23.11.11

¿Se puede prohibir el dulce nombre de Cristo?

A las 12:14 AM, por Eleuterio
Categorías : General, Sujetos activos contra la fe
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Jesús

La noticia, la verdad, no sorprende aunque sea sorprendente porque, a veces, las cosas son como son y no se pueden pedir peras al olmo y de donde no hay no se puede sacar, etc.

No me negarán que pretender esto es llegar demasiado lejos en la manifestación de un obtuso y cerrado espíritu y bloqueado cerebro.

La cosa es como para leerla dos veces y luego preguntar hasta dónde puede llegar el sectarismo y el totalitarismo de más de uno y, sobre todo, cómo es posible que eso se consienta.

Las naciones que caen en manos de determinadas personas deberían ser excluidas, de forma automática, del grupo de las que se dicen civilizadas porque con cosas como ésta demuestran que, en todo caso, sólo siendo muy caritativos se puede decir de ellas que sean humanas por la forma denigrante con la que se manifiestan.

Prohibir por prohibir sólo puede salir de mentes que han sufrido una especie de barrido neuronal y que han quedado, literalmente, para el arrastre intelectual y con un vacío que han llenado con conceptos traídos de las noches más oscuras por las que ha pasado la humanidad.

Y llegados a este extremo sólo me queda poner, aquí mismo, el titular de la noticia: “Jesucristo, vetado en los sms”. Sí, lo que han leído ha sucedido en la actualidad y no es invención de alguna mente calenturienta que haya querido titular con sensacionalismo.

Ha sucedido, está sucediendo, en Pakistán donde un organismo oficial cuyo nombre es Autoridad de Telecomunicaciones de Pakistán (PTA) se ha permitido el lujo de prohibir que, entre otras palabras o expresiones (al parecer 1600) no se pueda utilizar, por ejemplo en mensajes la palabra “Jesucristo” porque les debe parecer ofensiva, peligrosa o vayan a saber ustedes qué.

Esto, francamente, se lo tienen que hacer ver por algún especialista porque no puede estar bien una persona que prohíbe el nombre de quien, por ejemplo, poseyó en grado absoluto la virtud de la mansedumbre cuando dijo “aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón” (Mt. 11, 29); el nombre de quien fue humilde hasta decir “que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos” (Mc. 11, 45); el nombre de quien fue compasivo en grado sumo como recoge el evangelio de San Mateo (9, 36): “Y al ver a la muchedumbre, sintió compasión de ella, porque estaban vejados y abatidos como ovejas sin pastor” y de quien fue misericordioso de forma ejemplar como también recoge San Mateo (15, 32): “Me da lástima esta gente, porque hace ya tres días que permanecen conmigo y no tienen que comer. Y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que desfallezcan en el camino”.

Al parecer no son del parecer que la mansedumbre, la humildad, la compasión y misericordia sean virtudes a defender y a propagar sino, al contrario, unas que lo son peligrosas para su forma de vida y de pensar. Sólo por eso se puede entender que se prohíba el nombre de Jesucristo que es lo mismo que rechazar el Amor en grado extremo que es el de “quien da la vida por sus amigos” (Jn 15, 13).

Pues eso se rechaza. En nombre de no sé qué extraña concepción religiosa (pues sólo puede ser por eso) islamista se intenta que nadie pueda escribir el dulce nombre de Jesucristo por si acaso alguien se convierte sólo con eso. Además, a quien ose dar un salto hacia delante y venga a ser discípulo de Aquel de quien quieren prohibir su nombre ya sabe lo que le espera en la “alianza de civilizaciones” musulmana: juicio y muerte social y casi asegurada, física… para que sirva de ejemplo.

Por eso pregunto si es posible prohibir el dulce nombre de Cristo. A esto cualquiera puede responder que, como puede verse, sí es posible hacer tan gran e injusta aberración. Lo que no creo es que nadie sea capaz de defender tal posición con alguna razón que vaya más allá que la consista en ser discípulos del Mal y perseguidores de lo bueno y mejor. Y eso, algunos, lo saben hacer, por desgracia, muy bien.

Eleuterio Fernández Guzmán