29.08.11
El Papa no es profeta en Alemania
Benedicto XVI visitará su tierra alemana durante los días 22 al 25 de septiembre. Estará en Berlín, en Turingia y Frigurbo. También, le están preparando comitivas burlescas y carnavalescas contrarias a la presencia papal en Alemania.
Allí, de modo singular en Berlín, Der Papst kommt!» (Viene el papa) es el lema que reúne a asociaciones de homosexuales, grupos por los derechos de las mujeres, jóvenes del partido verde y del SPD, y organizaciones por la prevención del sida, han organizado una protesta pacífica contra la «la política sexual misántropa» del Papa.
Recuerdo aquella escena de la sinagoga de Nazaret, donde Jesús entró un sábado, le entregaron la Escritura, donde leyó un pasaje del profeta Isaías sobre el Mesías, y afirmó que hoy se cumplen estas palabras aquí. Sus paisanos lo consideraron un blasfemo y sacándolo a empujones desearon despeñarlo por un barranco cercano, pero Él se abrió paso entre ellos, afirmando que ningún profeta es bien mirado en su propia tierra.Es cierto. La experiencia me ha demostrado que tal afirmación es un postulado apodíctico. Ahora lo tenemos en Alemania, la tierra del Papa teólogo. Seguramente ocurrirá como en España, Benedicto XVI con su sencillez, pero con sus profundas enseñanzas dejará a todos entusiasmados, excepto a esos marginales intolerantes.
Es la intolerancia la enfermedad de todos estos grupos sociales. Es un fanatismo intolerante el que lleva a no aceptar que una persona como el Papa que llega en son de paz a su propia tierra, le monten una manifestación contraria sin motivos ningunos.
Esta intolerancia es a la Cruz, que es el signo visible de nuestra Religión Católica, donde Cristo murió y al tercer día resucitó para nuestra salvación. La Cruz es el objetivo a batir de todos estos residuales y enfermos mentales que salen en las protestas contra el Papa, Vicario de Cristo en la tierra, y sucesor de Pedro, quien murió clavado en una cruz con la cabeza boca abajo en la locura imperial de la Roma de los tiempos de Nerón.
Con su larga experiencia, Benedicto XVI llegará a su tierra, hará su visita apostólica, cumplirá su programa organizado, hablará sin rozar a esos enemigos de la Cruz, terminará su estancia felizmente y volverá a Roma.
Esos desgraciados alemanes se quedarán como en España con tres palmos de narices, llevando sus pesadas cadenas mentales de intolerancia y de odio a la Cruz de Cristo, pensando que han hecho algo. No han hecho nada. Han hecho el tonto con todas las letras.
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Tomás de la Torre Lendínez
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Abre el Seminario Menor de Sevilla
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