15.11.11

Pérez Reverte, Arturo, y la distorsión de la verdad

A las 12:40 AM, por Eleuterio
Categorías : General, Sujetos activos contra la fe
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Como ha llegado a mis manos ahora el artículo de Arturo Pérez Reverte (más que conocido por sus títulos sobre el Capitán Alatriste) acerca de su despedida al aún Presidente del Gobierno Rodríguez Zapatero ahora lo comento. Es, eso es cierto, del mes de agosto pero creo que vale la pena decir algo al respecto porque nada ha cambiado desde entonces.

La verdad tengo a Pérez Reverte por una persona cabal que, cuando escribe, lo hace desde un punto de vista personal y muchas veces lo hace de una forma muy cruda y dura que a los afectados no puede gustar lo más mínimo. Sin embargo, no seré yo el que critique tal forma de escribir porque cuando puedo hago exactamente lo mismo faltando, eso lo reconozco, a la caridad cristiana que no debería olvidar nunca.

Sin embargo en la despedida que hizo de Rodríguez Zapatero creo yo que incurrió en un par de deslices que hay que hacer notar y, aunque estoy seguro que es lo que piensa pues también estoy seguro que no es lo más adecuado ni más acertado.

 

Son dos cosas que no son detalles de poca importancia. Son, a saber los que siguen.

Agradezco muchos de sus esfuerzos. Casi todas las intenciones y algunos logros me hicieron creer que algo sacaríamos en limpio. Pienso en la ampliación de los derechos sociales, el freno a la mafia conservadora y trincona en materia de educación escolar, los esfuerzos por dignificar el papel social de la mujer y su defensa frente a la violencia machista, la reivindicación de los derechos de los homosexuales o el reconocimiento de la memoria debida a las víctimas de la Guerra Civil.

Llama ampliación de los derechos sociales supongo yo que se referirá al aborto porque se ha dado como un “derecho” en la nueva legislación socialista. También escribe acerca de lo que llama “mafia conservadora y trincona” en materia de educación escolar y se debe referir al derecho que tienen los padres de escoger un tipo de educación que, a lo mejor, no es la pública y que, por pagar también sus impuestos como el resto de personas tienen el derecho a que sus hijos reciban una educación que, en muchos aspectos, no sea sectaria.

Resulta curioso que hable de los derechos de los homosexuales cuando, en realidad, lo que se ha hecho ha sido inventar un “imposible” matrimonio o gaymonio con la intención de ser lo que no se puede ser pero para satisfacer las ansias de emulación del único matrimonio que se puede tener por tal y que es el que contraen un hombre y una mujer.

Y, en cuanto a la memoria histórica poco hay que decir acerca de un engendro revanchista como el que se aprobó y que sólo pretende ganar una guerra que perdió, entre otros, el partido socialista y en el que, en todo caso, sólo se habla de “unas” víctimas pero no de todas. Vamos, que hablan, sólo, de los “nuestros” (por suyos).

Todo esto responde a un intento, bastante burdo por lo que evidente, de llevar a cabo una manipulación de la sociedad a través de un ejercicio negro de ingeniería social tan cierto como que es propio de quien sólo sabe hacer eso.

Pero también dice que Con monseñor Rouco y la España negra de mantilla, peineta y agua bendita, que tanto nos había costado meter a empujones en el convento, retirando las bolitas de naftalina, radiante, mientras se frota las manos”. Y es que cree Reverte que la España que queda tras el paso de Rodríguez Zapatero estará en manos, entre otros, de Rouco Varela, a la sazón Presidente de la Conferencia Episcopal Española y Arzobispo de Madrid.

Tiene, Reverte, una visión bastante distorsionada de la realidad. Creo que se comprende porque escribir novelas de tiempos tan pasados le ha podido producir el efecto de creer que vive en tales tiempos. Lo digo por eso de la España de “mantilla, peineta y agua bendita”. En realidad, eso se da ya poco.

Ahora bien, tiene mucha razón cuando dice que han tenido que “meter a empujones en el convento” a determinadas personas porque han tratado, eso sí, de zaherir a la religión católica todos los que él mismo critica por lo que han hecho pero que tan bien le parece su actuación en este aspecto. Pero, en verdad, es difícil imaginar a una religiosa, pues dice eso del convento, con mantilla y peineta pues eso es propio, en todo caso, de mujeres laicas. Y eso denota, en Reverte, una voluntad totalitaria al pretender haber conseguido, que es falso, que toda mujer católica se quede en el convento viviendo, así, su fe, en sitio no público. Esconder la fe de forma obligada, “a empujones” de todas formas y colores. Por eso, a lo mejor, está tan contento con la memoria histórica… por lo que supone.

No sabe Pérez Reverte, eso parece, que no hace falta envolver en naftalina la fe católica porque hay muchos católicos que sin usar de tal medio la han escondido lo más posible y, por ejemplo, van a manifestar tal olvido de su fe un día como el próximo 20 de noviembre cuando sean las Elecciones Generales y voten a algún candidato que, debiendo defender, en muchos aspectos, la doctrina católica, hará lo contrario mirando para otro lado y disimulando. Pero que manifieste tal voluntad es propio de alguien que quiere lo propio para los demás y lo de los demás para ellos mismos.

En fin… todo esto huele mal, fatal y apunta a un desnortamiento que, a lo mejor, es el que quiere que se vea Pérez Reverte. Parecer progre vende mucho pero serlo es, por desgracia, bastante peor.

Eleuterio Fernández Guzmán