23.10.11

La Palabra del Domingo - 23 de octubre de 2011 .- Amar a Dios y al prójimo

A las 12:53 AM, por Eleuterio
Categorías : General, Apostolado laico -La Palabra del Domingo
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Mt 22, 34-40. Amarás al Señor, tu Dios, y a tu prójimo como a ti mismo.

Biblia

34 Mas los fariseos, al enterarse de que había tapado la boca a los saduceos, se reunieron en grupo, 35 y uno de ellos le preguntó con ánimo de ponerle a prueba: 36 «Maestro, ¿cuál es el mandamiento mayor de la Ley?» 37 El le dijo: = «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. = 38 Este es el mayor y el primer mandamiento. 39 El segundo es semejante a éste: = Amarás a tu prójimo como a ti mismo. = 40 De estos dos mandamientos penden toda la Ley y los Profetas.»

COMENTARIO

Principios de la Ley de Dios

Aunque pueda parecer mentira, aquellos que eran conocedores de la Ley y que, por lo tanto, debían saber a qué atenerse al respecto, podría dar la impresión de que no lo eran tanto. Sin embargo, como en otras ocasiones pasaba con las preguntas que le hacen a Jesús la de ahora era, como el mismo texto de san Mateo dice, “con ánimo de ponerle a prueba” que quiere decir, más o menos, que lo hacían con intención de hacerle caer en una trampa dialéctica.

Jesús, como era de esperar, no estaba por la labor de darles razones para que sus perseguidores continuaran con el acoso hacia su persona y, sobre todo, hacia su mensaje y doctrina.

“Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como ti mismo”. Tal son los mandamientos de la Ley de Dios que debían seguir aquellos que le preguntaban al respecto y, por descontado, todos nosotros.

Para amar a Dios no basta con decir que se le ama sino, muy al contrario de lo que muchas veces hacían aquellos que le preguntaban a Jesús (y preguntémonos a nosotros mismos al respecto) que hay que llevar a la práctica tal amor. Por eso dice Jesús que hay que amarlo con el corazón con el alma y con la mente pero con todo el corazón, con toda el alma y con toda la mente porque hacerlo a medidas carece de sentido de cara a Dios. Y se le ama a medias cuando nos guardamos, egoístamente, parte de tal amor porque no queremos ser espléndidos con quien nos creó.

Pero amar a Dios ha de querer decir, también, amar al prójimo porque en el mismo está Dios mismo.

Para amar al prójimo no basta con adoptar una actitud aparente y hacer como si… pero, en realidad, es no. Tampoco vale o sirve tratar de engañar a Dios con un falso amor hacia nuestros semejantes porque el Creador ve en lo secreto y nada de nosotros queda oculto ni bajo un celemín ni bajo nada.

Se debe, por lo tanto, perdonar cuando se nos ofende, dar cuando se nos necesita, ayudar cuando se nos pide ayuda, ser humildes cuando corresponde serlo, ser misericordiosos… siempre.

Pero es que, además, no dice sólo Jesús que tales mandamientos sean importantes, que lo son y los más, sino que “de estos dos mandamientos penden toda la Ley y los Profetas”.

Tan importantes son los mismos que toda la Ley de Dios y la acción de aquellos que el Creador envió para anunciar su Reino antes de la llegada de su Hijo Jesucristo, dependen de que se cumplan tales mandamientos. Entonces… amar a Dios y amar al prójimo son como pilares de una fe que se dice profunda y arraigada en el corazón del Padre.

PRECES

Por todos aquellos que no tienen en cuenta a Dios en sus vidas.

Roguemos al Señor.

Por todos aquellos que no tienen en cuenta al prójimo en sus vidas.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a no olvidar que te debemos el amor y que, también, debemos amar a nuestros semejantes, creación tuya.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

Eleuterio Fernández Guzmán