28.10.11

Asís: Religión, anti-religión, verdad

A las 12:49 AM, por Guillermo Juan Morado
Categorías : General

 

El papa ha preparado y explicado la “Jornada de reflexión, diálogo y oración por la paz y la justicia en el mundo” que ha tenido lugar en Asís. El título de este acontecimiento era: “Peregrinos de la verdad, peregrinos de la paz”.

En la audiencia del miércoles, 26 de octubre, se refirió al renovado empeño en favor de la “promoción del verdadero bien de la humanidad y en la construcción de la paz”. Una tarea que el papa no desea llevar a cabo aisladamente, sino “junto a los miembros de las diversas religiones, e incluso con hombres no creyentes pero sinceramente en búsqueda de la verdad”.

Un cristiano está convencido de que la mejor contribución a la paz es la oración. El rey de la paz, profetizado por Zacarías, es Jesús. Su poder radica en la potencia de Dios, que es la del bien y del amor. Ese poder se realiza en la Cruz. En la “gran red de las comunidades eucarísticas” se hace real hoy este Reino de paz.

Los cristianos podrán construir este reino si no ceden a la tentación de convertirse en “lobos entre los lobos”; por el contrario, han de apoyarse, como San Pablo, en la fuerza de la Cruz.

¿Qué esperaba el papa del encuentro de Asís? Él mismo lo ha especificado: favorecer el diálogo entre las personas de diversas pertenencias religiosas y portar un rayo de luz “capaz de iluminar la mente y el corazón de todos los hombres, para que el rencor ceda el puesto al perdón, la división a la reconciliación, el odio al amor, la violencia a la mansedumbre”.

¿Qué ha dicho el papa en Asís? Creo que su profunda intervención se puede resumir en torno a tres conceptos: religión, anti-religión y verdad.

La religión, se ha señalado desde la Ilustración, puede ser causa de violencia. “Que la religión motive de hecho la violencia es algo que, como personas religiosas, nos debe preocupar profundamente”, anota el papa. Y la religión puede ser causa de violencia no solo si legitima el terrorismo, sino también, aunque de modo más sutil, cuando los defensores de una religión ejercen la violencia en contra de otros.

Pero una religión violenta no es verdadera religión. La violencia deforma y destruye la religión. El papa puede afirmarlo basándose en la religión cristiana: “La Cruz de Cristo es para nosotros el signo del Dios que, en el puesto de la violencia, pone el sufrir con el otro y el amar con el otro”. Un cristianismo violento sería, pues, un cristianismo deformado.

Pero el monopolio de la violencia no lo tiene la religión “deformada”. También la anti-religión puede degenerar, y degenera, en violencia. La negación de Dios va unida a la pérdida de humanidad. Y no solo en el ateísmo impuesto por el Estado, sino también en lo que el papa llama la “decadencia del hombre”, motivada por la idolatría del “tener y del poder”, cuando ya el hombre no cuenta nada, sino únicamente el beneficio personal.

Entre una religión pervertida y una anti-religión inhumana llama la atención la referencia del papa a “otra orientación de fondo”. Se refiere al mundo del agnosticismo. Más que al agnosticismo como doctrina, que objetivamente no podría ser objeto de elogio, el papa alude a “personas a las que no les ha sido dado el don de poder creer y que, sin embargo, buscan la verdad, están a la búsqueda de Dios”.

Creo que, en esta sugerencia, Benedicto XVI se hace eco la pregunta del hombre por la verdad o, dicho de otro modo, del desafío que la razón que busca plantea tanto a la religión como a la anti-religión. A los ateos combativos, esta actitud les despoja de “su falsa certeza”. Pero también esta orientación cuestiona a los seguidores de las religiones para que “no consideren a Dios como una propiedad que les pertenece a ellos hasta tal punto de sentirse autorizados a la violencia respecto de los demás”.

En definitiva, y aun al margen de la fe, la búsqueda honrada de la razón invita a la religión a purificarse. Como había dicho el papa en Ratisbona, citando a Manuel II Paleólogo, “no actuar según la razón, no actuar con el logos es contrario a la naturaleza de Dios”.

El encuentro de Asís no ha sido solo un encuentro de personas de diversas religiones. Su objetivo ha sido mucho más amplio; se ha tratado de “estar juntos en camino hacia la verdad, del compromiso decidido por la dignidad del hombre y de hacerse cargo en común de la causa de la paz, contra toda especie de violencia destructora del derecho”.

Guillermo Juan Morado.