4.11.11

Ataque judicial a la libertad religiosa en Cataluña

A las 11:26 AM, por Luis Fernando
Categorías : Persecución a los cristianos, Actualidad
 

Lo mejor es que ustedes mismos lo lean con sus propios ojos. Si hacen click en la imagen, lo podrán ver más grande:



Eso que han leído ustedes lo ha escrito el juez Juan Emilio Vilá Mayo, de Barcelona. Y forma parte del proceso abierto por el intento de la Archidiócesis de Barcelona de usar la justicia civil para acabar con la web de Germinans germinabit. Primero interpusieron una demanda contra el honor, que retiraron ante la intención del juez de llamar a declarar al mismísimo cardenal. El proceso ha seguido adelante por un supuesto delito de suplantación de personalidad.

 

Ustedes se preguntarán en qué consiste esa suplantación. Pues muy fácil. Cuando hace años se registró el dominio de Germinans, el registrante se inventó el nombre y los datos de contacto. Eligió un nombre y un único apellido que son muy comunes en Cataluña. O sea, como si alguien de Madrid o de Granada hubiera puesto Juan Sánchez. Pero resulta que hay un diácono de Barcelona cuyo nombre y primer apellido coinciden con los que se inventaron al registrar la web. El resto de datos también inventados no coinciden para nada con los ese diácono. El mero sentido común dictamina que no hay ningún intento de suplantar a nadie. Pero como de lo que se trata es de machacar a Germinans, la archidiócesis de Barcelona se ha encontrado -¿casualidad?- con un juez que ha aprovechado la ocasión para filosofar y hacer teología desde sus autos.

Todavía hay mucho material informativo que no ha salido a la luz. Por ejemplo, lo que un alto cargo de la archidiócesis de Barcelona declaró ante preguntas “teológicas” de ese juez. Desde InfoCatólica nos estamos limitando a hacernos eco de lo que la prensa -hasta ahora La Voz de Barcelona- va informando. Sabemos bien que si Germinans puede ser objeto de persecución judicial, los siguientes podríamos ser nosotros. La firmeza en la defensa de nuestra libertad de expresión y, sobre todo, de nuestra libertad de defender la fe de la Iglesia de la manera, equivocada o no, que creamos adecuada, no está reñida con la prudencia.

Como dije hace unos días, Barcelona es una archidiócesis donde un cura puede pagar abortos sin que le pase nada, pero se persigue por tierra mar y aire a un grupo de seglares y sacerdotes que informan y dan su opinión, sin apartarse un milímetro de la doctrina católica, sobre lo que ocurre en su iglesia local. Y encima se les considera a ellos como agresores. Dice el juez Vilá: “es ese ataque desde la pretendida ortodoxia el que, en sus formas, la querella, traslada, a la justicia civil“. ¿Está dispuesta la Iglesia a admitir que las discusiones doctrinales lleguen a nuestros tribunales? Pues eso es, ni más ni menos, lo que desde la Iglesia en Barcelona se ha hecho. Es necesario que el resto de la Iglesia en España sepa lo que está pasando. Es necesario que en Roma conozcan lo que está ocurriendo. El máximo responsable de esto tiene un nombre.

Luis Fernando Pérez Bustamante