28.11.11

Los cristianos no viven en un planeta lejano

A las 7:52 PM, por Andrés Beltramo
Categorías : Papas
 

Benedicto XVI es un Papa sumamente realista. Como agudo intelectual analiza a profundidad las dificultades del hombre moderno y busca motivarlo mediante discursos nunca superficiales, en los cuales ofrece una visión comprensiva de los problemas. Para nada es ingenuo, jamás deja de mostrar la altura de los desafíos que impone el cristianismo.

Como lo hizo el pasado 25 de noviembre, en un mensaje a los participantes en la asamblea del Pontificio Consejo para los Laicos del Vaticano. Habló del compromiso de los católicos en la política y en todos los campos de la sociedad, pero hizo especial hincapié en la necesidad de congruencia en la vida pública. Porque, hoy por hoy, ser político y declararse católico no es garantía de nada. Menos seguridad de fortaleza en la fe. A continuación algunos extractos, para reflexionar.

LOS CRISTIANOS NO VIVEN EN UN PLANETA LEJANO
Benedicto XVI / 25 de Noviembre de 2011

La mentalidad difusa en nuestro tiempo que renuncia a cualquier referencia a la trascendencia, se ha demostrado incapaz de comprender y preservar lo humano. La difusión de esta mentalidad ha engendrado la crisis que vivimos hoy, que es crisis de significado de valores, antes que económica y social. En este marco, la cuestión de Dios es, de alguna manera, ‘la cuestión de las cuestiones’. Nos lleva a los interrogantes de fondo del ser humano, a los anhelos de verdad, de felicidad y libertad grabados en su corazón y que quieren cumplirse.

Si es verdad que no se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una persona, la cuestión de Dios se despierta a través del encuentro con quienes tienen el don de la fe, una relación vital con el señor. Aquí vuestro papel de fieles laicos es muy importante. Como observa la “Christifideles laici”, es esta vuestra específica vocación: en la misión de la Iglesia “un espacio particular compete a los fieles laicos, en razón de su índole secular, que los empeña, con modalidades propias e insustituibles, en la animación cristiana del orden temporal”.

Estáis llamados a ofrecer un testimonio transparente de la relevancia de la cuestión de Dios en todos los ámbitos del pensamiento y la acción. En la familia, en el trabajo, como en la política y en la economía, el ser humano contemporáneo necesita ver y sentir cómo con Dios o sin Dios cambia todo.

Pero el reto de una mentalidad cerrada a la trascendencia obliga a los mismos cristianos a regresar a la centralidad de Dios. A veces se insiste para que la presencia de los cristianos en la sociedad, la política o la economía sea más incisiva sin preocuparse igualmente de la solidez de su fe, como si fuera un dato adquirido para siempre.

En realidad los cristianos no viven en un planeta lejano, inmune de las ‘enfermedades del mundo’, sino que comparten la turbación, la desorientación y la dificultad de su época. Por eso también urge replantear la cuestión de Dios en el mismo tejido eclesial. La primera respuesta al gran desafío de nuestro tiempo estriba, entonces, en la conversión profunda de nuestro corazón, para que el bautismo que nos hizo luz del mundo y sal de la tierra nos transforme realmente.