24.08.11

Es de bien nacidos

A las 10:40 PM, por Guillermo Juan Morado
Categorías : General

 

Está muy bien dar las gracias. Con frecuencia, quizá, no lo hacemos. A poco que hagamos memoria recordaremos a una infinidad de personas que, en alguna ocasión de nuestra vida, nos han ayudado de un modo completamente gratuito.

No sé por qué me viene a la mente ahora uno de esos episodios. Hace ya muchos años me tocó ir al servicio militar. El período de instrucción lo pasé en una base cercana a Madrid. Llevaba bastante equipaje y desde las tres de la tarde – hora de ingreso – hasta las once de la noche tuve que ir de un lado para otro. Ya no podía ni conmigo ni con el equipaje – la ropa necesaria para un mes, más o menos - . En uno de esos infinitos traslados, un compañero – no recuerdo su nombre, solo sé que era de Segovia – me ayudó cargando con una parte del peso que yo llevaba. Le di las gracias en ese momento, pero nunca más me lo volví a encontrar.

Quizá la evocación de ese día responda a la mezcla de sensaciones que pude experimentar en aquel entonces. Un lugar nuevo, una sensación nueva, una toma de conciencia de la propia indigencia. Pero no ha sido la única vez en la que he vivido algo así. Han sido ya muchas veces y por razones muy diferentes.

En lo que atañe al agradecimiento la justicia es, como en todo lo humano, imperfecta. En realidad, con muchas, con la mayoría de las personas, siempre permaneceremos en deuda y puede suceder también que, excepcionalmente, alguien permanezca en deuda con nosotros. Lo más sabio es, pienso yo, apelar a una especie de ley de la compensación: “Sé agradecido con quienes te han hecho bien y si no lo son contigo, no olvides que tú tampoco lo has sido la mayoría de las veces”.

En la vivencia cristiana la acción de gracias es esencial. Damos gracias a Dios en la Santa Misa por habernos creado, por habernos redimido, por habernos dado a Jesucristo y a su Madre Santísima. Ninguno de estos dones nos es debido. No tenemos “derecho” a ser creados – sería como si un cuadro inexistente se rebelase contra el pintor por no haberlo pintado -, ni tenemos, menos aun, “derecho” a ser redimidos - ¿qué habrá visto Dios en nosotros, me pregunto tantas veces? - , ni “derecho” a que Cristo sea Dios y hombre y la Madre de Cristo, Madre de Dios y Madre nuestra.

En la misma trayectoria que llevo como blogger también se impone la gratitud. Con la cantidad de portales que hay en la red, y de blogs y de bloggers… Pues, gracias a Dios, algunos siguen este blog. Y varios de ellos con amabilidad, con simpatía, con una inmerecida correspondencia a mi poca o mucha dedicación.

Hoy una persona admirada por mí, que lleva el blog católico más leído en lengua española, se ha hecho eco de una de mis publicaciones. Le doy las gracias. Es un eslabón más en una inmensa cadena de buena gente. Jamás podremos saber con exactitud cuantos son, pero son muchos, los que nos hacen el bien, los que se portan bien con nosotros.

Guillermo Juan Morado.