14.10.11

Eppur si muove - ¿Es hipócrita el proceder de determinadas personas?

A las 12:21 AM, por Eleuterio
Categorías : General, Eppur si muove
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Antes de nada tenemos que decir, desde este momento, que las personas que nos consideramos católicos y que, por eso mismo, también sabemos que somos hijos de Dios, tenemos una fe que ha de ser respetada. Y que, a veces, puede resultar duro defender tal principio.

Es difícil negar que cuando no se construye sobre roca, como dijo Cristo, resulta del todo posible que lo construido se venga abajo cuando llegue la tormenta. Por eso si la base sobre la que pretende construir una familia está, por ejemplo, asentada sobre arenas movedizas a nadie extrañe que el resultado de eso no sea, precisamente, nada bueno ni positivo.

Las “Consideraciones acerca de los proyecto de reconocimiento legal de las uniones entre personas homosexuales”, de la Congregación para la Doctrina de la Fe, de 3 de junio de 2001, dicen, en su punto 11, que “La Iglesia enseña que el respeto hacia las personas homosexuales no puede en modo alguno llevar a la aprobación del comportamiento homosexual ni a la legalización de las uniones homosexuales. El bien común exige que las leyes reconozcan, favorezcan y protejan la unión matrimonial como base de la familia, célula primaria de la sociedad. Reconocer legalmente las uniones homosexuales o equipararlas al matrimonio, significaría no solamente aprobar un comportamiento desviado y convertirlo en un modelo para la sociedad actual, sino también ofuscar valores fundamentales que pertenecen al patrimonio común de la humanidad. La Iglesia no puede dejar de defender tales valores, para el bien de los hombres y de toda la sociedad”.

El principio, por lo tanto, es claro: no se pueden defender unos valores que no están de acuerdo con los que son defendidos por la Iglesia católica.

Por eso resulta tan raro que, en el caso aquí traído (bautizo de un niño “hijo” de dos lesbianas) se pretenda defender el mismo diciendo, por ejemplo, que las “madres” tienen intención de “educar a su hijo en los valores cristianos” cuando los mismos son pervertidos y tergiversados desde el mismo principio.

Desde ahora mismo digo que soy partidario de que se bautizara al niño en cuestión porque no tiene culpa alguna de que las personas que se han hecho cargo de su persona tengan un galimatías mental tan grande y, al fin y al cabo, actúen de una forma tan alejada de la Verdad que, al parecer, quieren inculcar a su descendencia in vitro porque, mientras no se demuestre lo contrario, dos lesbianas no pueden tener hijos, digamos, de forma natural sino, en todo caso, artificial lo cual agrava aún más la situación porque una cosa es que las dos mujeres tengan las relaciones que les dé la gana tener pero que inmiscuyan en ellas a otro ser humano es poco presentable. Y, lo que aún es peor es que pretendan, además, que el hijo que mantienen entre ambas tenga una educación basada en valores cristianos.

Resulta curioso que desde la instancia eclesiástica se dé juego a que determinadas cosas lleguen a pasar. Lo digo porque el vicario de la Parroquia donde se bautizó al niño entendiera válido que las dos mujeres dijeran que querían educar a su hijo “en los valores cristianos”. Lo que yo no sé es si, además, también lo educarán en la moral católica o eso, como no les conviene, lo dejaran de lado y le inculcarán la moral algo despistada de las “dos” madres.

Y es que es raro de lo más raro que se quiera educar a un hijo en los valores cristianos y, a la vez, los mismos se pisoteen hasta hacerlos desaparecer. Para mí que eso va a ser bastante difícil cuando, por ejemplo, el hijo se dé cuenta que no tiene un padre en quien mirarse o seguir su ejemplo y, aunque seguramente las dos mujeres han de creer que son más que suficientes para educar a su hijo no es poco cierto saber que eso es, simplemente, imposible porque la especie humana y el resto de especies de animales irracionales tienen unas bases sobre las que se desarrollan y no pueden ser alteradas por gustos particulares o del siglo.

Por cierto, en el punto 5 de las Consideraciones arriba citadas, se dice que “Ante el reconocimiento legal de las uniones homosexuales, o la equiparación legal de éstas al matrimonio con acceso a los derechos propios del mismo, es necesario oponerse en forma clara e incisiva. Hay que abstenerse de cualquier tipo de cooperación formal a la promulgación o aplicación de leyes tan gravemente injustas, y asimismo, en cuanto sea posible, de la cooperación material en el plano aplicativo. En esta materia cada cual puede reivindicar el derecho a la objeción de conciencia.

Y es que, a veces, es mejor no querer ser demasiado moderno.

Eleuterio Fernández Guzmán