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ZENIT

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Servicio diario - 11 de diciembre de 2011

Angelus

Nadie puede quitar la alegría a quien ha encontrado a Cristo

Santa Sede

El papa invitó a la espera gozosa del Dios con nosotros

Ayuda a la Iglesia Necesitada pasa a fundación pontificia

Donde Dios llora

Birmania: En el sufrimiento hay esperanza

Mundo

Cuba: Robo del Santísimo en una catedral

Llamados por Dios

El obispo de San Sebastián responde a Forbes: ¡soy inmensamente feliz!

Foro

México: Los cristos de Chiapas


Angelus


Nadie puede quitar la alegría a quien ha encontrado a Cristo
El papa centra el Ángelus en la espera gozosa del Dios con nosotros
CIUDAD DEL VATICANO, domingo 11 diciembre 2011 (ZENIT.org).- Tras regresar de la visita pastoral a la parroquia romana de Santa María de las Gracias, en Casal Boccone, Benedicto XVI se asomó, a las doce de mediodía, a la ventana de su despacho en el Palacio Apostólico vaticano para recitar el Ángelus con los fieles y los peregrinos congregados en la plaza de San Pedro.

En este III domingo de Adviento, domingo de Gaudete, han acudido a la cita –entre otros- los niños del Centro de Oratorios Romanos para que el papa bendijera los “niñitos”, las imágenes del niño Jesús que los pequeños italianos colocarán en los belenes de las familias, escuelas y parroquias.

Estas son las palabras de papa al introducir la oración mariana.

*****

¡Queridos hermanos y hermanas!

Los textos litúrgicos de este periodo de Adviento nos renuevan la invitación a vivir a la espera de Jesús, a no dejar de esperar su venida, de tal modo que nos mantengamos en una actitud de apertura y disponibilidad al encuentro con Él. La vigilancia del corazón,que el cristiano está llamado a ejercer siempre, en la vida de todos los días, caracteriza en concreto este tiempo en el que nos preparamos con alegría al misterio de Navidad (cfr Prefacio de Adviento II). El ambiente exterior propone los habituales mensajes de tipo comercial, aunque quizá en tono menor a causa de la crisis económica. El cristiano está invitado a vivir el Adviento sin dejarnos distraer por las luces, pero sabiendo dar el justo valor a las cosas, para fijar la mirada interior en Cristo. Si de hecho perseveramos "vigilantes en la oración y exultantes en la alabanza" (ibid.), nuestros ojos serán capaces de reconocer en Él a la verdadera luz del mundo, que viene a iluminar nuestras tinieblas.

En concreto, la liturgia de este domingo, llamada de Gaudete, nos invita a la alegría, a una vigilancia no triste, sino gozosa. Gaudete in Domino semper –escribe san Pablo: "Gozáos siempre en el Señor" (Fil 4,4). La verdadera alegría no es fruto del divertirse, entendido en el sentido etimológico de la palabra di-vertere, es decir desentenderse de los empeños de la vida y de sus responsabilidades. La verdadera alegría está vinculada a algo más profundo. Cierto, en los ritmos diarios, a menudo frenéticos, es importante encontrar tiempo para el reposo, para la distensión, pero la alegría verdadera está ligada a la relación con Dios. Quien ha encontrado a Cristo en la propia vida, experimenta en el corazón una serenidad y una alegría que nadie ni ninguna situación pueden quitar. San Agustín lo había entendido muy bien; en su búsqueda de la verdad, de la paz, de la alegría, tras haber buscado en vano en múltiples cosas, concluye con la célebre frase de que el corazón del hombre está inquieto, no encuentra serenidad y paz hasta que no reposa en Dios (cfr Confesiones, I,1,1). La verdadera alegría no es un simple estado de ánimo pasajero, ni algo que se lograr con el propio esfuerzo, sino que es un don, nace del encuentro con la persona viva de Jesús, del hacerle espacio en nosotros, del acoger al Espíritu Santo que guía nuestra vida. Es la invitación que hace el apóstol Pablo, que dice: "El Dios de la paz os santifique por entero, y toda vuestra persona, espíritu, alma y cuerpo, se conserve irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo" (1 Ts 5,23). En este tiempo de Adviento, reforcemos la certeza de que el Señor ha venido en medio de nosotros y continuamente renueva su presencia de consolación, de amor y de alegría. Confiamos en Él; como también afirma san Agustín, a la luz de la experiencia: el Señor es más íntimo a nosotros que nosotros mismos --interior intimo meo et superior summo meo-- (Confesiones, III,6,11).

Confiemos nuestro camino a la Virgen Inmaculada, cuyo espíritu exultó en Dios Salvador. Sea Ella la que guíe nuestros corazones en la espera alegre de la venida de Jesús, una espera llena de oración y obras buenas.

Traducción del italiano por Nieves San Martín

©Librería Editorial Vaticana

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Santa Sede


El papa invitó a la espera gozosa del Dios con nosotros
Bendijo los "niñitos Jesús" para los belenes de Roma
CIUDAD DEL VATICANO, domingo 11 diciembre 2011 (ZENIT.org).- A la vuelta de su visita pastoral a la parroquia romana de Santa María de las Gracias, en Casal Boccone, a las doce de mediodía, Benedicto XVI se asomó a la ventana de su despacho en el Palacio Apostólico vaticano para recitar el Ángelus con los fieles y los peregrinos congregados en la plaza de San Pedro.

En este III domingo de Adviento, domingo de Gaudete, acudieron –entre otros- los niños del Centro de Oratorios Romanos para la bendición de los “niñitos”, las imágenes del niño Jesús que los pequeños italianos colocarán en los belenes de sus familias, escuelas y parroquias.

Benedicto XVI centró este domingo sus palabras previas al rezo del Ángelus en el gozo de la espera. En efecto, a mitad del itinerario espiritual del Adviento, la liturgia introduce el domingo de Gaudete, haciendo una parada para anticipar el gozo que nos espera con la llegada de Jesús y animar al recorrer, como ha dicho el papa, este camino con una espera “llena de oración y obras buenas”.

Exhortó Benedicto XVI a “la vigilancia del corazón” en “este tiempo en el que nos preparamos con alegría al misterio de Navidad”. “El ambiente exterior –añadió- propone los habituales mensajes de tipo comercial, aunque quizá en tono menor a causa de la crisis económica”.

El cristiano, dijo, “está invitado a vivir el Adviento sin dejarnos distraer por las luces, pero sabiendo dar el justo valor a las cosas, para fijar la mirada interior en Cristo”.

La liturgia de este domingo, explicó, “nos invita a la alegría, a una vigilancia no triste, sino gozosa”. “La verdadera alegría –subrayó- no es fruto del divertirse, entendido en el sentido etimológico de la palabra di-vertere, es decir desentenderse de los empeños de la vida y de sus responsabilidades. La verdadera alegría está vinculada a algo más profundo”.

“Quien ha encontrado a Cristo en la propia vida, experimenta en el corazón una serenidad y una alegría que nadie ni ninguna situación pueden quitar”, dijo comentando varios pasajes de las Confesiones de San Agustín.

“En este tiempo de Adviento, reforcemos la certeza de que el Señor ha venido en medio de nosotros y continuamente renueva su presencia de consolación, de amor y de alegría”, exhortó y conluyó invitando a confiar “nuestro camino a la Virgen Inmaculada, cuyo espíritu exultó en Dios Salvador. Sea Ella la que guíe nuestros corazones en la espera alegre de la venida de Jesús, una espera llena de oración y obras buenas”.

Para leer el texto completo de Benedicto XVI, enlazar en: http://www.zenit.org/article-41100?l=spanish.

Tras el rezo del Ángelus, Benedicto XVI dedicó unas palabras a los peregrinos de lengua castellana, a quienes ha saludado “cordialmente”, en especial al grupo de varias parroquias de la diócesis de Huelva.

“La liturgia de hoy --añadió--, el llamado domingo de Gaudete, nos invita a prepararnos con la oración y las buenas obras a celebrar con gozo la llegada de Jesús entre nosotros. Que la Santísima Virgen María nos enseñe a reconocerlo y amarlo, de modo que nuestro corazón y nuestros hogares se inunden de su luz”.

Al finalizar la oración mariana, el papa se dirigió en primer lugar: “a los niños deRoma, venidos para la tradicional bendición de los 'niñitos', organizada por el Centro de Oratorios Romanos. ¡Gracias a todos vosotros! Queridos niños, cuando oréis ante vuestro belén, acordaros también de mí, come yo me acuerdo de vosotros. Os doy las gracias y ¡Feliz Navidad!”

Benedicto XI saludó también a los representantes del Movimiento por la Vida de muchos países europeos, venidos con motivo del premio por la vida "Madre Teresa de Calcuta", concedido en memoria de Chiara Lubich: “Queridos amigos –dijo--, en el aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, recordamos que el primero de todos los derechos es el de la vida. Os deseo todo bien en vuestra actividad”.

Por último, hizo una invitación a los universitarios de los ateneos de Roma a la celebración de Vísperas como preparación a la Navidad: la cita es el jueves próximo, 15 de diciembre, en la basílica de San Pedro.

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Ayuda a la Iglesia Necesitada pasa a fundación pontificia
Reconocimiento del papa a la organización caritativa
ROMA, domingo 11 diciembre 2011 (ZENIT.org).- La organización caritativa Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN) ha sido elevada por Benedicto XVI a la condición de fundación pontificia. La sede oficial de la fundación está en el Vaticano. El acta canónica fue promulgada mediante un quirógrafo, un documento oficial en latín firmado personalmente por el papa.

Benedicto XVI asignó al prefecto de la Congregación para el Clero cardenal Mauro Piacenza como presidente de la fundación. Este, a su vez, nombró al barón Johannes Heereman von Zuydtwyck presidente ejecutivo, con efecto inmediato, a partir del 1 de diciembre de 2011. La sede de AIN permanece en Königstein, Alemania.

En los últimos treinta años, el barón Heereman fue el secretario general y último presidente ejecutivo de los Caballeros de Malta en Alemania.

Paralelamente a este nombramiento, el padre Martin Barta ha sido designado asistente eclesiástico de AIN. El padre Barta es miembro de la asociación clerical Work of Jesus High Priest.

El impulso inicial en la fundación de AIN fue de Pío XII. Inspirado por la petición del papa, justo después de la II Guerra Mundial, de ayudar para los catorce millones de refugiados en Alemania, el sacerdote norbertino Werenfried van Straaten, llamó a la reconciliación a través de las obras de caridad. Entre las muchas cosas que recogió estaba el preciado tocino, en una época de escasez, y más tarde recibió el cariñoso apelativo de padre Tocino.

Hoy AIN es una comunidad mundial de más de 600.000 amigos y benefactores que apoyan unos cinco mil proyectos de ayuda cada año en más de 140 países. En 2010, el total de las donaciones llegó a 85 millones de euros. Los donativos de AIN se gestionan a través de 17 oficinas nacionales en Europa, Norte y Sur de América y Australia.

En el quirógrafo firmado, el santo padre destaca los largos servicios prestados durante décadas por AIN a la Iglesia. Ahora, como fundación pontificia, continuará como antes, con un espíritu de caridad activa para ayudar donde sea a la Iglesia que se enfrenta con las dificultades o la persecución. Como pastoral de caridad, actuando en nombre de la Iglesia, está comprometida a reforzar y profundizar la fe católica y la vida moral.

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Donde Dios llora


Birmania: En el sufrimiento hay esperanza
Entrevista al obispo Joseph P. Visitnondachai, de Nakhon Sawan en Tailandia
RANGÚN, domingo 11 diciembre 2011 (ZENIT.org).-Myanmar/Birmania se está abriendo. En un avance significativo, Hillary Clinton, secretaria de Estado de Estados Unidos, visitó Birmania y el país fue elegido para acoger el campeonato de fútbol de la ASEAN de 2014. Hay futuro para el país. El cardenal Renato Raffaelle Martino, enviado papal, lo visitó para celebrar el centenario de la catedral de Rangún, la capital.

Es uno de los países en los que hay más persecución contra los cristianos. Son menos del 1% de la población total, y la mayoría viven entre tribus étnicas, en la frontera entre este país y Tailandia. La violencia del gobierno y su persecución contra estas tribus obligó a la mayoría a cruzar la frontera hacia Tailandia.

El gobierno tailandés, la Iglesia católica y otras ONG mantienen campos de refugiados para ofrecerles educación, estabilidad y comida. Monseñor Joseph Pibul Visitnondachai, obispo de Nakhon Sawan en Tailandia, lleva más de veinte años trabajando con los refugiados. En esta entrevista habla sobre la situación de los refugiados birmanos en Tailandia.

Nos gustaría conocer la situación de los católicos y refugiados para tener una visión general. ¿Qué trabajo realiza?

--Joseph P. Visitnondachai: Mi trabajo es con los refugiados. Cuando recibíamos refugiados de Indochina, Laos, Camboya y Vietnam en Tailandia, hace unos treinta años, la Conferencia Episcopal de Tailandia creó una agencia de apoyo a los refugiados. El papa Juan Pablo II visitó nuestros campos y también hizo un llamamiento a todo el mundo para que se diera apoyo a los refugiados. Después de la repatriación de los vietnamitas ahora estamos ayudando a los birmanos. De esto hace ahora veinte años.

¿Usted ha trabajado durante veinte años en esta zona a lo largo de la frontera?

--Joseph P. Visitnondachai: Sí, y en esta zona también tenemos otra sección que trabaja con los trabajadores emigrantes que se pueden mover más libremente y que son más numerosos que los refugiados. Así que tenemos dos secciones: refugiados e inmigrantes.

Usted mencionó la situación de los camboyanos; los refugiados parece que han vuelto a su país. Ahora el foco es Myanmar/Birmania. ¿Cuántos refugiados llegan a los campos fronterizos desde Birmania?

--Joseph P. Visitnondachai: Tenemos un total de 140.000. En la actualidad unos 20.000 se van a América pero cuando los envías a un tercer país los que llegan nuevos también esperan que se les envíe a otro sitio. Así que realmente no son refugiados.

¿De qué tipo son? ¿Hablamos de intelectuales o pobres? ¿Quién entra desde el lado birmano?

--Joseph P. Visitnondachai: Los problemas están en las fronteras, la lucha...

...entre el gobierno y las tribus étnicas; los karen, los shan...?

--Joseph P. Visitnondachai: Sí, los karen y los shan.

…pero también tratan con los intelectuales que cruzan la frontera?

--Joseph P. Visitnondachai: Hay de todos los tipos, muchos de ellos son granjeros; pertenecen a las tribus de las montañas. Aunque también sucede que la gente viene aquí porque se da una buena educación y se ofrece comida, así que la gente quiere entrar en los campos.

¿Puede contarnos brevemente lo que está sucediendo en esas regiones fronterizas? ¿Por qué hay problemas entre el gobierno y los grupos étnicos?

--Joseph P. Visitnondachai: Estas personas son las víctimas del fuego cruzado cuando se producen conflictos entre estos países. Ellos se convierten en los peones de los enfrentamientos.

¿Pretenden la autonomía?

--Joseph P. Visitnondachai: Esto es cierto y también hay otras tribus que no quieren estar bajo el poder birmano. Esta es la razón de la lucha.

El problema es que muchos son cristianos porque los misioneros los evangelizaron. ¿Que papel juega el elemento religioso en esta cuestión?

--Joseph P. Visitnondachai: Es cierto y correcto, muchos de ellos son católicos o protestantes. Actualmente los sacerdotes y pastores están trabajando duramente para ofrecer a los refugiados educación y apoyos externos. Debido a esto, los refugiados aprenden, entienden y aceptan su destino en una forma en la que también entienden su fe.

Mencionó a Juan Pablo II. Vino y llamó la atención sobre los campos y dijo una cosa que me gustaría leer: “Myanmar es una tierra donde la Iglesia en sus primeros años conoció el martirio y todavía vive cerca de la cruz de nuestro Salvador”. ¿Cómo describiría la vida de los cristianos en Birmania?

--Joseph P. Visitnondachai: En primer lugar, si eres católico en Birmania significa no ser promovido al gobierno. Segundo, si quieres construir una iglesia lo tienes difícil. Si quieres celebrar un evento litúrgico, tienes que pedir permiso. Si quieres traer libros o folletos, necesitas pedir permiso. Si un sacerdote quiere viajar de un pueblo a otro, es controlado, de manera que los movimientos de los católicos están limitados o restringidos.

¿Qué esperan los refugiados que entran en el campamento? ¿Cómo se les da la bienvenida?

--Joseph P. Visitnondachai: Hay muchas partes implicadas, el gobierno thai, la ONU de Asia y muchas ONG que están trabajando allí, y cada una tiene su responsabilidad particular.

¿Qué es lo que se proporciona en los campos?

--Joseph P. Visitnondachai: Las organizaciones católicas se dirigen específicamente a la gente más débil: los mayores, los huérfanos y los discapacitados. Tenemos más de veinte mil personas a nuestro cuidado. También promovemos la agricultura sostenible en los campos porque las raciones que se entregan son de alimentos secos, no hay verduras frescas ni saneamiento. Así que hay tres o cuatro áreas de las que somos responsables.

Muchos han sido expulsados de su patria por los combates. ¿Pueden perdonar?

--Joseph P. Visitnondachai: Creo que el tiempo calmará el odio y la ira. Ahora hay una nueva generación que no conoce el pasado y las raíces han perdido su fuerza.

Tras veinte años trabajando en estos campos, parece que no hay solución a la vista. ¿No ha perdido la esperanza?

--Joseph P. Visitnondachai: El sufrimiento trae la tolerancia, la tolerancia trae paciencia y cuando tienes paciencia tienes esperanza y Jesús dijo: “Si quieres ser mi discípulo tienes que sufrir, tienes que llevar la cruz”. La cruz no es el final sino el principio de la Resurrección. Así que es un buen momento para los refugiados. Seguro que quieren volver a casa, pero al mismo tiempo se les están ofreciendo hay muchas cosas buenas.

¿Ha vivido una historia personal, una situación que le haya afectado después de sus años de experiencia realizando este trabajo con los refugiados?

--Joseph P. Visitnondachai: Cuando los visito y celebro la misa con ellos, sus voces cantan de forma distinta a la nuestra porque es la voz de las personas que viven en la miseria. Cantan desde el corazón y esto nos afecta a todos. Cuando los visitamos, muchos acuden a nosotros porque les llevamos esperanza, no importa lo pequeña que sea.

Hay dos millones de inmigrantes y refugiados trabajando y viviendo en Tailandia. ¿No se cansan los habitantes de Tailandia de dar siempre?

--Joseph P. Visitnondachai: No puedo decir que todo el pueblo sea altruista. Algunos los odian. Antes que nada, no son enfermos. Son inteligentes y trabajadores comparados con los tailandeses.

¿Trabajan duro?

--Joseph P. Visitnondachai: Sí, eso creo. Por eso los tailandeses les dan empleo.

En su opinión, ¿las sanciones internacionales son una herramienta positiva o al final los perjudicados son los pobres?

--Joseph P. Visitnondachai: Creo que siempre habrá malentendidos entre culturas diferentes. Europa y los europeos piensan en sí mismos como superiores o superpoderosos y en los demás como inferiores. Así que los europeos tienen la idea de colonizar, de sancionar y de aplastar a la gente. Los asiáticos son diferentes. Nosotros también somos inteligentes pero tenemos en el corazón la simpatía, la comprensión y el respeto por los demás. Esta es una cualidad asiática. Europa cree que puede aplastar a los birmanos pero China, India y otros países se están implicando. Tenemos el corazón y el amor. A pesar de que sufrimos, sufrimos juntos. Europa quiere usar la estrategia y la acción rápida; queréis terminar con el problema. Pero nunca terminará. Europa perdió Indochina, perdió en Irak y en muchos países porque tenéis el poder pero la gente pobre tiene el corazón y creo que el corazón es más poderoso.

¿Qué espera de su trabajo? ¿Cuál es su esperanza para el futuro de Birmania y las relaciones entre este país y Tailandia?

--Joseph P. Visitnondachai: Creo que la gente sufre y que esto se entiende, especialmente lo entienden los católicos. La miseria ha unido a los creyentes y les permite ayudarse unos a otros. Así que creo que es en esta miseria donde está la esperanza. Donde hay sufrimiento hay amor. Jesucristo se esconde allí y Él está uniendo a la gente. Hay mucho sufrimiento en Asia, en el sufrimiento hay esperanza y vemos como cada vez estamos más cerca unos de otros y también de Dios y de Jesús.

[Traducción del inglés por Carmen Álvarez]

Esta entrevista ha sido realizada por Mark Riedemann para Where God Weeps, un programa semanal de Radio y TV producido por Catholic Radio & Television Network, en colaboración con la organización católica Ayuda a la Iglesia Necesitada.

Para más información en la red: www.WhereGodWeeps.org y www.acn-intl.org.

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Mundo


Cuba: Robo del Santísimo en una catedral
Acto de desagravio en Bayamo por el sacrilegio
MIAMI, domingo 11 diciembre 2011 (ZENIT.org).- Siete días después de que la iglesia catedral de Bayamo, Cuba, fuera profanada, el obispo de la diócesis Álvaro Beyra Luarca presidió una Eucaristía de desagravio invitando a los fieles a crecer en su amor por la Eucaristía.

En Cuba, no es usual que se realicen robos en las iglesias católicas. Las autoridades investigan el caso.

El acto de desagravio tuvo lugar el viernes 9 de diciembre, en el mismo templo, situado en el centro histórico de la ciudad que es capital de la provincia cubana de Granma en la zona sudoriental de la Isla.

La profanación se produjo el pasado 1 de diciembre, en la madrugada. Los asaltantes entraron en la catedral del Santísimo Salvador de Bayamo, forzaron el Sagrario y se llevaron el copón con el Santísimo Sacramento. Fueron también forzadas las alcancías y robados los donativos de los fieles. Además fue sustraído un jarrón de porcelana del siglo XIX y otros objetos litúrgicos de la adyacente capilla de Nuestra Señora de los Dolores, anexa a la catedral.

Fuentes de la diócesis han indicado que el acto de desagravio se inició en total oscuridad fuera del templo. El obispo Beyra imploró el perdón al tiempo que los fieles entraban en el templo en procesión, cantando las letanías de los santos. El obispo cubano bendijo con agua bendita a los fieles, el altar, los muros y ambas capillas del Santísimo y de Nuestra Señora de los Dolores. En sus palabras lamentó el suceso que calificó de ofensa a Dios que aleja de su presencia y rompe con su amistad. También instó a los fieles a crecer en el amor a la Eucaristía.

Después de la homilía se iluminó el templo y se adornó con flores y cirios encendidos. Al concluir la Misa el Santísimo fue llevado bajo palio y en procesión hasta el sagrario.

La diócesis de Bayamo-Manzanillo fue creada por Juan Pablo II el 9 de diciembre de 1996, siendo su primer obispo el actual arzobispo de Santiago de Cuba Dionisio García Ibáñez.

Entonces, la conocida como parroquial mayor fue elevada a catedral, iniciándose las tareas de restauración de este templo histórico y de la capilla de Nuestra Señora de los Dolores a él anexa.

Ambas construcciones han sido testigos de relevantes hechos de la historia de Cuba: en 1868, la interpretación de la marcha que sería después el Himno Nacional Cubano, que se inicia con las palabras: “Al combate corred bayameses”. En 1869, la bendición, en el atrio del edificio, de la bandera que enarbolaron los insurgentes cubanos bajo el mando del general Carlos Manuel de Céspedes, en la llamada Guerra de los 10 años, para independizarse de España. Este hecho ha quedado perpetuado en un óleo de 8,5 metros ancho por 4,5 metros de alto, pintado por el artista dominicano Julio Desangles en el estilo de la escuela de Sorolla, que se muestra en el arco sobre el altar de la nave principal. Es la única pintura con un tema patriótico en un templo católico cubano.

Por Araceli Cantero Guibert

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Llamados por Dios


El obispo de San Sebastián responde a Forbes: ¡soy inmensamente feliz!
Un estudio revela que los sacerdotes son los más felices en Estados Unidos
+ José Ignacio Munilla

SAN SEBASTIÁN, domingo 11 diciembre 2011 (ZENIT.org).- Ofrecemos a nuestros lectores la carta pastoral del obispo de San Sebastián en la que comenta el provocador dato lanzado a un mundo alérgico a la religión por Forbes, revista estadounidense que pone en la cima del ranking de la felicidad en la profesión a los sacerdotes.

*****

Recientemente se publicaba en la revista Forbes, especializada en el mundo de los negocios y las finanzas, un estudio de investigación realizado por la Universidad de Chicago, en el que se daba a conocer que los sacerdotes conforman el colectivo de profesionales más felices de la sociedad norteamericana. Le seguían el colectivo de los bomberos, y otras profesiones con alto componente humanista y altruista.

Se agradece este dato “provocativo”, que nos da la oportunidad de testimoniar la salud de nuestra vocación sacerdotal, en medio de unas circunstancias más bien adversas. A lo largo de mi vida me han preguntado con frecuencia –y últimamente más- sobre el grado de satisfacción con el que he vivido como cura y ahora como obispo. Puedo decir en verdad que he sido, soy, y con la gracia de Dios espero seguir siendo, inmensamente feliz. Lo cual no implica que en mi vida no haya dolor y dificultades… Por eso mi respuesta ha sido siempre la misma: “Aunque sufro, soy muy feliz”. Sufro por mis propias miserias, pero también sufro en la misma medida en que amo; porque no puedo ser indiferente a los padecimientos de quienes me rodean, ni a la pérdida de sentido en la vida de tantos. Es más, no creo en otro tipo de felicidad en esta vida. La felicidad “rosa”, carente de problemas y de preocupaciones, no sólo no es cristiana sino que, simplemente, “no es”.

Es posible que resulte más fácil entender la felicidad sacerdotal en otro tipo de contextos sociales, como es el caso de los misioneros, quienes ordinariamente pueden “tocar” los frutos de su entrega generosa. Pero, ¿cómo puede un sacerdote ser feliz en una sociedad secularizada y anticlerical? Me atrevo a decir que sería una tentación y un error identificar la felicidad con el éxito social. La Madre Teresa de Calcuta repetía con frecuencia: “A mí Dios no me ha pedido que tenga éxito; me ha pedido que sea fiel”. El camino de la felicidad, pasa necesariamente por el de la fidelidad. La felicidad sin fidelidad es un espejismo, una mentira. No existe felicidad sin fidelidad. Y no olvidemos que la fidelidad comporta pruebas, incomprensiones, purificaciones, persecuciones…

Escuché en unos Ejercicios Espirituales que nuestra felicidad es proporcional a la experiencia de Dios que podamos alcanzar en esta vida. (Por cierto, me atrevo a apostar que la Universidad de Chicago se olvidó de las monjas contemplativas en su estudio estadístico, porque de lo contrario ellas habrían alcanzado el primer puesto en el ranking de “felicidad”. ¡Y si alguno lo duda, que haga la experiencia de tocar la puerta de algún monasterio!).

En definitiva, sólo cuando somos conscientes de que venimos del Amor y de que al Amor volvemos, es cuando podemos dar lo mejor de nosotros mismos con plena alegría. Y si tenemos en cuenta que la felicidad no es perfecta hasta que no se comparte, la segunda clave de la felicidad sacerdotal consiste en ser un instrumento de Dios para la vida del mundo. ¡Humilde instrumento de Dios!… ni más, pero tampoco menos.

Ni que decir tiene que la felicidad del sacerdote no es automática por el hecho de haber recibido las Órdenes Sagradas. Difícilmente podrá haber mayor desgracia que la vivencia del sacerdocio en abierta infidelidad. Recuerdo unas palabras del padre Arrupe, quien fue prepósito general de la Compañía de Jesús: “Le pedí a Dios morir antes que serle infiel. Porque la muerte también es apostolado, mientras que la tibieza del sacerdote es la ruina de la cristiandad”. Desligar el sacerdocio de la búsqueda de la santidad, es tanto como divorciarlo de la felicidad.

Nuestra diócesis de San Sebastián necesita sacerdotes, y sacerdotes santos; es decir, sacerdotes felices. También el conjunto de la sociedad los necesita, porque una y otra vez estamos comprobando lo que decía Bernanos: “Un cura menos, cien brujos más”. Y el genial y provocativo Chesterton lo formulaba así: “Necesitamos curas que nos recuerden que vamos a morir, pero también necesitamos curas que nos recuerden que estamos vivos”.

Hoy, fiesta de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, celebramos en las diócesis vascas el Día del Seminario. En este curso hemos iniciado una nueva etapa en la andadura de nuestro Seminario Diocesano. Es obvio que la escasez de candidatos al sacerdocio que padecemos en estos momentos, puede llevar a un empobrecimiento en su convivencia y formación. Por ello, nuestros seminaristas están ahora integrados en el Seminario de Pamplona, donde, entre semana cursan sus estudios teológicos; mientras que los fines de semana realizan sus prácticas de pastoral en nuestras parroquias. Tenemos el deber de poner todos los medios posibles para que los jóvenes que han sentido la llamada al sacerdocio, puedan discernirla y formarse en el ambiente más enriquecedor posible.

No tengo la menor duda de que el aumento de vocaciones sacerdotales dependerá en buena medida de nuestra perseverancia en la oración, de nuestra fidelidad y amor a la Iglesia de Cristo, y en especial, del testimonio de santidad y alegría de nosotros, los sacerdotes. ¡Que Santa María Inmaculada dé la gracia del “sí” a cuantos sean llamados al “feliz sacerdocio”!

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Foro


México: Los cristos de Chiapas
El obispo de San Cristóbal de las Casas invita a abrir la mano a los que sufren
SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, domingo 11 diciembre 2011 (ZENIT.org).- El obispo de San Cristóbal de las Casas comenta en este artículo la inuguración de la gigantesta escultura del llamado “Cristo de Chiapas” y llama a descubrir también a los otros cristos, los últimos, los pequeños, los que sufren.

*****

+ Felipe Arizmendi Esquivel

VER

Se ha inaugurado la estatua monumental del llamado Cristo de Chiapas.Mide 64 metros y está ubicado en la comunidad de Copoya, en una montaña desde donde se contempla la ciudad de Tuxtla Gutiérrez. Dicen que es uno de los más altos del mundo. Es un diseño muy bien logrado, porque integra en una cruz grandiosa a Cristo Resucitado, como un Buen Pastor que cuida no sólo a la ciudad capital, sino a todo nuestro Estado. Tendrá una capilla en que estará expuesto en forma permanente el Santísimo Sacramento, presencia viva del Señor Jesús, fuente de toda bendición.

Hay otros Cristos. Estuve dos días en Chapultepec, pequeña población de la selva de Ocosingo, en la Región Amador Hernández, con indígenas de unas veinte comunidades tseltales, todas ellas sin luz eléctrica. Para llegar, tuvieron que caminar entre dos y cinco horas, porque no hay carreteras. Es una misión atendida por dominicos. Para trasladarme allá, desde Ocosingo, tardé veinticinco minutos en avioneta; para el regreso, hice ocho horas, más dos a San Cristóbal. Son poblaciones en que se disfrutan las noches estrelladas y la sencillez de los pobres, pero duele comprobar su persistente marginación, a pesar de los esfuerzos por disminuirla.

Gocé mucho con otros Cristos en la misión jesuita de Bachajón. Unos cuatrocientos tseltales recibieron o renovaron diferentes cargos, como lectores y acólitos, ministras y ministros extraordinarios de la Comunión, “principales” que acompañan a diversos servidores, coordinadores de zonas pastorales, arregladores de problemas, y sobre todo una buena cantidad de jóvenes de ambos sexos, responsables de proclamar en tseltal la Palabra de Dios en las celebraciones de sus comunidades. ¡Con qué amor y disponibilidad se sacrifican por la vida del pueblo!

JUZGAR

No faltará quien critique la construcción del monumental Cristo de Chiapas, exigiendo que el dinero invertido mejor se destinara a los pobres. En efecto, sería una inversión sólo con fines de atraer turismo, si no nos proyectara a los demás, como indica el mismo signo de la cruz: tiene una dimensión vertical, que es la relación con Dios; pero también la horizontal, que es el amor al prójimo. Sin ésta, no sería la cruz de Cristo.

Dice el papa Benedicto XVI:“Gracias al encuentro con Cristo, a la comunión con él, la comunidad cristiana puede testimoniar la comunión, abriéndose al servicio, acogiendo a los pobres y a los últimos, reconociendo el rostro de Dios en los enfermos y en todos los necesitados, Os invito, por tanto, partiendo del contacto con el Señor en la oración cotidiana y sobre todo en la Eucaristía, a formar personas solidarias, abiertas y atentas a las situaciones de malestar espiritual y material”(2-VII-2011).

“En la comunión eucarística está incluido a la vez el ser amados y el amar a los otros; por lo cual, una Eucaristía que no comporte un ejercicio concreto del amor es fragmentaria en sí misma. Precisamente desde la comunión con el Señor, desde la Eucaristía, nace una nueva e intensa asunción de responsabilidades a todos los niveles de la vida comunitaria; nace, por lo tanto, un desarrollo social positivo, que sitúa en el centro a la persona pobre, enferma o necesitada. Nutrirse de Cristo es el camino para no permanecer ajenos e indiferentes ante la suerte de los hermanos, sino entrar en la misma lógica de amor y de donación del sacrificio en la cruz. Quien sabe arrodillarse ante la Eucaristía, quien recibe el cuerpo del Señor, no puede no estar atento a las situaciones indignas del hombre, y sabe inclinarse en primera persona hacia el necesitado, sabe partir el propio pan con el hambriento, compartir el agua con el sediento, vestir a quien está desnudo, visitar al enfermo y al preso. En cada persona sabrá ver al mismo Señor que no ha dudado en darse a sí mismo por nosotros y por nuestra salvación”(11-IX-2011).

ACTUAR

Que la cruz del Cristo de Chiapas nos lleve a abrir el corazón y las manos hacia los Cristos que cargan solitarios sus cruces. Que cada vez que veamos a la distancia su monumento, acortemos distancias con los que sufren. Entonces sí será una cruz resucitadora.

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