9.10.11

La Palabra del Domingo - 9 de octubre de 2011 - Invitados por Dios

A las 12:31 AM, por Eleuterio
Categorías : General, Apostolado laico -La Palabra del Domingo
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Mt 22, 1-14. A todos los que encontréis, convidadlos a la boda.

Biblia

1 Tomando Jesús de nuevo la palabra les habló en parábolas, diciendo: 2 «El Reino de los Cielos es semejante a un rey que celebró el banquete de bodas de su hijo. 3 Envió sus siervos a llamar a los invitados a la boda, pero no quisieron venir. 4 Envió todavía otros siervos, con este encargo: Decid a los invitados: “Mirad, mi banquete está preparado, se han matado ya mis novillos y animales cebados, y todo está a punto; venid a la boda.” 5 Pero ellos, sin hacer caso, se fueron el uno a su campo, el otro a su negocio; 6 y los demás agarraron a los siervos, los escarnecieron y los mataron. 7 Se airó el rey y, enviando sus tropas, dio muerte a aquellos homicidas y prendió fuego a su ciudad. 8 Entonces dice a sus siervos: “La boda está preparada, pero los invitados no eran dignos.9 Id, pues, a los cruces de los caminos y, a cuantos encontréis, invitadlos a la boda.” 10 Los siervos salieron a los caminos, reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos, y la sala de bodas se llenó de comensales.11 «Entró el rey a ver a los comensales, y al notar que había allí uno que no tenía traje de boda,12 le dice: “Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin traje de boda?” El se quedó callado. 13 Entonces el rey dijo a los sirvientes: “Atadle de pies y manos, y echadle a las tinieblas de fuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes.” 14 Porque muchos son llamados, mas pocos escogidos.»
 

COMENTARIO

Invitados por Dios

Cuando el Creador decidió que un ser semejanza a él anduviera sobre la faz de la tierra no debió querer que, con el tiempo, abandonada a Quién lo trajo al mundo y que deambulara perdido por el mundo sin saber dónde iba a ir a parar o a dónde encaminar sus pasos.

Es de creer que Dios quería, entre las criaturas que creó, que el ser humano adquiriera la tierra que le entregaba con gozo y que se hiciese cargo de ella siguiendo una ley, la de Dios, que había impreso en sus corazones.

También es posible pensar que quisiese lo mejor para la creación de la que pensó (así lo recoge el Génesis) que era “muy bueno” lo que había creado.

Sin embargo, seguramente por el pecado original de ambición y de soberbia en el que cayó el hombre le hizo, a éste, seguidor de quien no es Dios y de todo lo mundano. Abandona, así, en muchas ocasiones, a Quien lo creó no ignorando, sin embargo que lo mismo no hace Dios sino que siempre lo espera y lo llama, en cuanto se deja llamar, para que vuelva con Él y goce, así, de la vida eterna.

Dios, entonces, nos llama, nos invita, para que acudamos a una fiesta muy particular y que no es otra que la que se vive, en el modo y forma que sea, en su definitivo Reino. Nos llama de muchas formas pero, también de muchas formas, lo rechazamos.

Rechazamos a Dios cuando vamos a lo nuestro sin poner en nuestra vida ordinaria al Creador; también cuando miramos para otro lado cuando, aún escuchándolo, no hacemos caso a lo que nos dice porque no nos conviene por egoísmo o por cualquier otra excusa. Pero, de todas formas, podemos hacer como, en realidad, no nos conviene.

Pero, incluso cuando somos llamados y escuchamos y estamos de acuerdo en seguir a Cristo, en amar a Dios y a tener en cuenta lo que nos dice, no podemos hacerlo de cualquiera forma. Tenemos que acudir a su cita conveniente vestidos, con el alma limpia porque no es posible decir que sí cuando en realidad lo que pensamos y hacemos es que no.

Por eso, como bien dice Cristo en el texto del evangelio de san Mateo, “muchos son llamados, mas pocos escogidos” porque, en realidad, aunque el Creador llama a todos sus hijos, no todos responden y de los que responden, no todos serán admitidos en el definitivo Reino de Dios.

Estar preparados es, en este particular caso, algo primordial que nunca deberíamos olvidar.

PRECES

Por aquellos que no quieren escuchar la llamada de Dios.

Roguemos al Señor.

Por todos aquellos que no quieren acudir a la llamada de Dios conveniente preparados.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a tener en cuenta en nuestra vida la llamada que nos haces.
 

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

Eleuterio Fernández Guzmán