25.11.11

Las razones del arzobispo puertorriqueño

A las 6:11 PM, por Andrés Beltramo
Categorías : Iglesia en América
 

La arquidiócesis de San Juan de Puerto Rico está bajo la lupa del Vaticano. Una auditoría en forma de “visita apostólica”, ordenada por la Congregación para el Clero, ha provocado sorpresa en los obispos y confusión entre los fieles. Ante acusaciones de “injerencia política” y mala administración el arzobispo Roberto González Nieves está tranquilo, confía en su inocencia. Sus hermanos en el episcopado lo apoyan.

Desde la llegada a San Juan del visitador apostólico, el arzobispo de Guayaquil (Ecuador) Antonio Arregui Yarza, las especulaciones se han multiplicado en la isla del Caribe. El enviado vaticano comenzó sus pesquisas el pasado 25 de octubre con una serie de entrevistas y, al cabo de unos, días tornó a su país.

Probablemente deba regresar a Puerto Rico, para afinar detalles. No se sabe cuándo ocurrirá luego que, hace unos días, debió ser sometido a una intervención quirúrgica de urgencia por problemas al corazón. Actualmente su estado de salud es delicado pero estable. Este episodio podría afectar los tiempos de la auditoría vaticana pero no cambia, al menos por el momento, la situación. Sobre esta historia ya nos referimos (aquí).

En entrevista con el Vatican Insider el obispo de Caguas y presidente de la Conferencia Episcopal Puertorriqueña, Rubén Antonio González Medina, reveló que la visita va más allá de posiciones políticas. Que la Santa Sede pretende conocer, de primera mano, asuntos vinculados con el seminario, los sacerdotes y la administración económica. Defendió la buena fue del arzobispo González Nieves y llamó a la calma.

¿Qué significa esta visita apostólica a la arquidiócesis de San Juan de Puerto Rico?

La visita apostólica es una forma establecida por la Santa Sede para la comunión con las Iglesias locales, se envía a un visitador apostólico ante algunos expuestos que se presentan, por parte de los laicos o por parte de los religiosos. La Santa Sede responde con un visitador, a quien le toca analizar, evaluar y ver “in situ” cómo está la situación.

¿Qué alcance tiene y cómo se encuentra en este momento la visita?

La investigación viene por parte de la Congregación para el Clero, considera tres aspectos: primero un estudio del seminario y las vocaciones, segundo algunas situaciones con el clero y tercero la actividad pastoral. Monseñor (Antonio) Arregui, que es el visitador, rendirá un informe a la Santa Sede conforme a las entrevistas realizadas.

Ese informe lo acogerá la Santa Sede, si cree oportuno dará las indicaciones correspondientes que ameriten el orientar o corregir algunos asuntos, si no hay nada entonces confirmará que la acción del obispo es correcta.

Ha habido mucha inquietud y especulación. ¿Qué decir a la feligresía preocupada o confusa por esta visita apostólica?

Lo que puedo decirle a nuestros hermanos, para llevar un poco de serenidad, es que tengan calma. La Iglesia no tiene miedo a analizar y evaluar los planteamientos que puedan hacerse. Necesitamos tener transparencia, requerimos expresar con claridad nuestros puntos de vista y en el caso de esta visita, mediante los mecanismos correspondientes, se clarificará -al final de la ruta- la verdad.

Nuestro pueblo se ha mostrado muy “folclórico” al momento de referirse a la visita. Se han realizado especulaciones sobre si se ordenó por cuestiones políticas, por fallas en su administración. De una manera serena el visitador podrá dar una respuesta adecuada a todas las personas.

El visitador tiene unas orientaciones precisas de parte de la Santa Sede, ha trabajado con la mayor confidencialidad, ha entrevistado a una serie de personas. Quien no conoce, inventa; es necesario esperar los resultados, a su debido tiempo.

¿Cómo está el arzobispo Roberto González Nieves?

Recibió la visita como parte de este proceso de comunión y reconciliación en la Iglesia, está tranquilo, está sereno. Como pastor trató de actuar lo mejor posible, quizás sea necesario orientar o corregir algunas situaciones. Nuestro llamado es a la calma, hay una serie de inquietudes, las asumimos con responsabilidad y lo importante de todo esto es hacer saber que la Iglesia no tapa ni oculta nada, en un clima de hermandad se evalúan los puntos a favor y aquellos en contra o tergiversados.

¿Ha habido tergiversación en contra el arzobispo?

El seminario (de San Juan) es donde existen más seminaristas en el país y eso es una buena señal. En cuanto al aspecto del clero es cierto, han existido algunas situaciones difíciles que él ha afrontado conforme a las directrices recibidas por la Santa Sede. En cuanto a lo económico, depende de la visión de uno como pastor y ciertas decisiones que se deben tomar las cuales, a veces, no favorecen a algunos sectores. Cuando no se tiene toda la información comienzan las especulaciones y los juicios que no corresponden a la realidad.

En ese sentido el arzobispo está tranquilo, ha presentado los informes y las auditorías económicas. A la larga se sabrá la verdad y se darán cuenta que las decisiones tomadas en su momento fueron las más oportunas.

¿Cómo han recibido este proceso los otros obispos de Puerto Rico?

Entre nosotros hay comunión plena, ciertamente llama la atención esta visita pero confiamos que las determinaciones tomadas por el arzobispo respecto de las cuestiones planteadas fueron las más correctas. Cuando se nos entrega una porción del pueblo de Dios uno se encuentra con una serie de elementos que se deben discernir, en este sentido y según los diálogos fraternos tenidos con él consideramos que hizo lo debido, oportunamente y en conciencia. Quizás existan personas que piensen en forma diferente pero esa es la riqueza de la Iglesia.

Hasta ahora no creo que exista algo para objetar, no obstante la Santa Sede nos dirá y descubriremos si verdaderamente hubo un fallo o no lo hubo, o si es necesario rectificar. Entre nosotros no ha habido división sino asombro, porque vemos que esto ha sido motivado por algunas personas inquietas por ciertas decisiones del obispo las cuales se pudieron interpretar en clave política. Pero la cosa no va por ahí, es más una cuestión interna de cómo se pastorea o se organiza la arquidiócesis.