3.11.11

 

Era previsible que tras las declaraciones de Mons. Demetrio Fernández, obispo de Córdoba, acerca de la propuesta de Rubalcada de cambiar la ley para que la Iglesia pague más impuestos, algún dirigente socialista saliera a atacarle directamente. Es lo que hizo ayer Juan Pablo Durán, secretario general del PSOE de la provincia andaluza.

Y es que a la izquierda no le basta con atacar a la Iglesia. Quiere además que esta se quede calladita. Ellos entienden la democracia como el sistema político en el que cualquiera puede dar su opinión sobre leyes y propuestas electorales… menos los obispos. Si los obispos hablan, si defiende la vida, si defienden la familia, si defienden la unidad de España, si defienden el papel benefactor que realiza la Iglesia en medio de la sociedad, entonces es que “están entrando en política".

Al señor Durán le molesta que el vicario de Cristo en Córdoba defienda la ley natural y condene el aborto. ¿Y qué se supone que debe hacer? ¿Callarse mientras los socialistas destrozan la sociedad mediante leyes que conducen al abismo moral? ¿Deben mirar para otro lado cuando un partido de corazón totalitario pone en marcha una asignatura adoctrinadora? ¿deben ser perros mudos que laman los pies de un César ensoberbecido?

Dice Durán que Mons. Fernández confunde la Iglesia con la jerarquía. Y afirma que los obispos no son imprescindibles. Pues mire usted, don Juan Pablo, en algunas denominaciones protestantes los obispos no existen, pero no hay manera de que exista Iglesia Católica sin obispos. A usted le puede molestar que los apóstoles tengan sucesores, pero nadie le obliga a ser católico. Si quiere ser ateo, presbiteriano o musulmán, es libre de hacerlo. Pero no diga estupideces sobre lo que es o deja de ser la Iglesia.

Por otra parte, este socialista arremete contra el obispo cordobés por la cuestión de Cajasur. ¿No se le cae la cara de vergüenza? ¿Acaso piensa que los españoles no saben que las cajas de ahorro están en una crisis espantosa debido a la acción irresponsable de los políticos, que han colocado al frente de las mismas a sus amigotes?

Independientemente de lo mal que se gestionó en su día Cajasur, el actual obispo de Córdoba se encontró con una situación de la cual él no era responsable. Apenas acababa de llegar a esa diócesis cuando la caja fue intervenida por el Banco de España. Como don Demetrio no quiso entregarla en manos de los políticos socialistas que estaban al frente de otra caja andaluza, éstos no se lo perdonarán nunca.

A Mons. Fernández cabe decirle aquello de “ladran Sancho, luego cabalgamos". Pero los que le conocemos sabemos que no es un obispo que se arredre ante ataques del poder y de la clase política. Dios no le ha puesto como pastor de parte de su rebaño para quedarse de brazos cruzados. Él se debe a la verdad, a sus fieles, a toda la Iglesia y a Cristo antes que al discurso políticamente correcto de los que quieren pastores cobardes y acomplejados. No deja de ser un siervo inútil que hace lo que tiene que se le ha mandado hacer. Pero la Iglesia necesita de muchos siervos como él. Son imprescindibles.

Luis Fernando Pérez Bustamante