La policía no les defendió

Peregrinos franceses menores de edad denuncian la «cacería» que sufrieron en Sol

 

Fue una cacería. Y las denuncias están ya en manos de la Policía. Al menos un grupo de peregrinos ha decidido poner negro sobre blanco lo que el 17 de agosto de 2011, el día de la manifestación anti Papa, sufrieron en la Puerta del Sol, en la zona más abierta de Madrid, a manos de facineroso de todo pelaje y ante la inaudita pasividad policial. Revela Fernando Lázaro, cuya cobertura de la JMJ y las manifestaciones laicas ha sido soberbia en El Mundo, que los denunciantes, todos franceses, formaban un grupo de peregrinos que llegó al kilómetro 0 pasadas las 21.00 horas, casi tres horas después de que diera comienzo la manifestación laica.

25/08/11 9:57 AM


 

(Periodista Digital/El Mundo) Este grupo, formado por tres jóvenes y cuatro menores, tuvo que abandonar la Puerta del Sol perseguido por energúmenos que les “insultaban”, “amenazaban” y “zarandeaban”, y tomar otra boca de Metro para salir del centro de Madrid.

Entre los acosados se encontraba una chica de 17 años, que iba en silla de ruedas al sufrir una minusvalía. Esta joven tuvo que ser asistida por una enfermera que pertenecía a la JMJ por una crisis de ansiedad. “Llegó a sufrir una parálisis física temporal y pérdida de conciencia. Todavía mantiene dolores en la pierna izquierda”.

El relato de este grupo de franceses (Anne-Marie, Nicolás, Lèa, Marc, Marlon, Aline y David) no deja muchas dudas. Al salir del Metro de Sol se encontraron rodeados por los radicales que habían participado en la manifestación anti Papa. Algunos manifestantes, antes de acosar a los peregrinos en el Metro, saltándose el itinerario autorizado por el Ministerio del Interior, tomaron la Puerta del Sol y arremetieron contra todos los grupos de peregrinos que estaban en el kilómetro 0 -la inmensa mayoría extranjeros-, hasta que les obligaron a desalojar el lugar al grito de “esta plaza es nuestra”.

Los denunciantes aseguran que fueron “insultados, humillados y zarandeados” hasta que abandonaron la zona caliente. Varios de los agredidos aseguran que los ultras “portaban látigos” con los que los “humillaban”.

Esos latigazos también fueron dirigidos contra la menor en silla de ruedas, que tuvo que ser cogida en brazos por sus compañeros para salir de la zona lo antes posible.

La agresión se prolongó en el interior del Metro, en la estación por la que trataron de abandonar el centro de Madrid. Les había perseguido un grupo de “manifestantes agresivos”, que golpearon el vagón en el que dejaron la zona.

Hay que quemar los crucifijos”, era uno de los gritos que estos asustados peregrinos pudieron escuchar mientras huían casi a la carrera.

“Pasamos mucho miedo”, declaran los menores ante la Policía. Uno de ellos, incluso, aseguró que había sido víctima de abusos sexuales, “tocamientos en los genitales con el látigo”, a la vez que le obligaban a coger un preservativo.

La tensión descrita por los denunciantes es enorme. La Brigada Provincial de Información ha iniciado unas investigaciones para esclarecer las denuncias.