Diócesis
20/08/2011

El Papa no ha podido degustar los postres por cuestión de horario. Ha llegado fatigado al palacio arzobispal. Ha descansado y rezado mientras llegaban todos los comensales

El cardenal Rouco ha celebrado su 75 cumpleaños en compañía de Benedicto XVI. El arzobispo de Madrid ha ofrecido al Papa, a su séquito y a los cardenales una comida en el palacio arzobispal. Después de tres días de intensa actividad en la JMJ, el Santo Padre sigue esforzándose por corresponder al cariño de los fieles. "Ha venido muy cansado, pero también se le notaba contento" dice la chef Lola Ferrer; "se ha ido recuperando durante la comida".


 

El Papa ha saludado al descender del papamóvil. Una vez dentro del Arzobispado ha tenido unos minutos para rezar en una capilla situada al lado del comedor principal. Acto seguido se ha acomodado en una estancia especialmente preparada para que descansase mientras llegaban el resto de comensales. Han sido 60 en total.

Lola Ferrer ha confirmado que todo ha salido según lo previsto y sin ningún contratiempo.  El Papa ha hablado en castellano para agradecer la comida a las cocineras y camareras. Benedicto XVI ha degustado todos los platos, "se ha comido todo, pero no ha repetido" dice la cocinera. El horario de los actos no le ha permitido, por ejemplo, probar todos los dulces y postres, ya que ha tenido que partir hacia la gran fiesta de Cuatro Vientos.

El perímetro de seguridad se ha extendido desde la Catedral de la Almudena, donde el Santo Padre  ha celebrado una reunión con jóvenes seminaristas, hasta el exterior de la Plaza Mayor. La policía ha cortado un gran número de calles, por lo que el número de peregrinos que le esperaba a las puertas del Arzobispado era bastante reducido.

Los que sí han podido estar allí le han visto muy de cerca. Las calles estrechas del barrio han obligado a reducir la velocidad del papamóvil.  Sólo la policía y la seguridad privada del Papa han controlado el recorrido, ya que esta vez tampoco había vallas que contuviesen a los fieles.  La cercanía del Papa aumenta cada día que pasa en España, muestra de ello es que esta vez llevaba ya las dos ventanillas del papamóvil completamente abiertas.

Un grupo de peregrinos le ha recibido a ritmo de tambores. Muchos de los que se han acercado hasta allí eran los ancianos del propio barrio, que debido a la masificación de gente no han podido asistir a otros actos. "El Papa va a comer en mi calle" explicaba una señora desde su balcón a los pocos que aún preguntaban.