29.08.11

Camino Neocatecumenal: una semana después

A las 12:10 AM, por Eleuterio
Categorías : General, Defender la fe
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Encuentro Vocacional

Ya ha pasado una semana desde el encuentro en el que el Camino Neocatecumenal llamó a las vocaciones de los jóvenes presentes en la Plaza de Cibeles de Madrid (España) y, aunque, haya personas mucho más importantes que yo que ya han escrito sobre tan especial momento del Espíritu, me voy a permitir decir lo que pienso al respecto porque, al parecer, aquello fue, según algunos, malo de solemnidad.

5.000 y 3.200 son las cifras.

Así, dichos, los números, parecen fríos. Sin embargo, los mismos se refieren a personas que decidieron, supongo yo que no de repente, escoger una vida que no les será nada fácil ni todo les vendrá de cara. Seguramente, en muchos momentos de su existencia, tendrán que ofrecer mucho sufrimiento a Dios.

Y, sin embargo, unos cuantos miles de chicos (5000) y unos cuantos miles de chicas (3200) dijeron sí a la llamada de Dios, que no de Kiko Argüello siendo, éste, únicamente (que no es poco) quien esperó a que el Espíritu Santo soplara donde quisiese.

¿Es esto algo gozoso para la Esposa de Cristo? Cualquiera con el corazón limpio diría que sí y que, en efecto, es bueno y muy bueno que muchos jóvenes digan sí donde muchos dicen que ni hablar y que ni en toda la vida se entregarán a Dios y, así, al prójimo, con todo su cuerpo y con toda su alma. Y esto porque hay espíritus que son del Padre y lo demuestran y otros que, simplemente, siéndolo, prefieren mirar para otro lado.

¿A quién no le corrió la sangre desde el corazón a todo el cuerpo a una velocidad grande cuando vio que muchos y muchas dieron un paso hacia delante y no, con el mundo, hacia atrás? ¿Quién no se emocionó hasta la lágrima por tal demostración de entrega?

Pues no a todo el mundo le parece bien aquello y no a todo católico le parece lo más adecuado. Un extraño escrúpulo, por eso mismo, llena los corazones de muchos creyentes y les impide lo que cualquiera ve que conviene a la Iglesia católica y que le conviene porque cuando se llama a trabajadores a la mies del Señor y los mismos acuden no se les puede echar encima un baldón pesado como el que acaba siendo pensar que todo eso era un paripé y algo fuera de lugar.

Hay personas que tienen mucho contra los fundadores del Camino Neocatecumenal aunque centren su ira, especialmente, contra Kiko Argüello, convertido hace muchos años y trabajador de la viña del Señor como Dios le da a entender pues ya sabemos que el Espíritu sopla donde quiere y como quiere pero, sobre todo, sabemos qué pasa cuando alguien no esconde lo que oye bajo el celemín y sube a la terraza y proclama lo que ha oído en su corazón. Pasa, por ejemplo, el Camino Neocatecumenal y sus buenas consecuencias en el orden espiritual, para la Iglesia católica.

Pero, a pesar de todo, los voceros de la dispersión espiritual y los que se creen portadores de una verdad alternativa (como si la Verdad no fuera Verdad sin más) creen que pueden zaherir lo que es el Camino a base de sembrar dudas y con ellas, además, la cizaña.

Por ejemplo, los hay que creen que el Camino Neocatecumenal es una “iglesia paralela” porque no deben creer que sigan lo que establece la que es católica y que, en realidad, van a la suya sin tener en cuenta lo demás. Y eso, a estas alturas de la película es más que sabido que es falso porque que se sepa el Camino está incardinado en las diócesis en las que está, de todo el mundo, y no tienen un obispo, digamos, independiente, del que allí pastoree. No, tienen el mismo y, claro, siguen las directrices que establezca quien el Papa haya designado para conducir a tal grey.

Pero incluso hay quien entiende que lo que sucedió el lunes en la Plaza de Cibeles es un “espectáculo lamentable”. Es decir lo atribuye a una especie de diversión que, además, creen que ha de lamentarse porque, en realidad, no saben que no se puede sentir tristeza, ni manifestar sollozo, porque haya jóvenes que se entreguen a la Esposa de Cristo.

Ahora bien, esto se entiende si la misma persona cree que aquellos miles de creyentes católicos que, en su juventud tomaron tal decisión, en realidad, forman parten “de una Iglesia a la que ignoran” porque la buena, la fetén, la que mola y la que es chachi piruli es la suya, la progre, la que se alía con el mundo y la que no entiende como pecado lo que sí es pecado por conveniencia o para que no se diga.

Así sí se entienden muchos comportamientos: se trata de que no gusta la Iglesia católica como es, ni las vocaciones que se suscitan dentro de ella ni que las susciten movimientos como el Camino Neocatecumenal ni nada de nada. Eso molesta porque molesta que se defienda la fe, que se respete la Ley de Dios y que, sobre todo, se llame a las cosas por su nombre y se prefiere un lenguaje más sibilino y adaptado a la mundanidad, al liberalismo y al modernismo.

Pues sí, hay personas que así piensan de un momento gozoso en el que la fe se manifestó en el acto, allí mismo, porque Dios quiso que así fuera.

Por otra parte, lo que sucedió el pasado 22 de agosto, justo ahora hace una semana, era y se llamaba “Encuentro vocacional” porque era para eso, para que quien sintiera la llamada de Dios lo manifestara en la plaza pública, ante sus hermanos de fe. Pues bien, hay personas que del encuentro no conocen más que lo que supone no encontrarse y que de la vocación, el ser llamados y responder (aunque sea privadamente con una vida cristiana) no saben más que existe porque, en realidad, tienen algún que otro diablillo en su corazón, quizá sobrino de Satanás.

Eleuterio Fernández Guzmán