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Servicio diario - 10 de octubre de 2011

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Santa Sede

Benedicto XVI a los Cartujos: “La Iglesia os necesita”

Dolor del cardenal Sandri por la masacre en Assuan

El Papa nombra obispo auxiliar de Lisboa al portavoz de ese patriarcado

Observatorio jurídico

“Cuando el Estado se convierte en una cuadrilla de bandidos”

Mundo

Ejercer el voto a pesar de las sombras del proceso electoral

“Nicaragua una vez más ha visto manchar su suelo con sangre inocente”

El reconocimiento del estado palestino, “acto de alto valor simbólico”

Actualidad

Egipto: la primavera árabe se convierte en un otoño bárbaro

Del invierno demográfico se sale ayudando a las familias

Reportaje

Beatificada la Madre Janer, “brújula” que orienta a Dios y a los hermanos

Documentación

Mensaje de los obispos de Nicaragua ante las próximas elecciones

Discurso del Papa durante las vísperas en la Cartuja de San Bruno


ANUNCIOS


Santa Sede


Benedicto XVI a los Cartujos: “La Iglesia os necesita”
“Ninguna vocación es marginal en el Pueblo de Dios”
SERRA SAN BRUNO, lunes 10 de octubre de 2011 (ZENIT.org).- “La Iglesia os necesita” es el mensaje que Benedicto XVI dejó este domingo a los monjes de la Cartuja de Serra San Bruno, en la región italiana de Calabria, donde realizó una visita pastoral de un día.

El Pontífice llegó a la Cartuja de los Santos Stefano y Bruno tras la mañana transcurrida en Lamezia Terme, y presidió la celebración de las vísperas con los monjes.

En su homilía, quiso subrayar la importancia de la vida cartuja para la Iglesia universal.

“La Iglesia os necesita, y vosotros necesitáis a la Iglesia”, afirmó. “Vuestro lugar no es marginal: ninguna vocación es marginal en el Pueblo de Dios: somos un único cuerpo, en el que cada miembro es importante y tiene la misma dignidad, y es inseparable del todo”.

“También vosotros, que vivís en un aislamiento voluntario, estáis en realidad en el corazón de la Iglesia, y hacéis correr por sus venas la sangre pura de la contemplación y del amor de Dios”.

“Quisiera que este encuentro nuestro pusiera de relieve un vínculo profundo que existe entre Pedro y Bruno, entre el servicio pastoral a la unidad de la Iglesia y la vocación contemplativa en la Iglesia”, confesó Benedicto XVI.

La comunión eclesial, explicó, “necesita una fuerza interior”, y “el ministerio de los pastores toma de las comunidades contemplativas una linfa espiritual que viene de Dios”.

El núcleo de la espiritualidad cartuja, indicó el Papa, es “el fuerte deseo de entrar en unión de vida con Dios, abandonando todo lo demás, todo aquello que impide esta comunión y dejándose aferrar por el inmenso amor de Dios para vivir sólo de este amor”.

“Todo monasterio – masculino o femenino – es un oasis en el que, con la oración y la meditación, se excava incesantemente el pozo profundo del que tomar el 'agua viva' para nuestra sed más profunda”.

Pero la Cartuja “es un oasis especial, donde el silencio y la soledad son custodiados con particular cuidado, según la forma de vida iniciada por san Bruno y que ha permanecido sin cambios en el curso de los siglos”, y que es “de lo más actual y significativa en el mundo de hoy”.

El valor del silencio

Benedicto XVI señaló que “el progreso técnico, especialmente en el campo de los transportes y de las comunicaciones, ha hecho la vida del hombre más confortable, pero también más agitada, a veces convulsa”.

Además, en las últimas décadas, “el desarrollo de los medios de comunicación ha difundido y amplificado un fenómeno”, el de “la virtualidad, que corre el riesgo de dominar sobre la realidad”.

“Cada vez más, incluso sin darse cuenta, las personas están inmersas en una dimensión virtual a causa de mensajes audiovisuales que acompañan su vida de la mañana a la noche. Los más jóvenes, que han nacido ya en esta condición, parecen querer llenar de música y de imágenes cada momento vacío, casi por el miedo de sentir, precisamente, este vacío”.

Aunque esta tendencia siempre ha existido, “especialmente entre los jóvenes y en los contextos urbanos más desarrollados”, sin embargo “hoy ha alcanzado un nivel tal que se habla de mutación antropológica”.

“Algunas personas ya no son capaces de quedarse durante mucho rato en silencio y en soledad”, reconoció el Papa.

Retirándose en el silencio y en la soledad, sin embargo, “el hombre, por así decirlo, se 'expone' a la realidad de su desnudez, se expone a ese aparente 'vacío' que señalaba antes, para experimentar en cambio la Plenitud, la presencia de Dios, de la Realidad más real que exista, y que está más allá de la dimensión sensible”.

“El monje, dejando todo, por así decirlo, 'se arriesga', se expone a la soledad y al silencio para no vivir de otra cosa más que de lo esencial, y precisamente viviendo de lo esencial encuentra también una profunda comunión con los hermanos, con cada hombre”.

Camino de toda una vida

Alguien, comentó el obispo de Roma, podría pensar que sea suficiente con ir a una Cartuja “para dar ese 'salto'”, “pero no es así”, porque, “como toda vocación, encuentra respuesta en un camino, en la búsqueda de toda una vida”.

“Como en el matrimonio, no basta con celebrar el Sacramento para convertirse en una cosa sola, sino que es necesario dejar que la gracia de Dios actúe y recorrer juntos la cotidianeidad de la vida conyugal, así el llegar a ser monjes requiere tiempo, ejercicio, paciencia, “en una perseverante vigilancia divina – como afirmaba san Bruno – esperando el regreso del Señor para abrirle inmediatamente la puerta”.

“Precisamente en esto consiste la belleza de toda vocación en la Iglesia”, subrayó Benedicto XVI: en “dar tiempo a Dios de actuar con su Espíritu y a la propia humanidad de formarse, de crecer según la medida de la madurez de Cristo, en ese particular estado de vida”.

Para el Papa, puede considerarse “un camino de transformación en el que se realiza y se manifiesta el misterio de la resurrección de Cristo en nosotros”.

“A veces, a los ojos del mundo, parece imposible permanecer durante toda la vida en un monasterio, pero en realidad toda una vida es apenas suficiente para entrar en esta unión con Dios, en esa Realidad esencial y profunda que es Jesucristo”.

Terminada la celebración de las vísperas, el Papa se dirigió al refectorio para saludar a la comunidad. Tras firmar en el Libro de Oro de los huéspedes ilustres, visitó una celda y la enfermería, y después se despidió de los monjes en el patio.

Desde ahí volvió en papamóvil al campo deportivo “La Quercia” de Serra San Bruno, desde donde partió en helicóptero hacia el aeropuerto de Lamezia Terme, para tomar el avión hacia Roma.

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Dolor del cardenal Sandri por la masacre en Assuan
Los miembros de la Congregación para las Iglesias orientales rezaron por las víctimas
CIUDAD DEL VATICANO, lunes 10 de octubre de 2011 (ZENIT.org).- El cardenal Leonardo Sandri, prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, mostró hoy su pesar, en declaraciones a Radio Vaticano, por la masacre de ayer contra cristianos copto-ortodoxos en Assuan (Egipto).

El cardenal Sandri afirmó que él y sus colaboradores se reunieron hoy a rezar por las víctimas, y más en general, por la situación de falta de libertad religiosa que viven los cristianos en el país.

“Estos hermanos copto-ortodoxos que han sufrido el incendio de una iglesia suya y que quisieron manifestar, como todos los ciudadanos, su deseo de libertad religiosa, de respeto a sus derechos, encontraron en cambio el tener que ofrecer en esta manifestación el cáliz amargo de la muerte, del sacrificio”.

El purpurado quiso mostrar la cercanía de los católicos: “para todos nosotros es desolador y triste y angustioso este hecho, y nos unimos a la Iglesia copto-ortodoxa, a todos nuestros hermanos, a sus familias, a las víctimas de esta violencia sin sentido”.

También quiso recordar a la comunidad copto-católica de Egipto: “quisiéramos que la sombra que esta violencia sobre los copto-ortodoxos arroja sobre la vida del país, sobre las minorías religiosas, no traiga también un clima de precariedad”.

La comunidad copto-católica, afirmó, es “pequeña” pero “verdaderamente comprometida porla paz y el entendimiento entre todas las corrientes que componen la sociedad egipcia”.

Por último, el cardenal Sandri mostró su esperanza en que la “primavera árabe” “sea realmente el anticipo de una paz buscada por todos, por la democracia, por el diálogo, por el entendimiento, por el respeto de la dignidad de la persona humana, especialmente por el respeto de la libertad religiosa, por el respeto de las minorías”.

En este sentido, hizo un llamamiento a la Iglesia católica y demás Iglesias cristianas, a las autoridades occidentales, “para que apoyen los esfuerzos que van en la dirección de la construcción de un país en el que se respeten los derechos humanos”.

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El Papa nombra obispo auxiliar de Lisboa al portavoz de ese patriarcado
Acepta la renuncia del obispo de Sonsonate, en El Salvador
CIUDAD DEL VATICANO, lunes 10 de octubre de 2011 (ZENIT.org).- Benedicto XVI nombró obispo auxiliar del patriarcado de Lisboa a Nuno Brás da Silva Martins, hasta ahora rector del seminario mayor Cristo Rey dos Olivais y director del Departamento de Información de ese patriarcado portugués, comunicó este lunes la Oficina de Información de la Santa Sede.

El obispo electo nació el 12 de mayo de 1963 en Vimeiro, Lourinhã, en el patriarcado de Lisboa. Después de estudiar Filosofía y Teología en el seminario del patriarcado, se doctoró en Teología Fundamental en la Universidad Pontificia Gregoriana de Roma.

Fue ordenado sacerdote el 4 de julio de 1987. Fue vicario parroquial de Nossa Senhora dos Anjos en Lisboa. Formó parte del equipo formativo del seminario mayor.

Dirigió el semanario diocesano Voz da Verdade entre 1993 y 2003. Fue profesor de Teología Fundamental y Dogmática en la Facultad de Teología de la Universidad Católica Portuguesa y en la Universidad Pontificia Gregoriana.

Responsable  de la Comisión diocesana para el diaconado permanente,  Nuno Brás da Silva Martins fue rector del Colegio Pontificio Portugués de Roma entre los años 2002 y 2005.

Desde 2005 es rector del seminario mayor Cristo Rey dos Olivais y desde 2010, director del Departamento de Información del patriarcado. Es autor de diversas publicaciones teológicas.

Por otra parte, este sábado el Papa aceptó la renuncia del obispo de Sonsonate, presentada por monseñor José Adolfo Mojica Morales por razones de edad.

Al mismo tiempo, nombró administrador apostólico ad nutum Sanctae Sedis de esa diócesis de El Salvador a monseñor Fabio Reynaldo Colindres Abarca, ordinario militar para ese país.

El mismo día, Benedicto XVI nombró obispo auxiliar de la diócesis polaca de Warszawa-Praga al párroco de la catedral de esa diócesis, Marek Solarczyk.

Nacido en 1967 en Wołomin, en la diócesi di Warszawa-Praga, fue ordenado sacerdote en 1992.

En 1999 se doctoró en Teología, con la especialización en Historia de la Iglesia, en la Academia Pontificia de Teología de Warszawa.

Ha ejercido su ministerio en varias parroquias y ha sido vicerrector del seminario diocesano. Es miembro de la Sociedad teológica de Warszawa y de la comisión de arte sacro de la diócesis.

Actualmente es párroco de la catedral y da clases de historia de la Iglesia y liturgia en el seminario de Warszawa-Praga. Desde hace 18 años enseña religión en un instituto de la capital.

El Obispo de Roma nombró al presidente emérito del Consejo Pontificia Justicia y Paz, el cardenal Renato Raffaele Martin, su enviado especial a la celebración por el centenario de la catedral de Yangon, en Birmarnia, prevista para el próximo 8 de diciembre.

La catedral de Santa María de Rangoon es el edificio católico más grande del país y testimonia la presencia del cristianismo en un país de mayoría budista.

Finalmente, el viernes, el Papa aceptó la renuncia del obispo auxiliar de la diócesis portuguesa de Porto, presentada por monseñor João Miranda Teixeira.


 

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Observatorio jurídico


“Cuando el Estado se convierte en una cuadrilla de bandidos”
Reflexiones sobre el viaje del Papa a Alemania
Por Rafael Navarro- Valls

MADRID, lunes 10 de octubre de 2011 (ZENIT.org).- Ofrecemos hoy una nueva contribución a “Observatorio Jurídico”, sobre las palabras del Papa en el Bundestag, durante su reciente visita a Alemania. “Observatorio Jurídico” es una columna que dirige el español Rafael Navarro – Valls, catedrático de la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid, y secretario general de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España.

* * * * *

La importancia del viaje del Papa por Alemania no ha estribado solamente en la carga sentimental de un reencuentro entre compatriotas, radica sobre todo en la posición central que ese país tiene en la realidad histórica y actual. Repárese que es la nación más poblada de Europa, con notable influencia sobre sus vecinos de las fronteras del Este y del Oeste , durante mucho tiempo la locomotora intelectual de Occidente, y, ahora, uno de sus puntos de referencia económica. Por lo demás, ha sido – y sigue siendo- una potencia del pensamiento jurídico.

Se entiende así que, el momento más importante de la visita de Benedicto XVI, fuera su discurso en el Reichstag (el Parlamento federal alemán). El propio Papa lo reconocía cuando volvió a Italia, y añadió: “En esa ocasión quise exponer el fundamento del derecho y del libre estado de derecho, es decir, la medida de todo Derecho, inscrito por el Creador en el mismo ser de su creación”. Permítaseme glosarlo desde el punto de vista de un jurista.

El discurso en el Reichstag

Se ha dicho que la oración de Salomón con la que el Papa inició su discurso “es la oración de un jurista”. En efecto esa oración - “Da, pues, a tu siervo un corazón dócil para que sepa hacer justicia y discernir entre lo bueno y lo malo “(Libro I de los Reyes) - es la súplica de alguien que pide la sabiduría necesaria para decir el Derecho. Benedicto XVI ve en este relato, no solamente la oración de un jurista, sino también la de un político. Es decir, la de alguien cuyo criterio último, “no debe ser el éxito y mucho menos el beneficio material”, sino “un compromiso por la justicia y por la paz”.

Ahora bien, para que esa aspiración del Papa se cumpla, es necesario que en las relaciones sociales domine la verdadera justicia, cuya misión no es otra que imponer el orden de la razón en los asuntos humanos. Tal vez por eso, hace siglos, Plutarco observaba que la justicia solamente es posible cumplirla “cuando tan imposible llega a hacerse que gobiernen los injustos como que no gobiernen los justos”. Yo creo que, consciente de ello, las más duras palabras de Benedicto XVI en Alemania han sido contra lo que podríamos llamar “el gobierno de los injustos”. Es decir, parafraseando a San Agustin, el de aquellos políticos que, separando el poder del derecho, convierten el Estado “en una cuadrilla de bandidos muy bien organizada”.

¿Pero de donde extrae un político y un jurista occidental la noción de justicia que ha de orientar sus pasos? El Papa lo explicó así a los políticos alemanes: “La cultura de Europa nació del encuentro entre Jerusalén, Atenas y Roma – del encuentro entre la fe en el Dios de Israel, la razón filosófica de los griegos y el pensamiento jurídico de Roma. Este encuentro configura la íntima identidad de Europa. Con la certeza de la responsabilidad del hombre ante Dios y reconociendo la dignidad inviolable del hombre, de cada hombre, este encuentro ha fijado los criterios del derecho; defenderlos es nuestro deber en este momento histórico “.

Las tres colinas sobre las que nace Europa

Efectivamente , las tres colinas sobre las que nace Europa (Acrópolis, Capitolio y Gólgota) dieron luz a lo que se ha llamado la filosofía del sentido común, ese milagro natural griego, fecundado por la revelación judeocristiana, que aportó a Europa las ideas básicas que durante siglos han nutrido sus raíces. Me refiero a la libertad y dignidad de la persona humana, la instauración de un orden laico de la vida en el cual todos los hombres puedan vivir y buscar la verdad, la valoración del trabajo, el sentido de la trascendencia, el monoteísmo que, al eliminar del cosmos a los dioses, dio vía libre a la empresa de su conocimiento científico. Además, todas las conquistas jurídicas modernas identificadas con la regla áurea “considera al otro como fin y no como medio”, son de matriz cristiana auténtica, desde los principios de respeto a cada hombre singular que están en la base del liberalismo hasta la inspiración solidaria que late en los socialismos modernos, siempre que se los considere purificados de sus desviaciones colectivistas o totalitarias.

El menosprecio de esta cultura cristiana, es más, la tendencia del relativismo positivista a verla como subcultura, fue brillantemente criticada por el Papa comparándola con “los edificios de cemento armado sin ventanas, en los que logramos el clima y la luz por nosotros mismos, y sin querer recibir ya ambas cosas del gran mundo de Dios … Es necesario volver a abrir las ventanas, hemos de ver nuevamente la inmensidad del mundo, el cielo y la tierra, y aprender a usar todo esto de modo justo”.

Hacia una ecología moral

Ciertamente en estas palabras se adivina una velada llamada a la ecología moral , que conecta la realidad del hombre con la realidad de Dios, es decir, que contempla al hombre y su entorno en su verdadera condición de criatura. Lo que en ese frase se adivina, se torna en certeza cuando el Pontífice de 84 años a renglón seguido se refiere directamente al movimiento ecologista – naturalmente, dirá con buen humor, "sin querer aquí hacer propaganda de un movimiento político determinado " – como “un grito que anhela aire fresco”. El mismo aire fresco que respira un país cuando en él impera la justicia.

Recuerdo que hace unos años, paseando por Washigthon, reparé en una frase inscrita en la fachada del Departamento de Justicia de Estados Unidos que me hizo pensar. En su traducción castellana dice algo así : “Para que la justicia reine en el estado, antes es necesario que reine en el corazón y en las almas de los ciudadanos “. Esa reconversión, primero individual y luego social, reclama una exigente labor pedagógica de un derecho que ha de ser más de convicción que de simple gestión, cuyo fruto sea más una legislación de modelos o ideales que de remedios o parches. De esta forma lo expresaba Benedicto XVI: “ Donde rige el dominio exclusivo de la razón positivista – y este es en gran parte el caso de nuestra conciencia pública – las fuentes clásicas de conocimiento del ethos y del derecho quedan fuera de juego. Ésta es una situación dramática que interesa a todos y sobre la cual es necesaria una discusión pública; una intención esencial de este discurso es invitar urgentemente a ella.”

Tal vez la primera base de ese debate sea reconocer con T. S. Eliot que “la fuerza dominante en la creación de una cultura común para distintos pueblos es la religión…Un europeo puede dudar de la verdad de la fe cristiana, pero todo lo que dice, crea y hace, surge de una herencia cultural que es cristiana”. Lo que se trataría es transfundir a los individuos lo que está en el código genético de la civilización en que viven. Cuando un grupo audaz se apodera del poder y comienza a legislar contra la ley natural para obtener un lucro económico o político, comienza un proceso de erosión social producido, precisamente, porque las leyes morales son la estrella polar que permite al hombre ser lo que es y llegar a un destino cierto. Ignorarlas una y otra vez supone ignorar lo que es la naturaleza del hombre. Es decir, ignorar sus instrucciones de uso.

Por eso, se está comenzando a difundir en la filosofía política la idea de que una acción social basada en el compromiso moral no es solamente un ideal que entusiasma más que una política de simples intereses. Es también “un fundamento más prometedor de una sociedad justa” (Michael J. Sandel). Lo expresaba así Benedicto XVI al final de su discurso: “¿Carece verdaderamente de sentido reflexionar sobre si la razón objetiva que se manifiesta en la naturaleza no presuponga una razón creativa, un Creator Spiritus?”.

Probablemente sea el reconocimiento de una ley natural la mejor protección de los ciudadanos frente a esa destrucción de la justicia , que inevitablemente ocurre – a la larga o a la corta- cuando el derecho es manipulado por quienes buscan tan sólo su interés o su enriquecimiento.

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Mundo


Ejercer el voto a pesar de las sombras del proceso electoral
Mensaje de los obispos de Nicaragua
MANAGUA, lunes 10 de octubre de 2011 (ZENIT.org).- Los obispos de Nicaragua, con motivo de las elecciones generales de 6 de noviembre próximo, han escrito un mensaje (ver www.zenit.org/article-40631?l=spanish)con algunas reflexiones acerca del actual proceso electoral.

Recuerdan que en su mensaje de abril del año pasado afirmaban que “no podemos ni debemos quedarnos al margen de la historia en la búsqueda y la construcción de una sociedad más justa y más pacífica” (CEN, Mensaje del 23 de abril de 2010, 1).

El objetivo de este mensaje es “fortalecer desde la fe la capacidad reflexiva de los nicaragüenses y su sentimiento de amor a la patria”; “iluminar este momento histórico desde Cristo” sin dejarse “llevar acríticamente ni por las figuras de mayor proyección mediática, pero sin garantía de estabilidad futura; ni por propuestas a corto plazo, de poca seriedad y difíciles de realizar”; y “motivar, a pesar de las sombras que han caracterizado este proceso electoral, a ejercer nuestro derecho al voto el día de las elecciones, con serenidad e inteligencia, sin perder la confianza en la fuerza de la verdad”.

Los obispos describen el contexto del actual proceso electoral. Ven con satisfacción que exista la oportunidad de ejercer el derecho constitucional al voto y aprecian el sistema de la democracia.

Recuerdan que “la democracia no se limita al acto electoral”, y reiteran “la importancia de la observación electoral nacional y extranjera, para asegurar credibilidad al resultado de las elecciones e infundir confianza en el pueblo nicaragüense”.

Advierten ante una posible manipulación de los medios de comunicación por parte de los líderes políticos denunciando que “no faltan ocasiones en que se cae en un cierto ‘amarillismo’ informativo por el afán de vender el medio”.

Respecto a las sombras que oscurecen el proceso electoral, denuncian “el descontento de innumerables nicaragüenses” y la existencia de amplios sectores sociales que “no confían en la franqueza de los líderes y partidos políticos”; “la intolerancia, el desprestigio recíproco y hasta ciertos brotes de violencia que han caracterizado en algunos momentos la campaña de los partidos políticos” y los proyectos de los partidos ya sean de “carácter populista, otros poco realistas o con tendencia a privilegiar intereses personales sobre los sociales”; “la queja de muchos ciudadanos en varias ciudades del país”, en relación con “diversas anomalías en el proceso de cedulación”; “el descontento y rechazo existente en un sector de la sociedad, en relación con una posible ilegitimidad de candidatos a diputados y presidentes de la República” y afirman que, ante “la desconfianza que existe en la ciudadanía frente al poder electoral, la situación se torna grave”.

Todo esto, según los obispos, “ha creado un ambiente lleno de recelo y de prejuicios que pone en entredicho el carácter de legalidad, honestidad y respeto a la voluntad popular” y, por ello, se extienden en diseñar la Nicaragua que “con mucha esperanza añoramos”.

Hacen cuatro exhortaciones en relación al escepticismo de los cristianos sobre la cosa pública, por lo que instan a participar en las elecciones; al Consejo Supremo Electoral le piden ejercer sus funciones con responsabilidad y honestidad; a los partidos políticos y a los diversos candidatos les exhortan a que “presenten al pueblo sus propuestas políticas con claridad y realismo, sin manipular ni usar a la gente y en el marco del respeto recíproco frente a los otros contendientes”; y, por último, a los sacerdotes les invitan “a asumir en este momento como parte del trabajo evangelizador la formación de la conciencia política de los fieles laicos a la luz del evangelio y la doctrina social de la Iglesia” y les exhortan “a no tener miedo, a respetar las distintas opciones políticas de los ciudadanos y a no identificarse con ninguna ideología o grupo político”.

Los obispos, en la parte final del documento, exponen una serie de criterios para votar y describen el perfil del buen candidato.

Y concluyen animando a no claudicar, “convencidos del poder de la oración y de la intercesión de María, en la cruzada del Santo Rosario que hemos iniciado desde hace algún tiempo por nuestra patria y que en estas semanas enriqueceremos con la oración anexa para las elecciones” (ver www.zenit.org/article-40633?l=spanish).

Por Nieves San Martín

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“Nicaragua una vez más ha visto manchar su suelo con sangre inocente”
Comunicado del clero de Managua y oración por las elecciones
MANAGUA, lunes 10 de octubre de 2011 (ZENIT.org).- En su asamblea mensual de octubre, el clero de la Archidiócesis de Managua, hizo memoria de su hermano sacerdote el padre Marlon Ernesto Pupiro García, víctima, de “un crimen infame”, afirma el comunicado de fecha 4 de octubre, firmado por 118 presbíteros.

“Al enterarnos con gran dolor y aflicción de la noticia del asesinato del padre Marlon –comunican los sacerdotes de Managua--, cuyo servicio sacerdotal a la Iglesia ha quedado sellado con la ofrenda de su vida, todos nos dimos cita en la parroquia de la Concha para profesar nuestra fe en la resurrección ante el cuerpo de nuestro hermano sacerdote, para llorar su partida, para encomendar su alma, a la vez que pedíamos su intercesión ante el Señor del Cielo por nuestro país, que una vez más ha visto manchar su suelo con sangre inocente”.

Los sacerdotes se reunieron nuevamente al concluir el novenario en dicha parroquia, para adherirse al comunicado de los obispos de Nicaragua.

“Hemos acogido la invitación que nos hicieron al perdón, como Cristo nos lo enseñó desde la cruz del Gólgota”, subrayan los presbíteros.

“Sin embargo, como ya lo hicieron ellos en esa ocasión –añaden--, seguimos exigiendo a la Policía Nacional y a la Fiscalía General de la República,  que se dé a conocer la verdad, superando las deficiencias e incongruencias que hasta este momento ha presentado el proceso investigativo, y así poder perdonar a los verdaderos responsables de este vil asesinato. El caso no está cerrado, ¡no puede cerrarse mientras la sangre de nuestro hermano sigue clamando al cielo!”.

A distancia de un mes y medio de su partida, dice el comunicado, “no podemos menos de expresar nuestra más profunda reprobación de pastores ante este horrendo crimen cometido con saña que, además de herir de manera cruel la dignidad de la persona, ofende gravemente el sentimiento de amor que nuestro pueblo de Nicaragua profesa a sus sacerdotes”.

Y aseguran que la comunidad parroquial de la Concha y todos sus fieles les han manifestado en todo momento “su repudio ante el intento de manchar la memoria del padre Marlon y su solidaridad al conocer las cobardes amenazas que muchos sacerdotes han recibido de manera anónima”.

Ante la cercana contienda electoral, concluyen los sacerdotes de Managua, “elevamos fervientes plegarias por los hijos de esta Patria, para que deponiendo para siempre todo atisbo de violencia o de venganza mezquina, logremos hacer cada vez más accesible el camino de la justicia, el derecho, la libertad y la tolerancia recíproca entre los nicaragüenses”.

Por otra parte, los obispos de Nicaragua han hecho público el texto de una oración para pedir por el país en este momento crucial para su futuro y cuando se aproximan las elecciones generales.

Este es el texto: “Oh Dios, Padre Nuestro,/que con admirable providencia/gobiernas y diriges todas las cosas,/mira con amor y misericordia/a tu querido pueblo nicaragüense/que se prepara a elegir,/este seis de noviembre,/a sus autoridades/y quiere reconstruir su futuro/con la verdad,/la institucionalidad/y los valores morales”.

“Danos la sabiduría y claridad,/para elegir a las personas/más adecuadas,/que se destaquen por su honestidad,/sinceridad y entrega,/por el conocimiento de las principales necesidades de/Nicaragua y que presenten/propuestas claras y realistas,/promoviendo la reconciliación,/la justicia, la paz, el progreso/y el bien común”.

“Bendice a todas las personas/que habitamos este cielo/azul y blanco:/nacionales y extranjeros,/hombres y mujeres de buena/voluntad/y haz que iniciemos/una nueva etapa,/preocupándonos por regenerar/nuestra Patria/en la institucionalidad y el estado/ de derecho;/promoviendo los valores cívicos,/morales y religiosos,/la democracia y/ participación de todos/buscando el bien común/especialmente de los más/pobres y necesitados”.

“Virgen y Madre Inmaculada/Ruega por nosotros/Beata Sor María Romero/Ruega por nosotros/Todos los Santos y Santas de Dios/Rueguen por nosotros”.

Por Nieves San Martín

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El reconocimiento del estado palestino, “acto de alto valor simbólico”
Monseñor Shomali comenta la petición hecha a la ONU
ROMA, lunes 10 de octubre de 2011 (ZENIT.org).- Reconocer al estado palestino tendría “un alto valor simbólico”, afirmó monseñor William Shomali, obispo auxiliar del del Patriarca latino de Jerusalén.

El prelado comentó a la asociación caritativa internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN) la propuesta presentada en la ONU por Mahmoud Abbas, Presidente de la Autoridad Nacional Palestina, de reconocer al estado palestino.

Monseñor Dominique Mamberti, secretario de la Santa Sede para las Relaciones con los Estados, auguró al respecto “una decisión por parte de los órganos competentes de las Naciones Unidas que ayude a alcanzar efectivamente el objetivo final, es decir la realización del derecho de los palestinos a tener su propio estado independiente y soberano así como del derecho de los israelitas a la seguridad, dotando a ambos estados de fronteras internacionalmente reconocidos”.

Para monseñor Shomali, “incluso sin solucionar los problemas del proceso de paz -refugiados, asentamientos, Jerusalén capital de dos estados- el reconocimiento de un estado palestino representaría un acto de alto valor simbólico”.

Esta opinión es compartida por monseñor Giacinto Boulos Marcuzzo, obispo de Nazareth y vicario del Patriarcado latino, que definió la iniciativa de la propuesta como “válida y justificada”.

Consenso a la petición se le ha dado también por parte de la Misión Pontificia para Palestina, fundada en 1949 por el Papa Pío XII para la atención a los refugiados palestinos. El director regional Sami El-Yousef declaró, de hecho, a AIN que “sólo un estado realizado que vive en paz al lado de Israel puede garantizar la seguridad a la región”.

Para El-Yousef, la petición de una silla en la ONU puede dar nuevo impulso al diálogo entre Israel y Palestina, basado en la legitimidad internacional.

“Una vez cumplido esto, el resto comenzará a ser más fácil de gestionar”, indicó. “Creo que es muy útil remitir el asunto a la ONU, antes que permitir que los Estados Unidos monopolicen las negociaciones, dada su evidente parcialidad con respecto a Israel”.

La Misión Pontificia para Palestina espera, por tanto, que se alcance lo antes posible el fin del conflicto, con “la institución de un estado independiente y con la resolución de todos los problemas pendientes, incluso el de los refugiados”.

Monseñor Shomali añadió que, más allá del trabajo político, es necesario también un consistente trabajo espiritual, por el que los cristianos pueden desarrollar un papel fundamental.

“Tenemos un gran responsabilidad y podemos contribuir concretamente a la creación de un diálogo destinado a la pacifica convivencia, cuyos pre-requisitos indispensables son la renuncia a la violencia, el mutuo respeto y el deseo de derruir las barreras”, reconoció.

Frenar el éxodo

Según su opinión, el alcance de la paz tendrá ciertamente consecuencias positivas en la comunidad cristiana, “no sólo frenando el éxodo, pero sobre todo convenciendo a muchos fieles a volver a la tierra donde nació el cristianismo”.

Monseñor Shomali refirió que “la hemorragia de los creyentes” comenzó en 1890, cuando muchos huyeron del servicio militar, de la pobreza y de la falta de la libertad religiosa. Desde entonces el éxodo de los cristianos no se ha detenido nunca, alcanzando su máximo en 1948, en 1967 y durante la primera y la segunda Intifada.

Hoy la situación está ligeramente estabilizada, sobre todo gracias a la afluencia de peregrinos, “que han relanzado el sector turístico, ofreciendo empleo a los cristianos”.

El ámbito laboral es donde los fieles han sido más castigados. Por este motivo, AIN entrega desde hace años rosarios y otras obras artesanales en madera de oliva y madreperla a los artesanos cristianos locales.

La Iglesia y las obras caritativas católicas se comprometen a frenar el éxodo de los cristianos de Tierra Santa, destaca AIN, indicando que la población se beneficia de estas iniciativas.

“En este momento estamos construyendo 80 apartamentos en Jerusalén destinados a los cristianos de diversos ritos y también a dos familias musulmanas”, afirmó monseñor Shomali.

El Patriarcado latino es responsable de las 13 escuelas en los territorios palestinos, con más de 5.800 alumnos de ambos sexos y de diversa pertenencia religiosa.

En los territorios palestinos y en Jerusalén, Ayuda a la Iglesia Necesitada sostiene diversos proyectos dirigidos de modo directo o indirecto a promover la reconciliación, como formación para los sacerdotes o seminaristas, reestructuración de los Centros Pastorales y proveen ayudas y de transporte para alcanzar las distintas parroquias.

Ayuda a la Iglesia Necesitada, obra de derecho pontificio fundada en 1947 por el padre Werenfried van Straaten, realiza proyectos para sostener la pastoral de la Iglesia donde es perseguida o carece de medios. En 2010 recogió más de 65 millones de dólares en los 17 países en los que está presente con sedes nacionales y ha realizado más de 5.500 proyectos en las 153 naciones.

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Actualidad


Egipto: la primavera árabe se convierte en un otoño bárbaro
Represión violenta de una manifestación copta
Por Robert Cheaib

ROMA, lunes 10 de octubre de 2011 (ZENIT.org). – Hasta ayer continuaba brillando en los ojos de la juventud la imagen de los egipcios, musulmanes y cristianos, unidos en un gemido que se convertía en grito, que despertó los deseos más nobles: el deseo de la libertad, de la justicia y de la esperanza de un futuro mejor.

Hasta ayer... porque la imagen de vehículos blindados aplastando de un modo bárbaro a los manifestantes paralizados ahoga el sueño y abre los ojos a un horizonte que turba el horizonte de la primavera árabe. El sueño -cuyos protagonistas eran los musulmanes y los cristianos de Egipto reunidos como un solo pueblo en la plaza Al-Tahrir- se desvanece bajo la máquina de la violencia y se convierte en una pesadilla con un escenario impredecible.

Una manifestación pacífica termina con escenas de violencia inaudita descritas por el periódico saudí Al-Hayat como “el suceso más sanguinario después de la revolución del '25 de enero' que llevó a la caída de la dictadura de Hosni Mubarak”. El número de las víctimas -según el ministerio de sanidad egipcio- es de 24 muertos y 212 heridos.

Todo comenzó el domingo 9 de octubre, con una manifestación pacífica de protesta de los cristianos coptos, indignados por el ataque realizado recientemente contra una iglesia en Assuan, en el sur de Egipto. Los manifestantes deploraban el silencio de las autoridades frente a lo sucedido. Los coptos pedían la dimisión del gobernador de la provincia de Assuan, Mustafa As-Sayyed, acusándolo de haber sido el causante del ataque. As-Sayyed declaró -como confirma el periódico Tariq Al-Akhbar- que la iglesia era ilegal, en cuanto a que el edificio había sido transformado en una iglesia a través de la manipulación de las autorizaciones. Los extremistas tomaron nota de estas declaraciones e incendiaron el lugar de culto cristiano.

Al día siguiente del ataque, As-Sayyed, en vez de condenar el ataque, afirmó que “no ha habido ningún ataque porque en Assuan no hay iglesias”, según la web cristiana Coptreal. Tales declaraciones fomentaron la indignación copta que condujo a la manifestación de ayer que partió del barrio de Shabra hasta la sede de la televisión nacional, pidiendo la tutela del estados para los lugares de culto cristiano y la paridad de derechos para todos los ciudadanos. Los manifestantes pedían también la dimisión de As-Sayyed acusándolos de simpatizar con los extremistas islámicos. La multitud, constituida no sólo por cristianos, también por musulmanes que apoyan sus derechos, deploraba también la línea adoptada por la televisión del estado de suscitar sentimientos anticristianos.

Durante la manifestación, algunos vándalos comenzaron a lanzar piedras y a disparar contra la multitud. Los coptos respondieron lanzando piedras a su vez. En aquel momento, las fuerzas del orden y el ejército intervinieron con violencia reprimiendo a los manifestantes incluso con vehículos blindados. Un sacerdote copto, el padre Daoud, declaró haber visto a un vehículo blindado arrollar a 5 manifestantes.

La situación degeneró en un caos total, el ejército y la policía comenzaron a disparar gases lacrimógenos y pelotas de goma contra los manifestantes, los que comenzaron a su vez a lanzar contra los primeros todo lo que tenían al alcance de la mano. La televisión del estado declaró que los manifestantes consiguieron quemar algunos coches de la policía.

Seguidamente, el ejército y la policía anti-disturbios intensificaron su presencia y han impuesto un toque de queda desde la mañana del lunes 10 de octubre.

Un informe de France Press ha informado de la situación de los heridos y de los muertos en el hospital copto del Cairo, contando que había visto diversos cadáveres totalmente desfigurados, irreconocibles.

Al-Hayat relata que por la noche un grupo de musulmanes pacíficos hicieron una marcha hacia el hospital copto elevando manifiestos y gritando: “cristianos y musulmanes, una sola mano”, y deplorando lo sucedido.

Reacción de la Iglesia copta

En un comunicado a Zenit, el Consejo de los Patriarcas y obispos católicos de Egipto comentó los lamentables sucesos, exhortando al consejo militar y al gobierno egipcio “a asumir sus responsabilidades nacionales y a gestionar la actual situación custodiando la justicia y tutelando la dignidad de todos los ciudadanos sin discriminaciones”.

Los prelados egipcios católicos afirmaron además que la Iglesia católica en Egipto “eleva sus oraciones a Dios para proteger Egipto y a su pueblo” y asegura la oración por las víctimas de los últimos episodios de violencia.

Egipto ha sido escenario de crecientes tensiones interreligiosas en los últimos meses. Diversas iglesias cristianas han sido objetivo de ataques terroristas.

Las nuevas autoridades egipcias han tratado de cambiar algunas leyes discriminatorias que ponían severas restricciones a la construcción de lugares de culto cristianos, pero tales leyes se enfrentan a una gran resistencia de corrientes fundamentalistas que aspiran al poder presidencial en las elecciones del próximo noviembre.

[Traducción del italiano por Carmen Álvarez]

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Del invierno demográfico se sale ayudando a las familias
Presentado el segundo informe del Comité para el proyecto cultural de la CEI
ROMA, lunes 10 de octubre de 2011 (ZENIT.org).- “El cambio demográfico” (Laterza, Bari-Roma 2011) es el título del segundo informe-propuesta del Comité para el proyecto cultural de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), que ilustra la trayectoria de la población de Italia y propone vías de salida de este “suicidio demográfico” mucho más complejo que la actual crisis económica.

El informe fue presentado el pasado miércoles 5 de octubre por el Presidente del CEI, el cardenal Camillo Ruini, ya que es responsable del proyecto cultural.

“El subtítulo: informe-propuesta sobre el futuro de Italia es muy significativo -dijo el purpurado a ZENIT. De hecho este dossier lanza una alarma -como han indicado los diferentes ponentes- que se basa en los datos estadísticos que registran un invierno demográfico. Es urgente, por tanto, cambiar las condiciones socio-culturales y económicas para favorecer a las familias que quieren tener hijos, sin la intervención por parte del Estado que tendría consecuencias negativas.

Además del cardenal Ruini intervinieron: el arzobispo de Génova y presidente de la CEI, el cardenal Angelo Bagnasco, el profesor Giancarlo Blangiardo profesor de demografía en la Universidad de Milano-Bicocca, el profesor Antonio Golini, profesor de demografía en la Universidad “La Sapienza” de Roma, el doctor Giuseppe Laterza, presidente de la Casa editorial Laterza, y Francesco D’Agostino, profesor de filosofía del derecho en la Universidad Tor Vergata de Roma.

El libro desvela una Italia donde la cuota de los menores de 20 es igual a la de los mayores de 65; un país donde la fecundidad media de las mujeres es de 1'4 hijos aunque quisieran tener más; la media de nacimientos establecida es igual a 600.000 al año, mientras que serían necesarios otros 150.000 para mantener la sostenibilidad; el déficit, finalmente, corresponde al número de abortos que se practican cada año.

Suicidio demográfico”

Tomando la palabra, el cardenal Angelo Bagnasco fue muy claro: “Estamos yendo hacia un lento suicidio demográfico” y este libro es “un informe-propuesta con una interpretación no emotiva y mucho menos ideológica, sino coherente con la realidad”.

Datos importantes, indicó, “para interpretar el 'cambio demográfico' que afecta a nuestra sociedad y que está destinado a marcar profundamente a nuestro país, en la época de las falsas alternativas y también, de las promesas traicionadas”.

“Nuestra cultura -evidenció- muestra a los hijos como un peso, un coste, una renuncia, pero los hijos son antes que nada un recurso. Y no sólo porque en el futuro puedan hacerse cargo de los padres sino porque ya en la actualidad los interpelan, los sostienen, los animan”.

Una recesión demográfica no debida sólo a razones económicas, sino vinculada “sobre todo a una pobreza cultural y moral, que desde hace tiempo ha precedido el estado de innegable crisis que caracteriza la coyuntura presente”.

“La receta, por tanto -prosiguió-no puede ser la que nos ha llevado a un presente difícil: no es con más consumo y menos hijos que arreglaremos la economía, sino con una revisión radical de las prioridades”.

Después el cardenal invitó a “cambiar la perspectiva” y hacer “una crítica decidida a una cultura nihilista que ha trabajado sistemáticamente para la eliminación de uno de los valores que funda al ser humano y lo sostiene, es decir la maternidad y la familia”. Es necesario -precisó- “fomentar nuevos modelos de solidaridad interfamiliar e intergeneracional, actuando de manera que los padres no se sientan abandonados por la sociedad a la que mantienen viva”.

Esta es la preocupación de la Iglesia por el cambio demográfico: “si no conseguimos llegar, en poco tiempo, a un cambio de las condiciones psicológicas y culturales para sellar un pacto intergeneracional, Italia no podrá invertir su propio derrumbe: podrá quizás aumentar la riqueza de algunos, de pocos, pero arruinará el destino de un pueblo”.

Intervenciones públicas para las parejas jóvenes

El segundo ponente, el cardenal Ruini, destacó el compromiso de la Iglesia frente a los problemas demográficos sobre los que “no ha dejado de insistir”.

El purpurado precisó como se está “por debajo del intercambio generacional”, un dato que se suma al “notable incremento de la media de vida, hecho que de por sí es positivo pero que se añade, con la disminución de los nacimientos, al envejecimiento de la población”.

Al mismo tiempo, el aumento de los inmigrantes y las reuniones familiares dirigidas a aligerar estas dificultades “más allá de los problemas de sostenibilidad que comportan, no parecen ser capaces de representar una verdadera solución”. Y recordó que otras naciones, “no distintas a la nuestra” -como por ejemplo Francia- han sido capaces de afrontarlo.

El Informe, indicó el purpurado, señala dos órdenes de factores capaces de influir en la trayectoria de los nacimientos: “El primero está constituido por las intervenciones públicas, es decir por una serie orgánica de medidas a largo plazo con el objetivo de no presionar a las parejas para que traigan al mundo hijos que no desean, sino de eliminar las dificultades sociales y económicas que obstaculizan la realización del objetivo de tener los hijos que sí desean”. Y recordó que “justificar una política de este tipo es bastante fácil: los hijos (…) representan un bien público y no sólo un bien privado para sus padres”.

El segundo orden de factores se coloca a un nivel más profundo, “el de la mentalidad”, por tanto, experiencias personales y familiares y de la cultura social, que influyen potentemente en los comportamientos demográficos”. En cuanto a las políticas sociales por la familia “Italia está gravemente retrasada, un retraso que recuperar rápidamente haciendo un compromiso adecuado en la actuación y de forma prolongada en el tiempo”.

Sin embargo, existen “dos ventajas potenciales”, es decir “la solidaridad interna y la relevancia social de las familias italianas”. Pero “para ser eficaces, esta sinergia debe ser consciente e implicar a cada una de las partes de nuestra sociedad”.

El objetivo de este Informe-propuesta, con concluyó, “es la de hacer penetrar en el cuerpo social total la conciencia del reto demográfico que Italia debe enfrentarse”.

Con la familia se juega el cambio y es necesario invertir

El profesor Giancarlo Blangiardo, en su intervención, se centró “en la concienciación, capaz de conducirnos a la acción”. El docente recordó los datos estadísticos arriba mencionados, y como difieren de los de hace cuarenta años, cuando los “under” 20 eran 17 millones y los mayores de 60 sólo 6 millones, con un saldo positivo de 400 mil nacimientos al año. “Hoy el saldo natural es negativo”, y aunque los inmigrantes están ayudando a la demografía, a medida de que se integran reducen su tasa de natalidad.

El fenómeno de las cunas vacías no es, generalmente, una renuncia definitiva sino sobre todo un aplazamiento en el tiempo motivado por razones económicas.

Y luego están los jóvenes adultos, llamados “niños grandes”, y el “envejecimiento demográfico y la necesidad de reestructurar las pensiones”. Y dentro de poco, si continúa este avance, “habrá más personas de 80 años que niños de diez”.

“Es sobre la familia donde se debe crear el cambio -observó. Nos guste o no, la familia debe volver al centro”- Y recordó un dato doloroso: “la inmigración es un recurso adquirido, aunque el número total de los inmigrantes es igual al número total de abortos realizados. Hemos ganado un fuerte recurso pero hemos perdido otro muy importante”.

El experto concluyó diciendo que existe un Plan nacional sobre la familia, que se ha quedado en el papel, y deseó que “una parte de los recursos se puedan dirigir a las familias y al problema demográfico”.

Que el Estado cree condiciones pero que no intervenga

El profesor Francesco D’Agostino por su parte comenzó su intervención recordando una película de Woody Allen, en el que al protagonista le aterroriza la idea de vivir hasta los 120 años y que dice: “¿Como haré sino tengo dinero?”. Y recordó a Víctor Hugo que escribió: “El respeto por los mayores y el amor por los hijos mueren a la vez”.

Para el docente, “a la disminución de la población le corresponde un aumento de los impuestos, del 25 al 43%” equivalente a la “mitad de los ingresos”. Sin hijos, de hecho, aumenta el envejecimiento de la población y aumentan por tanto los gastos fijos, conduciendo a “un aplazamiento de las amortizaciones de las familias hacia las pensiones”. Más allá del problema de que “si no hay hijos habrá menos trabajo y se producirá la deslocalización hacia el tercer mundo”.

“La única estructura para contrastar el invierno demográfico -recordó- es la familia”, pero el estado no debe intervenir de forma coactiva porque en estos casos los resultados son negativos. Como la política del hijo único en China o en Suecia con intervenciones que han creado situaciones problemáticas como las madres solteras.

Y concluyó diciendo: “La hipótesis del informe es optimista. Los hombres quieren las relaciones intergeneracionales para que no haya obstáculos que lleven a un aplazamiento sine die”.

La deuda demográfica, como la económica, se paga.

El profesor Antonio Golini, sin embargo, observó que se habla mucho de la deuda económica, pero que en realidad existe una “deuda demográfica” más profunda, que nos veremos obligados a pagar: “si el crecimiento es demasiado explosiona como en África, pero si es demasiado pobre la población implosiona”.

Es necesario dar “a las mujeres y parejas que no quieren tener hijos, toda la libertad de tener uno sólo”, pero “también dar la libertad económica y psicológica de tener cuatro hijos”. Y concluyó: porque “además de la penalización económica está la psicológica-social: 'cuatro hijos ¡madre mía!'”.

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Reportaje


Beatificada la Madre Janer, “brújula” que orienta a Dios y a los hermanos
El cardenal Amato presidió la celebración este sábado
LA SEU D’URGELL, lunes 10 de octubre de 2011 (ZENIT.org).- El prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, el cardenal Angelo Amato, beatificó en nombre del Papa Benedicto XVI a Ana María Janer Anglarill, fundadora de la congregación de la Sagrada Familia de Urgel, este sábado en La Seu d’Urgell (España).

Unas 4.000 personas llenaron la carpa de 4.000 metros cuadrados instalada para la ocasión en esta ciudad pirenaica en la que la Madre Janer fundó, en 1859, el Instituto de las Hermanas de la Sagrada Familia de Urgel y en la que reposan sus restos mortales.

Unas 300 religiosas integran hoy este instituto, con presencia en once países de tres continentes, dedicado especialmente a la enseñanza y la atención a enfermos, ancianos y necesitados.

Muchas de ellas llegaron con sus hábitos grises a La Seu d’Urgell para participar en el acontecimiento, junto a 150 familiares de la nueva beata y numerosos amigos, alumnos, ex alumnos y personal de sus colegios y centros.

Desde Argentina viajó para asistir a la beatificación la alumna y profesora, ya jubilada, del Instituto Ana María Janer de Buenos Aires Sunilda Ginestel.

“Hemos esperado mucho este acontecimiento de la Madre y al saber que se producía y como todavía “estamos en carrera” de poder movernos, aquí nos lanzamos y aquí estamos con toda la alegría, pidiéndole a la madre por todas las necesidades de todas sus ex alumnas”, explicó a ZENIT.

Unos doscientos sacerdotes concelebraron la eucaristía en la que tuvo lugar la beatificación, entre ellos el nuncio en España, monseñor Renzo Fratini, y numerosos obispos de Cataluña, y algunos de otras diócesis en las que está presente la congregación.

La amplitud de la carpa, la utilización de las lenguas castellana y catalana, los cantos conocidos por muchos de los asistentes, el trabajo de preparación espiritual previo a la beatificación y la vinculación de los asistentes a la nueva beata propiciaron una gran participación en la celebración.

Tu lámpara siempre ardió”

Muchos asistentes se emocionaron visiblemente cuando, después del rito de la beatificación, el cardenal Amato leyó la carta apostólica con la que el Papa inscribió a la Madre Janer en el Libro de los Beatos y se descubrió lentamente un retrato de grandes dimensiones de la nueva beata junto al altar.

Los aplausos y lágrimas se mezclaron entonces con el repique de campanas de la cercana catedral y el canto del himno de la beatificación.

“Brillas Madre en la Iglesia, crece nuestra comunión, tu familia celebra la vida que es don, misericordia y compasión, porque en tu vida Jesucristo es el Señor. Amarte y servirte, siempre y en todo, con el fuego del amor tu lámpara siempre ardió”, cantaban jóvenes y mayores junto al coro de voces blancas Petits cantors lliures de Andorra con acompañamiento de música de órgano y de una pequeña orquesta.

En ese momento, una de las religiosas que iniciaron la causa de beatificación, Maria Rosa Carrera, y el médico que certificó el milagro que sirvió para aprobar la beatificación, Antoni Vives, llevaron las reliquias de la beata a un relicario colocado en el presbiterio.

También resultó especialmente emotivo el momento de la paz, cuando muchos conocidos se saludaban efusivamente con los brazos desde lejos o se besaban y abrazaban con los hermanos que se encontraban cerca con gran familiaridad y alegría.

Caridad hecha servicio

Tanto las lecturas de la liturgia como la homilía del cardenal Amato y las palabras del obispo de la diócesis de Urgel, el arzobispo Joan-Enric Vives, y de la superiora general del instituto fundado por la beata Ana María Janer, Irma Beretta, destacaron la importancia del servicio fruto del amor.

Ahora, el Papa reconoce la santidad de Anna Maria Janer, “ilustre por sus virtudes y su apostolado de la caridad”, declaró el prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos en su homilía.

El cardenal se refirió a la Madre Janer como a una mujer “humilde, fuerte, llena de misericordia con todos, especialmente con los enfermos y los necesitados”, una “hija ejemplar de la Iglesia” y “modelo glorioso para ser contemplado e imitado”.

También la calificó como una “brújula viviente orientada a Dios” que “nos orienta hacia los necesitados”.

“Beatificando a la Madre Janer, la Iglesia ve en la nueva Beata una brújula viviente, orientada hacia Dios, que nos invita a vivir nuestra existencia cristiana en la plena confianza de la presencia divina en nosotros, en nuestra familia, en nuestra sociedad”, afirmó.

“Además, la Beata Anna María Janer es también una brújula que nos orienta hacia los necesitados, que aún hoy en día son tantos, porque también hoy encontramos hambrientos, sedientos, enfermos, exiliados, emigrantes, prisioneros”, añadió.

El cardenal Amato destacó que “la Iglesia es amiga de los necesitados y sus brazos están siempre abiertos para acogerlos”.

También destacó “la incansable capacidad de trabajo, los excelentes dotes organizativos y de gobierno” y su “gran afabilidad” reforzados por su caridad, que le permitieron dirigir hospitales y fundar y guiar comunidades.

Ella, recordó, “llevó en su corazón el peso de la miseria y la tristeza de los enfermos”, así como “las angustias de sus hermanas”.

Su “actitud de modestia y sencillez” y su caridad y humildad, prosiguió el cardenal Amato, hacían que “todos se sintieran a gusto con ella” y la llevaron, al final de su vida, a servir, por ejemplo, en el comedor a sus hermanas más jóvenes y a pedir morir en el suelo.

“Nunca se cansaba de exhortar a sus Hermanas a ser humildes, piadosas, bondadosas, pacíficas, trabajadoras, dóciles, gentiles y atentas hacia los pobres enfermos, contentas de su labor de Marta” y “a no buscar la aprobación y la estima de los demás y a considerar todas las labores y las ocupaciones como un servicio al mismo Señor Jesús”.

Y ello, vivido siempre por ella misma en primer lugar. El cardenal destacó varios momentos de humillación la vida de la nueva beata, como “cuando la fundadora fue relegada al anonimato y al silencio quedando completamente olvidada” y “de sus labios no salió ninguna queja, ningún reproche, ninguna palabra de disgusto”.

Su misión hoy

Y añadió que “con el ejemplo y la intercesión de su fundadora, las hermanas continúan este abrazo de caridad sin fronteras” y “participan en la misión evangelizadora de la Iglesia”.

Una caridad que responde a las “nuevas pobrezas” presentes en Europa, en las familias desestructuradas, la emigración creciente, la falta del sentido trascendente de la vida y el pesimismo estéril que apaga el entusiasmo de los jóvenes por su futuro.

“No nos dejemos encarcelar por la tristeza de nuestro tiempo –concluyó su homilía-. Siguiendo el ejemplo de la Madre Ana María Janer, catalana de una pieza, no perdamos la esperanza, mantengámonos firmes en la fe y fuertes en la esperanza”.

La ceremonia empezó con una procesión desde la catedral hasta la carpa en la que se celebró la misa.

Coloridas banderas de las comunidades autónomas españolas y de los países en los que están presentes las hermanas de la Sagrada Familia de Urgel, portadas por personas de esos lugares acompañadas de voluntarios de la organización, abrían la procesión.

La abanderada de Guinea Ecuatorial era Marlene Evita Dyombe, religiosa de 28 años natural de Bata, que vivió la celebración como “el mejor regalo que el Señor me ha podido hacer”.

“Me veo comprometida a transmitir esta alegría, este carisma que he recibido de la Madre y a llevarlo también a mi tierra”, declaró a ZENIT después de la celebración.

Actualmente es profesora en Vallecas, donde habla a los niños de la santidad: “Ya desde pequeño se puede ser santo y hacer felices a los demás”, aseguró con una gran sonrisa.

Al final de la eucaristía, la superiora general de la congregación, Irma Beretta, destacó visiblemente emocionada que  “nuestra gratitud va cargada de compromiso”.

“Sentimos que estos pasos que inició ella [la beata Ana María Janer] los seguimos hoy nosotras y van dirigidos a Cristo y al mundo de hoy, tan necesitado de un mensaje de esperanza”, continuó.

Invitó a “ver en los que nos rodean el rostro de Jesucristo” y añadió: “¡Qué hermoso sería que hoy saliéramos con el compromiso de acoger en nuestras vidas el gran amor que él nos tiene!”.

La hermana Beretta declaró a ZENIT que ahora es el momento de pedirle a la beata Ana María Janer por las necesidades físicas, familiares y morales de cada uno.

Por Patricia Navas

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Documentación


Mensaje de los obispos de Nicaragua ante las próximas elecciones
Ante las “sombras que oscurecen el proceso electoral”
MANAGUA, lunes 10 de octubre de 2011 (ZENIT.org).- Por su interés, ofrecemos a continuación el mensaje que la Conferencia Episcopal de Nicaragua ha enviado a sus fieles con motivo de las elecciones nacionales del 6 de noviembre de 2011.

* * * * *

A los sacerdotes, religiosos, religiosas y agentes de pastoral, a los electores y candidatos de los diversos partidos políticos, nicaragüenses, hombres y mujeres de buena voluntad:

INTRODUCCIÓN

1. Como obispos de Nicaragua, no sólo experimentamos la alegre convicción de haber sido inmerecidamente «llamados a ser apóstoles de Cristo Jesús, por voluntad de Dios» (Gal 1,1), sino que también nos sentimos agradecidos por la acogida atenta que ustedes brindan a nuestra palabra, que no pretende ser sino una palabra humilde de amigos, padres y pastores. En esta ocasión queremos compartirles, como servicio de parte de la Iglesia, algunas reflexiones, maduradas en nuestra oración y en nuestra reflexión en común, acerca del actual proceso electoral y las próximas elecciones nacionales.

La Iglesia y el quehacer político social

2. En nuestro mensaje de abril del año pasado afirmábamos que «no podemos ni debemos quedarnos al margen de la historia en la búsqueda y la construcción de una sociedad más justa y más pacífica» (CEN, Mensaje del 23 de abril de 2010, 1). En efecto, la Iglesia no puede renunciar a esta tarea, aún a sabiendas de que corre el riesgo de ser mal interpretada, criticada, intimidada y hasta reprimida, en modo abierto o encubierto, por quienes se sienten cuestionados con nuestros pronunciamientos pastorales.

3. A partir de la fe en el Evangelio y fieles a nuestra responsabilidad pastoral, como obispos deseamos con este mensaje «llamar al sentido de responsabilidad de los laicos para que estén presentes en la vida pública, y más en concreto en la formación de los consensos necesarios y en la oposición contra la injusticia» (Aparecida, 508). Nadie debe permanecer apático en momentos claves de la historia patria, como son las próximas elecciones nacionales.

Objetivo de este mensaje

4. Conscientes de la importancia que tienen las próximas elecciones nacionales, en el contexto de  la vulnerabilidad de nuestro sistema político y la historia de nuestra frágil democracia, deseamos con nuestro mensaje:

(a) Fortalecer desde la fe la capacidad reflexiva de los nicaragüenses y su sentimiento de amor a la patria, invitándoles a mirar la realidad como Abraham, quien «esperó contra toda esperanza» (Rom 4,18).

(b) Iluminar este momento histórico desde Cristo «la luz del mundo», para «no caminar en tinieblas» (Jn 8,12). Todos debemos ejercer el derecho al voto sin dejarnos llevar acríticamente ni por las figuras de mayor proyección mediática, pero sin garantía de estabilidad futura; ni por propuestas a corto plazo, de poca seriedad y difíciles de realizar.

(c) Motivar, a pesar de las sombras que han caracterizado este proceso electoral, a ejercer nuestro derecho al voto el día de las elecciones, con serenidad e inteligencia, sin perder la confianza en la fuerza de la verdad, porque sólo «la verdad nos hará libres» (Jn 8,32).

II.  EL CONTEXTO DEL ACTUAL PROCESO ELECTORAL

5. Vemos con satisfacción que los nicaragüenses tengamos la oportunidad de ejercer una vez más el derecho constitucional al voto. En sintonía con la doctrina social de la Iglesia, «apreciamos el sistema de la democracia, en la medida en que asegura la participación de los ciudadanos en las
opciones políticas y garantiza a los gobernados la posibilidad de elegir y controlar a sus propios gobernantes, o bien la de sustituirlos oportunamente de manera pacífica» (Centesimus Annus,46).

6. Ciertamente la democracia no se limita al acto electoral, pues más que un sistema político esta es un sistema de valores, cuya validez «depende de la moralidad de los fines que persigue y de los medios de que se sirve» (Centesimus Annus, 46). No obstante, las elecciones nacionales representan un momento importante y deberían ser una ocasión en la que, con responsabilidad y tolerancia, fortalezcamos nuestra identidad nacional y los grandes valores democráticos de legalidad, justicia social y compromiso por el bien de la nación.

la observación electoral

7. En reiteradas ocasiones hemos insistido en la importancia de la observación electoral nacional y extranjera, para asegurar credibilidad al resultado de las elecciones e infundir confianza en el pueblo nicaragüense. Aun cuando el Consejo Supremo Electoral ha firmando un acuerdo con la Unión Europea y la Organización de Estados Americanos sobre las prerrogativas y obligaciones para los observadores-acompañantes acreditados, es lamentable que tal acreditación no haya sido concedida también, sin restricción alguna, a otros organismos extranjeros y nacionales.

los medios de comunicación social

8. Reconocemos la importante labor de los medios de comunicación social en este proceso electoral. Sin embargo, percibimos que en muchas ocasiones los líderes políticos manipulan la opinión pública a través de los medios. No faltan tampoco ocasiones en que se cae en un cierto «amarillismo» informativo por el afán de vender el medio. «La estima y valor moral de una comunicación no nace sólo de su contenido (…), sino también del motivo que la determina» (Communio et Progressio, 17).

sombras que oscurecen el proceso electoral

9. No pocos nicaragüenses están viviendo este proceso electoral con preocupación y temor. Y es nuestro deber de pastores recoger esas inquietudes del pueblo y discernir las causas objetivas que las producen.

Señalamos entre otras las siguientes:

a)         El descontento de innumerables nicaragüenses a causa de la forma tradicional de hacer política en el país. Amplios sectores sociales no confían en la franqueza de los líderes y partidos políticos, al no saber en realidad a qué intereses sirven y cuál es en el fondo lo que de verdad persiguen. Recientemente el Papa ha recordado que lo importante en definitiva para un político «no debe ser el éxito y mucho menos el beneficio material», y aun cuando el éxito sea la condición para llegar a ejercer el poder político, «el éxito está subordinado al criterio de la justicia, a la voluntad de aplicar el derecho y a la comprensión del derecho» (Benedicto XVI, Discurso al Parlamento de Alemania, 22.9.11).

b)        La intolerancia, el desprestigio recíproco y hasta ciertos brotes de violencia  que han caracterizado en algunos momentos la campaña de los partidos políticos. Es preocupante también el poco interés que han suscitado en la población, sobre todo en el mundo juvenil, los distintos proyectos políticos presentados por los partidos, algunos de carácter populista, otros poco realistas o con tendencia a privilegiar intereses personales sobre los sociales y, en el peor de los casos, alejados de las auténticas necesidades y expectativas de la población mayoritariamente pobre.

c)        La queja de muchos ciudadanos en varias ciudades del país y que nosotros mismos hemos podido constatar, en relación con diversas anomalías en el proceso de cedulación: amplios sectores de la ciudadanía lamentan de haber encontrado grandes obstáculos para poder obtener su cédula, a tal punto que muchos todavía no la tienen; otras personas denuncian que en algunos lugares se han cedulado menores de edad.

d)       El descontento y rechazo existente en un sector de la sociedad en relación con una posible ilegitimidad de candidatos a diputados y presidentes de la republica. A  esto agregamos la  desconfianza que existe en la ciudadanía frente al poder Electoral, la situación se torna grave.

Todo esto ha creado un ambiente lleno de recelo y de prejuicios que pone en entredicho el carácter de legalidad, honestidad y respeto a la voluntad popular.

III. LA NICARAGUA QUE QUEREMOS

10. Desde siempre el ser humano ha soñado con una convivencia pacífica fundamentada en el derecho y la justicia. Este sueño se vuelve compromiso humano con la conciencia de que «el Señor es justo y ama la justicia» (Sal 11,7). Ha llegado a su plenitud con la vida, muerte y resurrección de Jesús de Nazaret, quien ha anunciado y hecho presente el Reino de Dios (cf. Mc 1,15), que es la buena noticia de que Dios interviene en la historia misteriosamente para transformarlo todo.

11. Iluminados por esa fe en el Reino de Dios ya presente en la historia, creemos que es válido vislumbrar con realismo la Nicaragua que con mucha esperanza añoramos y que exige de nosotros asumir desafíos concretos:

a) Una Nicaragua que redescubra y fortalezca su riqueza humana y moral «en un mundo que necesita una profunda renovación cultural y el redescubrimiento de valores de fondo sobre los cuales construir un futuro mejor» (Caritas in veritate, 21). Que en ella prevalezcan los grandes valores de respeto y defensa de la vida en todas sus formas, la  justicia, el derecho, la verdad, la honestidad, la trasparencia, el diálogo, la equidad, la libertad, el respeto a las leyes y la solidaridad.

b) Una Nicaragua democrática y pluralista en donde exista un gobierno en el que el pueblo se sienta representado dignamente y que sea capaz de interpretar y responder a sus anhelos; un gobierno en el que realmente el poder soberano resida en el pueblo y en donde el Estado defienda y promueva el bien común de la sociedad (Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 1910).

c) Una Nicaragua en la que prevalezca el respeto a la Constitución Política y la integridad moral en las instituciones del Estado. Una Nicaragua en donde se respete la división de los poderes del Estado para evitar caer en la tentadora y peligrosa forma de ejercer el poder de modo absoluto, de tan amargos recuerdos en nuestra historia. «Es preferible que un poder esté equilibrado por otros poderes y otras esferas de competencia que lo mantengan en su justo límite. Es éste el principio del Estado de derecho en el cual es soberana la ley y no la voluntad arbitraria de los hombres» (Centesimus Annus, 44)

d) Una Nicaragua en donde la elección de los miembros de la Corte Suprema de Justicia  del Consejo Supremo Electoral no estén condicionadas por ningún tipo de partidismo y posean tal integridad ética y autoridad moral que gocen de la confianza y respeto de la ciudadanía. Una Nicaragua en la que legisladores y jueces, libres de todo espíritu pactista y clientelista, posean « la capacidad de distinguir el bien del mal, y puedan así establecer un verdadero derecho para servir a la justicia y la paz» (Benedicto XVI, Discurso al Parlamento de Alemania, 22.9.11).

e) Queremos una Nicaragua en la que nadie se sienta extranjero, en donde nadie sea excluido de las oportunidades sociales por razón de afiliación política, ni que se vea obligado a dejar el país por razones económicas o políticas. Un país en el que todos puedan tener «un trabajo que permita satisfacer las necesidades de las familias (…), un trabajo que consienta a los trabajadores organizarse libremente y hacer oír su voz (…), un trabajo que asegure una condición digna a los trabajadores que llegan a la jubilación». (Caritas in Veritate, 63).

f) Una Nicaragua en donde todo ciudadano sea tratado  igual ante la ley y al que le sean respetados sus derechos, no importando si es de la ciudad o del campo, si es blanco, mestizo, negro  o indígena, si vive en el Pacífico o en las Regiones Autónomas del Atlántico.

g) Una nación con espíritu de superación en la que se privilegien procesos educativos a todo nivel, integrales, serios y de calidad. Una nación en donde el sistema de salud  sea de alta calidad y al alcance de todos los sectores sociales. Una nación en la que la actividad económica no sea concebida como el ámbito en «donde el más fuerte avasalle al más débil» (Caritas in veritate, 36). Una nación en done el sistema del seguro social sea sólido, moral y económicamente, que no aparezca como dador de limosna en las manos de los adultos mayores que exigen con su jubilación algo que les pertenece en justicia. Un país en donde los recursos naturales sean protegidos con visión del mañana pensando en las futuras generaciones.

h) Una Nicaragua con una política internacional responsable del derecho, en la que se garantice la soberanía e independencia política y económica del país, las buenas relaciones con la comunidad internacional, la importación y exportación de recursos necesarios para la buena marcha de la economía y el respeto a la dignidad del extranjero que venga a nuestra patria.

i) Una Nicaragua en donde se respete la libertad de expresión, no se atente contra la sostenibilidad de los medios de comunicación social y no se excluya a ningún medio por razones ideológicas ni políticas. Una Nicaragua, en fin, en la que haya libertad de culto, en donde prevalezca una relación independiente, respetuosa y de colaboración mutua entre el gobierno y la Iglesia, sin manipular ni ignorar los valores y expresiones cristianos que constituyen la raíz más profunda de la sociedad
nicaragüense.

IV.  CUATRO EXHORTACIONES

12. Nada «justifica en lo más mínimo ni la ausencia ni el escepticismo de los cristianos en relación con la cosa pública» (Christifideles laici, 42). Estamos convencidos de que la mejor opción para el presente y el futuro de Nicaragua es participar en las elecciones. Por eso exhortamos a todos los nicaragüenses en edad constitucional de votar, a no renunciar bajo ningún punto de vista a ejercer su derecho ciudadano al voto, para fortalecer la democracia y ser responsables de nuestro futuro como nación.

13. Exhortamos al Consejo Supremo Electoral a ejercer sus funciones  con responsabilidad y honestidad, actuando con tal transparencia en el escrutinio de los votos que no permita ni la más mínima duda acerca del respeto de la voluntad popular en estas elecciones.

14. Recordamos a los partidos políticos y a los diversos candidatos que “han de promover todo lo que, a juicio suyo, se requiera para el bien común; pero en ningún caso traten de anteponer sus propios intereses al bien común” (Gaudium et Spes, 75). Los exhortamos a que presenten al pueblo sus propuestas políticas con claridad y realismo, sin manipular ni usar a la gente y en el marco del respeto recíproco frente a los otros contendientes.

15. A nuestros más cercanos colaboradores, nuestros amados sacerdotes, los invitamos a asumir en este momento como parte del trabajo evangelizador la formación de la conciencia política de los fieles laicos a la luz del evangelio y la doctrina social de la Iglesia. Los exhortamos a no tener miedo, a respetar las distintas opciones políticas de los ciudadanos y a no identificarse  con ninguna ideología o grupo político.

V. CRITERIOS PARA VOTAR Y PERFIL DEL BUEN CANDIDATO

16. El voto de cada uno y de cada una de las nicaragüenses debe madurar a través del esfuerzo por informarse sobre la realidad en diálogo con otros ciudadanos, debe ser reflexionado con inteligencia crítica frente a las distintas propuestas de los partidos y candidatos y, finalmente, depositado en la urna desde el secreto de la propia conciencia, con libertad y sin temor alguno.

Propuestas políticas

17. A la hora de decidir el voto hay que inclinarse por aquellos programas políticos en los que el respeto a la Constitución Política y el Estado de derecho de la nación sean una prioridad. Debemos apoyar  propuestas basadas en el respeto a la dignidad de la persona humana y a sus derechos fundamentales, en donde las instituciones estatales estén realmente al servicio del bien común y en las que haya sincera preocupación por liberar a la política de toda sombra de corrupción, «que es una de las peores deformaciones del sistema democrático» (Sollicitudo rei  socialis, 42).

18. Hay que apoyar programas políticos que incluyan entre sus prioridades la justicia social, la promoción de trabajo digno y estable para todos y el mejoramiento de la calidad de vida de las mayorías más necesitadas de nuestro pueblo, entre los que destacan la preocupación por programas de salud y de educación, a los que tengan acceso todos los sectores sociales.

19. No podemos dejar de recordar que hay exigencias éticas irrenunciables para un cristiano, por lo que no puede dar su voto a programas políticos en los que se promuevan leyes civiles que favorezcan el aborto y la eutanasia y que no privilegien la tutela y promoción de la familia, fundada en el matrimonio monogámico entre personas de sexo opuesto.

Perfil de un buen candidato

20. Además de prestar atención a los distintos programas de gobierno, hay que tener en cuenta el perfil de los candidatos. Hay que conocer su vida, lo que ha hecho por nuestro país, la historia de cada uno y de sus equipos y su propia competencia para gobernar con justicia y honestidad. Que nuestro voto sea por un candidato que respete la Constitución Política del país y de sus instituciones democráticas, que sepa gestionar con responsabilidad las relaciones internacionales de la nación y que no tenga un historial de corrupción. Debemos preferir un candidato que tenga sensibilidad ante el sufrimiento de los más necesitados y que sea respetuoso de los derechos humanos, culturales y ambientales. Un buen candidato es aquel que, siendo firme en sus propias convicciones, no se cierra en sus ideas ni es intolerante frente a los demás, sino que pone siempre adelante el bien de todo el pueblo por encima de los intereses de su organización o partido.

CONCLUSIÓN

21. Queremos concluir nuestro mensaje volviendo los ojos a María Inmaculada, la Purísima Virgen Madre de Dios. A imitación suya, «debemos esforzarnos por ver y comprender siempre a las personas, las relaciones sociales y los procesos políticos desde la perspectiva de Dios y de su voluntad» (C EN, El Magnificat: una oración para tiempos nuevos, n. 12). No claudiquemos, convencidos del poder de la oración y de la intercesión de María, en la cruzada del Santo Rosario que hemos iniciado desde hace algún tiempo por nuestra patria y que en estas semanas enriqueceremos con la oración anexa para las elecciones. A Ella, madre de Nicaragua y de todos los nicaragüenses, le dirigimos nuestra plegaria en este día que la celebramos bajo el título de la Virgen del Rosario: «Bajo tu amparo nos acogemos Santa Madre de Dios, no desprecies nuestras súplicas en las necesidades, antes bien, líbranos de todo peligro. ¡Oh Virgen Gloriosa y bendita! Amén».

Dado en Managua, a los siete días del mes de octubre del 2011, «año de encuentro con Cristo en la Palabra».

Firman todos los Obispos de la Conferencia Episcopal de Nicaragua.
 

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Discurso del Papa durante las vísperas en la Cartuja de San Bruno
Durante su visita pastoral a Lamezia Terme – Serra San Bruno
LAMEZIA TERME, lunes 10 de octubre de 2011 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación la homilía que el Papa Benedicto XVI pronunció ayer durante el rezo de vísperas en la Cartuja de San Bruno, durante su visita pastoral a Lamezia Terme y Serra San Bruno, en Calabria (Italia).

* * * * *

Venerados Hermanos en el Episcopado,

queridos hermanos cartujos,

hermanos y hermanas,

Doy gracias al Señor que me ha traido a este lugar de fe y de oración, la Cartuja de Serra San Bruno. Al renovar mi saludo reconocido a monseñor Vincenzo Bertolone, arzobispo de Catanzaro-Squillace, me dirijo con gran afecto a esta comunidad cartuja, a cada uno de sus miembros, a partir del Prior, padre Jacques Dupont, a quien doy las gracias de corazón por sus palabras, pidiéndole que haga llegar mi pensamiento grato y bendiciente al Ministro General y a las Monjas de la Orden.

Quisiera ante todo subrayar que esta visita mía se pone en continuidad con algunos signos de fuerte comunión entre la Sede Apostólica y la Orden Cartuja, que han tenido lugar durante el siglo pasado. En 1924 el Papa Pío XI emanó una Constitución Apostólica con la que aprobó los Estatutos de la Orden, revisados a la luz del Código de Derecho Canónico. En mayo de 1984, el beato Juan Pablo II dirigió al Ministro General una Carta especial, con ocasión del noveno centenario de la fundación por parte de san Bruno de la primera comunidad en la Chartreuse, cerca de Grenoble. El 5 de octubre de ese mismo año, mi amado Predecesor vino aquí, y el recuerdo de su paso entre estos muros está aún vivo. En la estela de estos acontecimiento pasados, pero siempre actuales, vengo hoy a vosotros, y quisiera que este encuentro nuestro pusiera de relieve un vínculo profundo que existe entre Pedro y Bruno, entre el servicio pastoral a la unidad de la Iglesia y la vocación contemplativa en la Iglesia. La comunión eclesial de hecho necesita una fuerza interior, esa fuerza que hace poco el padre prior recordaba citando la expresión "captus ab Uno", referida a san Bruno: "aferrado por el Uno", por Dios, "Unus potens per omnia", como hemos cantado en el himno de las Vísperas. El ministerio de los pastores toma de las comunidades contemplativas una linfa espiritual que viene de Dios.

"Fugitiva relinquere et aeterna captare": abandonar las realidades fugitivas e intentar aferrar lo eterno. En esta expresión de la carta que vuestro Fundador dirigió al Preboste de Reims, Rodolfo, se encierra el núcleo de vuestra espiritualidad (cfr Carta a Rodolfo, 13): el fuerte deseo de entrar en unión de vida con Dios, abandonando todo lo demás, todo aquello que impide esta comunión y dejándose aferrar por el inmenso amor de Dios para vivir sólo de este amor. Queridos hermanos, vosotros habéis encontrado el tesoro escondido, la perla de gran valor (cfr Mt 13,44-46); habéis respondido con radicalidad a la invitación de Jesús: “Si quieres ser perfecto, le dijo Jesús ve, vende todo lo que tienes y dalo a los pobres: así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme" (Mt 19,21). Todo monasterio – masculino o femenino – es un oasis en el que, con la oración y la meditación, se excava incesantemente el pozo profundo del que tomar el “agua viva” para nuestra sed más profunda. Pero la Cartuja es un oasis especial, donde el silencio y la soledad son custodiados con particular cuidado, según la forma de vida iniciada por san Bruno y que ha permanecido sin cambios en el curso de los siglos. “Habito en el desierto con los hermanos”, es la frase sintética que escribía vuestro Fundador (Carta a Rodolfo, 4). La visita del Sucesor de Pedro a esta histórica Cartuja pretende confirmar no sólo a vosotros, que vivís aquí, sino a toda la Orden en su misión, de lo más actual y significativa en el mundo de hoy.

El progreso técnico, especialmente en el campo de los transportes y de las comunicaciones, ha hecho la vida del hombre más confortable, pero también más agitada, a veces convulsa. Las ciudades son casi siempre ruidosas: raramente hay silencio en ellas, porque un ruido de fondo permanece siempre, en algunas zonas también de noche. En las últimas décadas, además, el desarrollo de los medios de comunicación ha difundido y amplificado un fenómeno que ya se perfilaba en los años Sesenta: la virtualidad, que corre el riesgo de dominar sobre la realidad. Cada vez más, incluso sin darse cuenta, las personas están inmersas en una dimensión virtual a causa de mensajes audiovisuales que acompañan su vida de la mañana a la noche. Los más jóvenes, que han nacido ya en esta condición, parecen querer llenar de música y de imágenes cada momento vacío, casi por el miedo de sentir, precisamente, este vacío. Se trata de una tendencia que siempre ha existido, especialmente entre los jóvenes y en los contextos urbanos más desarrollados, pero hoy ha alcanzado un nivel tal que se habla de mutación antropológica. Algunas personas ya no son capaces de quedarse durante mucho rato en silencio y en soledad.

He querido aludir a esta condición sociocultural, porque esta pone de relieve el carisma específico de la Cartuja, como un don precioso para la Iglesia y para el mundo, un don que contiene un mensaje profundo para nuestra vida y para toda la humanidad. Lo resumiría así: retirándose en el silencio y en la soledad, el hombre, por así decirlo, se “expone” a la realidad de su desnudez, se expone a ese aparente “vacío” que señalaba antes, para experimentar en cambio la Plenitud, la presencia de Dios, de la Realidad más real que exista, y que está más allá de la dimensión sensible. Es una presencia perceptible en toda criatura: en el aire que respiramos, en la luz que vemos y que nos calienta, en la hierba, en las piedras... Dios, Creator omnium, atraviesa todo, pero está más allá, y precisamente por esto es el fundamento de todo. El monje, dejando todo, por así decirlo, “se arriesga”, se expone a la soledad y al silencio para no vivir de otra cosa más que de lo esencial, y precisamente viviendo de lo esencial encuentra también una profunda comunión con los hermanos, con cada hombre.

Alguno podría pensar que sea suficiente con venir aquí para dar este “salto”. Pero no es así. Esta vocación, como toda vocación, encuentra respuesta en un camino, en la búsqueda de toda una vida. No basta, de hecho, con retirarse a un lugar como éste para aprender a estar en la presencia de Dios. Como en el matrimonio, no basta con celebrar el Sacramento para convertirse en una cosa sola, sino que es necesario dejar que la gracia de Dios actúe y recorrer juntos la cotidianeidad de la vida conyugal, así el llegar a ser monjes requiere tiempo, ejercicio, paciencia, “en una perseverante vigilancia divina – como afirmaba san Bruno – esperando el regreso del Señor para abrirle inmediatamente la puerta" (Carta a Rodolfo, 4); y precisamente en esto consiste la belleza de toda vocación en la Iglesia: dar tiempo a Dios de actuar con su Espíritu y a la propia humanidad de formarse, de crecer según la medida de la madurez de Cristo, en ese particular estado de vida. En Cristo está el todo, la plenitud; necesitamos tiempo para hacer nuestra una de las dimensiones de su misterio. Podríamos decir que éste es un camino de transformación en el que se realiza y se manifiesta el misterio de la resurrección de Cristo en nosotros, misterio al que nos ha remitido esta tarde la Palabra de Dios en la lectura bíblica, tomada de la Carta a los Romanos: el Espíritu Santo, que resucitó a Jesús de entre los muertos, y que dará la vida también a nuestros cuerpos mortales (cfr Rm 8,11), es Aquel que realiza también nuestra configuración a Cristo según la vocación de cada uno, un camino que discurre desde la fuente bautismal hasta la muerte, paso hacia la casa del Padre. A veces, a los ojos del mundo, parece imposible permanecer durante toda la vida en un monasterio, pero en realidad toda una vida es apenas suficiente para entrar en esta unión con Dios, en esa Realidad esencial y profunda que es Jesucristo.

¡Por esto he venido aquí, queridos hermanos que formáis la comunidad cartuja de Serra San Bruno! Para deciros que la Iglesia os necesita, y que vosotros necesitáis a la Iglesia. Vuestro lugar no es marginal: ninguna vocación es marginal en el Pueblo de Dios: somos un único cuerpo, en el que cada miembro es importante y tiene la misma dignidad, y es inseparable del todo. También vosotros, que vivís en un aislamiento voluntario, estáis en realidad en el corazón de la Iglesia, y hacéis correr por sus venas la sangre pura de la contemplación y del amor de Dios.

Stat Crux dum volvitur orbis – así reza vuestro lema. La Cruz de Cristo es el punto firme, en medio de los cambios y de las vicisitudes del mundo. La vida en una Cartuja participa de la estabilidad de la Cruz, que es la de Dios, de su amor fiel. Permaneciendo firmemente unidos a Cristo, como sarmientos a la Vid, también vosotros, hermanos cartujos, estáis asociados a su misterio de salvación, como la Virgen María, que junto a la Cruz stabat, unida al Hijo en la misma oblación de amor. Así, como María y junto con ella, también vosotros estáis insertos profundamente en el misterio de la Iglesia, sacramento de unión de los hombres con Dios y entre sí. En esto vosotros estáis también singularmente cercanos a mi ministerio. Vele por tanto sobre nosotros la Madre Santísima de la Iglesia, y que el santo padre Bruno bendiga siempre desde el cielo a vuestra comunidad.

[Traducción del original italiano por ZENIT

©Libreria Editrice Vaticana]

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