Se pide que los sacerdotes “estén bien formados en la doctrina y no dejen de actualizarse periódicamente en cuestiones relativas al ámbito moral y bioético".

También "que en el campo matrimonial respeten lo que con autoridad enseña el magisterio eclesial".

Y "que eviten manifestar en la sede sacramental las doctrinas privadas, opiniones personales o valoraciones arbitrarias no conformes a lo que la Iglesia cree o enseña”.

En cuanto a las misas celebradas en los santuarios, la Congregación para el Clero recuerda la dignidad necesaria.

En este sentido, destaca la importancia del canto gregoriano, polifónico o popular y de la selección adecuada de "los instrumentos musicales más nobles (órganos de tubos y similares) así como las vestiduras que visten los ministros junto con los ornamentos utilizados en la liturgia".

"Un estilo de celebración que introduzca innovaciones litúrgicas arbitrarias, además de generar confusión y división entre los fieles, afectan a la venerada tradición y a la autoridad de la Iglesia además de la unidad eclesial”, señala.

Después de invitar a promover la adoración eucarística, la carta exhorta a dar “una notable importancia al sitio del tabernáculo en el santuario (o también una capilla destinada exclusivamente a la adoración del Santísimo), ya que es en sí mismo un 'imán', invitación y estímulo a la oración, a la adoración, a la meditación, a la intimidad con el Señor”.

Finalmente, continua la carta, “que los santuarios, en la fidelidad a su gloriosa tradición, no se olviden de su compromiso con las obras caritativas y con el servicio de asistencia, con la promoción humana, con la salvaguarda de los derechos de la persona, con el compromiso con la justicia, siguiendo la doctrina social de la Iglesia”.

En una entrevista a Radio Vaticano, el cardenal Mauro Piacenza explicó que “esta carta a los santuarios tiene, principalmente, el objetivo de insertarse en el movimiento de la nueva evangelización que une, un poco, a todos en la Iglesia”.

“Se quiere concentrar la atención sobre estos lugares que Pablo VI llamaba 'las clínicas del espíritu' -añadió el purpurado-, porque en un periodo de vasta secularización, los santuarios tienen una misión más que nunca, porque quizás las personas que no frecuentan regularmente la Iglesia o que no la frecuentan en absoluto, al encontrarse en un viaje o de vacaciones, por un interés artístico o diversas razones deciden entrar en un santuario”.

“Entonces -explicó-, se podrían unificar de alguna manera todos estos elementos para propiciar el encuentro con el Señor, la revisión de la propia vida, a través de todos los elementos que el santuario lleva consigo”.

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Jornadas Mundiales de la Juventud


Benedicto XVI: jóvenes, sed “interlocutores responsables” de Dios
Les invita a ser una “alternativa válida” para el mundo
MADRID, jueves 18 de agosto de 2011 (ZENIT.org).- Benedicto XVI inauguró su presencia en la Jornada Mundial de la Juventud con una fuerte advertencia contra “la tentación el relativismo moral”, contra una fe que no se hace vida en la persona.

Es necesario, advirtió a los jóvenes, una fe “en libertad y responsabilidad” ante los hombres y ante Dios, para poder presentarse los cristianos como una “alternativa válida” ante la desorientación moral actual.

Tras la ceremonia de acogida en la Puerta de Alcalá, el Papa se dirigió al escenario de la Plaza de Cibeles, unos doscientos metros más adelante, donde, tras un breve saludo (ver www.zenit.org/article-40102?l=spanish), y una breve liturgia de la Palabra, dirigió su primer discurso a los jóvenes, hablandoles de la importancia de que la fe arraigue en la vida.

El Papa habló a los jóvenes sobre dos cuestiones: la forma de vivir la fe que debe distiguirles, y el peligro del relativismo moral que deben evitar

Fe libre

Benedicto XVI exhortó a los jóvenes a “tomarse en serio” su propia fe, “haciéndola crecer con la gracia divina, generosamente y sin mediocridad, planteándoos seriamente la meta de la santidad”.

“Cuando no se camina al lado de Cristo, que nos guía, nos dispersamos por otras sendas, como la de nuestros propios impulsos ciegos y egoístas, la de propuestas halagadoras pero interesadas, engañosas y volubles, que dejan el vacío y la frustración tras de sí”, dijo.

El Papa llamó a los presentes a tomar conciencia de su propia libertad: “hemos sido creados libres, a imagen de Dios, precisamente para que seamos protagonistas de la búsqueda de la verdad y del bien, responsables de nuestras acciones, y no meros ejecutores ciegos, colaboradores creativos en la tarea de cultivar y embellecer la obra de la creación”.

“Dios quiere un interlocutor responsable, alguien que pueda dialogar con Él y amarle”, subrayó el Papa, añadiendo que éste es el “gran motivo” de la alegría cristiana, y un “suelo firme para edificar la civilización del amor y de la vida, capaz de humanizar a todo hombre”.

De esta forma, aseguró, no sólo su vida será “sólida y estable”, sino que “contribuirá a proyectar la luz de Cristo sobre vuestros coetáneos y sobre toda la humanidad”.

Por ello, les exhortó a ser “una alternativa válida a tantos como se han venido abajo en la vida, porque los fundamentos de su existencia eran inconsistentes. A tantos que se contentan con seguir las corrientes de moda, se cobijan en el interés inmediato, olvidando la justicia verdadera, o se refugian en pareceres propios en vez de buscar la verdad sin adjetivos”.

Contra el relativismo

En segundo lugar, el Papa quiso alertar a los jóvenes contra la tentación de dejarse llevar por la “tentación del relativismo moral”.

“Hay muchos que, creyéndose dioses, piensan no tener necesidad de más raíces ni cimientos que ellos mismos. Desearían decidir por sí solos lo que es verdad o no, lo que es bueno o malo, lo justo o lo injusto; decidir quién es digno de vivir o puede ser sacrificado en aras de otras preferencias; dar en cada instante un paso al azar, sin rumbo fijo, dejándose llevar por el impulso de cada momento”.

Estas tentaciones, añadió el Papa, “siempre están al acecho. Es importante no sucumbir a ellas, porque, en realidad, conducen a” una “existencia sin horizontes, una libertad sin Dios”.

Por ello, concluyó exhortándoles a ser “prudentes y sabios”, y a edificar sus vidas “sobre el cimiento firme que es Cristo”. “Esta sabiduría y prudencia guiará vuestros pasos, nada os hará temblar y en vuestro corazón reinará la paz”.

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JMJ// El Papa Benedicto XVI entra por la “puerta grande” de Madrid
Un gesto de acogida cargado de simbolismo
MADRID, jueves 18 de agosto de 2011 (ZENIT.org).- El Papa Benedicto XVI entró hoy por la tarde de forma simbólica en la ciudad de Madrid, sede de la Jornada Mundial de la Juventud, en una emotiva ceremonia, entrando en compañía de decenas de jóvenes por la Puerta de Alcalá, uno de los símbolos de la ciudad.

En este primer encuentro con los jóvenes, en la Plaza de Cibeles, Benedicto XVI fue acogido con una bienvenida de sabor muy español, en la que no faltaron los típicos trajes flamencos, acompañados por la música de pasacalles y por cerca de 600.000 jóvenes que copaban toda la zona central de la ciudad.

El Papa realizó el gesto de entrar a pie por la puerta el arco central de la Puerta de Alcalá, acompañado por una representación de jóvenes de los cinco continentes. El gestoestuvo cargado de simbolismo, ya que debido al carácter de cañada real de la calle Alcalá (un estatus reconocido en antiguas legislaciones, aún en vigor, que protegen la trashumancia del ganado lanar en España), por ella han desfilado durante años numerosos pastores con sus rebaños de ovejas trashumantes.

Además, esta antigua puerta de paso y entrada triunfal a la ciudad constituye el primer arco de triunfo construido en Europa tras la caída del imperio romano.

Este gesto, sin embargo, está en sintonía con otros semejantes, como la llegada por barco a Colonia en la JMJ 2005, o la llegada al muelle Barangaroo en Sydney. Recuerda también el Gran Jubileo del año 2000, con Juan Pablo II cruzando la puerta de Tor Vergata acompañado por los jóvenes.

Acto seguido, el Pontífice volvió a subir al papamóvil para recorrer entre aclamaciones el breve recorrido hasta la Plaza de Cibeles, donde tuvo lugar la fiesta de acogida de los jóvenes.

Tras una exhibición de caballos de raza andaluza al son de música española, el Papa llegó al estrado, dondejóvenes vestidos con trajes típicos del país le dieron la bienvenida, mientras la tuna le hizo la ronda, como es tradición en los viajes papales a España.

Esta tercera Jornada Mundial de la Juventud del pontificado de Benedicto XVI está siendo la más calurosa y festiva, la más “mediterránea” y colorista. El mensaje del Papa va también en este sentido, al animar, como lo hizo en su saludo posterior, a “que el nombre de Cristo resuene en todos los rincones”, incluso “en el corazón de los que no creen o que se han alejado de la Iglesia”.

De hecho, las palabras “felicidad” y “alegría” fueron las más utilizadas por el Papa, al dirigirse a los cientos de miles de jóvenes en inglés, francés, alemán, italiano, portugués y polaco.

“Tenéis interrogantes y buscáis respuestas. Es bueno buscar siempre. Buscar sobre todo la Verdad que no es una idea, una ideología o un eslogan, sino una Persona, Cristo, Dios mismo que ha venido entre los hombres”, dijo en francés.

Particularmente, el Papa expresó su alegría por la presencia numerosa de jóvenes procedentes de Alemania, adonde se dirigirá el próximo mes de septiembre.

En portugués, exhortó a los peregrinos a dejar que la Palabra de Dios “entre y eche raíces” en sus corazones. “No se puede creer sin estar amparado por la fe de los demás, y con mi fe contribuyo también a ayudar la fe de los demás. La Iglesia necesita de vosotros y vosotros tenéis necesidad de la Iglesia”, concluyó.

Por Inma Álvarez

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En las catequesis de la JMJ, los jóvenes descubren a Cristo
El cardenal Rodríguez Maradiaga explica que le pueden encontrar en la Eucaristía
MADRID, jueves 18 de agosto de 2011 (ZENIT.org).- “Cristo quiere ser descubierto y tratado como amigo. Él es el camino, la vida plena, la felicidad y la salvación”. Estas palabras han sonado como una novedad entre los más de miles jóvenes de varios países que las escucharon este jueves en Madrid.

Las pronunció en la mañana, en la Parroquia de la Sagrada Familia, durante la segunda catequesis del cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, arzobispo de Tegucigalpa y presidente de Caritas Internationalis.

Y lo que realmente ha resultado sorprendente para muchos de estos chicos y chicas, no todos asiduos practicantes, es que hay un lugar donde puede encontrarse realmente a Cristo, la Eucaristía.

Ha sido una de las numerosas catequesis que pastores de la Iglesia han ofrecido en diferentes lugares e idiomas haciendo de esta ciudad una capital espiritual de la juventud. La ofrecida por el cardenal Maradiaga ha sido continuación de la que también ayer ofreció a centenares de chicos y chicas (Cf. ZENIT, El cardenal Maradiaga presenta a los jóvenes un “GPS espiritual”).

Al igual que ha hecho el cardenal Maradiaga, los obispos catequistas han buscado que estas JMJ se conviertan en gran encuentro de los jóvenes del mundo con Cristo.

Cristo, cimiento de la vida

El purpurado en esta ocasión comentó la segunda parte del lema de esta JMJ: “Arraigados y edificados en Cristo”.

Explicó que así como nuestros edificios son cada vez más altos, también la vida de los hombres tiene altas aspiraciones para alcanzar las cuales es absolutamente fundamental contar con unos cimientos sólidos.

“Toda construcción –ha destacado– debe ser planificada en clave de contingencia para que cuando soplen las tempestades no sea arrastrada por ellas”.

“La vida es constantemente puesta a prueba a través de las crisis de índole personal, familiar y social, a través del relativismo y de una ética de conveniencia que pretende desarraigarnos y hacernos creer que solo es bueno aquello que nos satisface en el plano individual, pero --ha añadido-- la fe no es adhesión racional a una ideología sino el encuentro personal con Cristo, que vive en medio de nosotros, encuentro que se produce en  clave de amistad”.

Como ha indicado el cardenal Maradiaga, Cristo es el cimiento que nos permite afrontar las crisis que se producen y salir de ellas fortalecidos. Él, que vive en medio de nosotros, es el que sacia el mayor anhelo del hombre, su deseo más urgente de felicidad y de salvación.

El sello del cristiano y su pertenencia

El presidente de Cáritas Internationalis ha recordado a los jóvenes que “el cristiano es el que recibe un sello con el bautismo, es consciente de ello y consecuente con él”. “Somos de Cristo --ha dicho-- el lote de su heredad”.

El cardenal ha invitado a los jóvenes a responder a esa llamada de Cristo, comprometiéndose, como dice el Papa en su mensaje a los jóvenes con motivo de esta JMJ, aprendiendo a encontrar a Cristo en la Eucaristía donde se manifiesta su misericordia, sirviéndole en el pobre, en los enfermos, en las personas en dificultad y en cuantos tienen necesidad de ayuda.

“La vida es una canción y qué mejor director que Cristo para guiar la canción de nuestra vida”, aseguró el purpurado hondureño.  

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Benedicto XVI aclara que “la verdad como tal es dialogante”
A los periodistas en el vuelo hacia Madrid
A BORDO DEL VUELO PAPAL, jueves 18 de agosto de 2011 (ZENIT.org).- Ante quien considera como un acto de intolerancia presentar a Cristo como la Verdad, Benedicto XVI respondió este jueves que la verdad no se impone, sino que sólo puede acogerse en la libertad.

El pontífice respondió a la pregunta de periodistas que, en el avión que le llevaba de Roma a Madrid, le plantearon si no es un problema presentar a los jóvenes de las Jornadas Mundiales de la Juventud la única Verdad que es Cristo.

Ante todo, constató que “la relación entre verdad e intolerancia, monoteísmo e incapacidad de diálogo con los demás, es un argumento que con frecuencia vuelve al debate sobre el cristianismo de hoy”.

Abusos del pasado

“Y naturalmente es verdad que en la historia se han dado también abusos, tanto del concepto de verdad como del concepto de monoteísmo. Se han dado abusos, pero la realidad es totalmente diferente, pues la verdad sólo es accesible en la libertad”, aclaró.

Según dijo, “se pueden imponer con la violencia los comportamientos, las observancias, actividades, per no la verdad. La verdad se abre sólo al consentimiento libre y, por este motivo, libertad y verdad están íntimamente unidas, una es condición de la otra”.

“La verdad como tal es dialogante”

Por este motivo, advirtió ante el actual peligro de dejar que quienes tienen el poder impongan de diferentes maneras los valores dominantes.

“Esto significa exponer el hombre al arbitrio de cuantos tienen el poder”, subrayó.

“Tenemos que ponernos siempre en búsqueda de la verdad, de los valores, tenemos derechos humanos fundamentales. Los derechos fundamentales son conocidos y reconocidos, y precisamente esto nos pone en diálogo el uno con el otro”, indicó.

“La verdad como tal es dialogante, pues busca conocer mejor, comprender mejor, y lo hace en diálogo con los demás. De este modo, buscar la verdad y la dignidad del hombre es la mejor defensa de la libertad”, concluyó.

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La lección de la crisis económica, según el Papa: responsabilidad
No sólo responsabilidad nacional y mundial, sino también con el futuro
A BORDO DEL VUELO PAPAL, jueves 18 de agosto de 2011 (ZENIT.org).- Benedicto XVI considera que la actual crisis económica deja una clara lección: responsabilidad.

En una conversación con los periodistas que le acompañaban en el vuelo Roma-Madrid en la mañana de este jueves, el pontífice aclaró que esta responsabilidad económica no sólo es nacional, sino que es también mundial y con el mismo futuro.

En estos momentos, reconoció, “se confirma en la crisis actual económica lo que ya se ha visto en la gran crisis precedente: la dimensión ética no es algo exterior a los problemas económicos, sino una dimensión interior y fundamental”.

La economía necesita una razón ética

Según explicó en la tradicional rueda de prensa con motivo de sus viajes internacionales, “la economía no funciona sólo con una auto-reglamentación mercantil, sino que tiene necesidad de una razón ética para funcionar para el hombre”.

El papa reconoció que se ha demostrado la sabiduría de la propuesta de la primera encíclica social Juan Pablo II:  “el hombre debe ponerse en el centro de la economía y la economía no debe medirse según el máximo beneficio, sino según el bien de todos”.

La economía “funciona verdaderamente bien sólo si funciona de una manera humana, en el respeto del otro, en sus diferentes dimensiones: responsabilidad con la propia nación, y no sólo consigno mismo, responsabilidad con el mundo”.

Tres dimensiones de la responsabilidad

“La nación no está aislada, ni siquiera Europa está aislada, sino que es responsable de toda la humanidad y debe pensar siempre en afrontar los problemas económicos  con esta clave de responsabilidad, en particular con las demás partes del mundo, con las que sufren, tienen sed y hambre, y no tienen futuro”.

Esta responsabilidad implica también al futuro, subrayó. “Si los jóvenes de hoy no encuentran perspectivas en su vida también nuestro hoy está equivocado, está mal”.

 Por tanto, aclaró, “la Iglesia con su doctrina social, con su doctrina sobre la responsabilidad ante Dios, abre la capacidad a renunciar al máximo beneficio y a ver en las realidades la dimensión humanística y religiosa, es decir, estamos hechos el uno para el otro”.

“Esto es fundamental para nuestro futuro”, remachó.

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El Papa quiere que las JMJ sean un encuentro de los jóvenes con Dios
Explica a los periodistas por qué ha continuado con esta invención de Juan Pablo II
A BORDO DEL VUELO PAPAL, jueves 18 de agosto de 2011 (ZENIT.org).- Benedicto XVI quiere  que las Jornadas Mundiales de la Juventud en las que participa en Madrid se conviertan en un encuentro de los jóvenes del mundo con Dios.

Así lo explicó a los periodistas que en la mañana de este jueves le acompañaban en el avión de la compañía Alitalia que le llevó al aeropuerto de Barajas.

En la tradicional rueda de prensa que ofrece con motivo de estos viajes, el pontífice reveló que decidió continuar con estos acontecimientos, inventados por Juan Pablo II, porque ve en ellos “un gran encuentro de los jóvenes del mundo con el Señor”.

“Una red universal de amistad”

 “Diría que estas JMJ son un signo, una cascada de luz, dan visibilidad a la fe, visibilidad a la presencia de Dios en el mundo, y dan así la valentía para ser creyentes. Con frecuencia, los creyentes se sienten aislados en este mundo, casi perdidos”, afirmó.

Según el pontífice, en las JMJ, los muchachos “ven que no están solos, que hay una gran red de fe, una gran comunidad de creyentes del mundo, que es hermoso vivir en esta amistad universal, y de este modo nacen amistades que superan las fronteras de las diferentes culturas, de los diferentes países”.

Y, según el pontífice, “el nacimiento de una red universal de amistad que une al mundo con Dios es una importante realidad para el futuro de la humanidad, para la vida de la humanidad de hoy”.

Un acontecimiento de años, no días

El obispo de Roma explicó a los informadores que la JMJ no es un acontecimiento que dura simplemente cuatro días.

Recordó que ha sido preparado durante años, en particular, por la Cruz de los Jóvenes que ha ido recorriendo varios países del mundo, primero, y por último España, para crear el ambiente apropiado para este evento.

Y esta preparación espiritual, añadió, permite a los jóvenes “ponerse en camino hacia los demás y, juntos, hacia Dios. Y así se crean grupos de amistad”.

“Este contacto universal abre las fronteras de las culturas y de los contrastes humanos y religiosos, y de este modo se convierte en un camino continuo, que después lleva a una nueva cumbre, una nueva JMJ”.

La próxima será en el año 2013, en Río de Janeiro.

Por este motivo, aseguro su decisión continuar “con esta gran idea del beato papa Juan Pablo II”.

“Para muchas personas será el inicio de una amistad con Dios y con los demás, de una universalidad de pensamiento, de una responsabilidad común que realmente muestra que estos días dan fruto”, concluyó.

Por Jesús Colina

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Benedicto XVI a los jóvenes: no os avergoncéis de Cristo
Uno de los mayores retos actuales, poder vivir con libertad la fe, según el Papa
MADRID, jueves 18 de agosto de 2011 (ZENIT.org).- “Vengo aquí a encontrarme con millares de jóvenes de todo el mundo, católicos, interesados por Cristo o en busca de la verdad que dé sentido genuino a su existencia”.

Estas fueron las primeras palabras de Benedicto XVI a su llegada a Madrid hoy, para la Jornada Mundial de la Juventud, en un discurso en el que el Pontífice alertó especialmente contra las dificultades que experimentan muchos jóvenes cristianos para vivir y manifestar sus creencias.

El Papa Benedicto XVI partió, con diez minutos de retraso sobre el horario previsto, a las 9,30 de la mañana desde el aeropuerto Roma-Ciampino, en un A320 de Alitalia, rumbo a España, acompañado por su secretario personal, Georg Gaenswein, por el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado, por el sustituto, monseñor Giovanni Angelo Becciú, y otros treinta miembros del séquito papal, así como alrededor de 50 periodistas acreditados en el vuelo papal.

A su llegada al aeropuerto internacional de Barajas, el Papa fue recibido al pie del avión por los Reyes de España, por el nuncio monseñor Renzo Frattini y por el cardenal Antonio Mª Rouco, arzobispo de Madrid.

También por un simpático grupo de niños vestidos con el uniforme de la Guardia Suiza, como en otras visitas anteriores del Papa a España, y por alrededor de dos mil jóvenes. Por parte de las autoridades civiles acudió una representación del Parlamento español, encabezada por el presidente del Congreso, José Bono.

Por parte eclesiástica estuvieron presentes el presidente y del Consejo Pontificio para los Laicos, cardenalStanisław Ryłko, y el secretario del dicasterio, monseñor Josef Clemens, así como el obispo auxiliar de Madrid y coordinador de la JMJ, monseñor Cesar Franco, y una veintena de obispos españoles.

En su breve discurso en el aeropuerto, el Papa Benedicto XVI afirmó que este encuentro mundial de jóvenes trae “un mensaje de esperanza, como una brisa de aire puro y juvenil, con aromas renovadores” que transmiten “confianza ante el mañana de la Iglesia y del mundo”.

El Pontífice quiso resaltar la importancia de la JMJ como expresión pública de la fe de los jóvenes, así como la necesidad en la Iglesia de reforzar esta misma fe, en una época en que estas manifestaciones resultan difíciles.

El Papa señaló, entre los mayores retos que deben superar los jóvenes hoy, además de la crisis y del vacío moral, las dificultades económicas y la incertidumbre, precisamente el de la secularización que pretende ahogar la presencia de lo religioso

No pocos jóvenes, afirmó, “por causa de su fe en Cristo, sufren en sí mismos la discriminación, que lleva al desprecio y a la persecución abierta o larvada que padecen en determinadas regiones y países”.

“Se les acosa queriendo apartarlos de Él, privándolos de los signos de su presencia en la vida pública, y silenciando hasta su santo Nombre”.

En este contexto, subrayó, “es urgente ayudar a los jóvenes discípulos de Jesús a permanecer firmes en la fe y a asumir la bella aventura de anunciarla y testimoniarla abiertamente con su propia vida. Un testimonio valiente y lleno de amor al hombre hermano, decidido y prudente a la vez, sin ocultar su propia identidad cristiana, en un clima de respetuosa convivencia con otras legítimas opciones y exigiendo al mismo tiempo el debido respeto a las propias”.

“Yo vuelvo a decir a los jóvenes, con todas las fuerzas de mi corazón: que nada ni nadie os quite la paz; no os avergoncéis del Señor”, exhortó el Papa.

Por su parte, el Rey de España, en su discurso de bienvenida, insistió en la preocupación por la crisis de valores que atraviesa hoy la sociedad: “No son estos tiempos fáciles para una juventud tantas veces frustrada por falta de horizontes personales y laborales, y que se rebela ante los graves problemas que aquejan al ser humano y al mundo de hoy", reconoció el monarca.

Los jóvenes hoy necesitan "no sólo oportunidades, sino también la ejemplaridad de sus mayores; no sólo razones, sino actitudes que motiven, llenen e impulsen su existencia y alienten su esperanza". "Sentir el anhelo de lo que es realmente grande, forma parte del ser joven", añadió.
 

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Mundo


Italia: Una nueva escuela formará dirigentes deportivos
Instituida por la conferencia episcopal
ROMA, jueves 18 de agosto de 2011 (ZENIT.org).- La Conferencia Episcopal Italiana ha instituido una escuela de pensamiento para formar una nueva generación de directivos deportivos, anunció el presidente de la Fundación Juan Pablo II para el deporte, Edio Costantini.

La Oficina Nacional para la pastoral del tiempo libre, turismo y deporte de la Conferencia Episcopal Italiana, en colaboración con la Sección Iglesia y deporte de la Santa Sede y la Fundación Juan Pablo II para el deporte, han instituido la escuela.

La primera fase de la Escuela, Un deporte abierto a lo Absoluto, concluirá a finales de noviembre, explicó Costantini.

“Un grupo de sesenta personas, entre los que se encuentran directivos, entrenadores, docentes universitarios, sacerdotes y estudiantes, provenientes de toda Italia y con un riguroso calendario de encuentros de estudio, se propone reescribir y promover un nuevo modelo educativo y de cultura deportiva para ponerlo a disposición del asociacionismo deportivo italiano”, añadió.

La escuela busca formar un nuevo tipo de directivos deportivos, entrenadores, educadores, árbitros y formadores.

El objetivo de la nueva escuela “es formar ciudadanos y deportistas mejores que estén alejados de las tentaciones del dopping, del dinero y de la victoria a toda costa, deportistas que sean personas 'humanamente y espiritualmente maduras', como pidió el Papa Benedicto XVI, que sepan frenar, a través de estilos de vida positivos, la crónica cíclica de los escándalos en el deporte”, destacó.

En opinión de Costantini, “sólo un deporte que 'pone en el centro el bien último del atleta, su dignidad y la cuestión educativa', puede devolver la credibilidad a todo el sistema deportivo y al fútbol italiano”.

El presidente de la Fundación Juan Pablo II para el deporte comentó la sentencia de la Comisión Disciplinar Nacional de Italia emitida la semana pasada respecto al proceso deportivo sobre las apuestas en el fútbol de 18 sociedades y 26 con licencia.

La comparó a “una operación superficial de estética” y recordó que “la respuesta de la Iglesia y del asociacionismo deportivo católico debe ser de tipo cultural y educativo”.

La Fundación Juan Pablo II para el deporte nació hace poco más de tres años para educar en los valores de la persona transmitidos por el Evangelio a través del deporte.

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Burundi: Jubileo en el aniversario de la consagración del país a la Virgen
Una multitudinaria celebración dio inicio al año jubilar el 15 de agosto
BUJUMBURU, jueves 18 de agosto de 2011 (ZENIT.org).- Miles de fieles participaron en la celebración del jubileo de oro del santuario mariano de Mugera, situado en la arquidiócesis de Gitega, y del cincuenta aniversario de la consagración de Burundi a la Virgen María, Reina de la Paz, el pasado 15 de agosto.

La celebración dio inicio al año jubilar, que durará hasta el 15 de agosto de 2012, informó a la agencia Fides el secretario general de la Conferencia Episcopal de Burundi Lambert Niciteretse.

Los obispos del país, el secretario del nuncio apostólico en Burundi, cientos de sacerdotes, religiosos y religiosas y el segundo vice-presidente de la República en representación del Gobierno de Burundi, participaron en la fiesta.

Numerosos fieles de las ocho diócesis del país peregrinaron a Mugera, donde se celebró una vigilia de oración y muchos recibieron el sacramento de la reconciliación.

La misa empezó a las diez y estuvo presidida por el arzobispo de Gitega, monseñor Simon Ntamwana.

El prelado explicó que la Iglesia de Burundi ha elegido el celebrar el jubileo de oro del Santuario de Mugera, para conmemorar la consagración de Burundi a la Virgen María, Reina de la Paz, en 1961.

En aquel momento, Burundi se preparaba para la independencia, y el cambio del sistema político asustaba a los habitantes del país.

Para evitar la violencia, los obispos escribieron, el 3 de junio de 1961, una carta pastoral invitando a los fieles a reunirse en el Monte Mugera el 15 de agosto, en el santuario mariano, para consagrar Burundi a la Madre de Dios, Reina de la paz.

Desde entonces, Mugera se convirtió en el primer santuario mariano de Burundi. Cada año miles de fieles peregrinan allí y agradecen las gracias que Dios les ha concedido por la intercesión de la Virgen María.

En su homilía, el obispo de Ngozi y Presidente de la Conferencia Episcopal de Burundi, monseñor Gervais Banshimiyubusa, destacó la función de María en nuestra salvación y dijo que si nos refugiamos bajo su protección, tendremos la paz que proviene de su Hijo.

Al comienzo de la misa, se leyó el mensaje enviado por el prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, monseñor Fernando Filonique.

En él, se destacaba que la consagración a la Virgen es la expresión de la fe creciente de la Iglesia en Burundi, de su deseo de refugiarse bajo la protección de la Madre del Cielo y de ser guiada a través de Ella por su Hijo Jesucristo.

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Documentación


Discurso del Papa en la fiesta de acogida de los jóvenes
"Arraigados en Cristo damos alas a nuestra libertad"
MADRID, jueves 18 de agosto de 2011 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación el discurso que Benedicto XVI pronunció este jueves por la tarde durante la fiesta de acogida de los jóvenes de la Jornada Mundial de la Juventud, celebrada en la Plaza de Cibeles de Madrid.

***

Queridos amigos:

Agradezco las cariñosas palabras que me han dirigido los jóvenes representantes de los cinco continentes. Y saludo con afecto a todos los que estáis aquí congregados, jóvenes de Oceanía, África, América, Asia y Europa; y también a los que no pudieron venir. Siempre os tengo muy presentes y rezo por vosotros. Dios me ha concedido la gracia de poder veros y oíros más de cerca, y de ponernos juntos a la escucha de su Palabra.

En la lectura que se ha proclamado antes, hemos oído un pasaje del Evangelio en que se habla de acoger las palabras de Jesús y de ponerlas en práctica. Hay palabras que solamente sirven para entretener, y pasan como el viento; otras instruyen la mente en algunos aspectos; las de Jesús, en cambio, han de llegar al corazón, arraigar en él y fraguar toda la vida. Sin esto, se quedan vacías y se vuelven efímeras. No nos acercan a Él. Y, de este modo, Cristo sigue siendo lejano, como una voz entre otras muchas que nos rodean y a las que estamos tan acostumbrados. El Maestro que habla, además, no enseña lo que ha aprendido de otros, sino lo que Él mismo es, el único que conoce de verdad el camino del hombre hacia Dios, porque es Él quien lo ha abierto para nosotros, lo ha creado para que podamos alcanzar la vida auténtica, la que siempre vale la pena vivir en toda circunstancia y que ni siquiera la muerte puede destruir. El Evangelio prosigue explicando estas cosas con la sugestiva imagen de quien construye sobre roca firme, resistente a las embestidas de las adversidades, contrariamente a quien edifica sobre arena, tal vez en un paraje paradisíaco, podríamos decir hoy, pero que se desmorona con el primer azote de los vientos y se convierte en ruinas.

Queridos jóvenes, escuchad de verdad las palabras del Señor para que sean en vosotros «espíritu y vida» (Jn 6,63), raíces que alimentan vuestro ser, pautas de conducta que nos asemejen a la persona de Cristo, siendo pobres de espíritu, hambrientos de justicia, misericordiosos, limpios de corazón, amantes de la paz. Hacedlo cada día con frecuencia, como se hace con el único Amigo que no defrauda y con el que queremos compartir el camino de la vida. Bien sabéis que, cuando no se camina al lado de Cristo, que nos guía, nos dispersamos por otras sendas, como la de nuestros propios impulsos ciegos y egoístas, la de propuestas halagadoras pero interesadas, engañosas y volubles, que dejan el vacío y la frustración tras de sí.

Aprovechad estos días para conocer mejor a Cristo y cercioraros de que, enraizados en Él, vuestro entusiasmo y alegría, vuestros deseos de ir a más, de llegar a lo más alto, hasta Dios, tienen siempre futuro cierto, porque la vida en plenitud ya se ha aposentado dentro de vuestro ser. Hacedla crecer con la gracia divina, generosamente y sin mediocridad, planteándoos seriamente la meta de la santidad. Y, ante nuestras flaquezas, que a veces nos abruman, contamos también con la misericordia del Señor, siempre dispuesto a darnos de nuevo la mano y que nos ofrece el perdón en el sacramento de la Penitencia.

Al edificar sobre la roca firme, no solamente vuestra vida será sólida y estable, sino que contribuirá a proyectar la luz de Cristo sobre vuestros coetáneos y sobre toda la humanidad, mostrando una alternativa válida a tantos como se han venido abajo en la vida, porque los fundamentos de su existencia eran inconsistentes. A tantos que se contentan con seguir las corrientes de moda, se cobijan en el interés inmediato, olvidando la justicia verdadera, o se refugian en pareceres propios en vez de buscar la verdad sin adjetivos.

Sí, hay muchos que, creyéndose dioses, piensan no tener necesidad de más raíces ni cimientos que ellos mismos. Desearían decidir por sí solos lo que es verdad o no, lo que es bueno o malo, lo justo o lo injusto; decidir quién es digno de vivir o puede ser sacrificado en aras de otras preferencias; dar en cada instante un paso al azar, sin rumbo fijo, dejándose llevar por el impulso de cada momento. Estas tentaciones siempre están al acecho. Es importante no sucumbir a ellas, porque, en realidad, conducen a algo tan evanescente como una existencia sin horizontes, una libertad sin Dios. Nosotros, en cambio, sabemos bien que hemos sido creados libres, a imagen de Dios, precisamente para que seamos protagonistas de la búsqueda de la verdad y del bien, responsables de nuestras acciones, y no meros ejecutores ciegos, colaboradores creativos en la tarea de cultivar y embellecer la obra de la creación. Dios quiere un interlocutor responsable, alguien que pueda dialogar con Él y amarle. Por Cristo lo podemos conseguir verdaderamente y, arraigados en Él, damos alas a nuestra libertad. ¿No es este el gran motivo de nuestra alegría? ¿No es este un suelo firme para edificar la civilización del amor y de la vida, capaz de humanizar a todo hombre?

Queridos amigos: sed prudentes y sabios, edificad vuestras vidas sobre el cimiento firme que es Cristo. Esta sabiduría y prudencia guiará vuestros pasos, nada os hará temblar y en vuestro corazón reinará la paz. Entonces seréis bienaventurados, dichosos, y vuestra alegría contagiará a los demás. Se preguntarán por el secreto de vuestra vida y descubrirán que la roca que sostiene todo el edificio y sobre la que se asienta toda vuestra existencia es la persona misma de Cristo, vuestro amigo, hermano y Señor, el Hijo de Dios hecho hombre, que da consistencia a todo el universo. Él murió por nosotros y resucitó para que tuviéramos vida, y ahora, desde el trono del Padre, sigue vivo y cercano a todos los hombres, velando continuamente con amor por cada uno de nosotros.

Encomiendo los frutos de esta Jornada Mundial de la Juventud a la Santísima Virgen María, que supo decir «sí» a la voluntad de Dios, y nos enseña como nadie la fidelidad a su divino Hijo, al que siguió hasta su muerte en la cruz. Meditaremos todo esto más detenidamente en las diversas estaciones del Via crucis. Y pidamos que, como Ella, nuestro «sí» de hoy a Cristo sea también un «sí» incondicional a su amistad, al final de esta Jornada y durante toda nuestra vida. Muchas gracias.

[Copyright 2011- Libreria Editrice Vaticana]

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Saludo de Benedicto XVI en la fiesta de acogida de los jóvenes
Que el mensaje de Cristo "tenga eco también en el corazón de los que no creen"
MADRID, jueves 18 de agosto de 2011 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación el saludo que Benedicto XVI pronunció este jueves por la tarde durante la fiesta de acogida de los jóvenes de la Jornada Mundial de la Juventud, celebrada en la Plaza de Cibeles de Madrid.

***

Queridos jóvenes amigos

Es una inmensa alegría encontrarme aquí con vosotros, en el centro de esta bella ciudad de Madrid, cuyas llaves ha tenido la amabilidad de entregarme el Señor Alcalde. Hoy es también capital de los jóvenes del mundo y donde toda la Iglesia tiene puestos sus ojos. El Señor nos ha congregado para vivir en estos días la hermosa experiencia de la Jornada Mundial de la Juventud. Con vuestra presencia y la participación en las celebraciones, el nombre de Cristo resonará por todos los rincones de esta ilustre Villa. Y recemos para que su mensaje de esperanza y amor tenga eco también en el corazón de los que no creen o se han alejado de la Iglesia. Muchas gracias por la espléndida acogida que me habéis dispensado al entrar en la ciudad, signo de vuestro amor y cercanía al Sucesor de Pedro.

Saludo al Señor Cardenal Stanislaw Rylko, Presidente del Pontificio Consejo para los Laicos, y a sus colaboradores en ese Dicasterio, agradeciendo todo el trabajo realizado. Asimismo, doy las gracias al Señor Cardenal Antonio María Rouco Varela, Arzobispo de Madrid, por sus amables palabras y el esfuerzo de su archidiócesis, junto con las demás diócesis de España, en preparar esta Jornada Mundial de la Juventud, para la que se ha trabajado con generosidad también en tantas otras Iglesias particulares del mundo entero. Agradezco a las autoridades nacionales, autonómicas y locales su amable presencia y su generosa colaboración para el buen desarrollo de este gran acontecimiento. Gracias a los hermanos en el episcopado, a los sacerdotes, seminaristas, personas consagradas y fieles que están aquí presentes y han venido acompañando a los jóvenes para vivir estos días intensos de peregrinación al encuentro con Cristo. A todos os saludo cordialmente en el Señor y os reitero que es una gran dicha estar aquí con todos vosotros. Que la llama del amor de Cristo nunca se apague en vuestros corazones.

[En francés, dijo:]

Queridos jóvenes de lengua francesa. Os felicito porque habéis venido en gran número a este encuentro de Madrid. Sed bienvenidos a las Jornadas Mundiales de la Juventud. Tenéis interrogantes y buscáis respuestas. Es bueno buscar siempre. Buscar sobre todo la Verdad que no es una idea, una ideología o un eslogan, sino una Persona, Cristo, Dios mismo que ha venido entre los hombres. Tenéis razón de querer enraizar vuestra fe en Él, y fundar vuestra vida en Cristo. Él os ama desde siempre y os conoce mejor que nadie. Que estas jornadas llenas de oración, enseñanza y encuentros, os ayuden a descubrirlo para amarlo más. Que Cristo os acompañe durante este tiempo intenso en el que todos juntos lo celebreramos y le rezaremos.

[En inglés, dijo:]

Dirijo un saludo afectuoso a los numerosos jóvenes de lengua inglesa que han venido a Madrid. Que estos días de oración, amistad y celebración os acerquen entre vosotros y al Señor Jesús. Poned en Cristo el fundamento de vuestras vidas. Arraigados y edificados en él, firmes en la fe y abiertos al poder del Espíritu, encontraréis vuestro puesto en el plan de Dios y enriqueceréis a la Iglesia con vuestros dones. Recemos unos por otros, para que hoy y siempre seamos testigos gozosos de Cristo. Que Dios os bendiga.

[En alemán, dijo:]
 

Queridos jóvenes de lengua alemana. Os saludo con afecto y me alegra que hayáis venido en tan gran número. En estos días, juntos confesaremos, profundizaremos y transmitiremos nuestra fe en Cristo. Tendremos nuevamente esta experiencia: es Él quien da verdadero sentido a nuestra vida. Abramos nuestro corazón a Cristo. Que aquí en Madrid Él nos conceda un tiempo colmado de gozo y bendición.

[En italiano, dijo:]
 

Queridos jóvenes italianos. Os saludo con gran afecto y me alegro por vuestra participación tan numerosa, animada por el gozo de la fe. Vivid estos días con espíritu de oración intensa y de fraternidad, dando testimonio de la vitalidad de la Iglesia en Italia, de las parroquias, asociaciones, movimientos. Compartid con todos esta riqueza. Gracias.

[En portugués, dijo:]

Queridos jóvenes de los diversos países de lengua oficial portuguesa, y todos cuantos os acompañan, sed bienvenidos a Madrid. Os saludo con gran amistad y os invito a subir hasta la fuente eterna de vuestra juventud y conocer al protagonista absoluto de esta Jornada Mundial y, espero, de vuestra vida: Cristo Señor. En estos días, escucharéis resonar personalmente su Palabra. Dejad que esta Palabra entre y eche raíces en vuestros corazones y, sobre ella, edificad vuestra vida. Firmes en la fe, seréis un eslabón en la gran cadena de los fieles. No se puede creer sin estar amparado por la fe de los demás, y con mi fe contribuyo también a ayudar la fe de los demás. La Iglesia necesita de vosotros y vosotros tenéis necesidad de la Iglesia.

[En polaco, dijo:]
 

Saludo a los jóvenes procedentes de Polonia, compatriotas del Beato Juan Pablo II, el iniciador de las Jornadas Mundiales de la Juventud. Me alegra que estéis aquí en Madrid. Os deseo unos días felices, días de oración y de fortalecimiento de vuestros lazos con Jesús. Que os guíe el Espíritu de Dios.

[Copyright 2011- Libreria Editrice Vaticana]

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Respuestas de Benedicto XVI a los periodistas en el vuelo a Madrid
Para participar en las Jornadas Mundiales de la Juventud
A BORDO DEL VUELO PAPAL, jueves 18 de agosto de 2011 (ZENIT.org).- Publicamos las respuestas de Benedicto XVI a las preguntas de los periodistas en el avión hacia Madrid, en la mañana de este jueves, para participar en las Jornadas Mundiales de la Juventud (JMJ).

* * *

--La de Madrid constituye la vigesimosexta JMJ. Al inicio de su pontificado, nos preguntábamos si usted continuaría en el surco de su predecesor. ¿Cómo  ve el significado de estos acontecimientos en la estrategia pastoral de la Iglesia universal?

--Benedicto XVI: Queridos amigos, buenos días. Estoy encantado de viajar con vosotros a España con motivo de este gran acontecimiento. Después de dos JMJ vividas personalmente, puedo decir que era verdaderamente una inspiración que ha sido donada por el papa Juan Pablo II, cuando creó  esta realidad: un gran encuentro de los jóvenes del mundo con el Señor. Diría que estas JMJ son un signo, una cascada de luz, dan visibilidad a la fe, visibilidad a la presencia de Dios en el mundo, y dan así la valentía para ser creyentes. Con frecuencia, los creyentes se sienten aislados en este mundo, casi perdidos. Aquí ven que no están solos, que hay una gran red de fe, una gran comunidad de creyentes del mundo, que es hermoso vivir en esta amistad universal, y de este modo nacen amistades que superan las fronteras de las diferentes culturas, de los diferentes países. El nacimiento de una red universal de amistad que une al mundo con Dios es una importante realidad para el futuro de la humanidad, para la vida de la humanidad de hoy.  Naturalmente la JMJ no puede ser un acontecimiento aislado, forma parte de un camino más grande. Debe ser preparado este camino de la cruz que transmigra a diferentes países e involucra a los jóvenes con el signo de la cruz y el signo de la imagen de la Virgen. De este modo la preparación de la JMJ, mucho más que una preparación técnica, y es un acontecimiento con muchos problemas técnicos, es una preparación interior, un ponerse en camino hacia los demás y, juntos, hacia Dios. Y así se crean grupos de amistad. Este contacto universal abre las fronteras de las culturas y de los contrastes humanos y religiosos, y de este modo se convierte en un camino continuo, que después lleva a una nueva cumbre, una nueva JMJ. Me parece que la JMJ debe considerarse en este sentido como un signo, como una parte de un gran camino, crea amistades, abre fronteras, hace visible que es bello estar con Dios, que Dios está con nosotros. En este sentido, queremos seguir con esta gran idea del beato papa Juan Pablo II.

--Europa y el mundo occidental viven una crisis económica profunda, que manifiesta también señales de una grave crisis social y moral, de gran incertidumbre para el futuro, particularmente dolorosa para los jóvenes. ¿Qué mensajes puede ofrecer la Iglesia para dar esperanza y aliento a los jóvenes del mundo?

--Benedicto XVI: Se confirma en la crisis actual económica lo que ya se ha visto en la gran crisis precedente: la dimensión ética no es algo exterior a los problemas económicos, sino una dimensión interior y fundamental. La economía no funciona sólo con una auto-reglamentación mercantil, sino que tiene necesidad de una razón ética para funcionar para el hombre. Puede constatarse lo que ya había dicho en su primera encíclica social Juan Pablo II:  el hombre debe ponerse en el centro de la economía y que la economía no debe medirse según el máximo beneficio, sino según el bien de todos e incluye la responsabilidad por el otro, y funciona verdaderamente bien sólo si funciona de una manera humana en el respeto del otro, en sus diferentes dimensiones: responsabilidad con la propia nación, y no sólo consigno mismo, responsabilidad con el mundo. La nación no está aislada, ni siquiera Europa está aislada, sino que es responsable de toda la humanidad y debe pensar siempre en afrontar los problemas económicos  con esta clave de responsabilidad, en particular con las demás partes del mundo, con las que sufren, tienen sed y hambre, y no tienen futuro. Y, por tanto, tercera dimensión de esta responsabilidad es la responsabilidad con el futuro: sabemos que tenemos que proteger nuestro planeta, pero tenemos que proteger el funcionamiento del servicio del trabajo económico para todos y pensar que el mañana es también el hoy. Si los jóvenes de hoy no encuentran perspectivas en su vida también nuestro hoy está equivocado, está mal. Por tanto, la Iglesia con su doctrina social, con su doctrina sobre la responsabilidad ante Dios, abre la capacidad a renunciar al máximo beneficio y a ver en las realidades la dimensión humanística y religiosa, es decir, estamos hechos el uno para el otro y de este modo es posible también abrir caminos, como sucede con el gran número de voluntarios que trabajan en diferentes partes del mundo no para sí, sino para los demás, y encuentran así el sentido de la propia vida. Esto se puede lograr con una educación en los grandes objetivos, como trata de hacer la Iglesia. Esto es fundamental para nuestro futuro.

--Quería preguntarle cuál es la relación entre verdad y multiculturalidad. La insistencia en la única Verdad que es Cristo, ¿puede ser un problema para los jóvenes de hoy?

--Benedicto XVI: La relación entre verdad e intolerancia, monoteísmo e incapacidad de diálogo con los demás, es un argumento que con frecuencia vuelve al debate sobre el cristianismo de hoy. Y naturalmente es verdad que en la historia se han dado también abusos, tanto del concepto de verdad como del concepto de monoteísmo. Se han dado abusos, pero la realidad es totalmente diferente, pues la verdad sólo es accesible en la libertad. Se pueden imponer con la violencia los comportamientos, las observancias, actividades, per no la verdad. La verdad se abre sólo al consentimiento libre y, por este motivo, libertad y verdad están íntimamente unidas, una es condición de la otra. Por lo demás, buscamos la verdad, los valores auténticos, que dan vida al futuro. Sin duda, no queremos la mentira, no queremos el positivismo de normas impuestas con una cierta fuerza. Sólo los auténticos valores llevan al futuro y es necesario por tanto buscar los valores auténticos y no dejarlos al arbitrio de algunos, no dejar que se imponga una razón positivista que nos dice que no hay una verdad racional sobre los problemas éticos y los grandes problemas del hombre. Esto significa exponer el hombre al arbitrio de cuantos tienen el poder. Tenemos que ponernos siempre en búsqueda de la verdad, de los valores, tenemos derechos humanos fundamentales. Los derechos fundamentales son conocidos y reconocidos, y precisamente esto nos pone en diálogo el uno con el otro. La verdad como tal es dialogante, pues busca conocer mejor, comprender mejor, y lo hace en diálogo con los demás. De este modo, buscar la verdad y la dignidad del hombre es la mejor defensa de la libertad.

--¿Qué hay que hacer para que la experiencia positiva de la JMJ continúe en la vida de cada día?

--Benedicto XVI: La siembra de Dios siempre es silenciosa, no aparece inmediatamente en las estadísticas, y esa semilla que el Señor siembra con la JMJ es como la semilla de la que habla el Evangelio: una parte cae en el camino y se pierde; una parte cae en la piedra y se pierde; una parte cae en las espinas y se pierde; pero una parte cae en tierra buena y da mucho fruto. Esto es precisamente lo que sucede con la siembra de la JMJ: mucho se pierde y esto es humano. Con otras palabras del Señor, la semilla de mostaza es pequeña, pero crece y se convierte en un gran árbol. Ciertamente se pierde mucho, no podemos decir que a partir de mañana recomienza un gran crecimiento de la Iglesia. Dios no actúa así. Crece en silencio. Sé que otras JMJ han suscitado tantas amistades, amistades para la vida; tantas nuevas experiencias de que Dios existe. Y nosotros confiamos en este crecimiento silencioso, y estamos seguros de que, aunque las estadísticas no hablen mucho de ello, realmente crece la semilla del Señor. Y para muchas personas será el inicio de una amistad con Dios y con los demás, de una universalidad de pensamiento, de una responsabilidad común que realmente muestra que estos días dan fruto.

[Traducción a partir del una transcripción periodística de trabajo realizada por Jesús Colina]

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JMJ// Discurso del Papa a su llegada al aeropuerto de Barajas
Durante la ceremonia oficial de bienvenida
MADRID, jueves 18 de agosto de 2011 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación el discurso que el Papa Benedicto XVI pronunció hoy a su llegada al aeropuerto internacional de Barajas, tras el saludo del Rey de España, durante la ceremonia oficial de bienvenida.

* * * * *

Majestades,

Señor Cardenal Arzobispo de Madrid,

Señores Cardenales,

Venerados hermanos en el Episcopado y el Sacerdocio,

Distinguidas Autoridades Nacionales, Autonómicas y Locales,

Querido pueblo de Madrid y de España entera

Gracias, Majestad, por su presencia aquí, junto con la Reina, y por las palabras tan deferentes y afables que me ha dirigido al darme la bienvenida. Palabras que me hacen revivir las inolvidables muestras de simpatía recibidas en mis anteriores visitas apostólicas a España, y muy particularmente en mi reciente viaje a Santiago de Compostela y Barcelona. Saludo muy cordialmente a los que estáis aquí reunidos en Barajas, y a cuantos siguen este acto a través de la radio y la televisión. Y también una mención muy agradecida a los que con tanta entrega y dedicación, desde instancias eclesiales y civiles, han contribuido con su esfuerzo y trabajo para que esta Jornada Mundial de la Juventud en Madrid se desarrolle felizmente y obtenga frutos abundantes.

Deseo también agradecer de todo corazón la hospitalidad de tantas familias, parroquias, colegios y otras instituciones que han acogido a los jóvenes llegados de todo el mundo, primero en diferentes regiones y ciudades de España, y ahora en esta gran Villa de Madrid, cosmopolita y siempre con las puertas abiertas.

Vengo aquí a encontrarme con millares de jóvenes de todo el mundo, católicos, interesados por Cristo o en busca de la verdad que dé sentido genuino a su existencia. Llego como Sucesor de Pedro para confirmar a todos en la fe, viviendo unos días de intensa actividad pastoral para anunciar que Jesucristo es el Camino, la Verdad y la Vida. Para impulsar el compromiso de construir el Reino de Dios en el mundo, entre nosotros. Para exhortar a los jóvenes a encontrarse personalmente con Cristo Amigo y así, radicados en su Persona, convertirse en sus fieles seguidores y valerosos testigos.

¿Por qué y para qué ha venido esta multitud de jóvenes a Madrid? Aunque la respuesta deberían darla ellos mismos, bien se puede pensar que desean escuchar la Palabra de Dios, como se les ha propuesto en el lema para esta Jornada Mundial de la Juventud, de manera que, arraigados y edificados en Cristo, manifiesten la firmeza de su fe.

Muchos de ellos han oído la voz de Dios, tal vez solo como un leve susurro, que los ha impulsado a buscarlo más diligentemente y a compartir con otros la experiencia de la fuerza que tiene en sus vidas. Este descubrimiento del Dios vivo alienta a los jóvenes y abre sus ojos a los desafíos del mundo en que viven, con sus posibilidades y limitaciones. Ven la superficialidad, el consumismo y el hedonismo imperantes, tanta banalidad a la hora de vivir la sexualidad, tanta insolidaridad, tanta corrupción. Y saben que sin Dios sería arduo afrontar esos retos y ser verdaderamente felices, volcando para ello su entusiasmo en la consecución de una vida auténtica. Pero con Él a su lado, tendrán luz para caminar y razones para esperar, no deteniéndose ya ante sus más altos ideales, que motivarán su generoso compromiso por construir una sociedad donde se respete la dignidad humana y la fraternidad real. Aquí, en esta Jornada, tienen una ocasión privilegiada para poner en común sus aspiraciones, intercambiar recíprocamente la riqueza de sus culturas y experiencias, animarse mutuamente en un camino de fe y de vida, en el cual algunos se creen solos o ignorados en sus ambientes cotidianos. Pero no, no están solos. Muchos coetáneos suyos comparten sus mismos propósitos y, fiándose por entero de Cristo, saben que tienen realmente un futuro por delante y no temen los compromisos decisivos que llenan toda la vida. Por eso me causa inmensa alegría escucharlos, rezar juntos y celebrar la Eucaristía con ellos. La Jornada Mundial de la Juventud nos trae un mensaje de esperanza, como una brisa de aire puro y juvenil, con aromas renovadores que nos llenan de confianza ante el mañana de la Iglesia y del mundo.

Ciertamente, no faltan dificultades. Subsisten tensiones y choques abiertos en tantos lugares del mundo, incluso con derramamiento de sangre. La justicia y el altísimo valor de la persona humana se doblegan fácilmente a intereses egoístas, materiales e ideológicos. No siempre se respeta como es debido el medio ambiente y la naturaleza, que Dios ha creado con tanto amor. Muchos jóvenes, además, miran con preocupación el futuro ante la dificultad de encontrar un empleo digno, o bien por haberlo perdido o tenerlo muy precario e inseguro. Hay otros que precisan de prevención para no caer en la red de la droga, o de ayuda eficaz, si por desgracia ya cayeron en ella. No pocos, por causa de su fe en Cristo, sufren en sí mismos la discriminación, que lleva al desprecio y a la persecución abierta o larvada que padecen en determinadas regiones y países. Se les acosa queriendo apartarlos de Él, privándolos de los signos de su presencia en la vida pública, y silenciando hasta su santo Nombre. Pero yo vuelvo a decir a los jóvenes, con todas las fuerzas de mi corazón: que nada ni nadie os quite la paz; no os avergoncéis del Señor. Él no ha tenido reparo en hacerse uno como nosotros y experimentar nuestras angustias para llevarlas a Dios, y así nos ha salvado.

En este contexto, es urgente ayudar a los jóvenes discípulos de Jesús a permanecer firmes en la fe y a asumir la bella aventura de anunciarla y testimoniarla abiertamente con su propia vida. Un testimonio valiente y lleno de amor al hombre hermano, decidido y prudente a la vez, sin ocultar su propia identidad cristiana, en un clima de respetuosa convivencia con otras legítimas opciones y exigiendo al mismo tiempo el debido respeto a las propias.

Majestad, al reiterar mi agradecimiento por la deferente bienvenida que me habéis dispensado, deseo expresar también mi aprecio y cercanía a todos los pueblos de España, así como mi admiración por un País tan rico de historia y cultura, por la vitalidad de su fe, que ha fructificado en tantos santos y santas de todas las épocas, en numerosos hombres y mujeres que dejando su tierra han llevado el Evangelio por todos los rincones del orbe, y en personas rectas, solidarias y bondadosas en todo su territorio. Es un gran tesoro que ciertamente vale la pena cuidar con actitud constructiva, para el bien común de hoy y para ofrecer un horizonte luminoso al porvenir de las nuevas generaciones. Aunque haya actualmente motivos de preocupación, mayor es el afán de superación de los españoles, con ese dinamismo que los caracteriza, y al que tanto contribuyen sus hondas raíces cristianas, muy fecundas a lo largo de los siglos.

Saludo desde aquí muy cordialmente a todos los queridos amigos españoles y madrileños, y a los que han venido de tantas otras tierras. Durante estos días estaré junto a vosotros, teniendo también muy presentes a todos los jóvenes del mundo, en particular a los que pasan por pruebas de diversa índole. Al confiar este encuentro a la Santísima Virgen María, y a la intercesión de los santos protectores de esta Jornada, pido a Dios que bendiga y proteja siempre a los hijos de España. Muchas gracias.

[Copyright 2011- Libreria Editrice Vaticana]

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