30.11.11

Darwin a juicio (9) – El origen del hombre

A las 12:21 PM, por Daniel Iglesias
Categorías : Existencia de Dios, Creación y Evolución, Libros
 

Comentario de: Phillip E. Johnson, Darwin on Trial, InterVarsity Press, Downers Grove – Illinois, 2010, 3rd edition; foreword by Michael Behe.

En la parte final del Capítulo 6, Johnson analiza el tema del origen del hombre. Después que la teoría de Darwin sobre el origen del ser humano a partir de la evolución de primates fue aceptada, hubo un esfuerzo decidido para encontrar los “eslabones perdidos” que la teoría exigía. La cuestión a estudiar es si la imaginación darwinista puede haber jugado un rol importante en la construcción de la evidencia ofrecida para apoyar esa teoría.

Johnson afirma: “La antropología física –el estudio del origen del hombre– es un campo que a través de su historia ha sido más pesadamente influenciado por factores subjetivos que casi cualquier otra rama de la ciencia respetable. Desde el tiempo de Darwin hasta el presente la “descendencia del hombre” ha sido una certeza cultural que pedía una confirmación empírica, y la fama mundial ha sido la recompensa para cualquiera que pudiera presentar una evidencia fósil plausible de los eslabones faltantes. La presión para encontrar confirmación fue tan grande que condujo a un fraude espectacular, el hombre de Piltdown –al cual los funcionarios del Museo Británico protegieron celosamente de una inspección inamistosa, permitiéndole brindar cuarenta años de servicio útil en el moldeo de la opinión pública.” (p. 107).

Es comprensible que los antropólogos que analizan los huesos de sus posibles ancestros se involucren emocionalmente con su objeto de estudio. Comenta Johnson: “Las descripciones de fósiles hechas por personas que anhelan acunar a sus ancestros en sus manos debería ser examinadas tan cuidadosamente como la carta de recomendación de la madre de un candidato a un puesto de trabajo.” (p. 108).

La clasificación de los fósiles de homínidos es un tema altamente controvertido. Los antropólogos suelen criticar fuertemente los trabajos de sus colegas, en parte debido a sus rivalidades personales. Por ejemplo, algunos expertos dudan que el Australopithecus afarensis y el Australopithecus africanus sean especies distintas; y muchos niegan que haya existido la especie Homo habilis.

Solly Zuckerman, uno de los principales expertos británicos en primates, después de someter a los australopitecinos a años de intrincados estudios biométricos, concluyó que es inaceptable considerarlos como ancestros del hombre. Además, Zuckerman comparó las normas profesionales de la antropología física a las de la parapsicología, y observó que el registro de especulaciones temerarias sobre los orígenes del hombre “es tan asombroso que es legítimo preguntar si en este campo se puede encontrar todavía mucha ciencia en absoluto.” (p. 109). La ausencia de evidencia directa de la evolución del hombre no le preocupaba, porque asumía que esa evolución estaba establecida en forma independiente. Además, en general la evidencia de relaciones ancestrales es relativamente escasa en el registro fósil. Por lo tanto, según Zuckerman, debería ser causa de sospecha que haya un exceso de ancestros en el área precisa en que los observadores humanos están más inclinados a dar vía libre al wishful thinking (la ilusión, o pensamiento guiado por el deseo).

En resumen, aunque se acepte la hipótesis del origen del hombre a partir de primates, cabe reconocer que la evidencia fósil no provee con certeza la transición gradual y continua (con innumerables estados intermedios) postulada por la teoría neodarwinista. Es preciso imaginar saltos misteriosos, que de algún modo produjeron la mente humana a partir de materia animal. (Continuará).

Daniel Iglesias Grèzes


Nota: Los textos citados han sido traducidos por mí.